Juan Bautista Jaramillo Meza fue un poeta, periodista y gestor cultural nacido en Jericó (Antioquia) en 1892, que se radicó en Manizales desde 1916, año en el que se casó con la escritora Blanca Isaza de Jaramillo Meza.
Estampas de Manizales es un libro publicado en 1951 en el que el autor presenta en 25 capítulos algunos de los personajes claves en Manizales en los años 20 y 30 (Aquilino Villegas, Mario Arana, Justiniano Macía, Alfonso Villegas, Jesús María Guingue), así como su memoria sobre los incendios de 1925 y 1926, el origen del periodismo en Manizales, las tertulias literarias y algunas pugnas políticas.
El estilo de Jaramillo es elogioso y se centra en resaltar y magnificar las virtudes de los protagonistas de las crónicas. En medio de esa ampulosidad, resultan muy interesantes los datos y detalles sobre esos primeros años de la vida en Manizales, luego de que se erigiera el departamento de Caldas, en 1905: años de conservatismo ideológico y de prosperidad económica, gracias a la bonanza del café.
Algunas frases
la literatura caldense empezó en forma con los escritores de "Revista Nueva". Hacia atrás sólo hay nombres de un valor relativo que se conservan únicamente por haber sido los iniciadores (p. 30).
No había vehículos en la ciudad. Apenas sí un solo automóvil de alquiler, un poco desvencijado (p. 66).
Los dos últimos incendios han dejado en cenizas treinta y cuatro manzanas y la Catedral, en el centro de la ciudad generosa, en nueve meses nada más, y no obstante estas catástrofes sin precedentes en la historia de las ciudades colombianas, Manizales está en pie, más firme que antes, con una riqueza mayor (p. 84).
(Sobre Aquilino Villegas) que no le faltara durante el viaje, en barcos del Magdalena y por caminos de herradura, la leche caliente que rigurosamente necesitaba su organismo. Y no le faltó, porque el Capitán dio el permiso correspondiente para transportar una vaca en el mismo barco (p. 96).
(Sobre Mario Arana) fue revolucionario en la tribuna, en la prensa y en el parlamento. Al lado de Fidel Cano libró más de una batalla y recibió impasible censuras eclesiásticas (p. 120).
solía meditar en el absurdo de que todas las cosas pudieran convertirse en polvo, en nada, sin que una huella, siquiera leve, dijera al mundo, al declinar de la vida, del paso del hombre sobre la tierra (p. 124).
los hombres son, no como afirmen unos cuantos, sino como nacieron y vivieron, y obraron y padecieron (p. 176).
Ciudad sin periódico es ciudad muerta, al margen de la civilización (p. 201).
(escrito por JB Jaramillo en un editorial de Renacimiento en 1932) entendemos el deber del periodista como un apostolado, ya que su labor es el termómetro que marca el grado de culptura de los pueblos. El concepo del periodista, en estas latitudes, pesa de un modo sorprendente en la opinión pública, siempre inquieta y ansiosa. Por eso se le exige independencia, honradez y carácter (p. 210).
en esta ciudad y en este departamento, por muchísimos años fue inmensa la mayor+ia conservadora. Era lo natural en tierras nuevas que colonizaron viejos patriarcas antioqueños, y que poblaron luego gentes de fuerte raigambre religiosa (p. 221).
Esto, mil veces repetido, constituye la tragedia moral de un director de periódico. No hay tiempo para leer, no hay tiempo para pensar, no hay, casi, tiempo para escribir. El editorial, el artículo de fondo, los comentarios imprescindibles, todo, tiene que ser a la ligera porque los operarios impacientes piden originales y las máquinas esperan para poder cumplir su cometido (p. 239).
Estampas de Manizales
Juan Bautista Jaramillo Meza
Imprenta Departamental de Caldas
Manizales, 1951
246 páginas
Juan Bautista Jaramillo Meza
Imprenta Departamental de Caldas
Manizales, 1951
246 páginas
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