El Padre Fabo fue un religioso español que vivió en Colombia varios años y a finales de 1920 llegó a Manizales. Aunque su actividad principal era la religiosa, desde antes de instalarse en Manizales ya había publicado más de una decena de libros y en esta ciudad continuó escribiendo. Con ocasión de los 75 años de fundación de Manizales el Concejo convocó a un concurso para escribir la historia de la ciudad y el Padre Fabo obtuvo el primer puesto, con esta obra rica en detalles y en fuentes documentales.
La obra se divide en dos tomos. El primer tomo incluye datos de lo que él denomina "la prehistoria" de Manizales, es decir el poblamiento indígena del territorio, que según explica estuvo habitado por Quimbayas y Pacuras en regiones cercanas, aunque donde hoy se erige Manizales no hubo asentamientos indígenas. Luego narra la expedición de los veinte, que partió de Neira con 20 personas que llegaron a tumbar monte y hacer las primeras construcciones, en La Enea, luego en Minitas y después en donde hoy está la Plaza de Bolívar.
El libro incluye datos sobre el Nevado del Ruiz y el volcán, el comienzo de la educación en la ciudad, la construcción del primer hospital, el inicio de la caficultura y la organización de la vida político administrativa, así como breves biografías de los fundadores de la ciudad, los primeros gobernadores de Caldas y otras personas destacadas de la ciudad.
Si bien el texto deja ver el clasismo, el racismo y la consideración de lo blanco y lo español como superior a lo indígena y lo mestizo, esta obra no puede juzgarse desde el presentismo. Es un documento valioso, completo y rico en detalles y datos precisos, que permite acercarse al origen del poblamiento de Manizales, las costumbres de la ciudad y los códigos culturales que tuvieron vigencia durante la segunda mitad del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX.
La obra trae curiosos datos estadísticos: informa que en 1880 Manizales tenía "14.000 habitantes; la ciudad tenía 13 carreras y 18 calles, con 180 manzanas. Había un coche ya en este año de 1880 donde cabían cuatro personas cómodamente y se pagaban 20 centavos por hora" (p. 181). Para 1924 la población de la ciudad ya era de 52.000 habitantes. 4.216 niños estaban matriculados en colegios públicos y privados, urbanos y rurales (p. 131), en contraste, para el mismo año había 3.710 niñas matriculadas.
Aunque el tomo 2 se dedica a la literatura, en el tomo 1 se encuentran algunos datos de interés. Por ejemplo, fue Uva Jaramillo Gaitán quien le informó al Padre Fabo que el nombre indígena del Nevado del Ruiz era Cumanday o Camunday (p. 52).
Así mismo informa que Felipe Marquez fue el primer encargado de la oficina de Registro, que se abrió en 1863, y el segundo fue Miguel M. del Valle, "esposo de la famosa poeta Agripina" (p. 115). En 1870 el esposo de Agripina Montes del Valle también hizo parte de la junta que se encargó de recoger recursos para abrir el primer hospital en Manizales (p. 133).
En 1874 Sara Jaramillo de Velásquez y su esposo Fernando abrieron en Manizales un colegio "muy acreditado" para señoritas, en el que "quedan gloriosamente registrados los nombres de doña Dolores Macías de Escobar, Virginia villegas de V, Narcisa Bustamante de Sarabia y Agripina Montes del Valle (p. 128). De Agripina Montes se reproducen unos versos escritos cuando ya vivía en Bogotá, con ocasión del derrumbe de la catedral en construcción, que se vino al suelo por un terremoto ocurrido el 5 de noviembre de 1884 (p. 177).
Sobre Alejandro Restrepo R, director de El Ruiz, el primer periódico de Manizales, el padre Fabo indica que fue el primer telegrafista de la ciudad. "La oficina telegráfica, sistema circuito cerrado, se comenzó a establecer aquí por cuenta del Estado Soberano de Antioquia a principios de 1871 y fue el primer telegrafista Alejandro Restrepo. (...) Cosa de un año tardó en darse al servicio público y luego se tendieron los alambres telegráficos hasta Cartago (...) pero aconteció que los de Cartago se abstuvieron de emplear los servicios del aparato y se clausuró la oficina en aquella ciudad y el Gobierno de Antioquia recogió y guardó los alambres. Cosa análoga sucedió con los manizalitas, pero el Gobierno no quiso retirar aquel avance del progreso y esperó a que se fuesen acostumbrando a él, como se verificó con el auge del comercio y el refinamiento de las costumbres (p. 147).
Más adelante, en la p. 189, se menciona un Alejandro Restrepo R. como secretario del primer Juzgado superior que operó en Manizales, a partir del 4 de abril de 1897.
La historia del periódico El Ruiz se narra en diversos apartes (pg 149), aunque el padre Fabo indica que él solo tuvo acceso al número 7 de El Ruiz, del 1 de enero de 1975, y no conoció la colección completa (149).
Se indican los nombres de los primeros colonizadores que atravesaron la Cordillera Central a la altura del Nevado del Ruiz, el origen del nombre del nevado y detalles sobre excursiones más recientes, como una del ingeniero Bernardo Escobar (p. 175), quien cuenta que fue al Nevado y se quemó tanto la cara que no podía ni siquiera tocarla con los dedos, y que tuvieron que avanzar casi gateando y con los ojos cerrados por el resplandor del sol, y esto pese a que habían ahumado las gafas para protegerse los ojos.
El Tomo 1 trae curiosidades como la lista de los primeros impuestos que se cobraron el la ciudad, un censo de profesiones y concluye con capítulos dedicados a la vida y obra de los primeros gobernadores de Caldas, desde 1905 hasta 1924.
El tomo 2 continua con la paginación del primero, así que va desde la página 415 a la página 699. Este tomo trae dos partes: una primera, dedicada a la historia literaria y artística de Manizales, y la segunda dedicada a la vida eclesiástica. En la primera parte el Padre Fabo incluye un inventario de 137 periódicos y revistas que circularon en Manizales entre 1874 y 1924, así como nombres y datos de escritores e intelectuales. Este inventario tiene su origen en el trabajo previo "sobre la estadística de los periódicos" elaborado por Manuel Isauro Echeverri, aunque el Padre Fabo indica que él mismo aportó nuevos impresos.
Entre los datos de interés, señala que "Desde 1877 hasta 1880 editáronse sucesivamente (en Manizales) cuatro periódicos" (p. 422) y a finales del año 1916 existían en Manizales ocho imprentas, a saber: Imprenta Departamental, El Renacimiento, La Idea, Tipografía Comercial, Tipografía Rivas, Tipografía Manizales, Imprenta de San Agustín e Imprenta de la Diócesis" (p. 453).
En la larga lista de nombres de colaboradores de estos periódicos el registro de mujeres es excepcional. Agripina Montes del Valle figura como colaboradora de El Ruiz (fundado en 1874), la "señorita María Macía", aparece como colaboradora de Renacimiento, fundado en 1914 por Justiniano Macía (p. 453), y la "señorita María Rojas Tejada" aparece como colaboradora de El Eco, fundado y dirigido en 1915 por Pedro Luis Rivas. Adicionalmente, María Macía aparece como ganadora en 1917 de un concurso literario: "En 1917, con motivo del centenario de Policarpa Salavarrieta, hubo otra lid floral, en la que vencieron don Roberto Londoño Villegas con un canto "A la sangre", doña María Macía con un cuento intitulado "Resignación" y don Francisco Botero (premio extraordinario de cien pesos) con su canto "Al Ruiz" (p. 467).
Como curiosidades, indica que el periódico El Artesano se publicó en 1904 y "se suspendió a causa de censura eclesiástica por haber dedicado el último número al enaltecimiento de un suicidio"; en El Arlequín, fundado en 1911, "salieron varias caricaturas", y más adelante se menciona como primer caricaturista de la ciudad a don Arturo Patiño Callejas, de quien además se incluye su foto y se indica que escribió un sentido obituario sobre su amiga Agripina Montes del Valle. Patiño ejerció también como historiador empírico, en la medida en que conoció a varios fundadores o descendientes directos de fundadores de Manizales.
En cuanto a la vida literaria, señala que "en 1885 floreció en esta ciudad un centro de jóvenes con el nombre de Sociedad Literaria(...) Fue quizás la primera fundación de esta índole que hubo en Manizales, allí se iniciaron en las disciplinas literarias algunos de nuestros escritores (...) La Sociedad Literaria comenzó a funcionar en la casa de don Luis Mejía Gutiérrez (...) después funcionó en casa de don Pablo Jaramillo (...) (las sesiones) se celebraban en las primeras horas de la noche con asistencia puntual de los socios y guardando orden y compostura rigurosos; quien faltaba a las sesiones se le grababa con multas y quien alteraba el orden o cometía alguna falta se le procesaba como en un juzgado (p. 423). La Sociedad Literaria fundo al fin un periódico que le servía de órgano, llamado La Primavera (p. 426).
El Padre Fabo muestra que desde el comienzo la ciudad tuvo dos docentes que tuvieron interés y amor por el periodismo: José María Restrepo Maya y Jesús María Guingue Carvhalo. El segundo fue coordinador del colegio de Restrepo Maya, el Santo Tomás de Aquino, y "amaron el periodismo, leían toda la prensa de la República, conocían el movimiento intelectual del Extranjero, escribieron libros y redactaron periódicos con la perfección con que podía redactarlos cualquier población colombiana" (p. 428). Estos dos hombres fueron los encargados de formar a los jóvenes intelectuales de Manizales durante las dos últimas décadas del siglo XIX y las dos primeras del XX. Sobre José María Restrepo Maya el Padre Fabo agrega que "dejó inédita una novela en francés, que no ha llegado a mis manos. Sería curioso precisar en qué año la escribió, pues acaso pasaría como el protonovelista".
El Padre Fabo dedica capítulos para estudiar por separado cada uno de los géneros literarios. En novela analiza las obras Al pie del Ruiz y Madre, de Samuel Velásquez, Montañera y Rosalba, de Arturo Suárez Denis, Luchas Sociales, de Jesús Arenas, y "Elena" e "Inés", obras sobre las que no incluye el autor. De acuerdo con Fabo "la novela antioqueño-caldense resulta ultrarregional y más fomenta la ley de la procreación dialectal que la unidad y fijeza de las leyes por las que debe regirse el castellano" (p. 465). Critica por ejemplo la obra de Samuel Velásquez, quien en Madre escribe sobre la mazamorra y los arrieros,en el lenguaje que usan ellos, modificando las palabras para acercarlas a la oralidad: "si el cuento y la novela manizalitas han hecho sus escarceos por este género de literatura, cayeron muy luego en el vicio de inspirarse en el naturalismo del hampa y de las aberraciones sociales, y por eso vemos que florecen, pero con las caedizas flores del mal, con los hongos venenosos del crimen, con acciones que no retratan el estado moral del alma colectiva sino las morbosas claudicaciones de individuos que forman excepción" (p. 466)
Agrega: "¿Por qué los relatos novelescos han de ser casi siempre casos morbosos de suicidios, de neurosis aguda, de tragedias inauditas, cuando esta sociedad es tranquila, ecuánime, sin problemas insolubles para eso que llaman los modernistas imperativo categórico de la existencia y yo llamaría limpio y honrado pan de cada día?" (p.468). Páginas más adelante llega más lejos y en su comentario sobre la novela Al pie del Ruiz indica "Decididamente esa Hermana Basilia aparece antimanizaleña y debe ser exclaustrada en la edición segunda del libro".
A las novelas las critica por hiperlocales o inmorales y los poemas por abundantes (hay más poetas que bueyes) y por insistir en el soneto como única forma posible: "no me explico la causa de emplear el soneto como módulo de inspiración y recipiente escogidísimo de rimas ¿Será porque, como se ha dicho que forma el género literario más difícil, todos quieren hacer pinitos de triunfadores? (...) "el soneto malo se parece al erupto de los pletóricos, a la carcajada del payaso, al quejido del cobarde, a una dosificación quintaesenciada de la ineptitud, es decir, catorce rengloncitos de palabras sin ideas (...) Sonetear es asesinar la poesía. Se ha dicho que Colombia es el país de los sonetos, pues el que quiera sonetos malos, y con estrambote, que venga a Manizales" (p. 469).
Entre los cronistas de su momento, Fabo menciona a "Julio Vives Guerra, Jeromín, Petronio. Recuerdo a éste en el delicioso relato de su primer vuelo en aeroplano a Manizales" (491). También incluye a Rafael Arango Villegas, a "Eduardo Londoño Villegas es el de las proasas mágicas y majas. También me cautiva Leonidas López" y por último incluye a Tomás Calderón y Horacio Isaza.
Dedica un capítulo a los artistas plásticos, entre los que incluye al escritor Samuel Velásquez así como a algunas mujeres; otro capítulo se dedica a las mujeres manizaleñas, a quienes presenta dedicadas a la caridad y como abnegadas esposas, y en otro capítulo, titulado "Las tres gracias", se refiere a Agripina Montes del Valle, Uva Jaramillo Gaitán y Blanca Isaza de Jaramillo Meza, de quienes escribe algunas frases amables, aunque al mismo tiempo critica la calidad de sus textos o les llama la atención por no ser lo suficientemente místicas. Sobre Uva Jaramillo Gaitán concluye: "saludo a la princesita de las páginas azules y proclamo que puede codearse ufanamente con Tita Uribe, María Cano, Luz Stella, Sofía de Navarro y María Eastman" (p 521): es decir, por un lado es Fabo quien autoriza que se codee con otras escritoras, y por otro lado es claro que su rol es entre mujeres y no entre los escritores hombres. Que los capítulos de dicados a los distintos géneros literarios no mencionen mujeres resulta elocuente.
Las últimas 150 páginas del segundo tomo se dedican a la tercera y última parte de la obra, que consiste en la historia eclesiástica de Manizales, que incluye biografías de algunos sacerdotes, la historia de la diócesis y de la construcción de la Catedral, la parroquial (la Inmaculada), la Iglesia de San José y la de los Agustinos.
Algunos apartes del tomo 1
Resulta verdad que el tipo manizaleño es netamente español sin influencias aborígenes, y sin mestizarse con judíos ni con latinos (p. 15).
Decir manizaleña es decir doncella pudorosa, esposa fidelísima y reina del hogar (p. 17).
Es preferible ver a los niños salvajes, que educados sin Dios (...) por una especie de sarcasmo del progreso, resulta que cuanto más instruídos los pueblos, son tanto más delincuentes, porque las letras sin moralidad facilitan los medios de la depravación (p. 132).
Manizales es un guadual urbanizado (p. 179)
Manizales duerme, alegre y confiada, al pie de un volcán que ha explotado 18 veces (p. 252).
Algunos apartes del tomo 2
"La capital caldense carece de la riqueza bibliográfica de la Atenas suramericana, pero ¿cuántos Bogotás hay en Colombia? Y si es verdad que Manizales en el último cuarto de siglo dio más escritores en número y más valiosos que en toda su vida anterior; sin embargo de ello, ni todos los contemporáneos son buenos ni todos los antepasados fueron malos, y comparativamente hablando, el movimiento literario del siglo XIX aventajó en algunos aspectos al del XX" (p. 445).
"Si en los primeros periódicos de Manizales predominaba el artículo doctrinal, ex-cátedra, después se mezcló con él el de polémica, enérgico, combativo, satírico, derribador de rutinas perniciosas y de abusos en los gobernantes; y a este aspecto se viene uniendo hace años la importancia del reportero o revistero, lince noticioso, entrometido, sensacional y comentarista"(p. 448).
"Confieso que he visto en las colecciones de esta prensa gracia e ingenio para los títulos y subtítulos de la información, refundiciones de doctrina bien hechas, arte para combinar el aviso con la gacetilla y con el fragmento doctrinal o anecdótico, llamativos encabezados, con caracteres de adorno y adecuada presentación gráfica, y además sumarios de los artículos de fondo que permiten enterarse del contenido del texto en dos minutos" (p. 448).
"El periódico y la revista fueron y son principal órgano de nuestra literatura, Olimpo de los poetas, Academos de los oradores y sabios, hogar de los historiadores, teatro de noveladores y cuentistas, y escuela y a la vez joyero de las letras patrias" (p. 448).
"aún las coplas campesinas coinciden así en Casanare como en Caldas, como en la Costa Atlántica y otras zonas" (p. 463).
"En la severa Inglaterra, donde se editan de nuevo dos mil novelas anualmente, aumentan, sí, y lo que es peor escritas por mujeres. ¡La novelista-hembra! He aquí el mayor contrasentido del arte inmoral cultivado por quienes, debiendo ser ángeles de luz, se truecan en harpías coronadas de serpientes", (p. 467).
"En Manizales hay más poetas que bueyes. Y eso que en las estadísticas de la arriería, antes de existir el cable aéreo, había diecisiete mil". (P. 469)
"Sonetear es asesinar la poesía. Se ha dicho que Colombia es el país de los sonetos, pues el que quiera sonetos malos, y con estrambote, que venga a Manizales" (p. 470).
"El que más se presta a revelar las ignorancias del crítico, porque criticar es muchas veces oficiar de bobo" (p. 484).
"Los libros no nos resultan lo que son sino lo que somos" (p. 484).
"¡La maternidad! Tal es la primera función social de la mujer" (p. 537).
"Una madre con ideas irreligiosas supera en horro a la Medusa coronada de vívoras" (p. 538).
"Muchas veces los hogares son pobres en todo menos en hijos".
Historia de la ciudad de Manizales Tomo 1
Fray Pedro Fabo de María
Tipografía Blanco y Negro
Manizales, 1926
438 páginas
Historia de la ciudad de Manizales Tomo 2
Fray Pedro Fabo de María
Reeditado por Editores Ltda, diciembre de 1979, a partir de la edición de Tipografía Blanco y Negro, Manizales, 1926
294 páginas