viernes, 21 de noviembre de 2025

Diccionario de emociones, de Bernardo Arias Trujillo

En enero de 1938 Bernardo Arias Trujillo tenía 34 años, estaba sano, vivía en Manizales y aunque planeaba posesionarse como personero, su verdadero plan era trabajar apenas unos pocos meses para radicarse en Buenos Aires, en donde ya había vivido como consul y en donde había conocido a Federico García Lorca, entre otros intelectuales.

Nada permitía prever que moriría dos meses después.

Fue en ese enero cuando publicó "Diccionario de emociones. Estampas móviles de hombres, sitios y ciudades", un libro que se divide en tres partes: la primera consta de ensayos sobre personajes como García Lorca, Lope de Vega o Erasmo de Rotterdam, o sobre ciudades como Manizales, entre otros temas. La segunda consiste en una serie de "retablos" sobre Bolívar, al que odió y luego amó, y que ubican al Libertador en distintos espacios y estados anímicos: primavera, estío, otoño e invierno, desde Europa, pasando por Lima, hasta Bogotá y su muerte en Santa Marta. La tercera parte es una traducción del poema de Oscar Wilde "Balada de la cárcel de Reading", antecedido por un ensayo en el que Arias Trujillo habla sobre Wilde, el poema, las traducciones anteriores (se burla con saña de la hecha por Guillermo Valencia) y explica las decisiones técnicas que tomó para hacer la suya.

En el prólogo de la edición de Bedout, de 1963, José Camacho Carreño escribe que Bernardo Arias Trujillo tuvo "La mejor prosa de panfletario aquí escrita". Según él, en la época de Arias Trujillo en el mundo literario "todo era condescendencia, loa mutua, ternura panegírica", y Arias irrumpió con "azufrado lenguaje, para Dios y sus ministros, con sañudo antibolivarianismo, con espumante fobia a los godos". 

De este libro quizás lo más notorio es encontrar de manera explícitas las influencias que Arias Trujillo buscó: Erasmo, Oscar Wilde y García Lorca. Así mismo, sus explicaciones sobre la traducción de poesía resultan de interés, aún 9 décadas después.

Algunos subrayados

Remembranza de Federico García Lorca
De las mujeres no amaba sino a su madre, de quien hablaba a cada momento con los mejores adjetivos de sus romances. Era socialista y quería a los trabajadores del mundo con una pasión arrebatada y misionera. Murió fusilado contra una pared por haberse enternecido en demasía con el dolor del pueblo (p. 30).

Pequeña diatriba y elogio mínimo de nuestro padre Erasmo
en el presente, en que las masas se polarizan en derechas e izquierdas, bajo el comando de un Hitler o de un Stalin. De la zona templada fue Erasmo, hombre de su siglo (p. 44).

Palabras leales a Cartagena de Colombia 
treinta manzanas reconstruidas en dos lustros, las mismas que el incendio escanció en un solo brindis de pavor. Mirándolas más parece estar uno en la Calle Esmeralda de Buenos Aires o en un tramo largo de la Avenida Beira Mar de Río de Janeiro, que en un rincón de los Andes tropicales (p. 54). 

Variaciones sobre Fernando Crommelinck y una de sus obras
antes que ser impura prefirió morir. No podía aspirar ese ambiente prostituido y perverso de las sociedades modernas en donde los extravíos sexuales y las pasiones tienen calorías y complejos diabólicos (p. 73).

Elegía a Jorge Salazar
mantenía los cinco sentidos en perpetua erección, como antenas listas a atrapar cuantas sensibilidades la vida le procurara (p. 74). 

Movietone Multicolor de Manizales y sus hombres
El turista que a estos riñones cordilleranos se atreve, y abre para su embeleso el diafragma de su retina cosmopolita, sorpréndese de hallar sobre el pescuezo de los Andes, escabroso como un saurio y niquelado por esmaltes de nieves perpetuas, un centro urbano de cien mil habitantes de raza blanca, apenas sí con leves pigmentos americanos, cuyas calles retorcidas de epilepsia rematan siempre en paisajes de prócer hermosura (p. 83).

Ciudades como Río de Janeiro, Bahía, Valparaíso, Génova, Manizales y otras pocas, producen la sensación de lo inesperado, pues la regla general de todas las urbes es ser planas. El hecho de exhibir tales urbes una localidad voluntariosa y salida de lo común, les da ya una personería arisca, independiente y variada, un encanto que no tendrán nunca las ciudades planas, monótonas por el solo hecho de ser tales (p. 85).

Manizales la Barcelona de Colombia (p. 86).

Retablo de un cocinero ilustre
Nos falta el filtro de los años, ese despacioso destilar que refina a los hombres como si fueran vinos, y que les da espiritualidad y sutileza. Carecemos de paganía y de hedonismo, no tenemos ese sentido helénico de la vida (p. 91). 

La risa y la buena comida es lo único que nos diferencia realmente de los animales (p. 91).

Evocación fugaz de Marcel Proust
Oscar Wilde calculaba en veinticinco años la amnesia de los hombres para la obra literaria del intelectual recientemente fallecido. Pasados los cinco lustros, otra generación, más curiosa, más desprevenida, con más autoridad para pesar y avaluar a un escritor, le hace justicia, vuelve a ponerlo de moda, y como consecuencia, queda en lo que habrá de quedar, para las posteridades olvidadas (p. 101). 

Es curiosa la afinidad que se advierte entre el ser físico de Proust y su estilo característico. Delgado, tímido, melancólico, enfermizo, alma jaspeada de notorios complejos feminoides, delicado, febril, etéreo, saturado de drogas y de emociones artificiales, así es también su prosa: delgada, tímida, melancólica, nocturna, enferma, febril, etérea, saturada de drogas y  de emociones artificiosas, escrita de media noche en adelante (p. 103). 

fue una criatura desgraciada que vivió en la punta de los pies, para no ser advertido (p. 106). 

Retablos de don Simón Bolívar
yo —¡perdón, oh Padre de mi América! soy uno de los últimos convertidos a don Simón Bolívar. Yo renegué de él en mi primera juventud, yo le vilipendié "sañudamente" cuando en esa edad impávida era un santanderista fanático que hubiera entrado, puñal en mano, a la alcoba de San Carlos, de haber sido amigo y compañero de Luis Vargas Tejada (p. 116).

Por ventura mía, cuando fui infiel a Bolívar lo hice también sinceramente, con vehemencia (p. 118).

Sonata de estío
Este sol jovencito que cae ahora sobre Lima, es un sol apenas decorativo, con un mínimo de calorías, un sol de sanatorio para uso de convalecientes o de orquídeas de invernadero (p. 127)


Diccionario de emociones. Estampas móviles de hombres, sitios y ciudades.
Bernardo Arias Trujillo
Editorial Bedout
Medellín
Agosto de 1963 (primera edición 1938)
228 páginas

jueves, 20 de noviembre de 2025

El Universal. Sus editoriales. Bernardo Arias Trujillo

La compilación de los editoriales publicados por Bernardo Arias Trujillo en el diario liberal "El Universal", de Manizales entre el 3 de julio y el 30 de septiembre de 1930 podría leerse como una novela con final trágico. 

Se trata de textos virulentos publicados casi a diario, en los que el autor pasa del entusiasmo a la desilusión que provoca la traición: el entusiasmo obedece al triunfo de Enrique Olaya Herrera, quien asumirá su cargo como presidente de la República el 7 de agosto de 1930, dando fin a 44 años de Hegemonía Conservadora. Bernardo Arias Trujillo abraza ese nuevo país liberal que ya llega y se ilusiona con los cambios que vendrán. No obstante, los hechos empiezan a contradecir sus expectativas: Olaya nombra como gobernador del Caldas al coronel Emilio Latorre, bastante cercano a los conservadores, y éste a su vez nombra como secretario de gobierno al periodista conservador Gonzalo Restrepo. Otro periodista conservador, Tomás Calderón, cultivado en el diario conservador La Patria, pasa a ocupar  la jefatura de archivos departamentales.

Arias Trujillo intenta argumentar. Intenta explicarle a sus lectores por qué el anhelado cambio hacia una república liberal se hace en Caldas con políticos con "sentido amarillo, vacilante y hermafrodita" (p. 36), que es su manera de referirse a los tibios, que distan de los radicales como él. No obstante, con el paso de los días las decisiones políticas se vuelven injustificables y al final Arias Trujillo es fustigado no solo por "los tres diarios visigodos" (p. 222) de Manizales, sino también por la prensa liberal de Bogotá, en cabeza de El Tiempo y El Espectador, hasta que al final deja su cargo el 30 de septiembre de 1930.


El Universal inició con 8 páginas y terminó en su número 76 con 4, se informa en las páginas finales de este libro editado por la Asociación de Periodistas de Manizales (PAM), que reproduce 59 editoriales publicados por Arias Trujillo en un lapso de escasos 3 meses. 

Aunque los hechos y personahes hiperlocales a los que alude Arias Trujillo están refundidos en la historia patria, luego de casi un siglo, vale la pena leerlo por la virulencia de su pluma y por lo cíclica que parece la historia. Sobre lo primero, en las notas finales se define a Arias Trujillo como un "escritor violento". Usa calificativos que hoy pueden parecer xenófobos como "gitanería húngara", o homofóbicos, como partidos de "sexo híbrido, andrógino, hermafrodita, republicano" (él que era homosexual), pero en general se nota una profunda agudeza en la sátira, escrita sin temor a ofender y, al contrario, con la intención clara de hacerlo: no manda indirectas y cita con nombre y apellidos a los destinatarios de sus diatribas.

En cuanto a lo segundo, en política es común el debate entre gobernar con los más radicales o fieles al partido, o buscar alianzas con otros sectores para lograr mayor legitimidad y gobernabilidad. El momento histórico narrado por Arias Trujillo fue un parteaguas en la historia política del siglo XX en Colombia: los liberales conquistaron el poder en 1930, luego de 44 años de hegemonía conservadora. La expectativa de los liberales locales era, por fin, acceder a cargos en el gobierno y expulsar a los conservadores. Las decisiones tomadas desde Bogotá se sintieron en Manizales como una traición. Ha pasado casi un siglo, pero casos así se siguen viendo en el presente. 


Algunos subrayados
Editorial "El Gobierno Nacional de Olaya Herrera", del 15 de julio de 1930
"Este diario es un balcón abierto hacia las multitudes para la libre agitación de las ideas liberales. Deseamos que en él se expresen todas las opiniones y los conceptos todos, con amplia, ancha y asoleada libertad para discutirlos lentamente (p. 35.).

"Las ideas republicanas pertenecen a lo que el nuevo testamento llama "aguas tibias" que no serán presentadas delante de los ojos de Dios (p. 36).

"todo el liberalismo del país que es el noventa y nueve y medio por ciento de los que saben leer y tienen relaciones personales con el agua" (p. 37).

Editorial "Contra la barbarie comunista", del 19 de julio de 1930
"Cuatro apaches analfabetos, cuatreros y salteadores de caminos" (p. 48).

"Nuestra libertad termina en donde empieza la del vecino. Y que no vengan a hablar los conservadores de libertad de palabra en un país que ellos amordazaron" (p. 50).

Editorial "Contra la barbarie comunista", del 22 de julio de 1930
Es bueno atrevernos a estudiar ese complicado problema antes que la violencia social se haga sentir en una forma que no está prevista en la constitución ni en la contextura temperamental de los colombianos. El concepto de propiedad en la vida moderna no es el mismo concepto feudalista, individualista, feroz y exclusivista de las eras antiguas (p. 57).

Es increíble que Colombia, país endeudado y pobre, sea la primera nación importadora de automóviles de lujo no usados en Europa ni siquiera por los soberanos (p. 57).

Editorial "La carrera administrativa", del 23 de julio de 1930
Hoy se acoge al funcionario por motivos de consideración personal, por recomendación del político, por parentesco, rara vez por su valer y su competencia. Qué de extraño, pues, que todo ande mal? Y qué estímulo puede tener un empleado si no abriga la seguridad de permanecer en su puesto y de ascender, de acuerdo con el tiempo y la amarga verdad de que todo cambio de ministro o de gobierno le trae al sucesor" (p. 60).

Os habeis dado cuenta de la zozobra de un moderno funcionario con las alternativas de la burocracia? Y al lado de él, la dolorosa tragedia? No adivináis la del país que carece de colaboradores honrados y capaces porque están supeditados por los contratos que no tienen ninguna devoción por los intereses colectivos que custodian y que logran sostenerse solo por la adulación, el compadrazgo, la influencia? (p. 62).

Editorial "La Colombianidad", del 26 de julio de 1930
sonreíamos piadosamente de quienes creen que somos un país libre. Nuestra cantaleteada emancipación política de España no se complementa sino con liberación económica (p. 72).

un pueblo no es libre porque no tiene industrias propias y su economía está sometida al vasallaje de una nación fuerte (p. 72).

Editorial "La carrera administrativa", del 29 de julio de 1930
Hasta hoy la administración pública de Colombia está formada por militares retirados, ancianos achacosos y jovencitos fracasados en los colegios. Para formar parte de la burocracia sólo se necesita conocer el protocolo de la adulación, un hosco conservatismo y un alarde sincero de odio al "enemigo común" (p. 81).

Editorial "Hacia la Policultura", del 21 de julio de 1930
Hace cien años que tenemos independencia política y todavía no hemos logrado la libertad económica, base de todas las soberanías (p. 89).

Editorial "El nuevo gobierno departamental", del 5 de agosto de 1930
La Patria en una de sus pasadas ediciones sostiene con frescura de primavera que "El Departamento de Caldas, con mayoría conservadora, tiene derecho a esperar que en la cabeza de sus destinos se coloque la primera capacidad conservadora, que sería la primera capacidad caldense". Esta frase podría colocarse con absoluta certeza de éxito en nuestra página humorística, para reír en la tarde (p. 100).

Editorial "El nuevo gobierno", del 9 de agosto de 1930
Que el presidente empieza a gobernar en un país intoxicado de conservatismo achacoso, con constitución conservadora, leyes conservadoras y corporaciones administrativas conservadoras (p. 114).

Editorial "Una agresión aldeana", del 11 de agosto de 1930
En la sección más seria de La Patria se incrustan coplas de cabaret, frases provincianas de pésimo gusto que exhibe al periodismo conservador como una hoja aldeana de circulación municipal (p. 117).

Deploramos que La Patria haya ingresado a la cofradía del periodismo de tierra caliente (p. 118).

Editorial "El problema agrario", del 19 de agosto de 1930
el problema agrario solamente existe para el gobierno. La distribución equitativa de las tierras apenas puede ser emprendida por el Estado, que es el que cuenta con los elementos definitivos para realizarla. Colombia está excepcionalmente preparada para resolver el problema agrario mediante la nacionalización de sus tierras (p. 134).

tendremos que empezar la expropiación de los extensos latifundios que en los departamentos interiores de la república son causa de fermentos revolucionarios y de descontentos sociales, expropiación que habrá de hacerse mediante indemnizaciones pecuniarias (p. 135).

Editorial "La oposición se esboza", del 28 de agosto de 1930
La dirección liberal de Caldas está a una altura hasta donde no llegarán las saetas envenenadas del diario primaveral y matutino que dirige desde Bogotá el Dr. [Silvio] Villegas, tan desafortunado político como pésimo negociante (p. 161).

Comprendemos que los jóvenes del diario mañanero tienen los más sanos deseos de que el Directorio Liberal se entregue a las labores domésticas o a gerenciar un almacén de escapularios (p. 161).

Editorial "Los usufructuarios de la victoria", del 3 de septiembre de 1930
para que el gobierno abandone su sexo híbrido, andrógino, hermafrodita, republicano -todos estos son sinónimos- y se integre definitivamente el personal con elementos conservadores (p. 182).

Editorial "La supresión del voto del ejército", del 8 de septiembre de 1930
En los cuarenta y cinco años de conservatismo el ejército fue siempre una recua de acémilas uniformadas, puestas al servicio de los apetitos electorales de un gobierno exclusivista. Las tropas colombianas no representaron nunca la majestad de la República (p. 189).

Editorial "Una decorosa solución a la crisis del gobierno", del 9 de septiembre de 1930
nosotros, que ejercemos un periodismo independiente y honrado (p.194)
El periodista honorable sabe rectificar a tiempo y dar a cada uno lo suyo, según sus actos (p. 194).

Editorial "La hora actual", del 23 de septiembre de 1930
La manera infantil como los tres diarios conservadores de la ciudad han comentado los sucesos confirma la impopularidad trágica del gobierno y la pobreza solemne de razones para combatirnos (p. 220).

Es una literatura de escuela pública, innoble, enana y floja. Por ninguna parte aparece la razón armada de argumentos, la prueba precisa y honrada de que estamos errados (p. 221).


El Universal. Sus Editoriales. Bernardo Arias Trujillo
Compilación de columnas: Juan Antonio Díaz
Biblioteca de escritores caldenses-Asociación de Periodistas de Manizales (PAM)
Manizales
Febrero de 1991
Imprenta Departamental de Caldas
254 páginas

lunes, 17 de noviembre de 2025

Noche negra, de Pilar Quintana

Los lectores habituales de Pilar Quintana ya sabíamos de Rosa y Gene. Rosa, la protagonista de Noche negra es la esposa de Gene, el protagonista de "La rumba, son, palo muerdo", un cuento que Pilar publicó en 2017 en el primer volumen de Puñalada trapera, la antología de cuento colombiano contemporáneo de Rey Naranjo Editores. 

El cuento ocurre muchos años después de Noche negra y entonces la novela funciona como una especie de precuela. Rosa es una mujer de clase media-alta, publicista, vive en una gran ciudad y trabaja en una agencia, hasta que conoce a Gene y decide abandonar todo para irse a vivir a una casa en el Océano Pacífico, lejos de todo. Esa biografía inicial se parece a la de la autora, y el entorno de esa casa se parece al escenario de La Perra, su primera novela. 

Rosa vive con Gene en una casa a medio construir. Él debe viajar unos días a un trámite de su pasaporte y Rosa queda sola en la casa, por donde a veces pasan a saludarla-visitarla-cuidarla-coquetearle-intimidarla algunos vecinos.

En "La casa tomada", de Cortázar, el narrador muestra un espacio que va siendo ocupado por algo desconocido que obliga a clausurar espacios, hasta que al final los hermanos deben abandonar la casa. Esta casa de Rosa se parece a la casa tomada de Cortázar: hay un murciélago, una tarántula, una gallina que desaparece... hay misterio, suspenso y una amenaza. Pero no sabemos si la casa tomada es la construcción de madera que está a orillas de un acantilado en el Pacífico, o si es la mente de Rosa, tomada por temores, celos, intuiciones e inseguridades. ¿Qué tan infundados son sus temores? ¿Qué tan peligrosa puede ser la imaginación? Hay peligros reales pero quizás el mayor peligro puede ser perder la razón y sucumbir ante el miedo y la zozobra.


Algunos subrayados
Su seguridad es el punto herido. Ahora lo sabe y por el agujero abierto se le irriga, líquida y ponzoñosa, la negra idea de que ella ha comenzado a molestarle a su marido (p. 21).

la aterraba ese destino, el prospecto de terminar como ellas, convertida en una carga para los otros, tonta y sin memoria, vacía de recuerdos (p. 53).

Siempre en movimiento, el mar. Adentro y afuera, como si estuviera respirando. Es una cosa viva, piensa, una cosa extraña como el órgano de un cuerpo que sin el todo no podemos comprender, una parte de algo tan grande que nosotros, insignificantes, no tenemos la capacidad de vislumbrar (p. 94). 

La asombra su violencia. Su capacidad para llevarla a cabo sin vacilar (p. 141). 

Preferible muerto que desaparecido (p. 186). 

había salido con suficientes hombres para saber que muchos justificaban su irresponsabilidad y falta de compromiso con la idea del amor libre (p. 193).

El rencor era un parásito que le crecía por dentro mientras alimentaba su cerebro (p. 211). 

No es que la fuerza pública no sea capaz de hacer lo que ellos dicen que hicieron. Lo habrán hecho mil veces en este país de mierda. Matar indígenas, quemar casas, desplazar poblaciones, desaparecer gente (p. 226). 

No podía seguir viviendo con sus principios como bandera. No podía y no quería, admitió para sí misma, porque era muy difícil (p. 241). 

Al contemplar a la araña muerta en el suelo se pregunta si la mató para sentirse como se está sintiendo. Poderosa y violenta (p. 251). 



Noche negra
Pilar Quintana
Editorial Alfaguara
Bogotá
Agosto de 2025
268 páginas

Risaralda, de Bernardo Arias Trujillo

Diversos libros de la historia de la literatura caldense se refieren a Risaralda, de Bernardo Arias Trujillo, como la gran novela del siglo XX en Caldas, o al menos de la primera mitad del siglo XX.

Arias Trujillo nació en 1903 en Manzanares y se suicidó en Manizales en 1938. Cuando cumplió 32 años publicó Risaralda, que desde la primera página interior se anuncia como "película de negredumbre y de vaquería, filmada en dos rollos y en lengua castellana".

La novela se divide en dos rollos, que equivale a decir en dos partes. La primera se ocupa de describir el origen de Sopinga, que más tarde se llamaría La Virginia, desde mediados del siglo XIX hasta alrededor de 1915. En el relato Sopinga es un paraíso, un edén entre los valles del Río Risaralda y el Río Cauca, habitado por negros que llegaron de distintas partes del país y que se gobiernan bajo sus propias normas y costumbres, sin admitir autoridad ajena. 

Caracterizado el escenario, el segundo rollo se ocupa de desarrollar el drama de la historia: un amor contrariado entre La Canchelo, negra bellísima, hija de Pacha Durán, y Juan Manuel Vallejo, un vaquero rubio, de 26 años, hijo de buena familia, que llega a Sopinga después de haber vivido y enviudado en la costa Caribe. 

La violencia, el racismo, el baile, el tiple, la música, el licor, el machete y las riñas hacen parte de esta novela que transcurre principalmente de noche y que, desde la mirada de un autor blanco pero marginal por su condición homosexual, describe otra marginalidad que a sus ojos luce salvaje y libre: la de los pueblos negros que viven al margen de las normas de los blancos. 

El lenguaje de Risaralda busca resaltar la oralidad del habla de Sopinga. Hay referentes a pasajes bíblicos, desde el Génesis hasta el Diluvio, y hay también un embelesamiento con el paisaje verde del valle de Risaralda. No creo que esta novela sea superior a Una mujer, publicada en Manizales por Natalia Ocampo de Sánchez, seis meses después de Risaralda, pero sí es una novela que ofrece una mirada distinta y alternativa frente al relato oficial de la colonización. El Río Cauca, el hombre negro y la noche son los ejes que articulan la narración de Risaralda, una novela útil para recordar que el Eje Cafetero es mucho más que café.

Algunos subrayados
En el principio era la selva. Era en el principio la selva inmensa, silenciosa, poblada de misterio y de osadía. Los siglos rodaban sobre el lomo del río al vaivén de las aguas, y los robustos árboles tutelares, coronados de orquídeas, como dioses, presenciaban taciturnos el desfile infinito de las centurias (p. 19). 

un hombre hacíase despreciable si alguna vez había sido derrotado o no había cometido siquiera un homicidio (p. 23). 

el negro agarraba por las mechas a su hembra, ceñíala, contra sí, doblábala como un junco del monte, y mientras le alzaba las vistosas enaguas con una mano, con la otra le daba en las nalgas, hasta una docena de "planazos" descargados con la hoja fulgurante del machete (p. 27).

Los negros risaraldenses tenían un concepto árabe de la propiedad de la mujer, la cual era para ellos solamente una "cosa" (p. 27).
19
Deje que mi marido me pegue todo lo que le dé la gana que pa eso soy su mujé (p. 28). 

un baile de ley, para serlo de veras, necesita por lo menos dos "dijuntos" (p. 35). 

Su padre le enseñó las cuarenta y siete maneras de manejar la peinilla, lo adoctrinó en los "quites", "vueltas", "recumbambeos" y cuantas filigranas debe saber un machetero de pundonor (p. 52).

Y como la criatura persistiese en estar con él y seguirlo, la agarró del cabello y despacio, exquisitamente, con una finura florentina —refinamiento increíble en un negro malo— la fue haciendo tajaditas tan delgadas como hostias y las iba tirando una por una, con lentitud, a los pescados del río. Todo esto con indolencia pasmosa, sordo a los alaridos de la víctima, divertido de su obra de mulata crueldad (p. 56). 

Rita lo hace con más sensualidad aún, como si estuviera gozando la sensación del orgasmo (p. 61). 

Así como el bambuco es baile casto que sugiere idilio, el currulao es danza sensual que quiere decir posesión y entrega (p. 63).

El Cauca era el cementerio de Sopinga (p. 73). 

—¡Ay, compadre Salvadó! ¡Qué vaina sé un tan macho!....
—¿Po qué, compadre?
—Poque si yo no juera tan macho, me emperraría a llorá como una hembra. ¡Ay que ve!... (p. 88).

En este faenar humilde, la hembra sumisa envejecía, dócil a su macho, sin remilgarse nunca, contenta de quererle, agradecida de que le diera hospedaje (p. 90).

La mujer, los hijos y su canoa son el triángulo que sostiene la tolda de su ensueño (p. 92).

se acordaron en casi todas las cláusulas, menos en aquella de enlazarse con rejos matrimoniales, que ellos se amaban a su manera, sin ritualidades algunas, teníanse felices con el amor libre y espontáneo, el mejor aglutinante para ayuntar de veras dos almas, en lo cual resultaban más sabios y experimentados que los blancos (p. 105).

existía siempre, naturalmente, un invisible cordón sanitario de jerarquía entre las dos castas (p. 110).

Los expedicionarios iban derribando selva, lentamente. Cuando ante ellos se enfrentaba un árbol gigantesco de varias brazas de abarcadura, lo rodeaban con denuedo y repartidos a equidistancia, empezaban a abrirle zanjas a golpes de machete o de hacha (p. 124). 

Intacta de cuerpo, tenía, sin embargo, pelusillas de pecado venial entre los rinconzuelos de su alma, vagas ensoñaciones de goce, y vanidad de saberse deseada, de sentirse tentadora y apetecida. Era una mujer (p. 139).

Tenía alma de vaquero que es tener alma de extensión (p. 145). 

El retorno le dió un alma nueva y comprendió que regresar era como nacer otra vez. Más tarde descubriría con pena que el regreso tan sólo transforma pasajeramente, y que pasados los días de las primeras impresiones, se vuelve al viejo sopor, y la vida torna a ser tan igual y monótona como antes de movilizar el alma hacia otros panoramas (p. 150). 

El día vivido ayer sería exactamente igual al de hoy, al de mañana, al que transcurrirá dentro de diez años (p. 153). 

El tufo sexual de la tierra caliente, húmeda de savias y de fertilidades (p. 175). 

Más que por bonita amábala Juan Manuel por arisca y desdeñosa, porque así le gustaban las hembras, como buen vaquero: difíciles de coger, duras de domar, tercas y resabiadas, de mala rienda, pajareras y espantadizas, para tener el gusto de volverlas modositas y aterciopeladas como bestia madrina (p. 195).

Pacha quería morir dejando a su Canchelo casada con hombre blanco y de buenas maneras, no con un negro vulgar del puerto, ordinario y despreciable (p. 197). 

El aguardiente ha sido el mejor combustible para movilizar la vida nacional: él es el motor que impulsa nuestro mecanismo y bajo su influencia se ha realizado nuestra historia: revoluciones, guerras largas, victorias, descalabros, todas las peripecias colombianas tienen aroma de anís y están bautizadas con gotas claras de aguardiente. Por eso, es un benemérito de la patria (p. 212). 


Risaralda
Bernardo Arias Trujillo
Editorial Zapata
Manizales
Noviembre de 1935
268 páginas.


miércoles, 1 de octubre de 2025

Quieto, de Eduardo Otálora Marulanda

En la página web de Editorial Planeta dice que Eduardo Otálora Marulanda es hijo único. Ser hijo único consiste en no tener hermanos. Suena obvio pero quizás no lo es: ¿es hijo único el que tuvo hermanos y ya no los tiene? ¿si alguien llega hasta la adolescencia siendo hijo único y luego le nace un hermano, se considera que tiene personalidad de hijo único? 

Quieto es una novela basada en la vida personal de Eduardo Otálora Marulanda, hijo único hasta los 14 años, cuando nació Santiago, un niño inesperado pero bienvenido. El bebé nació con un problema en las piernas. Nada grave. Sin embargo poco tiempo después de cumplir un año falleció. 

A los 15 años Eduardo Otálora volvió a ser hijo único, pero las circunstancias de su familia habían cambiado de manera radical y definitiva.

No es común encontrar libros sobre la muerte temprana de niños y en eso Quieto ya resulta una obra novedosa. Sin embargo su mayor valor está en la voz narradora que construye el autor: la novela está narrada por Santiago, el bebé muerto, quien desde la primera línea anuncia: "Morí una semana después de cumplir un año".


La voz de un bebé no es igual a la de un adulto. Este niño pequeño narra desde el asombro, la ternura y la falta de prejuicios. Describe lo que ve, cuenta lo que observa, lo que siente, pero no juzga. Es el lector el que arma el rompecabezas de esta historia dolorosa, conmovedora y honesta, que retrata con maestría a una familia de clase media en Bogotá en los años 80 y 90.

Algunos subrayados
Esa tarde mamá tenía el pelo recogido en una trenza que le bajaba por la espalda. Todavía lo usaba largo. Cuando me le morí, se lo cortó bien bajito y nunca más lo dejó crecer (p. 22).

Todo ese tiempo intentaron mantener amarrada la famailia, aunque por dentro estuvieran rotos y desmadejados. Lo único que lograron fue envenenarse el uno al otro y, de paso, a mi hermano (p. 29).

Quizás por eso le gustan tanto las ventanas a mi hermano. Son como una pantalla gigante que transmite lo que está pasando en el mundo de afuera y le permiten olvidarse de lo que le duele en el mundo de adentro (p. 33).

Entonces mamá dijo ya estoy muy vieja para ponerme con abortos; toca tenerlo (p. 48).

El miedo es más fuerte que el amor. Eso fue lo que me alcanzó a enseñar mi familia mientras les duré vivo (p. 53).

Mamá nunca decía nada, para que no se avivara la pelea. Se quedaba quieta. Quizás por eso en la panza de ella yo me quedé quieto. 
El cuerpo aprende del cuerpo (p. 55). 

Un hombre de verdad se reconoce por cómo recibe los golpes (p. 65). 

Entendí algo: lo único que tenemos los muertos es pasado (p. 75).

Cuando mis abuelos se vieron sin hijos de quienes hacerse cargo, se dieron cuenta de que no les quedaba amor y mucho menos ganas de aguantarse chocheras de viejos (p. 79).

En la mirada notó que le hacía falta un papá que la cogiera de la mano y le dijera vení, dame un abrazo y tranquila, mi niña, que todo va a estar bien (p. 82).

Papá siempre teme quedarse sin nada y piensa que todos está contra él.
Papá y su miedo horrible, que convierte en un egoismo colmilludo que termina desgarrándolo todo (p. 85).

Las obras completas de Esquilo, Sófocles, Shakespeare y Dostoievski, para mostrar que era culto y conocía a los clásicos. Únicamente había leído lo que obligaban en el colegio y no se lograba aprender ni los nombres de los personajes ni nada. Nunca entendió por qué todo el mundo decía que eran los libros más importantes de la humanidad (p. 88). 

se acomodó a lo que ella le dijo porque así es papá, buscando siempre la manera de ahorrarse las decisiones difíciles de la vida (p. 99). 

paciente como una nube (p. 120)

un par de hijos que eran, pensaba a veces, dos tiernas sanguijuelas que le drenaban la vida (p. 121).

Nadie está preparado para ver la muerte en la cara de un bebé (p. 141).

Quieto
Eduardo Otálora Marulanda
Seix Barral
Bogotá
junio de 2025
142 páginas 

lunes, 29 de septiembre de 2025

Adentro, de Juan Guillermo Correa G.

"Adentro" es una novela publicada en marzo de 2022 en la que se sienten las consecuencias del encierro por la pandemia de Covid-19, el gran confinamiento mundial que en Colombia comenzó en marzo de 2020 y se extendió durante varios meses.

No obstante, "Adentro" no alude al Covid ni a la pandemia ni a la enfermedad. Alude al encierro. El protagonista, de nombre Lubeftian, vive en su apartamento en Manizales y trabaja en la Universidad de Caldas. Una vida en apariencia normal hasta que decide no salir a la calle. No salir ni siquiera a la portería de su edificio. Permanece en casa y su mamá cada ocho días le lleva el mercado, que él sube con una canasta que cuelga desde la ventana. Lubeftian no sale ni abre la puerta, hasta que aparece Guaca, una mujer que se mete adentro del apartamento y de su vida y que trastoca las rutinas de este hombre extraño.

El autor estructura la novela en tres partes compuestas de capítulos breves. La narración no es lineal. De hecho el juego con el tiempo invita al lector a armar el rompecabezas de la trama, hasta llegar a un desenlace abierto. 

Más allá de la historia que narra, con economía de personajes y de acciones, "Adentro" es una novela sobre Manizales. Menciona barrios como Milán, Palermo, Estambul, Sinaí, Versalles, la Avenida Santander y otros referentes que construyen dentro del texto un paisaje urbano contemporáneo que resulta claro para el lector local, aunque quizás no tanto para un lector de otra ciudad. 


Algunos subrayados
cuando una conversación entre nosotros dejaba en alguno la sensación de haber ganado, perdíamos los dos (p. 17). 

En la mayoría de los casos, uno no es responsable de la llegada de las personas a su vida, pero casi siempre lo es de su partida (p. 26).

El encierro es distinto cuando uno está acompañado; a veces, incluso, el encierro es la consecuencia de estar acompañado (p. 33). 

Ella y yo nunca habíammos estado juntos en la calle (p. 37). 

Con los años uno deja de ir a la iglesia, pero esa renuncia no le quita a uno de encima todo eso que le han dicho y que se pega como ciertos adhesivos que solo pueden removerse con mucha insistencia y calor (p. 42).

A mí me cuesta mucho entender cómo transcurren las vidas de aquellas personas que siempre están en presencia de alguien, salvo cuando acuden al baño. Basta saber lo que ocurre cuando aparecen los trastornos del sueño para dar cuenta de lo que pasa cuando uno está acompañado en todo momento (p. 45). 

Nadie detenido en un cuerpo entiende nunca cómo se lo quiere desde otro (p. 73).

he pensado quedarme un tiempo en el apartamento hasta encontrar una salida. Si no encuentro nada no podré salir. Es una obviedad. No se puede salir si no se conoce la salida y hasta ahora todosl os encuentros han suritod el mismo efecto de esas interminables faldas de Manizales que no lo dejan subir ni  bajar a uno a ningún lado. Siempre quedamos otra vez en Manizales, Lulú, sin importar cuánto subamos o bajemos (p. 88).

Bien puede ubicarse al ciudadano contemporáneo en esta condición: pago deudas ergo sum (p. 91).

Recordé cuando me dijiste que no podías saber cómo se sentía una mujer en esos tiempos en los que su vida por completo dependía de encontrar marido, pero que intuías que tenía que ser muy parecido a esta vida de todos en la que dependemos de trabajar para conseguir dinero y sobrevivir. Supongo que me querías decir que el trabajo es el nuevo marido de la especie (p. 106).


Adentro
Juan Guillermo Correa G.
Común Presencia Editores. Colección Los Conjurados
Bogotá
Marzo de 2022
110 páginas


lunes, 30 de junio de 2025

Actos humanos, de Han Kang

Entre las sucesiones de episodios violentos en la historia de Corea está la  masacre de Gwangju, una matanza que ocurrió entre el 18 y el 27 de mayo de 1980 y que provocó la muerte de entre 1000 y 2000 civiles, así como un número elevado de presos políticos que sufrieron todo tipo de torturas. 

Ese es el trasfondo político en el que se desarrolla Actos humanos, una novela narrada de manera fragmentada y desde distintos puntos de vista. A partir de siete personajes la autora presenta los pormenores de la masacre, los vejámenes ocurridos en prisión y los traumas posteriores de quienes sobrevivieron.

La novela comienza con el punto de vista de Dongho, un niño de 15 años, quien está en secundaria y se ofrece como voluntario en un coliseo acondicionado como morgue, en donde él se encarga de llevar el registro de los muertos que van siendo llevados a ese lugar. Dongho busca a su amigo y vecino Jeongohe, también de 15 años, quien a su vez busca a Jeongmi, su hermana de 19. En el coliseo-morgue Dongho interactúa con Eunsuk, Seonju, dos mujeres jóvenes que han asumido el rol de organizar la disposición de los cuerpos y atender a las familias que llegan a buscar a los desaparecidos. En alguna parte se mencionan a  con Jinsu, un chico de 19 años y  a  Seonghee, otra chica muy joven.

El primer capítulo transcurre en mayo de 1980 y es narrado por Dongho, pero a medida que la novela avanza la autora cuenta la historia a partir de saltos en el tiempo que permiten entender qué pasó con cada uno de esos personajes, quiénes sobrevivieron y quiénes murieron en los días de la masacre, y cómo ha sido el proceso de duelo para los familiares o para ellos mismos. 

Al igual que en otras novelas de Han Kang, en ésta también es posible, a partir de pequeños detalles, rastrear aspectos de la cultura coreana: los hombres les pegan bofetadas a las mujeres; las estaciones son difíciles de llevar porque el frío extremo o el calor extremo deben soportarse sin aire acondicionado ni calefacción; hay mucha soledad y pobreza y hay también resquisios en los que el arte aparece para iluminar o explicar mejor las historias. Así como en La vegetariana es memorable la escena de la grabación de un video-arte, y en Imposible decir adiós hay un proyecto de instalación artística con troncos, en esta novela una obra de teatro sirve para escenificar la forma en la que la censura estatal le quita el habla a la gente.

Es posible que para los lectores occidentales, ajenos a la cultura coreana, resulten claves invisibles o guiños sutiles que Han Kang hace sobre su cultura y sobre la represión política. No obstante, la lectura de Actos humanos no requiere de un conocimiento previo sobre la historia coreana para adentrarse en la propuesta estética de la autora: una obra en la que hay economía de lenguaje, creación de imágenes potentes, intersecciones con la poesía y con lo onírico, y una crítica social y política sin lugar para el optimismo o la esperanza.

Algunos subrayados

"Adónde irán las almas cuando se mueren los cuerpos  —piensas de pronto —. ¿Cuánto tiempo se quedarán junto a él?" (pág.15)

"Cuando una persona viva observa el cuerpo de un muerto, ¿estará también al lado el alma de este último observando su propio cuerpo?" (pág. 16). 

Como acababan de morir, sus cuerpos estaban aún tan llenos de vida (p. 22).

Su tránsito al otro mundo había sido tan silencioso como su carácter apacible. De pronto algo parecido a un pájaro se escapó de su rostro, del que solo se podía ver los ojos cerrados y la máscara de oxígeno. Te quedaste de pie, pasmado, contemplando su cara llena de arrugas, que se había convertido en la de un cadáver en apenas un instante, porque no sabías adónde se había ido esa avecilla (p. 25). 

Lo que me da miedo son los soldados, no los muertos (p. 30).

la única vida que puede tener estará regida por una tenaz desconfianza y una fría indignación (p. 91).

Me pregunté si podría empuñar un arma, si podría apretar el gatillo contra una persona viva. Pensé que las millas de rifles que tenían los soldados podían masacrar a millas de personas; que cuando el hierro atraviesa el cuerpo de alguien, este cae al suelo, que los cuerpos calientes de los alcanzados por las balas se estaban enfriando (p. 110).

¿Que nos perdone nuestras ofensas, así como perdonamos a los que nos ofenden?
Yo no he perdonado nada ni busco perdón por nada (p. 141).

Sabes que no eres una persona valiente ni fuerte.
Tus elecciones siempre tienen que ver con evitar lo peor (p. 161).

El hilo que nos une a la vida es tan fuerte que, aunque te perdí para siempre, no dejé de comer (p. 175).



Actos humanos
Han Kang (traducción de Sunme Yoon)
Penguin Random House
Bogotá
2024 (primera edición 2014)
202 páginas

lunes, 2 de junio de 2025

¿De qué escriben las escritoras en Colombia? Nota editorial, de Pilar Quintana

En marzo de 2022 el Ministerio de Cultura de Colombia presentó la Biblioteca de Escritoras Colombianas, una colección de 18 libros de igual número de autoras descatalogadas o con escasa circulación en el mercado del libro. La idea de la Biblioteca consistía en presentarle al lector una variedad de géneros y temáticas: obras de escritoras colombianas de distintas épocas y lugares, que fueron invisibilizadas en un mundo literario profundamente patriarcal.

Esa primera colección consistió en el rescate literario de 18 libros. No obstante, la realidad de muchas mujeres escritoras es que ni siquiera llegaron a publicar un libro y su obra quedó dispersa en periódicos y revistas. Entendiendo esa realidad, la segunda etapa de la Biblioteca de Escritoras Colombianas presentada en marzo de 2025 reúne 10 antologías con obras de 97 autoras, agrupadas a partir de géneros como cuento, novela corta, poesía, teatro, literatura infantil, ensayo, o temáticas como "literatura rebelde",  entre otras.

Las dos etapas de este esfuerzo editorial fueron lideradas por la escritora Pilar Quintana, autora de novelas como La Perra, Los abismos y el libro de cuentos Caperucita se come al lobo, entre otros. Las discusiones, los hallazgos y reflexiones que le deja este ejercicio editorial se plasman en el ensayo ¿De qué escriben las escritoras en Colombia? una nota editorial que sirve como complemento a los 10 volúmenes y que dialoga con la nota editorial que la autora escribió para la primera entrega de la Biblioteca.

Pilar Quintana cuenta que cuando empezó el proceso de difusión de la Biblioteca de Escritoras Colombianas le preguntaban ¿de qué escriben las escritoras? esperando que ella respondiera "de pajaritos y florecitas". No obstante, su conclusión es que las mujeres escriben (escribimos) de todo y la pregunta más interesante no es entonces "de qué" escriben sino "cómo" escriben: cómo hacen para escribir, porque en un mundo en el que casi nadie vive de la escritura (ni hombres ni mujeres) a las escritoras les toca sumar la carga laboral con la carga del cuidado de la casa y buscar entre ambos mundos un requicio de tiempo para poder escribir.

El ensayo destaca entonces la falta de tiempo para la escritura, pero además un entorno hostil hacia las mujeres escritoras, que tiende a minusvalorar las obras firmadas por mujeres, como si lo que lleva firma femenina fuera de interés exclusivo del mundo femenino. 

Otro rasgo interesante consiste en el valor de las críticas: salvo escasas excepciones, la historia de la literatura escrita por mujeres ha sido investigada, documentada y narrada por otras mujeres, y de eso también da cuenta la Biblioteca.

En su ensayo, Pilar Quintana destaca el aporte de cada una de las 97 autoras y cómo dialogan entre sí. Resalta, por encima de todas, a Soledad Acosta de Samper, verdadera pionera de la literatura colombiana escrita por mujeres, y llama la atención sobre la intención de la biblioteca por incluir voces de distintos territorios y de distintas minorías étnicas.

Dos afirmaciones del ensayo me generan dudas: por un lado, se afirma que un cuento firmado por María Castello en 1935 es el segundo de ciencia ficción escrito por una mujer en Colombia (el primero fue de Soledad Acosta de Samper). No obstante, Rosario Grilllo de Salgado incluye en Cuentos Reales (1947) el cuento Vivisección, que debió ser escrito hacia 1918 o 1920, y en ese orden de ideas sería anterior al de Castello. La segunda afirmación es la presentación de Liliana Cadavid como la primera escritora en abordar el tema lésbico en Colombia. Es posible que Carmelina Soto sea menos explícita que Cadavid, porque nació casi 40 años antes, pero Carmelina fue una autora homosexual y esa condición puede rastrearse en algunos de sus poemas.

Bienvenidas las discusiones. Eso es lo que generan proyectos editoriales como éste que presenta el Ministerio de Cultura. El ensayo de Pilar Quintana, escrito en un tono pedagógico y claro, contribuye a construir una historiografía de la literatura escrita por mujeres en Colombia y sin duda será un texto canónico para futuras generaciones, de la misma manera en que Elisa Mújica y Monserrat Ordóñez lo fueron para las precedentes. 

Algunos subrayados
“El único destino posible para una mujer privilegiada que no se iba de monja era casarse, tener hijos y llevar un hogar” (p. 38)

Soledad Acosta de Samper fue, sin duda, la escritora colombiana más notable y productiva de su tiempo y la primera en vivir de su pluma (p. 43). 

Para las mujeres de antes de las conquistas del feminismo encontrar el amor era una cuestión de superviviencia. Al no ser ciudadanas ni tener capacidades legales, estaban supeditadas a los varones. sus padres, hermanos o maridos y expuestas a su violencia. ¿Cómo no iban a soñar con encontrar un hombre bueno que las amara de verdad? La idea del amor romántico representaba para ellas la posibilidad de una buena vida (p. 56).

Antes de las conquistas del feminismo las mujeres no tenían muchas alternativas. O se casaban con un hombre de carne y hueso o se casaban con uno inmaterial (p. 57).

En el campo literario han iperado una estética y unos valores patrarcales, con su misoginia intrínseca, que impedían apreciar las obras de las mujeres (p. 61).

(en 2020) De los libros de ficción para adultos publicados por las editoriales colombianas, tanto las de los grandes grupos como de las independientes, sólo el 25% correspondían a autoras (p. 79).

¿De qué escriben las escritoras en Colombia? Nota editorial
Pilar Quintana
Biblioteca de Escritoras Colombianas. Segunda entrega.
Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes - Biblioteca Nacional de Colombia
Bogotá
Marzo de 2025
94 páginas

En el país de la magia y otras traducciones, de Eduardo López Jaramillo

Eduardo López Jaramillo fue un escritor, poeta, crítico y traductor que nació en Pereira el 11 de agosto de 1947 y murió en la misma ciudad el 12 de marzo de 2003. Su corta vida, de apenas 55 años contrasta con la intensidad de su trabajo intelectual, que impactó a al menos una generación de risaraldenses. 

Destiempo, el proyecto editorial que lidera desde Pereira el comunicador e investigador Mauricio Ramírez Gómez y que tiene como fin "la circulación de textos literarios y periodísticos, recuperados o inéditos, para motivar la investigación y encontrar nuevas relaciones con el presente", presenta en esta segunda entrega un conjunto de poemas de distintos autores traducidos por López Jaramillo y reunidos en el título "En el país de la magia y otras traducciones".

La primera entrega de Destiempo fueron las Crónicas recuperadas, de Ricardo Sánchez Arenas. Este segundo volumen, también en formato de bolsillo, plantea un salto espacial y formal: salir del territorio parroquial, cercano y próximo, para mostrar cómo el mundo llega a Pereira a través de la traducción de grandes autores, y presentar poemas de autores canónicos del siglo XX, en donde el verso libre y la creación de imágenes simbólicas son quizás el único elemento común.

En este volumen el lector tiene la oportunidad de conocer las traducciones que López Jaramillo hace de cinco poemas de Guillaume Apollinaire, tres de Ezra Pound, otros tres de Jacques Prevért, incluyendo el fantástico "Para hacer el retrato de un pájaro"; cuatro poemas de Kavafis y 15 poemas de Henri Michaux. 

Me resulta imposible valorar la calidad de la traducción realizada por Eduardo López. No hablo las lenguas en las que fueron escritos estos poemas originalmente y, suponiendo que las conociera, de todas formas la traducción de un poema implica, además del dominio de la lengua, el dominio de las formas poéticas: de la musicalidad, del simbolismo, de las imágenes y resonancias que el autor logra en cada verso y que a veces resulta imposible trasvasar a la nueva lengua sin traicionar el sentido original. Por ello es común que la traducción literaria en general, pero la traducción de poesía en particular suscite polémica o debate, ya que el traductor debe tensar de manera simultánea múltiples cuerdas. Si suelta una sola, el resultado se convierte en una traición a la obra original. 

Sin poder entonces valorar la calidad del traducción, valoro eso sí el ejercicio de rescate de estas traducciones hecho por Destiempo. El ejercicio de traducir ha sido históricamente una gran escuela para muchos escritores, que al enfrentarse al reto de desentrañar las claves de un texto aprenden de sus maestros elementos útiles para su propia escritura creativa. ¿Es la traducción en sí misma un ejercicio de escritura creativa? El debate no es nuevo y hay quienes así lo consideran, aunque yo prefiero pensar en el traductor como en un árbitro: entre menos se note, entre más invisible sea, mejor está su trabajo. 

En los años 20 y 30 la prensa del Gran Caldas publicaba con frecuencia traducciones hechas por autores locales de escritores internacionales, principalemente de simbolistas franceses. No había, al parecer, las preocupaciones que hay hoy por los derechos de autor. Los escritores leían en francés, en inglés, en alemán o en latín y se lanzaban a traducir textos que firmaban al pie de la firma original, en un gesto casi de coautoría. Eduardo López es de una generación posterior, pero seguramente bebió de esa tradición. 

En la presentación de este pequeño libro el editor Mauricio Ramírez Gómez comenta: "a mediados de la década de 1960, en la revista "Siglo Veinte", publicada por José Chalarca en Manizales, aparecieron traducciones del entonces joven Eduardo López Jaramillo, de textos de Albert Camus, T. S. Eliot, entre otros. Se trataba de textos que Eduardo enviaba desde Europa, donde se encontraba realizando estudios en la Universidad de Lovaina (Bélgica) con apenas veinte años de edad".

Durante siglos traducir fue un signo de cosmopolitismo: el traductor era la bisagra entre dos mundos. Un buen traductor era quien sumaba a su capacidad técnica para navegar entre dos lenguas la capacidad intelectual de detectar qué textos valía la pena ser traducidos. Eso que fue vigente hasta hace tan poco, quizás en unos años sea anacronismo: las nuevas tecnologías hacen hoy de manera automática lo que antes tomaba días de intensa reflexión.

En el país de la magia y otras traducciónes
Eduardo López Jaramillo
Destiempo, Colección literaria
Pereira
Mayo de 2025
84 páginas