De todas las novelas que he leído de Umberto Eco, quizás Número cero sea la más floja. Tiene personajes apenas esbozados, largas páginas con nombres, fechas y datos que tienen poco interés para quienes no estamos familiarizados con las minucias de la política de Milán o de Italia, y un intento de relato policíaco que se construye apenas al pasar de la mitad del libro y que no alcanza a cuajar.
Sin embargo el autor es Umberto Eco, un filósofo brillante que siempre tiene cosas importantes para plantear y esta novela no es la excepción. Si bien como texto literario Eco publicó obras superiores, como texto a secas Número cero ofrece una mirada necesaria sobre el cinismo con el que se trabaja en algunas salas de redacción, que atienden al interés particular del dueño por encima del interés general de la ciudadanía, vulnerando su derecho a recibir información de calidad.
Así como El nombre de la Rosa eran varias novelas en una sola (una novela policíaca, una novela sobre la edad media, una novela sobre los libros, etc.) leer Número cero también implica escarbar en las distintas capas de una cebolla: es una novela sobre el periodismo y las salas de redacción; una novela sobre la muerte de Mussolini y/o lo ocurrido en Italia después de la II Guerra Mundial, una novela sobre el romance entre un hombre casi viejo y una mujer aún joven, o una novela sobre Milán.
Entre las lecturas que ofrece la que me resulta interesante es la de los medios de comunicación. Eco escribe un libro que parece pensado para desvirtuar la frase célebre de Ryszard Kapuscinski "Los cínicos no sirven para este oficio. Eco en Número cero muestra lo contrario: este oficio está hecho de cínicos y la información es una mercancía que se ajusta a los intereses particulares de quien paga por producirla.
La trama es simple: un magnate del que apenas leemos entre líneas contrata a un director para que monte un diario. El director contrata al narrador de la novela, quien oficia como jefe de redacción de un grupo integrado por otros 4 periodistas. La particularidad consiste en que aunque se trata de un diario, durante el primer año los periodistas se dedicarán a montar cada mes una edición cero, que no circule y que muestre como será el periódico cuando salga a la calle. Lo que los periodistas no saben, pero el director y el jefe de redacción sí, es que en realidad el periódico jamás circulará: las ediciones cero deben servirle al magnate para mostrarle a gente clave que él puede tener mucho poder y que a cambio de no circular le permitan acceder a otros beneficios en el mundo empresarial en el que se mueve.
La novela se publicó en 2015 pero ocurre años atrás y por eso no incluye en su trama reflexiones sobre redes sociales. Apenas menciona los teléfonos celulares, para decir que serán una moda pasajera. Tiene en cambio numerosas consideraciones sobre la forma en la que los periódicos deciden qué noticias cubrir y cómo hacerlo, como se puede ver en la selección de frases que incluyo a continuación y que muestran hasta qué punto Eco desconfía de la "verdad" de los medios. No creo que esta visión catastrófica corresponda con la realidad cotidiana de numerosas salas de redacción, pero la crítica que muestra sí invita a pensar con qué criterio se escogen los temas, los enfoques, las fuentes y los titulares.
"los espectadores de sus cadenas de televisión tienen una edad media (digo edad mental) de doce años".
"A estas alturas, el destino de un diario es parecerse a un semanario".
"Las sospechas nunca son exageradas. Sospechar, sospechar, solo de este modo se encuentra la verdad".
"Fíjense en los grandes periódicos anglosajones. Si hablan, qué se yo, de un incendio o de un accidente de coche no pueden decir, evidentemente, qué piensan ellos. Y entonces introducen en la noticia, entre comillas, las declaraciones de un testigo, un hombre de la calle, un representante de la opinión pública. Una vez colocadas las comillas, esas afirmaciones se convierten en hechos, es decir, es un hecho que fulano ha expresado esa opinión. Con todo, se podría suponer que el periodista ha dado voz solo a quien piensa como él. Por lo tanto, las declaraciones serán dos, en contraste entre ellas, para demostrar que está claro que existen opiniones distintas sobre un mismo tema: el periódico da cuenta de este hecho incontestable. La astucia está en entrecomillar primero una opinión trivial, luego otra opinión, más razonada, que se parece mucho a la opinión del periodista. De este modo el lector tiene la impresión de que se le informa sobre dos hechos pero se ve inducido a aceptar una sola opinión como la más convincente".
"No son las noticias las que hacen el periódico sino el periódico el que hace las noticias. Y saber juntar cuatro noticias distintas significa proponerle al lector una quinta noticia".
"un periódico se mide también por la capacidad de hacer frente a los desmentidos, sobre todo si es un periódico que demuestra no tener miedo de meter las manos en la podredumbre".
"recuerden bien los tres elementos fundamentales para el desmentido del desmentido: las declaraciones recogidas, los apuntes en el bloc de notas, y perplejidades varias sobre la credibilidad del desmentidor".
"La entrevista con un autor sosiega, porque ningún autor habla mal de su libro; de ese modo, nuestro lector no se ve expuesto a críticas feroces y amargadas, y demasiado sesudas".
"¿quién se lee los libros que reseñan los periódicos? No suele hacerlo ni quien hace la reseña; y demos gracias a Dios si el autor se ha leído su libro porque, la verdad, ante ciertos libros se diría que no lo ha hecho".
"A nuestros lectores hay que tranquilizarlos, no alarmarlos".
"Señores, estamos haciendo periodismo, no literatura".
"—Los periódicos enseñan a la gente cómo debe pensar.
—Pero los periódicos ¿siguen las tendencias de la gente o las crean?
—Ambas cosas. La gente al principio no sabe qué tendencia tiene, luego nosotros se lo decimos y entonces la gente se da cuenta de que la tiene".
"Tengan en cuenta que hoy en día, para rebatir una acusación, no es necesario probar lo contrario, basta deslegitimar al acusador".
"la solución más prudente suele ser decantarse por lo sentimental, ir a entrevistar a los parientes"
"La indignación hay que dejársela a los periódicos de izquierdas, que están especializados en eso".
"La llamada a la honradez siempre vende muy bien".
"El caso es que los periódicos no están hechos para difundir sino para encubrir noticias. Sucede el hecho X, no puedes obviarlo, pero, como pone en apuros a demasiada gente, en ese mismo número te marcas unos titulones que le ponen a uno los pelos de punta: madre degüella a sus cuatro hijos, quizá nuestros ahorros acaben en cenizas, se descubre una carta de insultos de Garibaldi a Nino Bixio y, hala, tu noticia se ahoga en el gran mar de la información".
"Había perdido todas las certezas, salvo la seguridad de que siempre hay alguien a nuestras espaldas que nos está engañando".
"Si era tan graciosa debía de ser también guapa. Y a su manera lo era ¿Por qué a su manera? A la manera no le había pillado el punto, pero había despertado mi curiosidad".
"un jovenzuelo de veintiséis años, todo ideales y nada de ideas".
"En la universidad (entonces, pero creo que también hoy en día) las cosas funcionan de manera contraria al mundo normal: no son los hijos los que odian a los padres sino los padres los que odian a los hijos".
"Y cuando vives cultivando esperanzas imposibles, ya eres un perdedor. Y cuando te das cuenta, te hundes".
"Los perdedores, como los autodidactas, tienen siempre conocimientos más vastos que los ganadores. Si quieres ganar tienes que saber una cosa sola y no perder tiempo en sabértelas todas; el placer de la erudición está reservado a los perdedores. Cuanto más sabe uno, es que peor le han ido las cosas".
"Leer manuscritos que jamás serán publicados puede llegar a ser un oficio".
"El miedo a morir infunde aliento a los recuerdos".
"Estamos hablando de finanzas, no de comercio. Primero compras, y ya verás que el dinero para pagar te llega".
Número cero
Umberto Eco
Editorial Lumen
Milán, 2015
2018 páginas
Diario de lectura. Leemos libros, subrayamos libros, comentamos libros.
lunes, 21 de noviembre de 2016
Número cero, de Umberto Eco
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Escritora, columnista, periodista, abogada. Docente en la Universidad de Manizales. Doctora en literatura de la UTP y magister en estudios políticos de la Javeriana. Autora de la novela "El oído miope", el libro de cuentos "El lugar de todos los muertos" y el libro infantil "Sakas".
En Twitter: @adrivillegas.
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