miércoles, 2 de enero de 2019

Otra menos, de Santiago Jiménez Quijano




El 4 de diciembre de 2017 el arquitecto Rafael Uribe Noguera violó y asesinó en Bogotá a la niña Yuliana Samboní, de 7 años. 

Ese hecho que en su momento generó una ola de indignación ha sido el detonante para al menos dos novelas: Los divinos, de Laura Restrepo, y Otra menos, de Santiago Jiménez Quijano.

Esta segunda novela ganó en 2018 el Premio Nacional de Novela Breve Cuadernos Negros-El Espectador. Fue premiada por un jurado conformado por Pilar Quintana, Rigoberto Gil y Umberto Senegal. 

Otra menos narra el drama desde el punto de vista del padre de la víctima. Un hombre al que el mundo se le derrumba pero, al mismo tiempo, necesita tener el valor suficiente para servirle de soporte a su esposa embarazada y a su hija pequeña. 

El autor decidió cambiar los nombres de todos los personajes pero, salvo ese detalle, la historia que narra es bastante fiel, al menos en los hechos, a la que en su momento registraron los medios de comunicación.

La novela tiene 99 páginas que se leen de corrido, no sólo por lo fluido del texto sino porque además no hay división entre capítulos. La narración se corta únicamente para introducir pequeños fragmentos de noticias o mensajes similares a los trinos de twitter, que le permiten al autor darle contexto y datos precisos a la tragedia que está contando.

Esta novela puede ser un buen objeto de estudio para las discusiones entre realidad y ficción: ¿es una crónica? no puede serlo porque nadie puede entrar en la cabeza del padre de la niña y porque hay detalles, sobre todo al final, que se adivinan como creación del autor y no como fruto de la reportería. ¿Es ficción? el horror que narra todavía está vivo en la memoria de muchos. Quizás en décadas el libro se pueda abordar por otros lectores desde una mirada menos contaminada por el contexto informativo. Sin embargo, en la portada se anuncia que es una novela breve y entonces así debe leerse. Como una novela urgente que rinde un homenaje honesto a una familia que sigue en duelo. 

Creo que en algunos pasajes el texto cae en cierto maniqueismo en el que todos los periodistas (sin excepción) son malos, todos los ricos (Ellos) son sospechosos o todos los pobres (nosotros) son nobles. Sin embargo, es una novela interesante en la medida en que aborda con respeto un tema que poco se ha trabajado en la literatura colombiana  y que recuerda a otras tantas víctimas de violencia sexual que ni siquiera llegan a los medios de comunicación. 

Algunas frases:
"Somos los que les lavamos la ropa. Somos los que les cuidamos las calles. Somos los que les peleamos sus guerras. Nos matamos entre nosotros para que Ellos estén tranquilos".

"le rogó a Dios para que por lo menos pudiera borrar el pasado. Había descubierto que el pasado siempre está presente. Que el pasado es lo único que existe. Sobre todo en medio del dolor". 

"Han pasado meses desde que les dieron la noticia fatal y en su mente sigue siendo ese primer día". 

"¿Cuántas de esas personas sufrían como él? En ese momento pensaba que ninguna. Pensaba que su dolor era único. Ahora sabe que no es así. Que no puede ser así. Que esta es una ciudad de agonizantes. Una ciudad de indiferentes. Una ciudad de muertos en vida. Una ciudad de expulsados. Una ciudad de caníbales. Un patíbulo gigante. Un cementerio de almas".

"Era como si sus ojos caminaran sobre las palabras. Como si leer fuera otra forma de caminar. El mundo se movía en su cabeza en lugar de que él se moviera en su superficie".

"No supo a quién podían servirle las muestras de solidaridad (...) Concluyó que solo le servían a quienes las daban y a quienes quisieran poder darlas o comentar sobre ellas para lavar sus conciencias. Para demostrar que ellos nunca serían capaces de hacer algo igual. Para que el mundo se enterara de que eran personas de bien".

"Entonces descubrió que había perdido la fe. Y ese descubrimiento añadió un nuevo dolor. Se sintió más solo que nunca".

"Ahora entendía por qué la gente vivía tan obsesionada con trabajar. No era por el dinero. Ni siquiera por la comida. Necesitaban trabajar para dejar de pensar. Trabajar para morirse un rato".


Otra menos
Santiago Jiménez Quijano
Editorial Cuadernos Negros
Calarcá, Quindío
Noviembre de 2018
99 páginas