miércoles, 21 de septiembre de 2011

Tanta Sangre Vista, de Rafael Baena

Con este libro confirmé lo que escribí recientemente sobre Rafael Baena: que es muy buen escritor y que está narrando una época poco contada de nuestra historia.

Este libro, escrito antes que "Vuelvan Caras Carajo", transcurre en el Siglo XIX en dos épocas distintas. La estructura intercala capítulos narrados en la primera persona de Enrique Arce, "veterano de guerra", de alguna de las numerosas guerras civiles del Siglo XIX, y capítulos en tercera persona que cuentan la historia de su nieto Ricardo.

Leí recientemente en una entrevista que el autor pensó titular el libro "Caballería Chusmera", y ése es en realidad el trasfondo de la historia: una sucesión de ejércitos irregulares, bandoleros, guerrilleros, autodefensas, etc. que se ubican en el Siglo XIX pero explican perfectamente la violencia que llega hasta hoy. Porque quizás una de las cualidades de este libro es que muchísimos apartes pueden leerse como si se estuviera hablando del presente de Colombia, no sólo para narrarlo, sino para explicar el hilo conductor de todas las violencias, que se ven como una sola guerra irregular e intermitente desde las guerras de la Independencia que Baena cuenta en "Vuelvan Caras Carajo" hasta las de hoy.

En eso el libro es magistral, al igual que en la construcción de algunos personajes como Camila, la esposa de Enrique y abuela de Ricardo. Quizás el autor se queda corto a la hora de narrar el duelo, la tragedia familiar, pero quizás también ello obedece a que los duelos más profundos son silenciosos, se viven pero no se hablan.

A diferencia de "Vuelvan Caras Carajo", que se basa en personajes históricos, con referencias a lugares y fechas precisas, "Tanta Sangre Vista" no usa referentes históricos precisos, aunque el contexto sí lo es.

Acá van algunas frases de este libro recomendadísimo:

"el más alborotador de todos, uno de esos tipos a quienes bastaba echarles una ojeada para hacer que uno se preguntara qué demonios iban a hacer con sus vidas cuando se firmara la paz y a todos nos tocara ir a echarles maíz a las gallinas y a criar potros cerreros".

"La verdad es que peleaban por costumbre, porque no sabían hacer nada más, porque a lo mejor tanta sangre vista y tanto retumbar de cañón les habían aturdido las entendederas, lo cual explicaba ese aire de orfandad común a la mayoría".

"Por aquellos días, fiesta que se respetara contaba con un pelotón de fusilamiento".

"hacia el más allá, en el supuesto de que exista un más allá, lo cual no sería nada atractivo para él porque después de tragar tanta mierda y de lidiar con el incomprensible, vanidoso y veleidoso género humano, lo menos que puede esperarse como premio, si es que existe un premio, es el olvido. En ambos sentidos: ni que lo recuerden a uno, ni recordar a los que quedaron los los pies sobre este mundo de apariencias".

"en el diseño quedó contemplado que la memoria fuera refundiéndose para que la vida no doliera tanto al final y, de ese modo, en el momento del tránsito, echarse en brazos de la parca con indiferencia, sin añoranza del pasado ni expectativa hacia el futuro".

"alguna dama, soltera o casada, de extracción humilde o posición acomodada, que eso no importa porque en materia de mujeres Ezequiel es omnívoro".

"No hay nadie más odioso que quien pone en duda los planes de los demás sin aportar uno propio".

"Un hombre que asumía la guerra como lo que era: una molestia ineludible e inaplazable, no una profesión, y mucho menos una forma de vida".

"respetables amas de casa que le apostaron a buscar la felicidad en el tálamo nupcial y ahora, enfrentadas a la aburrida realidad de hacerse viejas al lado de maridos a los que ya no aman, o nunca amaron, esperan que los hijos se encarguen de restituirles sus sueños desvanecidos, cuando no rotos".

"La gente, en las conversaciones de calle y café, se queja mucho y se nutre con las críticas publicadas en los dos periódicos de la oposición, pero a la hora de las elecciones vuelve a votar por los mismos de siempre, de manera que la vida de la nación semeja un marasmo eterno".

"Era una pequeña y sangrienta masacre con víceras expuestas y miembros amputados, una visión que recomendaría a todos aquellos que se empeñan en encontrarle el lado estético a la guerra sin haber estado jamás en una".

"una de las cosas que había aprendido en la vida era que todo noviazgo es un dolo, un juego de máscaras en que ninguna de las dos aprtes deja ver todas las cartas sino hasta el momento en que ya es demasiado tarde, convirtiendo de esa forma sus vidas en calvarios, fraudes perpetuos que apenas sobreviven en función de los hijos".

"para perderlos bastaría combinar los ojos de una mujer bonita con el nacimiento de una pasión por algún oficio o profesión. Es cosa jodida eso de querer a los hijos y al mismo tiempo buscar la manera de que levanten el vuelo".

"Si debiéramos definir la más pura esencia de lo femenino con apenas un rasgo, desecharíamos la delicadeza, el instinto maternal, el temperamento impresionable, los pies pequeños, el humor variable, las caderas anchas y todos los atributos que se supone caracterizan a las mujeres, y nos quedaríamos con su capacidad para intuir cuando uno está mintiéndoles".

Rafael Baena
Tanta Sangre Vista
Editorial Alfaguara
Bogotá
2007
314 páginas

domingo, 21 de agosto de 2011

El País de la Canela, de William Ospina

Como sigo en mi nueva afición por leer novela histórica colombiana, hoy les contaré sobre El País de la Canela, de William Ospina, un libro que parte de Cuzco, sube a Quito, baja al nacimmiento del Río Amazonas y navega hasta la desembocadura en Brasil para luego seguir por mar hasta Trinidad, de ahí a La Española y de ahí a Europa, para terminar en Panamá.

Este libro es la historia del viaje, la aventura y el horror del descubrimiento del Río Amazonas en la expedición de Francisco de Orellana. La inmensidad de la selva, del río, de los animales, los sonidos. El maltrato a los indios pero también el miedo a los indios. Una odisea total por descubrir y narrar un mundo nuevo.

La prosa de Ospina es cuidada, llena de frases largas, con enumeraciones que parecen retahílas, pero en todo momento es una narración clara, accequible y cargada de emoción y suspenso, como debe ser un libro de aventuras, aunque a mi modo de ver la aventura termina en el momento en que culmina la expedición por el Amazonas, y las páginas posteriores que llevan al narrador a Europa pierden fuerza frente al resto del libro.

En las últimas páginas se anuncia la aventura de Pedro de Ursúa, así que tocará leer "Ursúa", otro de los libros de esta trilogía.

Las frases:

"mi madre había muerto en el parto. Yo era el fruto de esa muerte, o, para decirlo mejor, yo era la única vida que quedaba de ella".

"Acostumbrado a ver sus cosas como hechos naturales, tarde comprendí que había conocido a un ser excepcional".

"Suele ocurrir que entendamos mejor la grandeza de un desconocido que la de alguien a quien vemos cada día tropezar y estornudar, resfriarse".

"uno sólo ve con nitidez lo que dura: un mundo que no cesa de cambiar apenas si nos produce en los ojos el efecto de un viento".

"El rey y el papa están muy lejos, y dedicados a sus propias rapiñas, para imponer aquí de verdad la ley de Dios o de la Corona; esta conquista sólo se abre paso con crímenes y muy tardíamente intenta redimirse con leyes y procesiones. Aquí sólo triunfan los peores".

"Y ya que lo preguntas, nadie supo después dónde quedaron las cenizas del Sol".

"Esa es la clave de la diferencia entre aquel mundo y el nuestro: que en nuestro mundo todo puede ser accesible, todo puede ser gobernado por el lenguaje, pero esa selva existe porque nuestro lenguaje no puede abarcarla".

"En la canoa ya está el barco, pero llegar a él requiere orgullo y ambición, la decisión de desafiar el abismo y de someter el viento a servidumbre. En el arco y la flecha ya está ballesta, pero llegar a ella exige una multiplicación del rencor o del miedo, la decisión, no de matar, sino de prodigar la muerte".

"Te diré lo que sabe todo náufrago: después de un largo extravío, aunque estemos salvados, hay algo en el fondo de nosotros, alguien, valdría mejor decir, que sigue perdido en la isla del naufragio, que sigue sin remedio en la selva, y al que no conseguimos consolar".

"Después dejé correr mis lágrimas sin tiempo y sin pensamientos".

"él tuvo la nobleza de escuchar mi silencio, como un relato largo y minucioso".

"El porvenir es hijo de los actos".

"Y lo que más me impresionó desde el primer día: la sensación de vejez de todas las cosas, las capas superpuestas de los siglos en las plazas, los palacios, las torres y las impresionantes iglesias que quieren hacer sentir a sus fieles como un gusto previo, de la inmóvil gloria celeste".

""Nada es veneno", me dijo un día, "pero todo es veneno: la diferencia está en la dosis"".

"El destino abunda en esas experiencias en que se entra por puertas magníficas a vacíos horrendos, en que empiezan con grandes palabras unos silencios indescifrables".

"Uno cree saber lo que busca, pero sólo al final, cuando lo encuentra, comprende realmente qué andaba buscando".

"Y si me preguntaran cuál es el más hermoso país que he conocido, yo diría que es ese que soñábamos"".

"Todo presente es el desenlace de millares de historias y es el comienzo también de millares".

William Ospina
El País de la Canela
La Otra Orilla, Editorial Norma
Bogotá
2008
368 páginas

lunes, 8 de agosto de 2011

¡Vuelvan Caras, Carajo!, de Rafael Baena

¡Vuelvan Caras, Carajo! es un libro raro en la literatura colombiana, porque hasta donde he leído no son comunes este tipo de obras épicas, con tono de epopeya.

El tema es la historia de Juan José Rondón, el lancero negro famoso del Pantano de Vargas y el título es tomado del grito de batalla de José Antonio Páez. Dicho así, la historia no suena muy novedosa o atractiva, pero hay que leer el libro para darse cuenta de la maestría de Rafael Baena, para contarle a uno otra vez la historia que uno ya se sabe de Bolívar, Morillo, el Páramo de Pisba, el Puente de Boyacá, y sin embargo mantener la emoción en cada página, que se lee mitad como aventura mitad como libro de viajes.

Los caballos, la fatiga, el frío, el hambre, la falta de ropa adecuada, los ríos, la vegetación, los montes, son apenas algunos de los elementos que usa el autor para narrar esta odisea que fue la Guerra de Independencia, una hazaña que creo que aún no valoramos en su justa dimensión, en su enorme magnitud.

En fin, un libro que les recomiendo, al lado de "La Pasión de Policarpa", de Pedro Badrán, que es una tragedia que ya había reseñado en este club. Dos libros escritos por dos buenos periodistas, en los que se nota el rigor de la investigación pero además la maestría en el manejo del lenguaje.


Las frases:
"De todos los desafíos que debe enfrentar un hombre a lo largo de su existencia, uno de los más difíciles no sólo es alcanzar la condición de tal, es decir, de hombre, sino reafirmarla a cada instante con palabras y sobre todo con actos".

"Hay mueres que preferimos a nuestros maridos felices en otros brazos que amargados en los nuestros".

"El ejército, cualquier ejército, es una suerte de sociedad para matar que, no obstante su propósito, sirve de cuna a los más nobles sentimientos de hermandad, quizás originados en la conciencia permanente de peligro o, dicho de otro modo, en la certeza de lo precaria que es la vida del guerrero".

"estaba a punto de olvidar para siempre el gozo que produce sentir el aroma de un cuello de mujer, o esa felicidad que sólo es posible en el momento en que las faldas caen y entonces quedamos ella y yo, amándonos en el centro del universo".

"Es curioso cómo ciertos actos que se suponen inmorales pueden llenarte de moral".

"Era la ridícula conducta adoptada por todo régimen impopular que semeja una bestia acorralada, como cuando las tropas de Sámano, ya que no podían capturar a un capitán, Ignacio Bermúdez, que se encontraba fugitivo, ahorcaron su efigie en plena plaza mayor de Santafé con toda la pompa y circunstancia del caso".

"solía alardear de sus certezas y odiaba que los hechos fueran en contravía de las mismas".

"en todos los asuntos sobrenaturales que van desde la existencia de dios hasta la presencia de las hadas bajo las setas del bosque, prefiero dejar que hablen los teólogos y no mi agnosticismo".

"en su afán de consolidarse, la arbitrariedad de una revolución termina pareciéndose a la del régimen depuesto".

"la masa no piensa ni recuerda sino que se acomoda".


Rafael Baena
¡Vuelvan Caras, Carajo!
Editorial Pre-Textos
Valencia, España
2009
334 páginas

jueves, 4 de agosto de 2011

Extraños escenarios de la noche, Crónicas culturales, de Orlando Mejía Rivera

Hace una semana, en un outlet de libros organizado por El Malpensante, encontré "Extraños escenarios de la noche", un curioso librito que me costó $3.000. Curioso no sólo por el precio sino por el título, porque es pequeñito, de una editorial desconocida, y porque al menos yo nunca lo había oído mencionar, aunque he leído varias obras de Orlando Mejía Rivera.

El prólogo es de Héctor Abad Faciolince y desde ahí advierte que el autor, cuando le cede la palabra a otras personas, cae en la trampa de la propaganda y la nostalgia, y en otra parte dice que Orlando Mejía a veces escribe acá de manera ingenua. Con esas advertencias entré a leer el libro curioso de un autor que me gusta mucho y debo confesar que Héctor Abad se queda corto... que su crítica es muy suave y benevolente frente a la calidad del libro. Esta obra es como cuando uno le descubre un defecto maluco al novio... uno quisiera que nadie se enterara pero ahí está y no se puede ocultar. A mí Orlando Mejía me encanta como escritor de ficción e incluso como ensayista (de hecho ya lo he reseñado varias veces acá con muchas flores) pero en este intento de periodismo mezclado con reflexión personal no sale bien librado. Los diálogos suenan falsos, las denuncias suenan ingenuas... Orlando tiene un "discurso" apocalíptico sobre la sociedad que suena forzado en medio de las descripciones que hace...

Son 4 crónicas escritas en Barcelona: una sobre los inmigrantes latinos, otra que parte de una conversación larga con un palestino, una más sobre las catedrales no sólo de Barcelona sino también de algunas ciudades italianas, y la última, que le da título al libro, sobre la noche de sexo y strepteasse en Barcelona, que quizás es la más "visual" de todas.

Pensé mucho en Laverde leyendo este libro. Me gustaría que lo leyera. Sé que con lo que él ha viajado y con su talento y experiencia podría regalarnos unos textos mucho más logrados que los de este libro. Ojalá se animara.

Algunas frases:

"contrarrestar la tristeza de tantas soledades que podemos albergar en un único cuerpo".

"todos influimos en todos, y no existe ni una sola lágrima, ni una sonrisa, ni un pensamiento, que no esté acercándonos o alejándonos del abismo humano o de la utopía colectiva".

"nunca antes tantos individuos podían viajar y ver sitios lejanos, pero también nunca antes los viajeros estaban tan poco preparados para mirar lo extraño y descodificarlo mediante percepciones mentales auténticas y personales".

"La morada es el espacio donde nuestro ser más profundo crea tejidos humanos de símbolos y sueños".

"Ahora parecen espectros, nada es tan grotesco como los travestidos viejos, parados en las calles, esperando la muerte, aunque persisten en la ilusión de ser todavía deseables".


Orlando Mejía Rivera
Extraños Escenarios de la Noche. Crónicas culturales.
Hoyos Editores
Manizales
2005
132 páginas

Historias de cronopios y de famas, de Julio Cortázar

Comenzaré mi primer post con un libro que leí hace muy poco y que realmente me cambió el modo de ver la vida por la forma en que está escrito. En este libro se nota claramente el surrealismo al 100% que maneja  Cortázar por las temáticas que maneja; temáticas realmente comunes pero que con su magia se vuelven extraordinarias. Espero que a ustedes les guste el surrealismo de Cortázar tanto como a mí. Ahí van unas cuantas frases de algunos cuentos, vale aclarar que son microcuentos así que en cada frase básicamente dice casi todo un cuento. Ahí va:

Instrucciones para llorar:
"El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos"
"Duración media del llanto, tres minutos."

Instrucciones para subir una escalera:
"Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el suelo, y luego la parte siguiente se coloca a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables."
"Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie."

Preámbulo a las instruccines para dar cuerda a un reloj:
"Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido[...]. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes;[...], te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo[...]. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj."

Instrucciones para dar cuerda al reloj:
"Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo.[...] Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa."

Simulacros:
"Somos una familia rara. En este país donde las cosas se hacen por obligación o fanfarronería, nos gustan las ocupaciones libres, las tareas porque sí, los simulacros que no sirven para nada. Tenemos un defecto: nos falta originalidad."

Pérdida y recuperación del pelo:
"Para luchar contra el pragmatismo y la horrible tendencia a la consecución de fines útiles, mi primo el mayor propugna el procedimiento de sacarse un buen pelo de la cabeza, hacerle un nudo en el medio y dejarlo caer suavemente por el agujero del lavabo" (Les dejo la intriga de qué pasará después)

Tía en dificultades:
"¿Por qué tendremos una tía tan temerosa de caerse de espaldas?"

Conducta en los velorios:
"No vamos por el anís ni porque hay que ir. Ya se habrá sospechado: vamos porque no podemos soportar las formas más solapadas de la hipocresía."

Maravillosas ocupaciones:
"Qué maravillosa ocupación entrar en un café y pedir azúcar, otra vez azúcar, tres o cuatro veces azúcar, e ir formando un montón en el centro de la mesa, mientras crece la ira en los mostradores y debajo de los delantales blancos, y exactamente en medio del montón de azúcar escupir suavemente y seguir el descenso del pequeño glaciar de saliva, oír el ruido de piedras rotas que lo acompaña y que nace de las gargantas contraídas de cinco parroquianos y del patrón, hombre honesto a sus horas."

Vietato introdurre ciciclette
"En los bancos y casas de comercio de este mundo a nadie le importa un pito que alguien entre con un repollo bajo el brazo, o con un tucán, o soltando de la boca como un piolincito las canciones que me enseñó mi madre, o llevando de la mano un chimpancé con tricota a rayas. Pero apenas una persona entra con una bicicleta se produce un revuelo excesivo y el vehículo es expulsado con violencia a la calle mientras su propietario recibe admoniciones vehementes de los empleados de la casa."

De este cuento lo que más me gusta es el título, dice así: "Pequeña historia tendiente a contar lo precario de la estabilidad dentro de la cual creemos existir, o sea que las leyes podrían dar terreno a excepciones, azares o improbabilidades, y ahí te quiero ver"

Historia:
"Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de la calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta." Esa es la historia entera... y con ella me despido recomendándoles mucho el libro.


Historias de cronopios y de famas
Julio Cortázar
Editorial Punto de lectura
165 páginas
2010

sábado, 30 de julio de 2011

Ese silencio, de Roberto Burgos Cantor

Recuerdo de nuevo a Carlos Fuentes cuando define la literatura como una amalgama de imaginación y lenguaje. Lo cité en este club luego de leer El sonido y la furia, de Faulkner, y lo traigo a cuento ahora que les comparto mis impresiones sobre Ese silencio, novela de Roberto Burgos Cantor, cartagenero muy nombrado últimamente por otra novela, La ceiba de la memoria, mucho más larga y que no he leído.

Es eso, imaginación y lenguaje, sobre todo lenguaje, lo que es Ese silencio. Y, queriendo ser más meticuloso, diría que la esencia de su forma de contar está en las descripciones de un paisaje caribeño que pasa de las maravillas de la playa con el sol sobre el mar, los lampos, los cardúmenes y las dunas, a la miseria de las casas y de las condiciones en que viven los habitantes de pequeños pueblos costeños.

Fue un libro prestado, y para recomendárselos solo quiero expresar que he hecho un muy bello descubrimiento. Les dejo las frases, que son parrafadas repletas de música.



…le confió que cuando atendía a las parturientas en los rancheríos y las ayudaba y se le pegaba en las manos el sudor frío de la fiebre y prefería no mirar el rostro lívido sin la menor significación de alegría, de protesta, de calamidad o de agradecimiento, y el olor fuerte de entrepierna apenas soltaba una hedentina desvaída con su aroma de lástima y el manantial era un agua mezquina sin torrentes, y debajo de las camisolas remendadas con el tono blancuzco de la decoloración, la sombra perdida del par de tetas de las que apenas quedaban unas esmirriadas bolsitas de miseria con migas agrias, entonces se preguntaba, aturdido, si tenían algún sentido esos nacimientos que poblaban estas regiones porque eran cantidades que seguían siendo multitudes con los pocos sobrevivientes que se levantaban lamiendo tierra y chupando lombrices.

…nunca encontraba el momento o el motivo por el que esas gentes por el que esas gentes habían conocido la esperanza o tenido un sueño, por confuso que fuera, de que la vida podía ser algo distinto de estos peladeros solitarios donde a veces saltaba un conejo, o corría un venado, o se detenía una guartinaja, y de cuya tierra pedregosa, arrasada por lo aguaceros y pulverizada por los veranos, arrancaban tubérculos, salvaban semillas y frutas de las rastreras calcinadas, y recogían un maíz estropeado de granos raquíticos y desiguales.

Pero apenas hoy, médico, comienzo a saber de mí y de ti. Apenas hoy. Apenas. ¿Tendrá algún sentido conocer cuando ya lo único que se desilusiona o se enriquece son los sentimientos íntimos, los callados por años, los míos sin ti? ¿Tendrá?

Esa mano de esa vez en el bullerengue con las cantadoras era la mano del mejor partero de por aquí, las manos que no espantan la vida que viene por allí canal de entrepierna y da confianza de que la vida es apenas una ternura, un refugio de manos delicadas que acarician y protegen.

…en la primera gritería de tu llegada, lagartija babosa, cuando aún no tenías nombre y tu madre se enterraba las uñas en las palmas y aceptaba que ese dolor es la muerte misma, el entregarse a lo que sea, ahí te susurré al oído, después de la palmada, con tu piel amoratada, que dejaras de berrear, que la vida es bella, que la vida es irrepetible.

La memoria de Escolástica carece de ansiedades. Ella vive lo que vive sin avaricias. Acepta que el presente está hecho de fragmentos de fugacidad y lo que le corresponde es agotarlos uno tras otro, sin detenerse. La vida no es para recordar, dijo un día de lluvias frente al espejo del tocador, y se ajustó el peine de carey con el que se sostenía la cabellera por hacer algo frente al espejo y así evitar la inmovilidad.

Te fastidiaban las mentiras caritativas de los curas, sus interesadas ofertas de una vida que no vemos ni compartimos, esa propuesta entre aceptada sumisión y esperanza que no resuelve ausencias ni interrumpidas aventuras de la vida colectiva, ni el entendimiento conforme de la comunidad.

Dejaba a un lado sus convicciones, de las cuales pensaba que no eran más que pensamientos para asumir las dificultades de la vida.

Admitió, ya sin extrañeza, que las decisiones del azar de la vida proponían un presente sin regreso, en el cual los arrepentimientos o las recriminaciones solo servirían para estropearlo, para detener su porvenir, ahora tímido y tierno y feliz.

El tiempo del amor no tiene días ni transcurrir. Su reloj carece de horas, agregó, y el calendario es blanco, sin días ni meses ni años, sin paisajes ni cálculos lunares ni estallidos de sol, ni días de pesca y menos el nombre del beato Sebastiano.

Dormitaron un rato en el sopor callado, en la apariencia de inmovilidad del cielo y del mar sin horizontes, en ese mundo que de repente mostraba su sustancia de tiempo, tiempo eterno, instante de los instantes sin reloj, podredumbre del pasado, abolición del porvenir, esplendor del presente, sol que se interna en las entrañas y muestra todo en un segundo insoportable y perdía el espacio y sus orillas.

…se puso a pensar si el pasado era un bloque inmodificable y usado de la vida o un montón de enigmas que enturbian el presente y despojan de fuerza y ambición los deseos del porvenir.

En su mente y en su risa y en sus sentimientos siguió: saca tu lengua de entrepierna, tu lengua cautiva y temerosa, saca tu lengua de fuego erecto, saca tu lengua escupidora y entráñate en mí, que escupa en mi interior, que ejerza su poder y me confíe su debilidad. Aquí te recibo, lengua de palabras, sin ruido, para que fundemos, con tu lengua y su saliva que recibe de la mía, una lengua nueva. Entra.

Ascanio no sufrió por la imposibilidad de entender a esa mujer que le cupo en suerte. Nunca se sintió inferior a ella. Comprendió que eran distintos. Y se enamoró de esa indiferencia.

…la escritura da cuenta y compromete, pinta la huella y muestra a los que  vienen cómo se habitó; los saluda, ofrece excusas, enseña lo precario del presente. Grito de silencio que perdura.

Cada vez que atendió a los pacientes en Puerto y los alrededores se volcó a enseñarles el mínimo de la vida hasta que se dio cuenta, y aceptó, de que la vida allí carecía de mínimo, que apenas consistía en un arañar restos y sobras desconocidas que en lugar de acrecentar se disminuían, dejando a los que venían con menos.

Ese silencio
Roberto Burgos Cantor
Editorial Seix Barral
161 páginas
2010

viernes, 29 de julio de 2011

Manual de superación personal y otros cuentos, de Pedro Badrán Padauí

Son nueve cuentos muy diferentes los que componen este libro de Pedró Badrán. Son distintos en tono, lenguaje, extensión, tema, etc... en todo, al punto de parecer escritos por personas distintas. Por ejemplo, el cuento que le da nombre al libro ocupa casi la mitad de las páginas, mientras que hay otros de apenas 3 hojas. Sin embargo todas las historias tienen en común el protagonismo o al menos la fuerza de los personajes femeninos en casi todas las historias.

Es un libro entretenido, con humor y sarcasmo pero también con cierta melancolía, cierto desasosiego en las historias de pareja, en las relaciones difíciles de los personajes.

Acá van unas cuantas frases. La primera es con la que empieza el libro:
"Los hombres que ejercen el arte de la seducción se pueden dividir en dos. Los llamados donjuanes y los vampiros. Los primeros se lanzan tras la presa, la seducen, la capturan y luego la destrozan. Los segundos permiten que la presa se acerque a ellos, la atraen hacia su guarida, luego la hipnotizan y le chupan la sangre, lenta, muy lentamente".

"Por lo demás hay mujeres que sólo se realizan al ser abandonadas. Para decirlo de manera más clara: hay mujeres que no son felices cuando se casan sino cuando se separan".

"Durante mucho tiempo doctores bizantinos discutieron si la Virgen María, al ser fecundada por el Espíritu Santo, había tenido un orgasmo. En aquella época todavía el cristianismo se hacía preguntas cruciales".

"Ese febril apasionamiento que es propio de las mujeres rechazadas".

"Cada cuerpo de mujer es como un río y a veces los ríos son transparentes o turbios y a veces uno nada en ellos a favor de la corriente o en contra de la misma".


Manual de Superación Personal y otros cuentos
Pedro Badrán Padauí
Editorial Random House Mondadori
Bogotá
2011
136 páginas

jueves, 28 de julio de 2011

Los Ejércitos, de Evelio Rosero

Leí Los Ejércitos, de Evelio Rosero, y para ir al grano sin dar muchas vueltas mi resumen es: tienen que leerla. En medio de tanta novela urbana, esta historia tan colombiana, tan actual, ubicada en algún pueblo montañoso y frío del Huila o de cualquier otro lugar del país, resume de manera magistral la violencia de los últimos tiempos contada desde el terror que viven las víctimas.

El lenguaje es contenido, cuidado. No le sobra ni una coma. Cada frase está pensada, pulida, corregida. Es una historia contada en primera persona, desde la voz de Ismael, un profesor viejo que toda la vida ha vivido en el pueblo y que ve como al principio de manera imperceptible, y luego como un huracán, los distintos ejércitos arrasan con todo.

Les transcribo pocas frases pues el libro no se detiene en elucubraciones o digresiones. Narra, describe todo el tiempo lo que pasa ante los ojos de Ismael, y uno como lector sólo ve aumentar la zozobra, la angustia, hasta la última línea.

Es posible que me equivoque porque me falta mucho por leer, pero de lo que he leído pienso que "Los Ejércitos" es "La Novela Colombiana" de la violencia reciente.



"No estaba loco y decía las cosas de verdad, con la verdad que sólo da la desesperación, como las dice el que sabe que va a morir, ¿para qué mentir?, el hombre que miente a la hora de morir no es un hombre".

"Hay cosas que no debemos decir en voz alta, ni siquiera a los que más nos quieren. Son las cosas que hacen que las paredes oigan".

"Pensar que no hace mucho me jactaba de mi memoria, un día de éstos voy a olvidarme de mí mismo, me dejaré escondido en un rincón de la casa, sin sacarme a pasear".

"Se van, me quedo, ¿hay en realidad alguna diferencia? Irán a ninguna parte, a un sitio que no es de ellos, que no será nunca de ellos, como me ocurre a mí, que me quedo en un pueblo que ya no es mío".

Evelio Rosero
Los Ejércitos
Tusquets Editores
Barcelona
2007
203 páginas

lunes, 11 de julio de 2011

La nación soñada, de Eduardo Posada Carbó

Quiero decir, en primer lugar, que me arrogo el derecho de reseñar un libro sobre política colombiana teniendo en cuenta que la diversidad de los textos que abordamos puede ser la misma que la de los miembros que integramos este club, que como bien afirma Ángel ya no es secreto y, al parecer para bien, se ha ampliado bastante.
El autor es el catedrático y columnista de El Tiempo Eduardo Posada Carbó. Dado que a él lo identifican como intelectual de derecha (valga decir que no tiende a la mano negra), quiero aclarar que yo me considero de izquierda, con todas las complejidades que hoy traen estas clasificaciones. Voto por Robledo, no me cae bien Uribe, no le creo mucho a Santos y no me parece que Mockus plantee una salida sensata a nuestros problemas. Para mí, el país está mal.
Pero bueno, esta introducción la hago para comentarles que la experiencia me gustó. Fue una confrontación constante en la que traté de dejar a un lado las aprensiones y permitirle al autor me argumentara detenidamente su tesis, que parte de que "en las últimas décadas, la democracia colombiana, en abstracto y en concreto, se fue quedando sin defensores intelectuales".
Así que él hace una apología de nuestra democracia, aceptando algunas imperfecciones. Terminé, cerré el libro y pensé inmediatamente que interpretar nuestra historia política a partir de lo que han dicho los políticos que la han escrito, precisamente para tratar de defenderla, es tratar de defender lo indefendible. El pecado de Posada Carbó es que cree en nuestros dirigentes, y hombre, yo, que suelo cubrir política y políticos, confío más bien poco en ellos.
Sutilmente minimiza los efectos excluyentes del Frente Nacional, por ejemplo, y al compararnos con otros países intenta desvirtuar aquello de que nuestra historia ha estado signada por la guerra.

Les dejo dos fragmentos que me gustaron, quizá un punto de partida para estar de acuerdo con el autor:

"El consenso básico para la estabilidad de las sociedades pluralistas modernas se da (...) no alrededor de creencias sustantivas sino de los procedimientos para resolver disputas".

"...tampoco es cierto que sea toda la sociedad la que esté masacrando a sus miembros. Ni que a todos los miembros de la sociedad les corresponda el mismo grado de responsabilidad por la violencia. Al borrarse la distinción entre los criminales y sus víctimas, y culpabilizar a todos por igual de todos los horrores, se está negando la posibilidad misma de la justicia".

Esta es una cita de Susan Sontag en su libro Ante el dolor de los demás: "Sontag cree en el poder ético de esas imágenes atroces, que deben seguir en libertad para perseguirnos por el papel vital que representan: esas imágenes nos muestran 'lo que los seres humanos son capaces de hacer -pueden estar en disposición de hacer-, con entusiasmo y convicción'. Esas imágenes dicen: 'No olvidemos'".

miércoles, 6 de julio de 2011

Música para Camaleones, de Truman Capote

Bogotá, julio 6 de 2011
Tardé más de un año en leer Música para Camaleones del no gratuitamente afamado Truman Capote y es esa, precisamente, una de las ventajas de libro: estar dividido en textos cortos permite ir intercalando su lectura con la de otros libros sin consecuencias lamentables y eso es bueno para lectores que tienen el vicio de sapotear libros como yo.
Música para Camaleones está lleno de pequeños paisajes, de relatos que están en un punto intermedio entre la entrevista y el cuento. Está dividido en un prefacio (no menos magistral que el grueso de la obra) y tres secciones: Música para Camaleones, Féretros Tallados a Mano y Retratos Coloquiales, que son en su orden cuentos, una novela corta (o un cuento extenso) sobre un crimen real y una serie de entrevistas convertidas en relato.
Tal vez las máximas genialidades estilísticas del excéntrico Capote tardío están en una entrevista que se hace a sí mismo y en la narración de un crimen en Féretros Tallados a Mano, que hace que uno sienta que estallará de rabia sabiendo quién es el culpable de una serie de asesinatos y teniendo la certeza de que nunca recibirá el castigo que merece.
No creo que pueda sacar muchas líneas notables del libro, en particular porque muchas se atribuyen a los personajes entrevistados, pero aquí van algunas:

Truman Capote hablándose a sí mismo: Te he oído confesar, tan fresco como una lechuga, ciertas cosas que harían poner verde a un mandril, y sin embargo no quieres admitir que crees en Dios. ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo que te digan cristiano reconvertido?

Marilyn Monroe: Yo solía pedir autógrafos. Todavía lo hago, a veces. El año pasado vi a Clark Gable sentado cerca de mí en Chasen, y le pedí que me firmara la servilleta.
Truman Capote hablando con uno de los miembros de la Familia Manson: Los tatuajes son raros. He hablado con cientos de hombres convictos de múltiple asesinato. El único denominador común que encontré era que todos estaban tatuados.

Y ésta, del Prefacio, que para mí es tal vez una de las líneas más memorables del libro: Luego, un día, empecé a escribir, sin saber que me había encadenado, de por vida, a un amo noble pero despiadado. Cuando Dios nos ofrece un don, al mismo tiempo nos entrega un látigo, y éste sólo tiene por finalidad la autoflagelación.

Truman Capote
Música para Calameones
Arango Editores
Bogotá, 1988

lunes, 27 de junio de 2011

La Inmortalidad, de Milan Kundera

Bogotá, junio 27 de 2011
Este es mi primer aporte a este club y precisamente debo hacerlo con un libro que, por lo menos para Juan David y para mí, es un viejo conocido: La Inmortalidad de Milan Kundera. En 1999, cuando éramos apenas unos primíparos en la facultad, Juan Guillermo nos dictó el taller de literatura y nos enfrentó a un libro que en aquel entonces disfruté sin entender del todo. Llegué apenas hasta la mitad de la novela porque no tenía con qué comprarla y Camilo Molina me la prestó una semana antes del examen final. El libro llegó de nuevo a mis manos 12 años después por la misma vía (esta vez leí una copia de Misael Peralta) y fue como leer dos novelas distintas: Una cosa es uno y sus sentimentalismos a los 17 años y otra muy distinta a los 29.
En La Inmortalidad, Kundera reflexiona acerca del papel del arte y del amor en varios escenarios históricos y artísticos, valiéndose de personajes que se entrelazan por distintas vías. A través de Agnes y su familia uno descubre el modo de vida de los franceses en la segunda mitad del siglo XX, donde la imagen es mucho más importante que la palabra, y todo ello se ve conectado con personajes históricos como Napoleón Bonaparte, Johan Wolfgang von Goethe y Ernest Hemingway, así como con estrafalarios personajes de ficción como el profesor Avenarius que se juntan con el mismo Kundera, quien es a su vez narrador y espectador.

Aquí algunos de los fragmentos que más me impactaron:

"Se dice que no le gustaba la música. Es un error. Lo que no le gustaba eran las orquestas. Le gustaba Bach, porque aún entendía la música como una combinación transparente de voces independientes, cada una de las cuales puede ser reconocida. Pero en las sinfonías de Beethoven las distintas voces de los instrumentos se diluían en una amalgama sonora de gritos y quejidos. Goethe no soportaba la orquesta, del mismo modo en que no soportaba el llanto ruidoso del alma".

"Por eso estaba segura de que lo conocía de memoria, de que nadie lo había conocido nunca como ella. El sentimiento amoroso nos da a todos una falsa ilusión de conocimiento".

"Europa tiene fama de ser una civilización basada en la razón. Pero igualmente podría decirse que es la civilización del sentimiento; creó un tipo de hombre al que denominó hombre sentimental: homo sentimentalis".

-"Olvide por un momento que es norteamericano y haga trabajar el cerebro".

"¿Cómo vivir en un mundo con el que uno no está de acuerdo? ¿Cómo vivir con la gente si uno no considera suyas ni sus penas ni sus alegrías? Si sabe que no es parte de ellos".

"A mi juicio, la astrología (me refiero a la astrología como metáfora de la vida) nos dice algo mucho más sutil: ¡No te librarás de tu tema vital! De ello se desprende, por ejemplo, que es una pura ilusión pretender empezar en medio de la vida una nueva vida que no se parezca a la anterior, empezar, como suele decirse, desde cero. Su vida estará siempre construida del mismo material, de los mismos ladrillos, de los mismos problemas, y lo que en un primer momento les parece una nueva vida resultará muy pronto ser una simple variación de la anterior".

Milan Kundera
La Inmortalidad
Tusquets Editores
1990

lunes, 13 de junio de 2011

Historia de Simona, de Darío Jaramillo Agudelo

Historia de Simona es una novela corta de Darío Jaramillo Agudelo, uno de los poetas más leídos de Colombia.

En el tono y la atmósfera este libro tiene un antecedente: Cartas Cruzadas, una novela recomendadísima de este autor, por si no la han leído todavía. Al igual que ese libro, Historia de Simona es una historia de amor y despecho narrada en un lenguaje actual, cotidiano, coloquial y con humor. Pero este libro es más corto, más simple, sin historias paralelas ni muchos personajes secundarios. Todo gira en torno al innombrado amor entre Simona y Jotahache, 21 años menor que ella. Se ubica en Bogotá, en una época indefinida que bien puede ser la actual, pero podría situarse en otra ciudad... Bogotá no es protagonista de la trama. La historia gira únicamente en torno a Simona y Jotahache, y se intercalan algunas reflexiones del autor sobre el oficio de la escritura o el lenguaje.

Leyéndolo pensé en mucha gente: En las amigas a las que les gustan los jovencitos, en los que tienen relaciones "abiertas", en los que echan cuentos para justificar la "naturaleza infiel del hombre", en los celosos, los despechados, los solitarios, los que se enamoran a primera vista. En fin, otro libro recomendado.

Las frases:
Es sabido que nadie verdaderamente poseído por una obsesión se aburre. El hastío es para los indiferentes.

Ambos vivían esa armonía perfecta del amor correspondido.

Tenían mucho que decirse pero respiraban un aire tan desapresurado, tan librado a la espontánea lentitud de amarse largamente, que aplazaban los comentarios, las preguntas y los recuerdos que se les venían.

Siempre he sabido que soy una perra. Pero ahora tengo que comportarme como una zorra.

Si los oyera cualquier otra persona, cualquiera, diría que habían llegado a esa cómica tontería de las conversaciones de los enamorados. La tontería insuperable y perfecta que puede, además, prolongarse según dure ese estado beatífico del enamoramiento.

Quien -por táctica o por agüero- ha decidido no llamar amor al sentimiento que lo domina, por fuerza también está renunciando a hablar de futuro.

Una infancia olvidada es una infancia feliz.

¿Tú crees que una inteligencia que no alcanza para entender a Dios alcanza para entender a las mujeres?

-¿Eres feliz en tu matrimonio?
-Creo que sí. Creo que cuando uno es feliz no se da cuenta.

El equilibrio en las relaciones entre hombres y mujeres depende del adulterio.

Tener amante permanente era inmoral. El adulterio es ocasional y puramente físico. Enamorarse de la pareja de ocasión no era adulterio sino un error táctico.

Qué tristeza: crecí en un lugar sin memoria. El espacio de Bogotá es amnésico. El cambio era para peor.

No hablábamos de amor. Yo, porque ella no lo mencionaba, ella porque se negaba a creer que aquello era amor.

-Todos los profesores de tu universidad se sienten buenos profesores. ¿Cómo es posible que exista una universidad decididamente mala en la que todos sus profesores son buenos?

Una misma vida se puede contar de maneras distintas, sin que coincida ninguno de los hechos de una con otra. Y es la misma persona. Y todos los hechos son ciertos.

La verdadera tontería consistía en referirse a un futuro sombrío mientras el presente era grato.

Me refiero a una sensación física, a una descomposición del cuerpo que se siente exactamente detrás del plexo solar, y que se irradia como una punzada que acelera las pulsaciones y el sistema respiratorio, y que se expande a la cabeza en forma de ansias y vacío. Los celos. La necesidad orgánica, fisiológica del otro. del cuerpo del otro, del amor del otro. Necesidad orgánica quiere decir que la ausencia produce síndrome de abstinencia, vómitos y pesadillas, imposibilidad de pensar en nadie distinto, odio y más odio, odio rodeado de amor por todos los lados, amor enfermo de agotamiento pero que no se agota.

La detestaba sin interrupción, la sentía como un vacío, como una herida, como la que ya no sería nunca.


Darío Jaramillo Agudelo
Historia de Simona
Editorial Pre-Textos
España, 2011
190 páginas

domingo, 12 de junio de 2011

Hotel en Shangri-Lá, de Octavio Escobar Giraldo

Leí Hotel en Shangri-Lá, de Octavio Escobar Giraldo, un libro de 6 cuentos que en tono y atmósfera puede relacionarse un poco con De Música Ligera, el libro con el que ganó el Premio Nacional de Literatura en 1998.

Los 6 cuentos ocurren en el Megacentro Babilonia, un hipercentro comercial que podría ubicarse en Bogotá aunque el autor no lo señala así. Los protagonistas de un cuento son figurantes en el siguiente... todos se entrecruzan de manera tangencial.

Y acá Octavio Escobar vuelve a sus temas más constantes: la ciudad, lo urbano, lo cotidiano, la soledad, la música popular y el cine.

Es muy difícil sacar frases. Los diálogos son tan cotidianos, tan comunes y corrientes que no es un libro que uno esté subrayando permanentemente. Acá van unas:

No hay nada más triste que la decadencia de un centro comercial.

Hace muchos años, cuando mi vida era otra, quise creer que la canción con la que despertaba la radiograbadora determinaba que mi día fuera bueno o malo.

Cuando estábamos solos o prácticamente solos, que es lo que suele ocurrir, jugábamos a imaginar el bar ideal. Es uno de los entretenimientos más inocentes que existe, es un juego en el que no se pierde nada.

Cree que cuando su talento sea finalmente reconocido García Márquez desaparecerá de la historia de la literatura. Por lo pronto hace lo que aprendió en la universidad: es profesor de sociales en un colegio.

Quedé en una de mis situaciones favoritas: desventaja numérica o posicional pero una amenaza aparente en un rincón crítico del tablero. Esa es mi definición de esperanza.

Tenía unas tetas redondas, estrábicas, que exigían atención por separado.

Estaba enamorada de mí pero yo le parecía objetivamente feo e intelectualmente pobre.

Un periódico le publicó un artículo en el que proponía que a los tarjetones electorales se les agregara una posibilidad de protesta más efectiva que el voto en blanco, una casilla que dijera "Ninguno de los anteriores", como en los exámenes escolares.

Le gusta el olor a dinero que se respira en este centro comercial, la forma en que se han ocultado el caos, la suciedad y el fracaso.


Hotel en Shangri-Lá
Octavio Escobar Giraldo
Editorial Universidad de Antioquia
Medellín, 2004
115 páginas

El Enfermo de Abisinia, de Orlando Mejía Rivera

El enfermo de Abisina es una novela muy corta del médico Orlando Mejía Rivera (el mismo de La Casa Rosada y Recordando a Bosé), escrita básicamente para proponer una nueva hipótesis con relación a la muerte del poeta francés Arthur Rimbaud, quien según la historia oficial murió de sífilis.

El libro está compuesto por 4 monólogos, a manera de cartas o textos: Los artículos del crítico Edmond Lepelletier, transcritos casi tal cual como se publicaron en París, en los que destroza la obra de Rimbaud; una carta (inventada) de Rimbaud, otra (inventada) de su amigo Paul Verlaine y otra de un médico que no existió, Nikos Sotiro, quien supuestamente atendió a Rimbaud cuando abandonó Francia, y la poesía, y se radicó en Abisinia durante más de una década, dedicado al comercio de armas y café. Esto significa que Mejía Rivera escribe en esta novela "a la manera de" Rimbaud y de Verlaine, lo cual no es cualquier cosa...

El libro me gustó, como casi todo lo de Orlando Mejía Rivera.

Acá van las frases:

La obra de un autor no basta para el análisis literario. Es necesario que el crítico penetre, al igual que un investigador policial, en las minucias y en lo oculto de la vida del autor, sin dejar nada afuera, divulgándolo todo, porque un escritor, o alguien que crea serlo, ha perdido su derecho a la vida privada.

Los adictos a la abscenta tienen alteraciones en la percepción de los sentidos. Por ejemplo, saborean formas, huelen colores, palpan notas musicales, ven colores en las palabras.

Si esta es la poesía del futuro entonces el futuro será una sociedad que mató la auténtica poesía.

Te dije que toda destrucción era necesaria, que vivir era renunciar a todo lo que amábamos o necesitábamos. Te lo dice alguien que lo único que ha sabido hacer en su vida es destruirlo todo.

Soy un selenita que despioja la abundante cabellera de Dios.

Entre el desierto y los negros de África descubrí lo que soy: una sombra errabunda que busca la nada.

Lacerar la carne, vaciar el corazón, envenenar el espíritu. Habitar la soledad, el hastío, el asco, el aburrimiento. Exprimirme como un absceso.

Los dormidos necesitan pensar que los despiertos somos sus pesadillas.

Es cierto que siempre me he quejado, pero para mí quejarse es otra manera de cantar.

Soy sólo un viajero, un peatón, un vagabundo que ha caminado por el mundo como un extranjero proveniente de otros universos.

Comprar la tinta con la que escribiré hasta mi muerte los poemas de un artista que tuvo la mala fortuna de nacer en un siglo de banqueros sin alma y de generales enfermos de poder.

Aquí en estos desiertos africanos estamos todos acostumbrados a la dureza de la vida y no tenemos tiempo para lloriquear como ustedes los poetas de ciudad, tan delicados como señoritas o cachorros de gatas de Angora.

Cuando un ser humano va a morir su alma de niño vuelve a imponerse en los últimos meses de vida del adulto y de ahí el deseo de caminar por los parajes de la infancia, de recuperar los sabores de las primeras comidas, los olores que arrullaron al bebé que fuimos y olvidamos, las caras de los seres amados en una edad en que no se conocían las palabras pero sí el sentimiento del amor.

No dejes de leer el Corán, pero recuerda que el infierno, el verdadero infierno, está construido con palabras.


El Enfermo de Abisinia
Orlando Mejía Rivera
Editorial Bruguera, 2007
Barcelona
120 páginas

miércoles, 18 de mayo de 2011

El Enterrador, de Thomas Lynch


Mientras nuestro nuevo divo, el director supremo, veranea en Cannes y se codea con los que pisan la alfombra roja, los simples mortales seguimos nuestra vida normal. Yo leo y lo último que leí fue "El Enterrador" de Thomas Lynch, un libro al que le tenía ganas hace rato y no resultó como esperaba, pero me gustó leerlo.

No resultó como esperaba porque no sé por qué me imaginé que era más relato y son en realidad ensayos (literarios si se quiere) escritos por Lynch, que es un poeta que como todos los poetas no vive de lo que escribe y el oficio que lo mantiene es una funeraria familiar en su pueblo Milford, en Michigan, en la que atiende velorios y entierros de más o menos 200 vecinos al año. Los ensayos son sobre la muerte, los cadáveres, el suicidio, la muerte de un ser querido, de niños, etc... todos con mucha cotidianidad, humor y sarcasmo.


Acá van algunas frases:


Los muertos eran casi siempre decepcionantes. Ningún muerto se sentó en su ataúd. Nadie vio un fantasma. Nunca pude confirmar si las uñas y el pelo seguían creciendo.

Cualquier existencia que tengan los muertos, la tienen sólo por la fe de los vivos.

Los funerales son la forma en que cerramos la brecha entre la muerte que sucede y la muerte que importa.

El inodoro de cadena, más que cualquier otro invento, nos ha "civilizado" de una manera que ni la religión ni el derecho lograron jamás. Se acabó el oficio matinal de la bacinilla o la letrina que permitía que la vista, los sonidos y los olores nos recordaran que la carne es corruptible.

Es igual con nuestros muertos. Nos avergüenzan de la misma manera en que nos avergonzamos de un inodoro que se atasca la noche en que tenemos compañía. Es una emergencia. Llamamos al fontanero.

Cuando enterramos a los viejos, enterramos el pasado conocido, el pasado que a veces imaginamos mejor de lo que fue, pero el pasado al fin y al cabo, habitado en parte por nosotros. El recuerdo es el tema inevitable, el consuelo final.
Pero cuando enterramos recién nacidos, enterramos el futuro, inmanejable y dseconocido, lleno de promesas y posibilidades, de logros teñidos de esperanzas color de rosa. El dolor no tiene fronteras, no tiene límites, no tiene final sabido, y las pequeñas tumbas de bebés que bordean las esquinas y las cercas de todos los cementerios nunca son tan grandes como para contener ese dolor. Algunas tristezas son permanentes. Los bebés muertos no nos dejan recuerdos. Nos dejan sueños.

La prima pobre del miedo es la rabia.

Y entre los dones de Dios, el mejor de todos es el lenguaje, el poder de nombrar y proclamar e identificar, de construir palabras de la ruidosa nada para los pájaros del aire, los peces de los mares, lo que crece en la pradera; y para el desprecio y el afecto, el placer y el dolor, la belleza y el orden y la ausencia de los dos.

Es más fácil llorar la pérdida que vemos que la que imaginamos.

En mi época parece haber una relación inversamente proporcional entre el tamaño de las pantallas de los televisores y el espacio que les dejamos a los muertos en nuestras vidas y paisajes.

La geografía del sabor no tiene fronteras para un hombre, así como el cielo no tiene límites para las bandadas de pájaros.

La comprensión de que Dios podía ser mujer exigía considerar que el Diablo también podía serlo.

Los viejos siempre están mirando con nostalgia hacia atrás, mientras que los jóvenes, con la misma nostalgia, miran hacia delante. Un hombre recuerda lo que otro imagina.

Recuerdo a la familia de esa pobre niña: todos se preguntaban qué sería lo que hicieron o dejaron de hacer o podrían haber hecho o debían haber hecho o seguramente habrían hecho, sólo si supieran qué fue lo que la impulsó a subir y luego bajar. condenados si hicieron o si no hicieron, después de eso cada uno siguió su camino, solo.

Hubo una época en la que era más fácil cambiar de cueva que arrastrar el muerto hacia fuera. Hoy en día no es tan fácil. Está la cercanía a la oficina de correos, el mobiliario, lo que se ha pagado por la casa. Ahora hay que sacar al muerto.

Vélenme. Permitan que los que quieran vengan y miren. Tendrán sus razones. ustedes tendrán las suyas. Y si alguien dice: "!se ve muy natural!", no se ofendan. Tienen razón. Porque siempre estuvo en mi naturaleza. Está en la de ustedes.

El Enterrador, la vida vista desde el oficio fúnebre
Thomas Lynch
Editorial Alfaguara
Escrito en 1997
Edición 2004-Madrid, España
258 páginas

sábado, 9 de abril de 2011

La Mujer Justa, de Sándor Marai

Mientras Laverde pasea por Lisboa, Adriana firma autógrafos de sus libros y Clu estrena trabajo, Carlos Julián y yo leemos. Hoy les mando frases de La Mujer Justa, de Sandor Marai, que es un libro casi igual a sus otros libros, con poquísima acción y cantidad de digresiones sobre el amor, la burguesía, la muerte, la cultura. Y siempre tan universal y vigente, pese a haber sido escrito hace 70 años.

"Esos pequeños detalles son muy importantes. Entre la riqueza y la pobreza hay infinidad de matices. Y dentro de la pobreza ¿cuántos matices crees que hay?"

"A mí me enseñaron que en la vida hay que salir adelante con lo que hay. A él le enseñaron que ante todo hay que vivir como se debe, con refinamiento, siguiendo las reglas y las buenas costumbres. Eso era lo más importante. Son unas diferencias enormes. Entonces yo no lo sabía".

"Yo soy un artista, pero no he encontrado mi forma de arte".

"No se puede amar tanto, no se debe amar tanto a nadie, ni siquiera a los propios hijos. Todo amor supone un egoísmo desenfrenado".

"Ése es el único dolor verdadero: la muerte de un niño. Es el modelo por el que se miden todos los demás dolores".

"Hay hombres de naturaleza más femenina que necesitan precisamente eso, ser amados. pero hay otro tipo de hombres que, como mucho, toleran el amor".

"Quien ama sin humildad pone una gran carga sobre los hombros del otro".

"Parece ser que el orden exterior responde siempre a un deseo de ocultar el desorden interior".

"Soy una mujer y, por ende, soy a la vez una piel roja y una detective profesional, una santa y una espía cuando se trata del hombre al que amo. No me averguenzo de ello. Dios me hizo así. Esa es mi misión en la vida".

"Ya sabes, como los sombreros y los pañuelos que envejecen muy deprisa, casi de golpe, desde el momento en que fallece su dueño. Pierden el color, como una hoja arrancada del árbol empieza a perder el color de la vida, ese verde acuarela, en el mismo instante de ser arrancada. Parece que hubiera una corriente eléctrica que invade todo lo que pertenece a esa persona, comola luz solar que irradia sobre la Tierra".

"Se puede recuperar a alguien que es infiel. Se puede recuperar a alguien que se ha ido. Pero a alguien que ni siquiera ha llegado verdadera y definitivamente... No, eso es imposible".

"Ha intentado hacerse indiferente a los sentimientos mediante la razón, que es como intentar convencer con palabras y argumentos a un paquete de dinamita de que no explote".

"A veces, en los momentos más trágicos de la vida, nos encontramos de imporoviso más allá del dolor y de la desesperación, y nos volvemos extrañamente sobrios, indiferentes, casi de buen humor. ¿Nunca te ha pasado? Por ejemplo, cuando están enterrando a tu ser más querido y empiezas a pensar que en casa alguien se ha podido dejar la nevera abierta y el perro se comerá todo el asado frío reservado para los invitados del duelo. Y en ese instante, justo en el momento en que los cantos se elevan en torno al féretro, te pones a dar instrucciones, entre susurros y en calma total, para solucionar el asunto de la nevera".

"La pobreza y la enfermedad cambian de forma sorprendente el valor de los sentimientos y de las complicaciones emocionales".

"El hombre no vive para ser feliz. El hombre está en el mundo para mantener a su familia y educar a sus hijos como personas honradas, y no debe esperar a cambio ni gratitud ni felicidad".

"La vanidad no les permite a atreverse a aceptar el regalo del amor. Hace falta mucho valor para dejarse amar sin reservas. Un valor que es casi heroísmo. La mayoría de la gente no puede dar ni recibir amor porque es cobarde y orgullosa, porque tiene miedo al fracaso. Le da verguenza entregarse a otra persona y más aún rendirse a ella porque teme que se descubra su secreto... el triste secreto de cada ser humano: que necesita mucha ternuna, que no puede vivir sin amor".

"Mi padre y mi madre vivían un matrimonio "ideal", es decir, monstruoso. Jamás levantaban la voz".

"La civilización de la máquina también produce en serie la soledad humana".

"No tengo en mucha estima la belleza producida por medios artificiales, pues me recuerda las técnicas de embalsamamiento"

"No son sólo el rango y el nacimiento lo que hacen nobles a las personas sino también el carácter y la inteligencia".

"La literatura es algo más que arte, la literatura es una respuesta, un comportamiento ético".

"Uno se cansa, Yo casi me alegro de que la vejez esté llamando a mi puerta. A veces no veo la hora de que lleguen los días lluviosos en que me sentaré ante la chimenea junto a una botella de vino tinto y un libro viejo que trate de antiguos deseos y desengaños..."

"Sólo obtienes algo de los libros si eres capaz de poner algo tuyo en lo que estás leyendo".

"Tengo drecho a morir solo ¿entiendes? Es el derecho más importante. Todo lo demás son puras deudas. Estás en deuda con la familia y con la sociedad, que te ha dado muchas cosas buenas, estás en deuda con un sentimiento, con tus recuerdos. Pero llega un momento en que invade tu alma el deseo de soledad, cuando ya sólo quieres prepararte en silencio y con dignidad para la última gran tarea del ser humano: la muerte".

"El carácter de un ser humano está compuesto en su mayor parte de orgullo; el resto es una mezcla de deseos, generosidad, miedo a la muerte y sentido del honor".

"Todo amor que va precedido de una larga espera -y tal vez ni siquiera puede llamarse amor lo que no se haya purificado en el fuego de la espera- confía en un milagro de la otra persona y de sí mismo".

"En general he visto que cuando más grande es la tontería que dice la gente, mayores son las probabilidades de que un día se haga realidad".

"A veces las personas son buenas porque tienen inhibiciones que les impiden actuar con maldad".

"El género artístico del pequeñoburgues es el crimen"

"Siempre he creído que entiendo algo de hombres. Creía que estaban compuestos de ocho partes de orgullo y dos partes de otras cosas..."


Sandor Marai
La Mujer Justa
Editorial Salamandra, Barcelona, 2005
415 páginas
Las dos primeras partes fueron publicadas en 1941 y la tercera en 1949.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Divorcio en Buda, de Sándor Marai

Club Silente: Saludos para todos, incluido el 40% de este club que ahora vive en el exterior... Somos un club secreto pero intercontinental.

Leí Divorcio en Buda, de Sandor Márai. Si leyeron El último encuentro, ya entenderán cómo es este libro. No tengo clara la frontera entre tener un estilo marcado que es similar en 2 libros, y encontrar una "fórmula" que se utiliza en dos libros diferentes. Esta herejía ya la había pensado una vez con el amado Saramago, que escribió el Ensayo Sobre la Ceguera a partir de una pregunta al estilo ¿qué pasaría si un día súbitamente todos...? y luego escribió La Caverna, que parte de una pregunta igual y así podría haber escrito otros 20 libros distintos, pero iguales.

Con todo y esta entrada tan pesimista, me gustó Divorcio en Buda, tanto como me gustó El Último Encuentro. En ambos casos se trata de libros más bien cortos, en los que la acción, el tiempo del relato, es de un día o menos, pero el narrador se entretiene en larguísimas digresiones que van mucho más atrás en el tiempo. En este caso la anécdota parte de un juez de familia casado, con hijos, feliz, que "mañana" tiene que dictar sentencia de divorcio a una pareja que conoce. El "suspenso" gira en torno a esa pareja y las reflexiones en torno a la familia, el divorcio, el amor, las relaciones de pareja, la difícil convivencia, la imposibilidad de conocer al otro y todos esos temas que resultan apropiadísimos para las lecturas de una recién casada.

Las frases:
"que las conversaciones de este tipo en realidad no existen, que no es posible arreglar con palabras las situaciones reales de la vida porque son duras y concisas como una roca o un monolito ancestral".

"que la hombría no es destruirse por algo que no se puede soportar, que quiza se es más hombre si se transige y se busca la mejor solución posible. A lo mejor "afrontar las consecuencias" significa simplemente humillarse y enseñar las heridas, aunque un invisible corro de señores con sus normas no escritas opine de otra manera".

"que lo que importa es el conjunto, el ambiente familiar, el hecho de que la familia sea una familia verdadera, de que los padres y los hijos se comprendan y se sientan íntima y profundamente unidos. Y si esa cohesión mantiene unida a la familia, entonces los padres pueden incluso permitirse alguna que otra disputa, pueden reñir a los hijos, la madre puede repartir cachetes, el padre puede mostrarse desganado, irritado o tacaño, y aun así la familia seguirá siendo una verdadera comunidad: nadie temblará de frío y los hijos no tendrán traumas o crisis psicológicas a consecuencia de una bofetada del padre. Los padres pueden mostrarse en su relación apasionadamente tiernos o apasionadamente violentos, pueden permitirse peleas y paseos románticos porque todo aquello seguirá formando parte de la vida familiar, como los nacimientos y los fallecimientos, como la colada y la comida especial de los domingos".

"Los seres humanos eran como los adictos a la morfina, que no se sacian jamás aunque la dosis sea cada vez más elevada".

"Los divorcios son errores tristes y a veces nefastos que conducen a los últimos compases de una tragedia humana que empezó por la eterna escena del balcón y termina ante el juez".

"¿Qué es eso de la crisis matrimonial? se preguntaba con ironía. Era como si alguien afirmara que la verdad matemática estaba en crisis y dos más dos ya no eran cuatro, o bien que el propio dios estaba en crisis y sus leyes ya no eran válidas".

"uno lo experimenta más o menos todo hasta cumplir cuarenta, cuarenta y cinco años, pensaba. A esa edad ya se sabe algo definitivo, algo verdadero; no es un saber profundo ni satisfactorio, pero uno ya ha visto a los vivos y a los muertos. La vida se repite de forma extraña y milagrosa, nada ocurre como esperábamos, nada nos puede sorprender. La única sorpresa de la vida se produce cuando descubrimos que también nosotros somos seres mortales".

"Y de repende comprende: la guerra empieza cuando los seres humanos, en todo el mundo, están sentados en sus casas, hablando de sus preocupaciones diarias, y de pronto alguien pronuncia la palabra "guerra". Los demás entonces no pueden callar, no pueden mirar en silencio al vacío, aterrados, sino que se ven obligados a responder con naturalidad, repitiendo la palabra "guerra. Y se ponen a hablar de la guerra, de si es posible y de cómo será, y donde, y cuándo. Así es como empieza la guerra".

"¿quién es inocente? porque la religión enseña que el hombre nace ya con culpa".

"Las situaciones así, tan desesperadas, tan irracionales e incomprensibles, sólo podemos entenderlas después, cuando ya ha transcurrido el tiempo".

"El que ama, teme. Sentimos celos por la persona que amamos, a lo mejor porque sentimos celos de la muerte, que nos la puede arrebatar".

"¿Qué significa "amar"? Durante años he pensado que significa conocer a la otra persona..., conocerla perfectamente, con todos sus secretos; conocer cada rincón de su cuerpo, cada reflejo; conocer a fondo su alma, cada una de sus emociones... Quizá sea eso, quizá conocer sea lo mismo que amar".

"Hay que aceptar la felicidad así, en su estado imperfecto".

"¿Quién sería capaz de fijar, de fotografiar, de definir con seguridad el instante en el que algo se ha roto entre dos personas?"

"Para conocerse a uno mismo, para comprenderse, es preciso vivir un tiempo en soledad, en una soledad profunda".


Divorcio en Buda
Sándor Marai
Salamandra
190 páginas

jueves, 11 de noviembre de 2010

Delirio, de Laura Restrepo

En estos días y noches de larga espera en el hospital, esperando que naciera Violeta, mi primera sobrina, estuve leyendo Delirio, de Laura Restrepo. Lo terminé anoche, minutos antes de que naciera la bebé.

El éxito de la novela, a mi modo de ver, son las muchas voces narradoras, el manejo del narrador, que cambia cada 3 ó 4 líneas, de manera sutil, sin que uno como lector se pierda. El otro éxito son los personajes "secundarios", como dirían en el colegio, con sus pequeños dramas e historias, bien construidas.

La novela transcurre en Bogotá en los años 80s, al comienzo del apogeo de Pablo Escobar. Narra la historia de Agustina Londoño y su marido Aguilar. Él sale 4 días para Ibagué y al regresar encuentra a su esposa loca. La novela es la pesquisa para saber qué pasó en ese tiempo.

Las frases:

"La mujer que amo se ha perdido dentro de su propia cabeza"

"toda historia es como un gran pastel, cada quien da cuenta de la tajada que se come y el único que da cuenta de todo es el pastelero".

"el cerebro le estalló en pedazos y para ayudarla a recomponerlo sólo puedo guiarme por la brújula de mi ampor por ella, mi inmenso amor por ella, pero esa brújula hoy por hoy es incierta porque me cuesta quererla".

"Porque en este remedo de país a todos los platudos que se enferman se les da por peregrinar a Houston Texas convencidos de que en inglés sí los van a resucitar, de que el milagrito funciona si se paga en dólares, como si aquello fuera Fátima o Lourdes o Tierra Santa".

"Que ya saben que cuando invito yo, les hago servir caviar pero en plato hondo, con cuchara sopera y al por mayor".

"Me amas, dulce Blanca mía?, le pregunta Portulinus y ella le asegura que sí, Ya te dije que sí, que te amo hasta el sufrimiento, se lo asegura muchas veces sin entender que lo que a él le inquieta es otra duda. Él quisiera, él necesita, pedirle que se aleje un poco: apártate, mujer, déjame que sueñe solo".

"es que en ciertos momentos excepcionales, a veces en medio de las peores crisis, la normalidad parece apiadarse de nosotros y no hace breves visitas".

"Ahora tiene un gesto permanente como de pelo en el plato, un rictus que es al mismo tiempo de sorporesa y de asco; el reverso de una sonrisa, el aleteo de un desengaño".

"tú sabes que del norte al sur de Bogotá hay más distancia que de aquí a Miami".

"cierto, papá, que uno es loco por dentro?"

"yo mientras tanto pensaba en tí, que es lo que hago cuando no quiero pensar en nada"

"a la precocidad de mi inteligencia le debo el haber comprendido desde temprana edad que con los dientes amarillos, torcidos o picados no se llega a ninguna parte, y que en cambio una sonrisa perfecta como la de los niños Londoño y como la que yo mismo conseguí más tarde, era tan útil o más que una carrera universitaria".

"Se hace la pregunta en términos más amplios, cuando especula si los momentos decisivos lo son desde el instante en que acontecen, o si por el contrario sólo se vuelven decisivos a la luz de lo que ocurre después de ellos y a raíz de ellos".

"el silencio está plagado de ruidos que se esconden en él, como el gorgojo en la viga, y lo van carcomiendo por dentro, basta con no ser sordo para percatarse de los runrunes y los zumbidos".

"bien raro que alguien de este lado de la ciudad repare en ese pasquín escandaloso y popularachero, simplemente porque no es el perfil; por lo general mi clientela cree que no hay que perder el tiempo con malas noticias y menos si son sobre gente que uno no conoce, y si acaso se animan a leer, pues leen El Tiempo, que les cuenta el paseo como a ellos les gusta oírlo".

"Detente, bonita, caos en mi paraíso particular es más de lo que puedo tolerar".

Delirio
Laura Restrepo
Editorial Santillana, 2004
303 páginas

sábado, 23 de octubre de 2010

En Busca de Bolívar, de William Ospina

En esta euforia editorial del Bicentenario, William Ospina publicó "En Busca de Bolívar" un libro que según entiendo surgió, o sirvió, o se retroalimentó, de su participación en la obra de teatro que sobre Bolívar montó Omar Porras, un colombiano que lleva años radicado en Suiza. El montaje de la obra fue patrocinado por el Ministerio de Cultura y ha habido bastante bronca porque la obra como que es regular (no la he visto) y como que costó demasiado.

Bueno, pero lo que nos ocupa es este libro, muy difícil de clasificar entre ensayo, novela o biografía. Es un libro al estilo "William Ospina", es decir, con mucha naturaleza exhuberante, mucho río y monte, en el que no hay narrador distinto que el propio autor. El libro está compuesto por capítulos muy corticos, de 2 ó 3 páginas, que son como "postales" o "imágenes" de momentos de la vida de Bolívar, narrados cronológicamente. Pero no ha diálogos, ni hay ficción, ni hay "puesta en escena" y en eso se parece más a un ensayo.

En fin, creo que me hago entender mejor con las frases, porque lo que les describí quedó como enredado:


Sobre eso nada puede decirse, porque el destino se fragua siempre en la oscuridad, y si tarde o temprano salen a la luz sus gestaciones secretas, lo que sí permanece oculto a nuestra mirada es lo que pudo ser, lo que pudo modificar para siempre el azar.


Tres siglos había durado aquí la dominación española. Y si el primero fue de masacre y rapiña, los dos siguientes se fueron contando en rosarios solemnes y ambientando con misas de gallo el continuo saqueo de recursos.



La corona británica se interesó menos por las riquezas de sus propias colonias que por el botín de los galeones españoles, así que la epopeya, bajo el ala del trono, de los piratas ingleses saqueando los puertos y los convoyes de Tierra Firme fue la versión barroca de un cuento viejo, el cuento del ladrón que roba al ladrón.

Y era a la vez una lucha con la naturaleza equinoccial: sus adversarios serìan también las tempestades y las ciénagas; los páramos y los llanos ardientes, los tigres, los caimanes, las sombras que serpentean sobre las hojas muertas.

Nariño logró más tarde conformar un ejército de las provincias, pero con vínculos tan débiles que, a medida que avanzaba con ellos hacia el sur, al encuentro de los españoles, iba perdiendo soldados noche a noche, por Ibagué, por Cartago, Por Cali, por Popayán, por el rigor extremo del Cañón del Patía de un modo tan absurdo y delirante que el héroe llegó a Pasto, donde estaba el fortín enemigo, con apenas dos hombres, y lo único que pudo hacer fue rendirse ante las tropas que pensaba destruir. Y sin embargo lo hizo con gestos tan temerarios y teatrales, que todavía hoy esa tierra generosa, que había sido su enemiga, lleva su nombre.

Y si es verdad, como quiere Borges, que el antiguo alimento de los héroes es la humillación, el peligro y la derrota, Bolívar empezó bien su carrera: apenas iniciada la guerra, ya había probado la humillación, afrontado el peligro, remordido la derrota.

Bolívar) tiempo después terminara diciendo, desde la amargura de sus desengaños finales, que “cada colombiano es un país enemigo”.

Sólo conoce el mundo quien lo recorre minuciosamente, y en nuestro tiempo los viajeros saben cada vez menos del espacio que cruzan. Poco puede sentir de los países quien pasa en un avión a ochocientos kilómetros por hora, para quien desiertos y océanos son una misma cosa abstracta a treinta mil pies de profundidad, para quien no es posible advertir más diferencias que la forma vaga de las montañas o la mancha de los mares interiores, para quien sólo existen puntos de partida y de llegada.

La primera parte del diálogo se había cumplido sin pronunciar una sola palabra.

A partir del momento en que Bolívar triunfó, comenzó a estorbar en todas partes.

Todos sus defectos eran casi tan necesarios como sus virtudes, porque una vida es un tejido inextricable que tal vez sólo se puede entender en su conjunto, y unas cosas requieren de las otras para formar su entramado de luz y sombra.

Nunca se estuvo quieto y no tenía vocación de estatua.


En Busca de Bolívar

Grupo Editorial Norma

253 páginas

2010

viernes, 22 de octubre de 2010

Los Cuadernos de don Rigoberto, de Mario Vargas Llosa

Casualmente el anuncio del Nobel a Vargas Llosa me cogió leyendo Los Cuadernos de Don Rigoberto.

Para describir este libro pienso en 2 "antecedentes" o "referentes: El Decamerón de Bocaccio, o Fragmentos de Amor Furtivo de Héctor Abad.

Se trata de las historias que Don Rigoberto escribe sobre su esposa Lucrecia, todas relacionadas con temas eróticos: Lucrecia le pone los cachos a Rigoberto, Lucrecia se acuesta con la empleada del servicio, Lucrecia se va de luna de miel a Europa con un ex novio, Lucrecia participa en un trío, en un cuarteto, Lucrecia tiene una relación con el hijo de Rigoberto, que tiene 10 ó 11 años, etc.

Más que frases, hay párrafos. Muchísimos. Acá les mando una amplia muestra:


Sé que ofendo sus más caras creencias, pues no ignoro que usted y los suyos —¡otra conspiración colectivista!— están convencidos, o van camino de estarlo, de que los animales tienen derechos y acaso alma, todos, sin excluir al anofeles palúdico, la hiena carroñera, la sibilante cobra y la piraña voraz. Yo confieso paladinamente que para mí los animales tienen un interés comestible, decorativo y acaso deportivo (aunque le precisaré que el amor a los caballos me produce tanto desagrado como el vegetarianismo y que tengo a los caballistas de testículos enanizados por la fricción de la montura por un tipo particularmente lúgubre del castrado humano). Aunque respeto, a la distancia, a quienes les asignan funcionalidad erótica, a mí, personalmente, no me seduce (más bien, me hace olfatear malos olores y presumir variadas incomodidades físicas) la idea de copular con una gallina, una pata, una mona, una yegua o cualquier variante animal con orificios, y albergo la enervante sospecha de que quienes se gratifican con esas gimnasias son, en el tuétano —no lo tome usted como algo personal— ecologistas en estado salvaje, conservacionistas que se ignoran, muy capaces, en el futuro, de ir a apandillarse con Brigitte Bardot (a la que también amé de joven, por lo demás) para obrar por la supervivencia de las focas. Aunque, alguna vez, he tenido fantasías desasosegadoras con la imagen de una hermosa mujer desnuda retozando en un lecho espolvoreado de micifuces, saber que en los Estados Unidos hay sesenta y tres millones de gatos y cincuenta y cuatro millones de perros domésticos me alarma más que el enjambre de armas atómicas almacenadas en media docena de países de la ex-Unión Soviética.

La Naturaleza no pasada por el arte o la literatura, la Naturaleza al natural, llena de moscas, zancudos, barro, ratas y cucarachas, es incompatible con placeres refinados, como la higiene corporal y la elegancia indumentaria.

Un abotargado sesentón e iba por la vida armado de una libretita y unos prismáticos con los que, en sus andanzas por el centro y en la luz roja de los semáforos cuando conducía su anticuado Cadillac color concho de vino, veía y anotaba, además de la estadística general (feas o bonitas), una más especializada: las respingadas nalgas, los encabritados pechos, las piernas mejor torneadas, los cuellos más cisnes, las bocas más sensuales y los ojos más brujos que le deparaba el tráfico. Su investigación, rigurosa y arbitraria a más no poder, dedicaba a veces un día, y hasta una semana, a una parte de las anatomías femeninas transeúntes, de manera no muy diferente a la que don Rigoberto configuraba para el aseo de sus órganos: lunes, culos; martes, pechos; miércoles, piernas; jueves, brazos; viernes, cuellos; sábados, bocas y domingos, ojos. Las calificaciones, de cero a veinte, las promediaba cada fin de mes

Fue el único trabajo agradable de mi vida (…) Poner tiesos, en el momento de salir a escena, los pezones de las coristas. Para lo que, en su agujero de las bambalinas, disponía de un balde de hielo. Las muchachas, engalanadas con penachos de plumas, adornos de flores, exóticos peinados, largas pestañas, uñas postizas, mallas invisibles y colas de pavorreal, nalgas y pechos al aire, se inclinaban ante Fito Cebolla, quien frotaba cada pezón y la corola circundante con un cubito de hielo. Ellas, entonces, dando un gritito, saltaban a escena, los pechos como espadas.

Tengo a la práctica de los deportes en general, y al culto de la práctica de los deportes en particular, por formas extremas de la imbecilidad que acercan al ser humano al carnero, las ocas y la hormiga, tres instancias agravadas del gregarismo animal. Calme usted sus ansias cachascanistas de triturarme, y escuche, ya hablaremos de los griegos y del hipócrita mens sana in corpore sano dentro de un momento. Antes, debo decirle que los únicos deportes a los que exonero de la picota son los de mesa (excluido el ping-pong) y de cama (incluida, por supuesto, la masturbación). A los otros, la cultura contemporánea los ha convertido en obstáculos para el desenvolvimiento del espíritu, la sensibilidad y la imaginación (y, por tanto, del placer). Pero, sobre todo, de la conciencia y la libertad individual. Nada ha contribuido tanto en este tiempo, más aún que las ideologías y religiones, a promover el despreciable hombre-masa, el robot de condicionados reflejos, a la resurrección de la cultura del primate de tatuaje y taparrabos emboscados detrás de la fachada de la modernidad, como la divinización de los ejercicios y juegos físicos operada por la sociedad de nuestros días.

No objeto nada de lo que hacen los gays. Celebro que la pasen bien y los apuntalo en sus campañas contra las leyes que los discriminan. No puedo acompañarlos más allá, por una cuestión práctica. Nada relativo al quevedesco «ojo del culo» me divierte.

No conozco mentira más abyecta que la expresión con que se alecciona a los niños: «Mente sana en cuerpo sano». ¿Quién ha dicho que una mente sana es un ideal deseable? «Sana» quiere decir, en este caso, tonta, convencional, sin imaginación y sin malicia, adocenada por los estereotipos de la moral establecida y la religión oficial. ¿Mente «sana», eso? Mente conformista, de beata, de notario, de asegurador, de monaguillo, de virgen y de boyscout. Eso no es salud, es tara. Una vida mental rica y propia exige curiosidad, malicia, fantasía y deseos insatisfechos, es decir, una mente «sucia», malos pensamientos, floración de imágenes prohibidas, apetitos que induzcan a explorar lo desconocido y a renovar lo conocido, desacatos sistemáticos a las ideas heredadas, los conocimientos manoseados y los valores en boga.


¿Era Narciso un mero imbécil? ¿Uno más de ese protoplasma limeño autodenominado gente decente?


Aseguró que en el sur de Italia cada varón consumía una tonelada de albahaca en el curso de su vida pues la tradición asegura que de aquella hierba aromática depende, además del buen sabor de los tallarines, el tamaño del pene, y que, en la India, se vendía en los mercados un ungüento —él lo regalaba a sus amigos que cumplían cincuenta años— a base de ajo y légañas de mono que, frotado donde correspondía, provocaba erecciones en serie, como estornudos de alérgico


Temo que ser rotario, igual que león, kiwani, masón, boyscout, opus, sea (perdóname) una acobardada apuesta a favor de la estupidez.

Toda actividad humana que no contribuya, aun de la manera más indirecta, a la ebullición testicular y ovárica, al encuentro de espermatozoides y óvulos, es despreciable.

Orina también para mí.
—Primero, tengo que comprobar que, cerrando puertas y ventanas, el baño queda totalmente a oscuras —dijo doña Lucrecia, con pragmatismo de albacea—. Cuando sea el momento, te llamaré. Entrarás sin ruido, para no cortarme. Te sentarás en el rincón. No te moverás ni dirás palabra. Para entonces, los cuatro vasos de agua empezarán a hacer su efecto. Ni una exclamación, ni un suspiro, ni el menor movimiento, Manuel. Caso contrario, me iré y no pisaré más esta casa. Puedes quedarte en tu rincón mientras me seco y arreglo el vestido. En el momento de salir, acércate, arrastrándote, y, en agradecimiento, bésame los pies.

¿Me aceptas como tu cocinerita? Soy limpiecita, pues por lo menos dos veces al día me doy un bañito. No masco chiclecitos, ni fumo cigarritos, ni tengo vellitos en las axilas y mis manitas y patitas son tan perfectas como mis tetitas y mi pompis. Trabajaré todas las horas que haga falta para tener bien contentitos a tu paladar y a tu pancita. Si hace falta, también te vestiré, desvestiré, jabonaré, afeitaré, cortaré las uñitas y limpiaré cuando hagas el dos. En las noches, te abrigaré con mi cuerpito para que en la camita no tengas friecito. Además de hacer tus comiditas, seré tu valecito, tu estufita, tu maquinita de afeitar, tu tijerita y tu papelito higiénico.
¿Me aceptas, señorcito?

No hay manía o fobia que carezca de grandeza, ya que ellas constituyen la originalidad de un ser humano, la mejor expresión de su soberanía

El cordón umbilical que los enlaza a través de las centurias se llama pavor a lo desconocido, odio a lo distinto, rechazo a la aventura, pánico a la libertad y a la responsabilidad de inventarse cada día, vocación de servidumbre a la rutina, a lo gregario, rechazo a descolectivizarse para no tener que afrontar el desafío cotidiano que es la soberanía individual.

La única patria que reverencio es la cama que holla mi esposa

Todo lo que brilla es feo.

Toda persona que escribe «nuclearse», «planteo», «concientizar», «visualizar», «societal» y sobre todo «telúrico» es un hijo (una hija) de puta. También lo son quienes usan escarbadientes en público, infligiendo al prójimo ese repelente espectáculo que afea los paisajes. Y, lo mismo, esos asquerosos que sacan la miga del pan, la amasan y la dejan hecha bolitas sobre la mesa

La obligación de una película y de un libro es entretenerme. Si viéndola o leyéndolo me distraigo, cabeceo o me quedo dormido, han faltado a su deber y son un mal libro, una mala película. Ejemplos conspicuos: El hombre sin cualidades, de Musil, y todas las películas de esos embauques llamados Oliver Stone o Quentin Tarantino.

¿Podía ser lo mismo que un hombre adulto violase a una niña impúber de diez años, crimen punible, que una señora de veinticuatro descubriese la dicha corporal y los milagros del sexo a un jovencito de diez, capaz ya de tímidos endurecimientos y escuetas transpiraciones seminales? Si en el primer caso la presunción de violencia del victimario contra la víctima era de rigor (aun si la niña tuviera suficiente uso de razón para dar su consentimiento, sería víctima de una agresión física contra su himen), en el segundo era simplemente inconcebible, pues si había habido cópula, sólo pudo haberla, de parte del niño, con aquiescencia y entusiasmo, sin los cuales el acto carnal no se habría consumado. Don Rigoberto cogió la pluma y escribió, enfebrecido de rabia: «Aunque odio las utopías y las sé cataclísmicas para la vida humana, acaricio, ahora, ésta: que todos los niños de la ciudad sean desvirgados al cumplir diez años por señoras casadas treintañeras, de preferencia tías, maestras y madrinas»

El derecho es una técnica amoral que sirve al cínico que mejor la domina

lunes, 4 de octubre de 2010

En las montañas de Holanda, de Cees Nooteboom

Me interesé por Cees Nooteboom a raiz de un artículo publicado en Arcadia hace poco titulado ¿Por qué tendrían que darle el Premio Nobel a este hombre? http://www.revistaarcadia.com/libros/articulo/por-que-tendrian-darle-premio-nobel-este-hombre/23097

Supongo que En las montañas de Holanda no es la cumbre de su obra. Es un libro pequeño, escrito como un "divertimento" que consiste en hacer un cuento de hadas en la época contemporánea, con televisión y secuestro de por medio y con mucha digresión sobre el lenguaje y el oficio de escribir, a partir de la historia de Kai y Lucía, dos ilusionistas de un circo holandés.

La historia o la anécdota de Kai y Lucía es lo de menos, es la disculpa para que el autor pueda hacer toda una disquisición sobre la literatura, y se permita complicidades con el lector como escribir, por ejemplo "quien lo desee, puede pasar por alto esta página, el relato continuará luego"...

En fin, es un libro precioso. Las frases hablan por sí solas y para mi este autor ha sido todo un descubrimiento. Menciona a Platón, a De Ors, a Andersen y a Kundera. Las digresiones son abundantes, como en los libros de Kundera, pero a éste además se le siente lo poeta.


"Todas esas palabras se hallaban ya en trance de extinción, no tanto porque el Gobierno central las hubiese combatido con energía como por la influencia de la radio y la televisión"

"Existe cierta afinidad entre escribir relatos y construir carreteras, en ambos casos se ha de llegar a alguna parte".

"Así como una botella o una caja pueden estar medio llenas, vacías o llenas del todo, así también cada forma de felicidad o de infortunio conoce su punto mínimo y su punto óptimo, y quien ha alcanzado este último, no hay que darle vueltas, es perfectamente feliz".

"Hay personas hermosas, nadie puede impedirlo, pero cuando es únicamente eso lo que cabe echarles en cara, cuando lo que uno hace al verlas pasar por la calle es quedarse paralizado de estupor, la belleza perfecta se convierte en la medida de la propia imperfección, y eso a nadie le gusta".

"desventuradas son las tierras donde no existen los melocotones, porque nunca sabrán cómo describir la piel de Lucía. Cualquier otra comparación está condenada al fracaso, puesto que faltará en ella el elemento comestible".

"Me pregunto con frecuencia cómo los demás escritores -porque yo soy un escritor, eso es incuestionable- son capaces de perseverar en su oficio después de haber leído una crítica, buena o mala, de su obra".

"... ante un ávido alumnado, si es que existe semejante cosa".

"Mi verdadero amor es la filosofía, pese a que tengo la sospecha, cada vez más viva, de que los filósofos son poetas frustrados. Demuestran una gran sensibilidad con los sistemas, pero muy poca, en general, con el lenguaje".

"Yo mismo procedo de una provinicia en que a causa de la vastedad de los paisajes o de la soledad de las aldeas abandonadas, todavía no ha desaparecido del todo la noción de lo sobrenatural".

"De la misma manera que ya nadie jugaba en las casas o, para decirlo con más claridad, ya nadie jugaba en familia, también la gente había perdido interés por ir a ver el juego de otras personas. Cada vez se cerraban más circos".

"Publicar textos equivale a pensar en voz alta"

"Después las dos mujeres se contaron sus respectivas vidas (...) el relato de la vieja era muy corto y el de la joven larguísimo. son leyes que cualquiera que haya vivido mucho tiempo conoce bien. La vida más larga conoce la tristeza de la enumeración y la evita. Sabe que en cualquier caso sólo un par de hechos determinan la existencia de una persona".

"Escribir es una cuestión de organización y, por consiguiente, de toma de decisiones, y una de estas decisiones consiste en determinar qué ha de figurar en el libro y qué ha de excluirse de él, y cuándo ha de darse por terminado".

"A mi derecha fluía el caudal del Cinca, si cabe llamarlo caudal, pues es más bien el rastro de una lágrima en la mejilla de un muerto".

"lo que todavía no está escrito tiene algo de aterrador, tira de uno, absorbe. Es una especie de calambre. Mientras no está escrito quiere vengarse; una vez escrito, en cambio, lo que ha surgido de la nada provvoca una especie de fibrosa melancolía, que sólo se disipa muy lentamente".

"En cuanto muere el último creyente de una religión, ésta se convierte en mito".

"Y este capítulo me ha salido demasiado largo. Aunque por otra parte, entre los japoneses la asimetría es un elemento esencial en la estética. Al menos hay un pueblo que no cree en la perfección. O que, precisamente por eso, cree en ella. Nunca se sabe".

"Dentro de la realidad inversa en que viven los artistas, un mundo en el que no esté permitido disfrazarse y donde, por consiguiente, haya que aparecer en todo momento tal como uno es, sería la primera visión del infierno".

"Imaginar es tomar decisiones".

"¿Qué es un cuento de hadas? Es la intensificación de un relato, de la misma manera que el relato, si es bueno, no es una copia, sino una intensificación de la realidad, la historia desprovista de su parsimoniosa cronología".

"Se despertó y supo que había nevado. Lo supo sin haber visto nada, lo oyó por lo que no oyó. La nieve amortigua el sonido, tiende un manto sobre el mundo".

"Escribir consiste en reagrupar lo que ya se ha escrito antes, uno siempre tiene en la mano cien escritores, aunque no lo sepa o no lo desee. A este respecto no hay nada que hacer. Los mejores no permiten que se note; lo que yo hago es labor de sirvientes".

"En los mitos, los seres humanos viven eternamente. En los cuentos, viven muchos años y son felices. En las novelas, al final de esos muchos años empieza la desdicha, y la mayoría de las veces incluso antes.

En los mitos, todo, de un modo u de otro, queda resuelto. En las novelas nunca se resuelve nada, y en los cuentos la solución se aplaza, pero si alguna vez tiene lugar, es fuera del marco del cuento. Ésa es la mentira".


En las montañas de Holanda
Cees Nootebom
Ediciones Siruela
130 páginas