martes, 3 de enero de 2023

El acontecimiento, de Annie Ernaux

En 1999 Annie Ernaux escribe sobre algo que le ocurrió en octubre de 1963, cuando era estudiante universitaria en Ruen: quedó embarazada y aunque quería abortar el aborto no estaba permitido en su país, así que debía hacerse de manera clandestina.

En esta novela corta, escrita sin sentimentalismo ni digresión, ateniéndose a las pruebas, como ella las denomina, es decir a su diario y a la memoria de datos, fechas, nombres y lugares, Ernaux reconstruye con precisión lo que vivió entre el momento en el que confirma que está embarazada, y mediados de enero, cuando finalmente se practica el aborto. Pero lo más interesante no es la descripción fría del hecho sino la constancia política de para qué lo cuenta tanto tiempo después: para convertir su cuerpo en escritura y que ese acontecimiento se disuelva en la cabeza del lector. 


Algunas frases
El hecho de que la forma en la que yo viví la experiencia del aborto, la clandestinidad, forme parte del pasado no me parece un motivo válido para que se siga ocultando (p. 24). 

Sor Sonrisa forma parte de esas mujeres a las que nunca conocí y con las que, vivas o muertas, reales o ficticias, y a pesar de todas las diferencias, siento que tengo algo en común (p. 41).

Como la mayoría de los padres, los míos se imaginaban que podían detectar de forma infalible a primera vista la más mínima señal de descarrío. Para tranquilizarlos, bastaba con ir a verlos regularmente (con una sonrisa en los labios y la cara lavada), llevarles la ropa sucia e irse de allí cargada de provisiones (p. 53).

si no cuento esta experiencia hasta el final, contriburé a oscurecer la realidad de las mujeres y me pondré del lado de la dominación masculina del mundo (p. 55). 

Ver con la imaginación o volver a ver por medio de la memoria es el patrimonio de la escritura (p. 59).

Hacíamos poco el amor y con prisas, sin sacar partido de la ventaja que nos procuraba mi estado el mal ya estaba hecho, de la misma manera que el parado no aprovecha el tiempo y la libertad que le proporciona el hecho de no tener trabajo; o el enfermo desahuciado no aprovecha el permiso para comer y beber de todo (p. 67). 

Siempre que escribo me planteo la cuestión de las pruebas (...) La única y auténtica memoria es material (p. 69).

Todavía no sé qué palabras utilizaré para escribir sobre aquello. No sé qué me deparará la escritura. Me gustaría retrasar ese momento, permanecer todavía a la espera. Quizá tenga miedo de que la escritura disuelva las imágenes (p. 71).

Me aliviaba el hecho de decir que tenía miedo (p. 75).

Hoy en día se persigue a los traficantes de personas y se deplora su existencia de la misma forma que hace treinta años se deploraba a las personas que practicaban abortos. Pero no se cuestionan las leyes ni el orden mundial que provocan este fenómeno. Y seguramente entre los traficantes de inmigrantes, como antes entre las aborteras, debe de haber algunos más serios que otros (p. 85).

Me he quitado de encima la única culpablidad que he sentido en mi vida a propósito de este acontecimiento; el haberlo vivido y no haber hecho nada con él. Como si hubiera recibido un don y lo hubiera dilapidado. Porque por encima de todas las razones sociales y psicológicas que pueda encontrar a lo que viví, hay una de la cual estoy totalmente segura: esas cosas me ocurrieron para que diera cuenta de ellas. Y quizás el verdadero objetivo de mi vida sea este: que mi cuerpo, mis sensaciones y mis pensamientos se conviertan en escritura, es decir, en algo inteligible y general, y que mi existencia pase a disolverse completamente en la cabeza y la vida de los otros (p. 115).


El acontecimiento
Annie Ernaux
Editorial Tusquets
Bogotá 2022 (primera edición 2001)
119 páginas


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