martes, 18 de mayo de 2021

Sofoco, de Laura Ortiz Gómez

Nueve cuentos alrededor del conflicto armado colombiano componen "Sofoco", el hermoso libro con el que la autora bogotana Laura Ortiz Gómez ganó el premio de narrativa Elisa Mújica en 2020. 

Son cuentos que dialogan entre sí, pero no a partir de personajes o situaciones comunes sino desde la sensación de sofoco que los atraviesa. Los cuentos de Laura Ortiz ocurren en este "paisito de narcos", en el que los soldados cantan "sube sube guerrillero, que en la cima yo te espero con granadas y morteros" y que ella relata desde los márgenes. No aparecen en sus páginas las grandes ciudades ni los poderosos, sino los ríos, los pueblos, los animales y la gente que vive el ahogo del conflicto, la violencia y la pobreza: desplazamiento forzado, tortura, guerrilla, paramilitares, violencia sexual y racismo son algunos de los hechos victimizantes que reconstruye la autora, a partir de un ejercicio literario que mezcla datos y aguda observación con un manejo de voces y tiempos que le permiten construir atmósferas opresivas, asfixiantes. 

La muerte ronda por casi todas las páginas del libro. La muerte física de la guerra, pero también la muerte de los sueños, de la infancia y de la alegría. Los personajes de Sofoco son tristes pero no resignados: casi todos los cuentos traen un punto de giro en el que el personaje intenta darle una vuelta a su destino para liberarse del terror o el tedio. 

Los textos de Laura Ortiz están construidos a partir de frases cortas, como sentencias, y de imágenes precisas del entorno en el que transcurren las historias. La ubicación geográfica no ofrece nombres propios de ciudades, pueblos o veredas que se ubiquen en el mapa, pero la descripción del territorio permite identificar con claridad los espacios en los que ocurren los relatos: espacios muy colombianos, marcados por la ruralidad y el miedo. 

Los nueve cuentos incluidos en el libro son "Aíta la muerte", "Tigre americano, panthera onca", "Mingus el ardiente", "Esperar el alud", "El corazón del señorito", "La cajita de Avon", "El último Pibe Valderrama", "Un toro bien bonito" y "Parto de vaca". En varios de ellos la autora trabaja el giro animal como una forma de potenciar la atmósfera brutal, salvaje o enrarecida que describen sus historias

Sofoco aporta en la construcción de una memoria literaria del conflicto armado colombiano y lo hace sobre todo desde sus personajes femeninos que presentan puntos de vista diversos alrededor del impacto de la violencia (incluyendo la sexual) en sus vidas y sus familias. Es, sin duda, un libro valioso. 


Algunas frases

Aíta la muerte
Una diría que la guerra es como las películas de acción. Pero no. Es quieta. Más que quieta es monótona. A la gente la matan y la matan y la matan, pero la guerra sigue (p. 9).

La guerra no se trata de nada. Es un agujero que escupe muertos (p. 9).

El ruido es enemigo del recuerdo (p. 10).

El noviazgo de pueblo se consuma en cualquier rinconcito oscuro (p. 12).

La muerte es la única cosa respetable que nos queda (p. 12).

Cuando una mujer pasa de los cuarenta, los hombres ya ni se esfuerzan en ocultar que se sienten superiores (p. 14). 

Tigre Americano, Panthera Onca
Me pongo muy triste cuando pienso en todo lo bueno y bonito que era el mundo antes de que yo naciera (p. 24). 

Doña Cleo le toma la mano y le dice: A Luisa también. Y a la Mónica. No les vaya a decir que yo le conté, a ellas les da mucha vergüenza. Pero solo le cuento esto para que vea que usted no está sola. Que les ha pasado a muchas. Ellos no tienen alma y no se merecen nada. (p. 27). 

Mingus el ardiente
Los palenqueros ya estaban hartos de recoger yanquis, darles comida, aparecer en sus documentales independientes y nunca más saber de ellos (p. 38). 

Esperar el alud
El socialismo es un verso que alcanza solo para el sexo; el piso de tierra no, nunca, será amor (p. 55).

Solías decir: Estoy curado de espanto. No era cierto. De los espantos no se cura nadie. (p. 59). 

Entre tanto advenedizo quién es Dios (p. 60). 

Los suicidios no suelen tener testigos. Voy a cerrar los ojos por pudor (p. 61). 
 
El corazón del señorito
Todos quieren amor, pero nadie quiere lavar los platos (p. 66).

¿Cómo se dice cuando puedes ver la belleza de lo que ya estás perdiendo? ¿Cómo se dice, Ricardito, cuando hay nostalgia de algo que sucede en presente? (p. 76). 

El último Pibe Valderrama
Tampoco le gustaban los niños. Solía decir: Los hijos son pedos, solo se los aguanta el dueño (p. 91).

En mi casa éramos así, apilábamos secretos, unos sobre otros, minuciosamente, haciendo un exoesqueleto familiar. (p. 98).

Como de gente que quería la aprobación del padre mundial, para existir por fuera de la cara de Pablo Escobar (p. 99). 

Un toro bien bonito
Escribir sirve para conjurar fantasmas. Traer vida a lo que se ama y lo que se odia. (p. 105). 

Parto de vaca
Lo más cercano a parir es cagar (p. 111)

El paisaje es un lujo pa´los ricos que se sientan a ver (p. 111).

Ya estoy caminando, esquivando las miradas de los vecinos, que a su vez esquivan mis miradas. Aquí en Alto Bonito nos presentimos en diagonal (p. 112).


Sofoco
Laura Ortiz Gómez
Laguna Libros
Bogotá
Abril de 2021
121 páginas

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