La obra está dividida en cuatro partes claramente definidas, pensadas, planeadas. La primera parte presenta a Adam Parker, Margot y Born, que podrían ser "los protagonistas". Pero tan pronto comienza la segunda parte nos enteramos que lo que acabamos de leer es un capítulo de un libro... Así, con una estructura intertextual crece esta novela, en la que el punto de vista cambia en cada capítulo, así como el foco y centro de atención. Los giros inesperados en la trama se vuelven entonces parte fundamental de un texto que sorprende al lector hasta la última página, con un final insospechado.
Se trata de una novela en la que el autor exhibe su dominio de la técnica narrativa. La anécdota del libro puede ser simple, la riqueza de la obra está en el uso de varios narradores, varios puntos de vista y giros dramáticos.
Se dice que en una novela cada personaje tiene un rol. Que en un buen texto no hay personajes "figurantes" y si se incluye un nombre es porque cumplirá un papel. Parece que de esa premisa fuera muy consciente Paul Auster: nombres que se mencionan de pasada en el primer capítulo, cobran fuerza protagónica en el segundo... nombres que aparecen en el segundo protagonizan el tercero o cuarto... El libro es un caleidoscopio en el que con cada giro la figura se recompone. Y todo esto, logrado con simpleza narrativa: la historia es clara y entretenida para cualquier lector. Además ocurre entre Nueva York y París, y ¿quién no quiere viajar, al menos por algunas horas de lectura, a estas dos ciudades?
Algunas frases:
permanecía quieta sin mover un músculo, mirando al vacío, como si la misión principal de su vida fuera la de parecer aburrida.
No hay que subestimar la importancia de la guerra. Es la expresión más pura y vívida del espíritu humano.
el fuego de mi vanidad: esa invisible marmita de engreimiento y ambición que hierve a fuego lento en cada uno de nosotros.
El poder era la única constante, y la ley de la vida era matar o morir, dominar o caer víctima del salvajismo de los monstruos.
El chico ya no era una persona. Era aquella pistola y nada más, el revólver de pesadilla que vivía en la imaginación de neoyorkino, el alma inhumana, sin corazón, destinada a encontrarte una noche a solas en una calle oscura y enviarte tempranamente a la tumba.
No hay nada como una enfermedad mortal para galvanizar el pensamiento, para hacer las cuentas, para establecer el balance final.
el temor es lo que nos impulsa a correr riesgos y a sobrepasar nuestros límites normales, y es difícil que todo escritor que crea pisar terreno firme produzca algo de auténtico valor.
ahora que poco a poco te vas desmoronando en tu trabajo en el Castillo de los Bostezos.
Está demasiado triste. Con esa melancolía ninguna persona puede ser atractiva.
Y sin embargo, cada año, no podéis evitar la sensación de que se ha perdido algo más de él, de que a pesar de vuestros esfuerzos, cada vez rememoráis menos cosas de él, que no podéis hacer nada para que no vaya apagándose del todo.
El verdadero amor, afirma, es cuando sientes tanto placer al darlo como al recibirlo.
Ese hombre es un maníaco, ¿sabes?
Cierto. Pero ¿qué ley te prohíbe querer a un loco?
Se pregunta si las palabras no serán un elemento esencial de la sexualidad, si hablar no es en definitiva una forma más sutil de acariciar, y si las imágenes que bailan en nuestra cabeza no son igual de importantes que los cuerpos que abrazamos.
¿Por qué no lo tiramos, simplemente?
Muy desagradable. A los libros hay que tratarlos con respeto, incluso a aquellos que nos ponen enfermos.
Invisible
Paul Auster
Editorial Anagrama
Barcelona
2009
282 páginas