jueves, 11 de noviembre de 2010

Delirio, de Laura Restrepo

En estos días y noches de larga espera en el hospital, esperando que naciera Violeta, mi primera sobrina, estuve leyendo Delirio, de Laura Restrepo. Lo terminé anoche, minutos antes de que naciera la bebé.

El éxito de la novela, a mi modo de ver, son las muchas voces narradoras, el manejo del narrador, que cambia cada 3 ó 4 líneas, de manera sutil, sin que uno como lector se pierda. El otro éxito son los personajes "secundarios", como dirían en el colegio, con sus pequeños dramas e historias, bien construidas.

La novela transcurre en Bogotá en los años 80s, al comienzo del apogeo de Pablo Escobar. Narra la historia de Agustina Londoño y su marido Aguilar. Él sale 4 días para Ibagué y al regresar encuentra a su esposa loca. La novela es la pesquisa para saber qué pasó en ese tiempo.

Las frases:

"La mujer que amo se ha perdido dentro de su propia cabeza"

"toda historia es como un gran pastel, cada quien da cuenta de la tajada que se come y el único que da cuenta de todo es el pastelero".

"el cerebro le estalló en pedazos y para ayudarla a recomponerlo sólo puedo guiarme por la brújula de mi ampor por ella, mi inmenso amor por ella, pero esa brújula hoy por hoy es incierta porque me cuesta quererla".

"Porque en este remedo de país a todos los platudos que se enferman se les da por peregrinar a Houston Texas convencidos de que en inglés sí los van a resucitar, de que el milagrito funciona si se paga en dólares, como si aquello fuera Fátima o Lourdes o Tierra Santa".

"Que ya saben que cuando invito yo, les hago servir caviar pero en plato hondo, con cuchara sopera y al por mayor".

"Me amas, dulce Blanca mía?, le pregunta Portulinus y ella le asegura que sí, Ya te dije que sí, que te amo hasta el sufrimiento, se lo asegura muchas veces sin entender que lo que a él le inquieta es otra duda. Él quisiera, él necesita, pedirle que se aleje un poco: apártate, mujer, déjame que sueñe solo".

"es que en ciertos momentos excepcionales, a veces en medio de las peores crisis, la normalidad parece apiadarse de nosotros y no hace breves visitas".

"Ahora tiene un gesto permanente como de pelo en el plato, un rictus que es al mismo tiempo de sorporesa y de asco; el reverso de una sonrisa, el aleteo de un desengaño".

"tú sabes que del norte al sur de Bogotá hay más distancia que de aquí a Miami".

"cierto, papá, que uno es loco por dentro?"

"yo mientras tanto pensaba en tí, que es lo que hago cuando no quiero pensar en nada"

"a la precocidad de mi inteligencia le debo el haber comprendido desde temprana edad que con los dientes amarillos, torcidos o picados no se llega a ninguna parte, y que en cambio una sonrisa perfecta como la de los niños Londoño y como la que yo mismo conseguí más tarde, era tan útil o más que una carrera universitaria".

"Se hace la pregunta en términos más amplios, cuando especula si los momentos decisivos lo son desde el instante en que acontecen, o si por el contrario sólo se vuelven decisivos a la luz de lo que ocurre después de ellos y a raíz de ellos".

"el silencio está plagado de ruidos que se esconden en él, como el gorgojo en la viga, y lo van carcomiendo por dentro, basta con no ser sordo para percatarse de los runrunes y los zumbidos".

"bien raro que alguien de este lado de la ciudad repare en ese pasquín escandaloso y popularachero, simplemente porque no es el perfil; por lo general mi clientela cree que no hay que perder el tiempo con malas noticias y menos si son sobre gente que uno no conoce, y si acaso se animan a leer, pues leen El Tiempo, que les cuenta el paseo como a ellos les gusta oírlo".

"Detente, bonita, caos en mi paraíso particular es más de lo que puedo tolerar".

Delirio
Laura Restrepo
Editorial Santillana, 2004
303 páginas

sábado, 23 de octubre de 2010

En Busca de Bolívar, de William Ospina

En esta euforia editorial del Bicentenario, William Ospina publicó "En Busca de Bolívar" un libro que según entiendo surgió, o sirvió, o se retroalimentó, de su participación en la obra de teatro que sobre Bolívar montó Omar Porras, un colombiano que lleva años radicado en Suiza. El montaje de la obra fue patrocinado por el Ministerio de Cultura y ha habido bastante bronca porque la obra como que es regular (no la he visto) y como que costó demasiado.

Bueno, pero lo que nos ocupa es este libro, muy difícil de clasificar entre ensayo, novela o biografía. Es un libro al estilo "William Ospina", es decir, con mucha naturaleza exhuberante, mucho río y monte, en el que no hay narrador distinto que el propio autor. El libro está compuesto por capítulos muy corticos, de 2 ó 3 páginas, que son como "postales" o "imágenes" de momentos de la vida de Bolívar, narrados cronológicamente. Pero no ha diálogos, ni hay ficción, ni hay "puesta en escena" y en eso se parece más a un ensayo.

En fin, creo que me hago entender mejor con las frases, porque lo que les describí quedó como enredado:


Sobre eso nada puede decirse, porque el destino se fragua siempre en la oscuridad, y si tarde o temprano salen a la luz sus gestaciones secretas, lo que sí permanece oculto a nuestra mirada es lo que pudo ser, lo que pudo modificar para siempre el azar.


Tres siglos había durado aquí la dominación española. Y si el primero fue de masacre y rapiña, los dos siguientes se fueron contando en rosarios solemnes y ambientando con misas de gallo el continuo saqueo de recursos.



La corona británica se interesó menos por las riquezas de sus propias colonias que por el botín de los galeones españoles, así que la epopeya, bajo el ala del trono, de los piratas ingleses saqueando los puertos y los convoyes de Tierra Firme fue la versión barroca de un cuento viejo, el cuento del ladrón que roba al ladrón.

Y era a la vez una lucha con la naturaleza equinoccial: sus adversarios serìan también las tempestades y las ciénagas; los páramos y los llanos ardientes, los tigres, los caimanes, las sombras que serpentean sobre las hojas muertas.

Nariño logró más tarde conformar un ejército de las provincias, pero con vínculos tan débiles que, a medida que avanzaba con ellos hacia el sur, al encuentro de los españoles, iba perdiendo soldados noche a noche, por Ibagué, por Cartago, Por Cali, por Popayán, por el rigor extremo del Cañón del Patía de un modo tan absurdo y delirante que el héroe llegó a Pasto, donde estaba el fortín enemigo, con apenas dos hombres, y lo único que pudo hacer fue rendirse ante las tropas que pensaba destruir. Y sin embargo lo hizo con gestos tan temerarios y teatrales, que todavía hoy esa tierra generosa, que había sido su enemiga, lleva su nombre.

Y si es verdad, como quiere Borges, que el antiguo alimento de los héroes es la humillación, el peligro y la derrota, Bolívar empezó bien su carrera: apenas iniciada la guerra, ya había probado la humillación, afrontado el peligro, remordido la derrota.

Bolívar) tiempo después terminara diciendo, desde la amargura de sus desengaños finales, que “cada colombiano es un país enemigo”.

Sólo conoce el mundo quien lo recorre minuciosamente, y en nuestro tiempo los viajeros saben cada vez menos del espacio que cruzan. Poco puede sentir de los países quien pasa en un avión a ochocientos kilómetros por hora, para quien desiertos y océanos son una misma cosa abstracta a treinta mil pies de profundidad, para quien no es posible advertir más diferencias que la forma vaga de las montañas o la mancha de los mares interiores, para quien sólo existen puntos de partida y de llegada.

La primera parte del diálogo se había cumplido sin pronunciar una sola palabra.

A partir del momento en que Bolívar triunfó, comenzó a estorbar en todas partes.

Todos sus defectos eran casi tan necesarios como sus virtudes, porque una vida es un tejido inextricable que tal vez sólo se puede entender en su conjunto, y unas cosas requieren de las otras para formar su entramado de luz y sombra.

Nunca se estuvo quieto y no tenía vocación de estatua.


En Busca de Bolívar

Grupo Editorial Norma

253 páginas

2010

viernes, 22 de octubre de 2010

Los Cuadernos de don Rigoberto, de Mario Vargas Llosa

Casualmente el anuncio del Nobel a Vargas Llosa me cogió leyendo Los Cuadernos de Don Rigoberto.

Para describir este libro pienso en 2 "antecedentes" o "referentes: El Decamerón de Bocaccio, o Fragmentos de Amor Furtivo de Héctor Abad.

Se trata de las historias que Don Rigoberto escribe sobre su esposa Lucrecia, todas relacionadas con temas eróticos: Lucrecia le pone los cachos a Rigoberto, Lucrecia se acuesta con la empleada del servicio, Lucrecia se va de luna de miel a Europa con un ex novio, Lucrecia participa en un trío, en un cuarteto, Lucrecia tiene una relación con el hijo de Rigoberto, que tiene 10 ó 11 años, etc.

Más que frases, hay párrafos. Muchísimos. Acá les mando una amplia muestra:


Sé que ofendo sus más caras creencias, pues no ignoro que usted y los suyos —¡otra conspiración colectivista!— están convencidos, o van camino de estarlo, de que los animales tienen derechos y acaso alma, todos, sin excluir al anofeles palúdico, la hiena carroñera, la sibilante cobra y la piraña voraz. Yo confieso paladinamente que para mí los animales tienen un interés comestible, decorativo y acaso deportivo (aunque le precisaré que el amor a los caballos me produce tanto desagrado como el vegetarianismo y que tengo a los caballistas de testículos enanizados por la fricción de la montura por un tipo particularmente lúgubre del castrado humano). Aunque respeto, a la distancia, a quienes les asignan funcionalidad erótica, a mí, personalmente, no me seduce (más bien, me hace olfatear malos olores y presumir variadas incomodidades físicas) la idea de copular con una gallina, una pata, una mona, una yegua o cualquier variante animal con orificios, y albergo la enervante sospecha de que quienes se gratifican con esas gimnasias son, en el tuétano —no lo tome usted como algo personal— ecologistas en estado salvaje, conservacionistas que se ignoran, muy capaces, en el futuro, de ir a apandillarse con Brigitte Bardot (a la que también amé de joven, por lo demás) para obrar por la supervivencia de las focas. Aunque, alguna vez, he tenido fantasías desasosegadoras con la imagen de una hermosa mujer desnuda retozando en un lecho espolvoreado de micifuces, saber que en los Estados Unidos hay sesenta y tres millones de gatos y cincuenta y cuatro millones de perros domésticos me alarma más que el enjambre de armas atómicas almacenadas en media docena de países de la ex-Unión Soviética.

La Naturaleza no pasada por el arte o la literatura, la Naturaleza al natural, llena de moscas, zancudos, barro, ratas y cucarachas, es incompatible con placeres refinados, como la higiene corporal y la elegancia indumentaria.

Un abotargado sesentón e iba por la vida armado de una libretita y unos prismáticos con los que, en sus andanzas por el centro y en la luz roja de los semáforos cuando conducía su anticuado Cadillac color concho de vino, veía y anotaba, además de la estadística general (feas o bonitas), una más especializada: las respingadas nalgas, los encabritados pechos, las piernas mejor torneadas, los cuellos más cisnes, las bocas más sensuales y los ojos más brujos que le deparaba el tráfico. Su investigación, rigurosa y arbitraria a más no poder, dedicaba a veces un día, y hasta una semana, a una parte de las anatomías femeninas transeúntes, de manera no muy diferente a la que don Rigoberto configuraba para el aseo de sus órganos: lunes, culos; martes, pechos; miércoles, piernas; jueves, brazos; viernes, cuellos; sábados, bocas y domingos, ojos. Las calificaciones, de cero a veinte, las promediaba cada fin de mes

Fue el único trabajo agradable de mi vida (…) Poner tiesos, en el momento de salir a escena, los pezones de las coristas. Para lo que, en su agujero de las bambalinas, disponía de un balde de hielo. Las muchachas, engalanadas con penachos de plumas, adornos de flores, exóticos peinados, largas pestañas, uñas postizas, mallas invisibles y colas de pavorreal, nalgas y pechos al aire, se inclinaban ante Fito Cebolla, quien frotaba cada pezón y la corola circundante con un cubito de hielo. Ellas, entonces, dando un gritito, saltaban a escena, los pechos como espadas.

Tengo a la práctica de los deportes en general, y al culto de la práctica de los deportes en particular, por formas extremas de la imbecilidad que acercan al ser humano al carnero, las ocas y la hormiga, tres instancias agravadas del gregarismo animal. Calme usted sus ansias cachascanistas de triturarme, y escuche, ya hablaremos de los griegos y del hipócrita mens sana in corpore sano dentro de un momento. Antes, debo decirle que los únicos deportes a los que exonero de la picota son los de mesa (excluido el ping-pong) y de cama (incluida, por supuesto, la masturbación). A los otros, la cultura contemporánea los ha convertido en obstáculos para el desenvolvimiento del espíritu, la sensibilidad y la imaginación (y, por tanto, del placer). Pero, sobre todo, de la conciencia y la libertad individual. Nada ha contribuido tanto en este tiempo, más aún que las ideologías y religiones, a promover el despreciable hombre-masa, el robot de condicionados reflejos, a la resurrección de la cultura del primate de tatuaje y taparrabos emboscados detrás de la fachada de la modernidad, como la divinización de los ejercicios y juegos físicos operada por la sociedad de nuestros días.

No objeto nada de lo que hacen los gays. Celebro que la pasen bien y los apuntalo en sus campañas contra las leyes que los discriminan. No puedo acompañarlos más allá, por una cuestión práctica. Nada relativo al quevedesco «ojo del culo» me divierte.

No conozco mentira más abyecta que la expresión con que se alecciona a los niños: «Mente sana en cuerpo sano». ¿Quién ha dicho que una mente sana es un ideal deseable? «Sana» quiere decir, en este caso, tonta, convencional, sin imaginación y sin malicia, adocenada por los estereotipos de la moral establecida y la religión oficial. ¿Mente «sana», eso? Mente conformista, de beata, de notario, de asegurador, de monaguillo, de virgen y de boyscout. Eso no es salud, es tara. Una vida mental rica y propia exige curiosidad, malicia, fantasía y deseos insatisfechos, es decir, una mente «sucia», malos pensamientos, floración de imágenes prohibidas, apetitos que induzcan a explorar lo desconocido y a renovar lo conocido, desacatos sistemáticos a las ideas heredadas, los conocimientos manoseados y los valores en boga.


¿Era Narciso un mero imbécil? ¿Uno más de ese protoplasma limeño autodenominado gente decente?


Aseguró que en el sur de Italia cada varón consumía una tonelada de albahaca en el curso de su vida pues la tradición asegura que de aquella hierba aromática depende, además del buen sabor de los tallarines, el tamaño del pene, y que, en la India, se vendía en los mercados un ungüento —él lo regalaba a sus amigos que cumplían cincuenta años— a base de ajo y légañas de mono que, frotado donde correspondía, provocaba erecciones en serie, como estornudos de alérgico


Temo que ser rotario, igual que león, kiwani, masón, boyscout, opus, sea (perdóname) una acobardada apuesta a favor de la estupidez.

Toda actividad humana que no contribuya, aun de la manera más indirecta, a la ebullición testicular y ovárica, al encuentro de espermatozoides y óvulos, es despreciable.

Orina también para mí.
—Primero, tengo que comprobar que, cerrando puertas y ventanas, el baño queda totalmente a oscuras —dijo doña Lucrecia, con pragmatismo de albacea—. Cuando sea el momento, te llamaré. Entrarás sin ruido, para no cortarme. Te sentarás en el rincón. No te moverás ni dirás palabra. Para entonces, los cuatro vasos de agua empezarán a hacer su efecto. Ni una exclamación, ni un suspiro, ni el menor movimiento, Manuel. Caso contrario, me iré y no pisaré más esta casa. Puedes quedarte en tu rincón mientras me seco y arreglo el vestido. En el momento de salir, acércate, arrastrándote, y, en agradecimiento, bésame los pies.

¿Me aceptas como tu cocinerita? Soy limpiecita, pues por lo menos dos veces al día me doy un bañito. No masco chiclecitos, ni fumo cigarritos, ni tengo vellitos en las axilas y mis manitas y patitas son tan perfectas como mis tetitas y mi pompis. Trabajaré todas las horas que haga falta para tener bien contentitos a tu paladar y a tu pancita. Si hace falta, también te vestiré, desvestiré, jabonaré, afeitaré, cortaré las uñitas y limpiaré cuando hagas el dos. En las noches, te abrigaré con mi cuerpito para que en la camita no tengas friecito. Además de hacer tus comiditas, seré tu valecito, tu estufita, tu maquinita de afeitar, tu tijerita y tu papelito higiénico.
¿Me aceptas, señorcito?

No hay manía o fobia que carezca de grandeza, ya que ellas constituyen la originalidad de un ser humano, la mejor expresión de su soberanía

El cordón umbilical que los enlaza a través de las centurias se llama pavor a lo desconocido, odio a lo distinto, rechazo a la aventura, pánico a la libertad y a la responsabilidad de inventarse cada día, vocación de servidumbre a la rutina, a lo gregario, rechazo a descolectivizarse para no tener que afrontar el desafío cotidiano que es la soberanía individual.

La única patria que reverencio es la cama que holla mi esposa

Todo lo que brilla es feo.

Toda persona que escribe «nuclearse», «planteo», «concientizar», «visualizar», «societal» y sobre todo «telúrico» es un hijo (una hija) de puta. También lo son quienes usan escarbadientes en público, infligiendo al prójimo ese repelente espectáculo que afea los paisajes. Y, lo mismo, esos asquerosos que sacan la miga del pan, la amasan y la dejan hecha bolitas sobre la mesa

La obligación de una película y de un libro es entretenerme. Si viéndola o leyéndolo me distraigo, cabeceo o me quedo dormido, han faltado a su deber y son un mal libro, una mala película. Ejemplos conspicuos: El hombre sin cualidades, de Musil, y todas las películas de esos embauques llamados Oliver Stone o Quentin Tarantino.

¿Podía ser lo mismo que un hombre adulto violase a una niña impúber de diez años, crimen punible, que una señora de veinticuatro descubriese la dicha corporal y los milagros del sexo a un jovencito de diez, capaz ya de tímidos endurecimientos y escuetas transpiraciones seminales? Si en el primer caso la presunción de violencia del victimario contra la víctima era de rigor (aun si la niña tuviera suficiente uso de razón para dar su consentimiento, sería víctima de una agresión física contra su himen), en el segundo era simplemente inconcebible, pues si había habido cópula, sólo pudo haberla, de parte del niño, con aquiescencia y entusiasmo, sin los cuales el acto carnal no se habría consumado. Don Rigoberto cogió la pluma y escribió, enfebrecido de rabia: «Aunque odio las utopías y las sé cataclísmicas para la vida humana, acaricio, ahora, ésta: que todos los niños de la ciudad sean desvirgados al cumplir diez años por señoras casadas treintañeras, de preferencia tías, maestras y madrinas»

El derecho es una técnica amoral que sirve al cínico que mejor la domina

lunes, 4 de octubre de 2010

En las montañas de Holanda, de Cees Nooteboom

Me interesé por Cees Nooteboom a raiz de un artículo publicado en Arcadia hace poco titulado ¿Por qué tendrían que darle el Premio Nobel a este hombre? http://www.revistaarcadia.com/libros/articulo/por-que-tendrian-darle-premio-nobel-este-hombre/23097

Supongo que En las montañas de Holanda no es la cumbre de su obra. Es un libro pequeño, escrito como un "divertimento" que consiste en hacer un cuento de hadas en la época contemporánea, con televisión y secuestro de por medio y con mucha digresión sobre el lenguaje y el oficio de escribir, a partir de la historia de Kai y Lucía, dos ilusionistas de un circo holandés.

La historia o la anécdota de Kai y Lucía es lo de menos, es la disculpa para que el autor pueda hacer toda una disquisición sobre la literatura, y se permita complicidades con el lector como escribir, por ejemplo "quien lo desee, puede pasar por alto esta página, el relato continuará luego"...

En fin, es un libro precioso. Las frases hablan por sí solas y para mi este autor ha sido todo un descubrimiento. Menciona a Platón, a De Ors, a Andersen y a Kundera. Las digresiones son abundantes, como en los libros de Kundera, pero a éste además se le siente lo poeta.


"Todas esas palabras se hallaban ya en trance de extinción, no tanto porque el Gobierno central las hubiese combatido con energía como por la influencia de la radio y la televisión"

"Existe cierta afinidad entre escribir relatos y construir carreteras, en ambos casos se ha de llegar a alguna parte".

"Así como una botella o una caja pueden estar medio llenas, vacías o llenas del todo, así también cada forma de felicidad o de infortunio conoce su punto mínimo y su punto óptimo, y quien ha alcanzado este último, no hay que darle vueltas, es perfectamente feliz".

"Hay personas hermosas, nadie puede impedirlo, pero cuando es únicamente eso lo que cabe echarles en cara, cuando lo que uno hace al verlas pasar por la calle es quedarse paralizado de estupor, la belleza perfecta se convierte en la medida de la propia imperfección, y eso a nadie le gusta".

"desventuradas son las tierras donde no existen los melocotones, porque nunca sabrán cómo describir la piel de Lucía. Cualquier otra comparación está condenada al fracaso, puesto que faltará en ella el elemento comestible".

"Me pregunto con frecuencia cómo los demás escritores -porque yo soy un escritor, eso es incuestionable- son capaces de perseverar en su oficio después de haber leído una crítica, buena o mala, de su obra".

"... ante un ávido alumnado, si es que existe semejante cosa".

"Mi verdadero amor es la filosofía, pese a que tengo la sospecha, cada vez más viva, de que los filósofos son poetas frustrados. Demuestran una gran sensibilidad con los sistemas, pero muy poca, en general, con el lenguaje".

"Yo mismo procedo de una provinicia en que a causa de la vastedad de los paisajes o de la soledad de las aldeas abandonadas, todavía no ha desaparecido del todo la noción de lo sobrenatural".

"De la misma manera que ya nadie jugaba en las casas o, para decirlo con más claridad, ya nadie jugaba en familia, también la gente había perdido interés por ir a ver el juego de otras personas. Cada vez se cerraban más circos".

"Publicar textos equivale a pensar en voz alta"

"Después las dos mujeres se contaron sus respectivas vidas (...) el relato de la vieja era muy corto y el de la joven larguísimo. son leyes que cualquiera que haya vivido mucho tiempo conoce bien. La vida más larga conoce la tristeza de la enumeración y la evita. Sabe que en cualquier caso sólo un par de hechos determinan la existencia de una persona".

"Escribir es una cuestión de organización y, por consiguiente, de toma de decisiones, y una de estas decisiones consiste en determinar qué ha de figurar en el libro y qué ha de excluirse de él, y cuándo ha de darse por terminado".

"A mi derecha fluía el caudal del Cinca, si cabe llamarlo caudal, pues es más bien el rastro de una lágrima en la mejilla de un muerto".

"lo que todavía no está escrito tiene algo de aterrador, tira de uno, absorbe. Es una especie de calambre. Mientras no está escrito quiere vengarse; una vez escrito, en cambio, lo que ha surgido de la nada provvoca una especie de fibrosa melancolía, que sólo se disipa muy lentamente".

"En cuanto muere el último creyente de una religión, ésta se convierte en mito".

"Y este capítulo me ha salido demasiado largo. Aunque por otra parte, entre los japoneses la asimetría es un elemento esencial en la estética. Al menos hay un pueblo que no cree en la perfección. O que, precisamente por eso, cree en ella. Nunca se sabe".

"Dentro de la realidad inversa en que viven los artistas, un mundo en el que no esté permitido disfrazarse y donde, por consiguiente, haya que aparecer en todo momento tal como uno es, sería la primera visión del infierno".

"Imaginar es tomar decisiones".

"¿Qué es un cuento de hadas? Es la intensificación de un relato, de la misma manera que el relato, si es bueno, no es una copia, sino una intensificación de la realidad, la historia desprovista de su parsimoniosa cronología".

"Se despertó y supo que había nevado. Lo supo sin haber visto nada, lo oyó por lo que no oyó. La nieve amortigua el sonido, tiende un manto sobre el mundo".

"Escribir consiste en reagrupar lo que ya se ha escrito antes, uno siempre tiene en la mano cien escritores, aunque no lo sepa o no lo desee. A este respecto no hay nada que hacer. Los mejores no permiten que se note; lo que yo hago es labor de sirvientes".

"En los mitos, los seres humanos viven eternamente. En los cuentos, viven muchos años y son felices. En las novelas, al final de esos muchos años empieza la desdicha, y la mayoría de las veces incluso antes.

En los mitos, todo, de un modo u de otro, queda resuelto. En las novelas nunca se resuelve nada, y en los cuentos la solución se aplaza, pero si alguna vez tiene lugar, es fuera del marco del cuento. Ésa es la mentira".


En las montañas de Holanda
Cees Nootebom
Ediciones Siruela
130 páginas

domingo, 3 de octubre de 2010

La Pasión de Policarpa, de Pedro Badrán Padauí

En medio de la euforia del bicentenario y todos los libros que salieron, Pedro Badrán publicó La Pasión de Policarpa, luego de 4 años de rigurosa investigación.

Últimamente me ha dado por leer 2 o tres libros en simultánea, así que pronto les mandaré frases de otros, pero por ahora les cuento que hoy terminé de leer este libro y la verdad es que me sorprendió muy gratamente. Me sorprendió porque es muy hábil el escritor para lograr producir un libro tan distinto en historia, lenguaje, atmósfera, etc. a todos sus anteriores libros. La versatilidad del autor me parece destacable. Y me sorprende además que sea precísamente un escritor costeño el que asuma la reconstrucción de un ambiente santafereño, frío, lluvioso, con sus calles y lomas empedradas, sus bordados y sus chales.

Pero incluso para el lector que no ha leído nada de la obra de Badrán ni sabe nada del autor, el libro creo que tiene dos virtudes: la primera es la riqueza del lenguaje. No hay una sola de las 402 páginas que no tenga al menos una palabra de la que se intuye el significado por el contexto en el que se instala, pero que hace años dejó de ser de uso común. Esta riqueza sin embargo no exige una consulta permanente del diccionario ni hace difícil o cortada la lectura: al contrario, le da una musicalidad distinta, como de otro tiempo.

La otra virtud es el suspenso, el vértigo: desde primaria uno sabe que a La Pola la matan y por lo tanto uno sabe en qué termina la historia de la protagonista. Pero el autor sabe que la historia patria que uno conoce es de nombres y fechas, sin detalles ni color, y por lo tanto es en los detalles, en el "cómo" la pillan, "quién" la delata y toda esa red de minucias en donde se centra un suspenso que va hasta la última página. Suspenso que se mezcla con reflexiones sobre Dios, el poder y la libertad y que se lee fluido gracias al uso de muchos narradores, muchos puntos de vista.

Acá van las frases:

"El fraile José Celestino Mutis era un viejito aburrido, amariconado, que pasaba sus horas contemplando cómo se marchitaban sus plantas"

"-Dios no puede ayudarte si tú no perdonas, hija mía.
-Entonces, padre, su misericordia no es tan grande".

"que las únicas batallas que se ganan huyendo son las que se libran contra las mujeres. Eso era lo que decía Napoleón Bonaparte".

"Entonces empezó ese naufragio mohoso de la espera".

"Ahora descubría que al agacharse a medias, las plantas de sus pies sobre el camastro, y moverse suavemente, encontraba un gusto de lo más recóndito pero después de aquello supo que no podía contenerse y la asaltaron clamores bajos que venían desde su vientre y subían como relinchos por su garganta, y siguió bufando, descosida y remendada pero nunca tan ella, con sus ojos abiertos, y nunca tan feliz de cabalgar aquel amoroso potro de dulce tormento".

"Y él recordó otra vez al coronel Serviez cuando dijo que todo general en campaña debe entender que por donde pasa una cabra, pasa un ejército".

"-Dios no puede morirse.
-Pero eso es lo que dicen. Se murió hace varios años.
-Debe ser que está dormido.
-¿Dormido? Si está dormido no puede soñar, y si no puede soñar es como si estuviera muerto, y si está muerto no existe. Y si Dios no existe entonces no puede haber rey por la gracia de Dios".

"Guardaos de las mujeres, teniente, son más peligrosas que un ejército".

"-¿Crees en el destino, Francisco?
-Creo que los actos de un hombre deciden su destino.
-Los actos de un hombre dependen de su prudencia o de su audacia...
-Así es...
-Pero es el destino el que decide qué hombre es prudente, cobarde o audaz. De manera que nuestro destino está trazado de antemano.
-No lo creo, podemos sobreponernos a las dificultades y aun a nuestras limitaciones.
-Pero eso también es parte del destino.
-¿Qué es lo que quieres decir, Alejo?
-Ahora me doy cuenta de que estamos destinados a morir."

La Pasión de Policarpa
Pedro Badrán Padauí
Editorial Grijalbo - 2010
402 páginas

martes, 7 de septiembre de 2010

Trilogía Millenium: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, La princesa en el palacio de las corrientes de aire y Los hombres que no amaban a las mujeres, de Steig Larsson

Club Silente:
No sé si este club aún existe, pero por si las moscas les escribo.

Luego de 15 días de lectura continua, intensa, afiebrada, acabo de terminar de leer los tres libros de la saga Millenium, es decir ¨Los Hombres que No amaban a las Mujeres¨, ¨La chica que soñaba con una cerrilla y un bidón de gasolina¨ y ¨La princesa en el palacio de las corrientes de aire¨, del sueco Steig Larsson, un periodista que se murió de repente, de un infarto, cuando entregó el tercer libro al impresor y antes de que el primero saliera a la calle. Es decir, murió sin saber su fama ni recibir un peso por los miles de libros vendidos ni las películas hechas a partir de los libros.



El primer libro tiene 650 páginas, el segundo 750 y el tercero 850, así que la lectura fue voluminosa...



Estos libros no van a cambiar la historia de la literatura, no tienen profundas reflexiones sobre la escritura, o sobre la vida, o sobre nada en particular. Son acción pura, tensión y ganas de seguir leyendo sin parar a ver cómo termina todo. Los 3 libros son un triller con todas las de la ley, que se leen con la misma pasión con la que se va a cine a ver una película de suspenso. En ese sentido, en el de la entretención y la forma de armar un drama a partir de muchos personajes, detalles y datos, están milimétricamente bien construidos.



Aunque est club se trata de compartirnos libros y sobre todo frases memorables, les quedo debiendo las frases. No son libros de frases... son libros donde hay acción, balas, suspenso y crimen. Poca reflexión o digresión. Por puro interés profesional solo subrayé una, que dice el periodista-protagonista Mikael Blomvjist, sobre lo que debe ser una ley de prensa: "Está prohibido publicar pornografía infantil y ciertas descripciones de violencia sexual independientemente del nivel artìstico que el autor pretenda imprimirles. Está prohibido incitar a la revuelta y animar a cmeter delitos. Está prohibido difamar o calumniar a otra persona. Y está prohibido acosar a un grupo étnico".


Mucha gente suele ser muy prevenida con los best sellar. Yo estos 3 libros se los En fin, en todo recomiendo. La historia de Lisbeth Salander es y Mikael Blomvjist es ¨adictiva¨, por decir lo menos y los personajes están llenos de matices, muy bien construidos, en una Suecia muy contemporánea, con hackers, chat, interceptaciones telefónicas y un largo etc tecnológico. Fueron 15 dìas de lectura muy encarretadora...