Mostrando entradas con la etiqueta Aborto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Aborto. Mostrar todas las entradas

martes, 25 de marzo de 2025

Carretera al mar, de Tulio Bayer

Crecí en Manizales, leo a autores de la región y no sé cómo sucedió que llegué hasta mis 50 años sin haber leído a Tulio Bayer. No solo eso: sin haberlo leído, y sin haber escuchado sobre su historia de vida ni su obra, salvo algún comentario marginal.

Vi en una librería "Carretera al mar" con una anotación en la portada: "un aporte al Informe de la Comisión de la Verdad, para que el origen del conflicto que nos ha devastado no quede en la sombra". Se trataba de una reedición de 2023 de una novela descatalogada y olviadada publicada en 1960. La compré y la ubiqué en mi biblioteca hasta que se llegara el momento de leerla. Pasaron casi dos años. Este fin de semana la saqué de su refugio y me sumergí en sus páginas, con el placer de quien emprende un viaje por carretera y con el deslumbramiento de estar descubriendo a un amigo perdido. 

El libro empieza con un prólogo en el que Orlando Villanueva Martínez se encarga de contar quién fue Tulio Bayer: un médico que ejerció su profesión en donde pudo, porque desde muy pronto fue señalado como bandolero, chusmero, guerrillero, comunista o raro, en una sociedad profundamente conservadora. Tulio Bayer nació el 18 de enero de 1924 en Riosucio, Caldas, entró a Medicina a la Universidad de Antioquia en 1943, fue secretario de higiene y educación de Manizales, profesor universitario, columnista de La Patria y médico arrinconado en Puerto Carreño, punto lejano al que llegó buscando trabajo y en donde empezó a escribir Carretera al mar. Después de que este libro publicó otros, fue detenido, estuvo en prisión y se exilió en París en donde murió en 1982.

Carretera al mar es la historia de Antonio Uribe, un alter eco de Bayer. Se trata de un médico que llega a hacer su rural a Dabeiba, un municipio de pasado liberal pero gobernado por alcaldes militares y por poderes aliados con la policía chulavita. Cada liberal es un chusmero, cada chusmero es un bandolero y cada bandolero es objetivo militar. Corre el año 1947. 

El libro se divide en dos partes: la primera ocurre en Dabeiba, con el joven médico recién llegado. Los capítulos cortos sirven para presentar a los distintos personajes y alrededor de cada personaje se teje una historia: el cura que pide limosnas para remodelar el templo en un municipio sin escuela; el boticario conservador que le propone al médico que formule lo que él tiene en su farmacia y a cambio ofrece comisión; el carpintero que vive de hacer ataúdes en medio de la ola de violencia, el expolicía que ayuda en las necropsias; el exalcalde liberal que ahora vive en el ostrasismo, y Zoraida, la prostituta del pueblo, que se convierte en la pareja del médico, como le ocurrió en la vida real al escritor Bayer.

La segunda parte ocurre en la zona rural de Mutatá, a donde huyen Antonio y Zoraida luego de que los conservadores logran poner a un alcalde de bolsillo. Acá la carretera al mar cobra mayor presencia, porque Antonio es el médico de los trabajadores de la construcción, aunque el protagonismo en esta segunda parte se lo lleva Saulo José Villada, un joven ingeniero civil que asume el control de la obra.

Carretera al mar es una novela que le sirve a Tulio Bayer como instrumento para exponer sus tesis políticas y sus denuncias sociales: el olvido en el que vive la ruralidad, la corrupción, la violencia que ejercen los conservadores, la división de clases, la prostitución, el daño que hacen las religiones y muchos otros temas. Alaba a  Fernando González Ochoa y considera que el mejor poeta colombiano es León de Greiff. Se explaya en descripciones detalladas de las necropsias (en su tesis universitaria Bayer dijo que ni siquiera los cadáveres de todos los campesinos de Colombia sirvieron para hacer progresar la medicina legal colombiana) y reitera que el hambre infantil es la principal consecuencia de la violencia. Por ser una novela de tesis algunos personajes están desdibujados y en la trama aparecen y desaparecen nombres que funcionan como meros figurantes. Pero más allá de eso, el libro sí retrata con precisión la violencia bipartidista, que quedó sepultada en el relato histórico y literario por la posterior violencia guerrillera y narcotraficante. En ese sentido la novela es un documento valioso que permite comprender el miedo y la zozobra que vivieron tantos pueblos de Colombia, en esa época conocida como La Violencia que, aunque parezca increíble, fue más violenta que los años que vinieron después. 


Algunos subrayados
Los ricos no necesitan venir a hacer el año de Medicina Rural. Tampoco los hijos de los profesores. Se quedan en las ciudades, y si se ponen a escribir sobre temas de salubridad rural, llegarán inclusive a ser ministros (p. 37).

Eso de poder hablar del tema que a uno le dé la gana es más importante que tener plata (p. 65).

¡Miércoles! se interrumpió estás pensando en fermentaciones y en urdimbres a lo grecolatino. Recuerda que eres un hombre y no un ruiseñor manizalita (p. 75).

Pereira es una ciudad muy agradable. El clima lo mantiene a uno en buen tono. Yo diría que es un clima propicio al amor. Las muchachas muestran sus atractivos en la calle bajo sus trajes ligeros. El Obispo no ha podido convertirla con decretos y sermones en tierra fría... (p. 80).

¿Y por qué siempre estaban inconclusos los templos de Antioquia? ¿No sería mejor hacer una Escuela? (pág. 100). 

¿No era cierto aquello de Axel Munthe de que "se puede rezar a Dios en todas partes, pero no se puede operar sino en los Hospitales?" (pág. 101). 

La chusma, hermana... la chusma es como Dios que está en todas partes (p. 126). 

Habiendo muchos superiores a uno en muchos aspectos, ¿no basta con el milagro de que a uno lo quieran algún tiempo? ¿O, por lo menos, que la mujer le esté diciendo a uno que lo quiere aunque experimente cariño por otros? (pág. 145). 

Durante el día hay que atenerse a la vista, por la noche al oído (p. 156).

Creía que más bien uno muere por partes, se muere lentamente, y que la última no es la peor de las muertes (p. 193). 

Los historiadores de la historia oficial, es decir de la escrita a dos manos para los escolares, no suelen esclarecer nunca las características íntimas de los gobernantes. Y ello porque está establecido que aseveraciones de tal género son de mal gusto, mal admitidas y una educación popular que no está encaminada a la democracia sino inspirada en la doctrina medioeval de que los gobernantes representan a Dios. Humanizarlos es humanizar a Dios mismo. Divinizarlos tiene la ventaja de mantener al pueblo alejado del arte divino de gobernar (p. 218).

Comencé a comprender desde entonces que el hombre con las mujeres debe ser como el toro. Llegar a un sitio, esperar a que se acerquen las hembras, que ellas siempre se acercan, hacer bien hecho lo que hay que hacer, si alguna de ellas está dispuesta a hacerlo y.... seguir. Seguir hacia otros pastizales... (p. 232). 

esa olvidada maravilla que es para todo transeúnte un puente sobre un río (p. 244). 

Y detrás de ese trabajo, de cualquier trabajo bien ejecutado, había además una alta dosis de satisfacción, una compensación subjetiva no valorable en dinero. 

sus reclutas atrapaban a las indias en grupos de a tres, de a cinco, de a ocho, cazándolas por los alrededores, y usándolas por turnos sucesivos (p. 269)

el remordimiento estaba tan lejos de su conciencia como puede estar el deseo de volverse vegetariano en el cerebro de un tigre (p. 282). 

—Porque no resuelve el problema  —comenzó a decirle a Uribe— Porque la prostitución es una enfermedad de la Sociedad y la persiguen como un delito del pueblo. Y porque para controlar las enfermedades venéreas trata a las mujeres como pecadoras y no como enfermas. Y a las mujeres solamente...
—No te entiendo bien  —dijo Zoraida.
—Me entenderás mejor con este ejemplo: ¿Qué tal si la Policía reconoció por la noche a los prostitutos? ¿Qué tal si les dieran a todos carnet de prostitución y los obligarán a asistir cada semana a los puestos profilácticos?
Zoraida rio. Y después de un momento le dijo:
—Pero es que los hombres no viven de la prostitución, mejor dicho...
—Pero sí transmiten enfermedades, ¿sí o no?
—¡Ah sí, claro que sí!
—Entonces lo que persiguen es el pecado y no el control de la enfermedad. Y además el Estado no tiene por qué castigar pecados. Ni tampoco obligar a nadie a que se cure de una enfermedad. Lo que debe hacer es ayudar a que la enfermedad no se propague ya que los más pobres puedan curársela (p. 294).



Carretera al mar
Tulio Bayer (presentación de Orlando Villanueva Martínez)
Ediciones Desde abajo
Bogotá
mayo de 2023 (primera edición 1960  por Editorial Iqueima)
310 páginas

sábado, 2 de diciembre de 2023

El oráculo térmico, de María Antonia León

Amanda es la menor de tres hermanos. Tomás le lleva 7 años y Teresa 6. Crecieron en una finca cafetera cerca de Chinchiná, con una padre silencioso, dedicado al campo, y una madre con artritis que habla así: 
Mamá, ¿usted es feliz? le dije una vez.
Mija, es mejor que no pregunte

La vida en la finca es la vida del pasado. El presente es noviembre de 1985. Amanda está embarazada, no quiere ser mamá pero no puede abortar. Huye y su huída coincide con la tragedia que se conoce como la avalancha de Armero, cuyo nombre recuerda a las más de 20.000 personas que murieron en ese municipio del Tolima, luego del deshielo del Volcán Nevado del Ruiz, pero deja en el olvido a las 3.000 que fallecieron en Caldas, principalmente en Chinchiná y Villamaría.

Esa avalancha de lodo que arrasó con todo es el contexto histórico en el que se desarrolla esta novela en la que la autora cuida cada línea y cada palabra, para narrar la vida de Amanda, a quien la maternidad no deseada le representa también una avalancha que arrasa con todo. A partir de frases muy cortas, con hondo sentido poético, y de capítulos breves que saltan en el tiempo, entre el pasado y el presente, María Antonia León (Manizales, 1985) presenta un retrato sobre la violencia contra las mujeres en la zona cafetera colombiana: hay violencia intrafamiliar, violencia sexual, un machismo feroz, una concepción de la maternidad como una obligación y el embarazo extramatrimonial como una verguenza. Esta visión de mundo, tan hostil y tan opresiva para las mujeres, crece silvestre y libre en medio de montañas verdes y hermosas, llenas de palos de café, con la bendición de la religión católica, que perpetúa un estado de cosas insostenible que se define con el nombre de "tradición".

Algunos subrayados

El burbujeo secreto de mis senos que, antes de este momento, solo se lo bebió un hombre (p. 21).

Cuando entro al baño me encuentro con un placer desconocido: el de un cuerpo solo (p. 22).

No puedo vivir de esta manera; tengo que buscar una vida que esté a la altura de mi desesperación (p. 24). 

¿Maternar?, no quiero llegar a ese nivel de intimidad con la vida: el seno abierto como un volcán activo. No quiero vivir suavemente y con dureza en el interior (p. 25). 

Habría querido vivir en un contexto donde abortar fuera un acto sencillo, aceptado. Un acto para abrazarnos diferente con la vida (p. 26).

No nacer, eso sí es un privilegio: el alma flotante ante las florescencias del universo y los universos hermanos, los universos padres (p. 26). 

Lactar es otra forma del llanto (p. 42).

A veces solo recuerdo el daño que hice y no el daño que me hicieron (p. 65).

La ternura es el único elemento capaz de hacer tolerable el tictac de una marcha fúnebre (p. 65). 

No puedo confiar en las palabras de un hombre que ya no me ama (p. 69). 

El dolor no se cura, se controlan sus estadios (p. 75). 

Mamá, ¿usted es feliz? le dije una vez.
Mija, es mejor que no pregunte (p. 111).

Mi papá me dijo una vez que las personas se suicidan cuando están cansadas de una misma situación (p. 131).

Lo repetí una vez más, con la música dulce de alguien a quien todavía peinaban de dos colitas, y una tercera vez, hasta que él se le quitó de encima y deó a Teresa hundida en el rebrujo de tierra; la combinación como una sábana que queda arrugada después de un sueño travieso y mi hermano arrodillado, a horcajadas sobre ella, mostrando los dientes rojos.
-Tragate esos ojos -me dijo.
Entonces salí corriendo para no verlos más. Corrí a través de los cafetales con los ojos casi cerrados, arrinconados en una nueva soledad (p. 136). 

Quizá ni Chinchiná existe, me gustaría que no existiera para no tener que volver (p. 138). 

Las rodillas son la parte más fea del cuerpo, por eso podían mostrarse. Aun así mi hermana se las tapaba porque nadie debía vernos nada.
Porque éramos sagradas, perfectas y puras, como el café (p. 147). 


El oráculo térmico
María Antonia León
Editorial Seix Barral
Bogotá, abril de 2023
148 páginas

martes, 3 de enero de 2023

El acontecimiento, de Annie Ernaux

En 1999 Annie Ernaux escribe sobre algo que le ocurrió en octubre de 1963, cuando era estudiante universitaria en Ruen: quedó embarazada y aunque quería abortar el aborto no estaba permitido en su país, así que debía hacerse de manera clandestina.

En esta novela corta, escrita sin sentimentalismo ni digresión, ateniéndose a las pruebas, como ella las denomina, es decir a su diario y a la memoria de datos, fechas, nombres y lugares, Ernaux reconstruye con precisión lo que vivió entre el momento en el que confirma que está embarazada, y mediados de enero, cuando finalmente se practica el aborto. Pero lo más interesante no es la descripción fría del hecho sino la constancia política de para qué lo cuenta tanto tiempo después: para convertir su cuerpo en escritura y que ese acontecimiento se disuelva en la cabeza del lector. 


Algunas frases
El hecho de que la forma en la que yo viví la experiencia del aborto, la clandestinidad, forme parte del pasado no me parece un motivo válido para que se siga ocultando (p. 24). 

Sor Sonrisa forma parte de esas mujeres a las que nunca conocí y con las que, vivas o muertas, reales o ficticias, y a pesar de todas las diferencias, siento que tengo algo en común (p. 41).

Como la mayoría de los padres, los míos se imaginaban que podían detectar de forma infalible a primera vista la más mínima señal de descarrío. Para tranquilizarlos, bastaba con ir a verlos regularmente (con una sonrisa en los labios y la cara lavada), llevarles la ropa sucia e irse de allí cargada de provisiones (p. 53).

si no cuento esta experiencia hasta el final, contriburé a oscurecer la realidad de las mujeres y me pondré del lado de la dominación masculina del mundo (p. 55). 

Ver con la imaginación o volver a ver por medio de la memoria es el patrimonio de la escritura (p. 59).

Hacíamos poco el amor y con prisas, sin sacar partido de la ventaja que nos procuraba mi estado el mal ya estaba hecho, de la misma manera que el parado no aprovecha el tiempo y la libertad que le proporciona el hecho de no tener trabajo; o el enfermo desahuciado no aprovecha el permiso para comer y beber de todo (p. 67). 

Siempre que escribo me planteo la cuestión de las pruebas (...) La única y auténtica memoria es material (p. 69).

Todavía no sé qué palabras utilizaré para escribir sobre aquello. No sé qué me deparará la escritura. Me gustaría retrasar ese momento, permanecer todavía a la espera. Quizá tenga miedo de que la escritura disuelva las imágenes (p. 71).

Me aliviaba el hecho de decir que tenía miedo (p. 75).

Hoy en día se persigue a los traficantes de personas y se deplora su existencia de la misma forma que hace treinta años se deploraba a las personas que practicaban abortos. Pero no se cuestionan las leyes ni el orden mundial que provocan este fenómeno. Y seguramente entre los traficantes de inmigrantes, como antes entre las aborteras, debe de haber algunos más serios que otros (p. 85).

Me he quitado de encima la única culpablidad que he sentido en mi vida a propósito de este acontecimiento; el haberlo vivido y no haber hecho nada con él. Como si hubiera recibido un don y lo hubiera dilapidado. Porque por encima de todas las razones sociales y psicológicas que pueda encontrar a lo que viví, hay una de la cual estoy totalmente segura: esas cosas me ocurrieron para que diera cuenta de ellas. Y quizás el verdadero objetivo de mi vida sea este: que mi cuerpo, mis sensaciones y mis pensamientos se conviertan en escritura, es decir, en algo inteligible y general, y que mi existencia pase a disolverse completamente en la cabeza y la vida de los otros (p. 115).


El acontecimiento
Annie Ernaux
Editorial Tusquets
Bogotá 2022 (primera edición 2001)
119 páginas


domingo, 2 de mayo de 2021

Dulce animal de compañía, de Triunfo Arciniegas

Dulce animal de compañía es un libro diseñado con precisión milimétrica: su estructura se divide en dos partes: "Tres noches" y "Fantasmas". Cada parte se divide en 3 bloques que corresponden a 6 puntos de vista distintos y a su vez cada bloque se divide en 15 capítulos breves, algunos de una o dos páginas y otros de unas cuantas líneas.

Son en total 6 bloques para igual número de personajes: Renata, la joven en cuya órbita crece la historia; mi cabo Ardilla, cornudo miembro del glorioso ejército colombiano; el viejo Víctor Morantes, el papá de Renata; Antonio Cáceres, ex soldado y nuevo amor de Renata; Daniel, o Dino, el primer novio de la protagonista y, por último, Teresa, la novia que Antonio tenía antes de irse para el Ejército.
Seis caras de un mismo cubo que, al alternar sus puntos de vista, permiten ver distintos ángulos del amor, las relaciones, las expectativas e ilusiones pero también, sobre todo, del deseo: el sexo gratuito y pagado, homo y hetero, atraviesa estas páginas en las que la niebla de Pamplona, la violencia del páramo, la orfandad y el desamor cruzan por las vidas de unos personajes que oscilan entre las urgencias cotidianas y lo onírico, con simbolismos que aluden a la pasión, la muerte y los sueños.

La mujer justa, de Sandor Marai, ofrece una historia de amor contada desde tres puntos de vista, en donde el salto de un personaje al otro produce sorpresa o dislocación en el lector. Algo equiparable es lo que ofrece Triunfo Arciniegas en Dulce animal de compañía: este talentoso cuentista aprovecha los recursos narrativos de la brevedad para hilvanar una historia que se abre en múltiples capas a partir del enfoque múltiple, desde distintos personajes. 

Hay, además, un trabajo de orfebre en el cuidado de cada una de las palabras que construyen esta obra, con frases cercanas a la poesía: conejos, caballos, toros, cabras aparecen como símbolos cuidadosamente ubicados, en frases que saltan del realismo a la fantasía sin ofrecer mayores explicaciones, creando una atmósfera irreal aunque al mismo tiempo atada a referentes concretos en lo espacial y lo temporal. Una obra que luce liberadora frente al rol de la mujer, y que al mismo tiempo critica con humor a las fuerzas militares.

Algunas frases
"La muerte era eso: no ver más a alguien" (p. 29).

"Pero estaban de paso y tenían prisa.
Como pájaros, que sólo permanecen durante la estación" (p. 39).

"¿El cuerpo que sale de casa en la mañana es el mismo que regresa en la noche?" (p. 41).

"La piel es de quien la eriza, y ni siquiera se detuvo a pensarlo. Ahora sabía que los besos, como la tierra, pertenecen a quien los trabaja" (p. 42).

"El mes pasado murieron de insolación dos soldados. Al teniente Aguaclara se le fue la mano con el castigo. Los soldados cayeron al piso como muñecos y luego se murieron. A mi teniente le hicieron un llamado de atención" (p. 80). 

"La mujer le arrojaba más que migajas, se daba entera, enloquecía en la oscuridad y se recogía en la luz" (p. 102).

"Que duela ahora todo cuanto sea necesario, se dijo, con el crucifijo de plata en sus majos, pero que deje de doler" (p. 106).

"Los niños, hilos de luz para coser los días y las noches" (p. 106).

"–¿Y las tierras?
–Donde mismo, qué más. Los dueños pasan y las tierras quedan" (p. 138).

"Los guerreros se adornan las orejas con astromelias antes de la batalla" (p. 149).

"En las novelas el amor es para los ricos y los bonitos" (p. 154).

"Amanecería en Sacramento si tomara ese tren. Sabe, sin embargo, que en todas partes será el mismo hombre" (p. 171).

"–No soy de los que se matan, hermanita. no me tienta el abismo, pero me fascina contemplarlo" (p. 228).


Dulce animal de compañía
Triunfo Arciniegas
Editorial Alfaguara
2019
Bogotá
242 páginas

martes, 18 de agosto de 2020

Toriles: "el otro mundo", de Fernando Macías Vásquez



Llegué a Toriles: "El otro mundo", de Fernando Macías Vásquez, por una reseña que publicó Mario Jursich en Revista Arcadia. En la reseña Jursich lamentaba que este libro tuviera tantas fallas en su edición, pero aún así recomendaba su lectura.

El libro, sin división por capítulos, narra las historias de Toriles, la zona de tolerancia de Salamina, Caldas, durante buena parte del siglo XX. Se trata entonces de un texto de no ficción en el que el autor da cuenta de la gastronomía, la moda, las relaciones familiares, el ocio y el sexo en un municipio ultra conservador como Salamina, que el mismo autor describe como "una sociedad tan cerrada y machista" (p.8).Se trata de un cuadro de costumbres sin personajes ni trama: el libro consiste en la descripción, a veces nostálgica, de una forma de vida que ya no existe en Salamina, o por lo menos no en la manera en que se cuenta en la obra.

El protagonista del libro es Toriles, sobre el que el autor informa que "la autoridad prohibía terminantemente que alguien visitara ese lugar por más de dos veces al mes" (p.18) para "cuidar la moral y evitar infidelidades" (p.19) y que "el caldo de palomo era el mejor afrodisíaco existente" (p.46). No hay personajes o protagonistas, sino una sucesión de anécdotas en torno a este sector de Salamina. Se trata de la reconstrucción oral sobre la historia de una zona de prostitución hoy inexistente, en la que las prostitutas aparecen en un rol secundario y brumoso. El rol principal lo ocupan los clientes del barrio, mientras que las historias de ellas (los abortos clandestinos, las inspecciones médicas, los hijos y la pobreza) se insinúan sin mucho desarrollo.

En algunos apartes el autor se muestra consciente sobre la situación opresiva de la vida de las mujeres en la época y el lugar de su narración. No obstante, la descripción sobre la desigualdad se narra desde el punto de vista del hombre que observa y no de la mujer que se expresa.

Coincido con Jursich: al libro le faltó edición. La lectura deja la sensación de estar frente a una joya en bruto: un gran tema, abundancia de material, pero una escritura que pudo ser mucho más rica, en la medida en que enunciara menos y narrara más.


Algunas frases:
"una época dorada regida por viejos, odiosos y ortodoxos preceptos que sojuzgaban y devaluaban la mujer" (p. 7).

"las prostitutas de entonces como las de hoy, son el resultado de factores genéticos, humanos, sociológicos y antropológicos, en los que juegan un papel principalísimo la exclusión social, la violencia, la soledad y hasta la mala suerte" (p.8).

(Sobre Toriles): "donde insólitamente desaparecían los subsuelos sociales tan notorios en una de las poblaciones más clasistas del país" (p.11). 

"haciéndoles el amor por el camino sobre la flexible felpa de los potreros o a la sombra de los rastrojales, fisgoneados solamente por la caricia del aire fresco que juguetea silbando con los chuscales, dando tempranero fin a esos amores recién inaugurados" (p.33).

"Teta que cabe en mano, no es teta sino grano" (p. 34).

"por la secuela de un absurdo accidente de tránsito, se convertiría en el único baterista manco del que he tenido noticia, Adán Ceballos" (p. 35).

"Los más prominentes clientes como sabuesos embelesados, sorbían de su ombligo por turnos rigurosos el aguardiente que allí depositaban exactamente equivalente a un trago, ante la mirada envidiosa de los demás concurrentes" (p. 38).

"El burdel es el ambiente más propicio para la creación poética" (p.78).

"Tan diestro para comercializar que lograba vender cajas de dientes de segunda mano a plazos" (p. 90).


Toriles: "El otro mundo". Una historia que parece un cuento
Fernando Macías Vásquez
Hoyos Editores
2017, Manizales
99 páginas



viernes, 10 de julio de 2020

Como hombres, de Ana María Mesa

Ana María Mesa es una twittera conocida. Lo que llaman ahora una "influencer". Vive en Manizales, en donde ha permanecido buena parte de su vida, salvo por los años en los que estudió su carrera universitaria en Medellín. Desde Manizales creó en 2009 a @animesa, una cuenta reconocida en el país virtual que es Twitter.  ¿@animesa es Ana María Mesa? La pregunta puede ser interesante ahora que está tan en boga la autoficción. Los perfiles virtuales que crean los seres reales a veces son personajes: creaciones narrativas que se parecen mucho o poco, dependiendo del usuario, al ser humano de carne y hueso que se encarga de digitar los mensajes.

En twitter, a punta de persistencia, humor y actualidad, @animesa ha conseguido 37.000 seguidores con los que conversa diariamente, varias horas del día.

El 3 de marzo de 2020, pocos días antes del Día Internacional de la mujer, Ana María leyó un trino en el que un señor reaccionaba a la decisión de la Corte Constitucional de no tumbar pero tampoco ampliar las 3 causales por las cuales las mujeres podemos abortar en Colombia. La reacción fue escribir un trino desde la cuenta @animesa trastocando el género: poner en masculino lo que normalmente se escribe en femenino:

"Por promiscuos
por no usar condón
por no hacerse la vasectomía
por tirar con cualquiera
por no impedir su erección
por tener necesidades incontrolables
por ser incapaces de pensar
por no saber controlarse
por acosadores
por violadores
Ojalá los tipos se embarazaran".

Luego escribió otros trinos con el mismo juego de rotación del género y otras cuentas de twitter empezaron a hacer lo mismo. El juego creció, la usuaria @gelitoazul inventó la etiqueta #ComoHombres y rápidamente se hizo viral: hubo más de 300.000 publicaciones en distintos países de latinoamérica con esa etiqueta, en la que cientos de mujeres pudieron expresar como hombres lo que llevan décadas oyendo como mujeres: los estereotipos del comportamiento esperado en la casa, el trabajo, el colegio, la universidad. El patriarcado omnipresente que se evidencia en las frases cotidianas de todos los días. Frases que están normalizadas pero que son violentas.

El libro "Como hombres" lo firma Ana María Mesa (no @animesa) y recoge algunas de esas frases o trinos, clasificados por ámbitos: la iglesia, el espacio laboral, la familia, el sexo, la política, entre otros. Cada capítulo viene precedido de una breve reflexión y el libro tiene un prólogo corto en el que la autora explica su interés por el feminismo:

"Es bueno tener contexto académico universal, por llamarlo de alguna manera, pero también es bueno conversar sobre las prácticas feministas de todos los días. Mentiría si dijera que me hice feminista leyendo a Virginia Woolf o a Simone de Beauvoir. Fue conversando con mujeres cercanas que entendí de qué iba todo esto. El feminismo sucede en ámbitos públicos y políticos, pero ahora mismo sucede sobre todo en el cuerpo femenino y ocurre para liberarlo" (p. 11).

El libro tiene 174 páginas que se agotan en una hora, porque el grueso de su contenido recoge en letra muy grande y con ilustraciones coloridas (hechas por María José Guzmán), las frases de las twitteras. Se trata entonces de un libro coral y polifónico en el que la voz de Ana María está en el prólogo, las breves introducciones de cada capítulo, la curaduría en la selección de trinos y la inclusión de trinos o frases firmadas por @animesa.

¿Se trata de una obra literaria? la respuesta es no. ¿Es un libro ligero? la respuesta es sí y Ana María se refiere a este asunto en su prólogo: "suele parecerme todo muy simple y no es porque me crea superinteligente sino al revés, me parece a veces que soy liviana, ligera. Pero entonces rescato la importancia de la sencillez y sí creo que hay inteligencia en ponerlo todo en una sola idea" (p.15).

La discusión sobre la levedad, a la que ya se refirió Italo Calvino en sus "Seis propuestas para el próximo milenio" puede ser interesante. Jorge Carrión viene hablando de los "Objetos culturales vagamente identificados". Los Ocnis son, según él, artefactos más o menos narrativos de naturaleza digital, como los memes, trinos, visualizaciones de datos, hilos de twitter, podcast, historias de instagram, canales de youtube, videos de tiktok o boomerangs, que aspiran menos a la lectura que a la viralidad. Según Carrión, estos Ocnis son reseñados por ahora como "tendencias" y no como "cultura". Lo curioso con Como Hombres es que toma un Ocni viral y lo convierte en artefacto para la lectura: lo traduce al formato del libro, que le apuesta a la permanencia, contraria a la volatilidad y la inmediatez.

Pilar Quintana, la autora de La Perra, escribió en Instagram sobre este libro: "no solo es divertido sino una tremenda herramienta pedagógica para reconocer el machismo y zafarnos de él. Debería estar en todas las casas. Se los recomiendo mucho".

En las conversaciones sobre el feminismo hay una reacción común entre los hombres: decir que se trata de un ataque a ellos... un asunto de viejas amargadas que no pudieron conseguir pareja, que detestan a los tipos o que hablan desde el odio. Rescato entonces que Como Hombres incluye trinos escritos por personas de distintos sexos y no solo por mujeres. Además, el feminismo, como lo entendemos algunas, debe ser también liberador para ellos. Ana María se pregunta sobre eso en su prólogo: "cómo lograr que los hombres conversen con nosotras de manera generosa y sin agenda. O cómo y cuándo se darán las conversaciones entre ellos, para que revisen el rol que históricamente han tenido como género, cómo los interpela el feminismo, cuáles son sus retos" (p. 11).

Leí este libro y pensé en las agendas de Aleida que publicó Vladdo durante años: páginas que mezclan frases, ilustración y humor y que pueden ser un divertimento pero también pueden ser un artefacto para la pedagogía o la reflexión. No son ensayo ni reflexión académica ni tienen por qué serlo. No es esa su intención.


Como hombres
Ana María Mesa
Editorial Planeta
Bogotá
2020
174 páginas

domingo, 28 de junio de 2020

¿Será que soy feminista?, de Alma Guillermoprieto

Le he oído a algunos periodistas decir que no se debe titular con una pregunta: si se sabe la respuesta, la noticia entonces está en la respuesta, y si no se sabe la respuesta, entonces para qué atraer al lector con una pregunta que la información no va a contestar. 

Esa enseñanza (en desuso en épocas en las que las preguntas atraen curiosidad y clics) resulta llamativa en este ensayo escrito por una periodista. No solo titula con una pregunta sino que en una parte del texto afirma que tiene más preguntas que respuestas, y que hay laberintos confusos en los que no desea enredarse. 

Como si no fuera suficiente con la pregunta inicial (¿Será que soy feminista?), muy al final del libro la autora formula otras más: "¿Será que se puede ser feminista sin ser activista? ¿Y será que se puede ser activista, y feminista, sin ser activista del feminismo? Es decir, ¿El feminismo es una forma de ver el mundo, una práctica cotidiana o una militancia? ¿o puede ser cualquiera de las tres cosas?".

Este breve ensayo tiene la virtud de no ser un texto pretencioso en sus objetivos: no busca formular una teoría ni refutar a alguna o algunas de las corrientes del feminismo. Cita a autores como Simone de Beauvoir, Germaine Greer, Andrea Dworkin, Mariarosa Dalla Costa, Mary Wollstonecraft y John Stuart Mill, pero no atiborra el texto de citas ni de pies de página. Rescata los nombres de George Rosenkranz y Gregory Pincus como pilares del feminismo, al haber investigado sobre la píldora anticonceptiva, y reivindica la máxima feminista de "lo personal es político".

A Guillermoprieto no le interesan las discusiones teóricas entre corrientes feministas. Le interesan la política, el medio ambiente y el feminismo, vistos desde la vida cotidiana: las mujeres que pueden decidir si abortan o no, las que pueden salir a trabajar y reivindican un salario mejor, las que se convierten en líderes en sus comunidades, las que sufren violencia sexual o política, las mujeres asesinadas.

Alma Guillermoprieto dice que lleva 40 años ejerciendo el periodismo y en toda su vida solo escribió un texto feminista, muy al comienzo de su carrera. También dice que no milita en ninguna causa. Sin embargo, en el ejercicio del periodismo ha entrevistado a miles de mujeres y ha escrito sobre cientos de causas sociales y políticas. ¿Será que es feminista? La respuesta simple es que sí... pero nunca se sabe: hay tantas vertientes del feminismo que no en vano incluye una frase que le oyó al cura nicaragüense Miguel d´Escoto, en la Revolución Sandinista: "lo que la Iglesia Católica tenía que aportarle a la izquierda revolucionaria era su gran experiencia con el sectarismo". El feminismo le discute muchas cosas al clero. En su lista de críticas no se ve el sectarismo. Guillermoprieto es lúcida al advertir ahí un gran peligro.


Algunas frases:
"Toda autobiografía es una novela —no hay que fiarse nunca de la memoria—". (p.11).

"(...) se esconde la voz de los hombres que a estas alturas todavía dicen que las mujeres que no se maquilla ni se pintan el pelo son feas, o deseadas, y que seguramente no tienen quién se las coja. Lo dicen no porque una mujer con nalgas postizas se vea más apetitosa que una mujer sin plastiaumentos, sino porque tienen miedo a que nos libremos de su mirada". (p. 28).

"En el capitalismo, el mercado de la belleza es en realidad un mercado dedicado a explotar la inseguridad que sentimos frente a los hombres: me angustio, luego compro" (p.33).

Explicando El Segundo Sexo, de Simone de Beauvoir: "La mujer es un ser definido por la sociedad, y por una sociedad —el patriarcado— creada por los hombres, en la que ellos ocupan el lugar de jerarquía" (p. 37).

"Resumiendo, el mensaje central de Beauvoir fue más o menos el siguiente:  los hombres nos ven como objetos —de uso, de placer, de trabajo, de reproducción—. Son ellos los que han construido las sociedades, y estas sociedades existen para amoldarnos en objetos útiles, de tal manera que nosotras también nos veamos como objetos a nosotras mismas" (p. 41).

"El machismo existe independientemente de la estructura de clases; se manifiesta de manera variada en cada clase social, pero ha sido universal". (p. 65). 

"La liberación de la mujer necesariamente conlleva la liberación de los hombres de los mitos y terrores —y obligaciones estúpidas— que los oprimen". (p. 67).

"Hay que ser valiente hasta para las cosas que en teoría no requieren de ningún valor, como sentarse en un parque a meditar, porque el machismo es una cultura basada en la vergûenza de no ser suficientemente macho, de no ser digno de la opresión que hay que ejercer sobre las personas —reducidas ya a sus órganos genitales— que se desean más que ninguna cosa en el mundo". (p. 68).

"Una visión de la sexualidad transmitida a lo largo de milenios, en la que el hombre es el súbdito de su propio pene y la mujer su esclava y su tormento" (p. 70).

"El machismo es una enfermedad que se padece a nivel personal; un individuo deformado, contrahecho por el mal, ejerciendo el daño contra otros seres humanos con distinto aparato reproductivo. Otra cosa es el patriarcado, un sistema completo, omnipresente, inescapable en el mundo entero, paralelo a, y también base de, los sistemas económicos y de Gobierno del mundo y de toda estructura de poder". (P. 71). 

Sobre el aborto: "Una mujer que es dueña de su decisión de gestar, o no llevar el embarazo a término, es peligrosamente libre" (p. 73).


"Si nos hacen tanto daño es porque nos tienen miedo, pobres" (p. 74).

"La mala broma que nos ha jugado el patriarcado es que nos ha enseñado a vestir con orgullo nuestras cadenas. me espanta constatar que el patriarcado, en cualquiera de las formas en que se manifieste, siempre les ha encargado a las mujeres el trabajo de amaestrar a las niñas en las tareas de la sumisión" (p. 89).

"La lucha de las mujeres por ascender al poder es vital, porque abre puertas y derriba murallas para todas". (p. 92).

Los hombres se ocupan en sus guerras —no sé si será porque como no llegan del trabajo a ocuparse de la comida y de las tareas de los hijos y de la ropa sucia, les sobra tiempo libre—. Mientras tanto las mujeres a las que les han matado hijos, padres, compañeros, hacen esfuerzos por inventar la paz" (p. 109).

"Al igual que el antisemitismo, el racismo es una enfermedad que nace de la envidia, la culpa, el deseo vergonzante, la furia. Es la forma en que el opresor se justifica ante sí mismo". (p. 111).

¿Han visto, o han leído, la serie de Harry Potter? ¿Se acuerdan que cuando el profesor Dumbledore se siente particularmente turbado o confuso se encierra en su estudio, extrae con su varita mágica el hilo plateado de sus pensamientos enredados y lo vierte en una especie de fuente encantada, el pensieve, donde se puede ver con distancia y claridad las cosas que le preocupan? Eso, para mí, es la escritura". (p. 125).

¿Será que soy feminista?
Alma Guillermoprieto
Random House
Febrero de 2020
145 páginas

lunes, 7 de agosto de 2017

Tácticas contra el tedio, de Mauricio Bernal

Santiago Buscáceres tiene 49 años, una esposa, dos hijos grandes, una hija recién nacida, un trabajo como profesor de colegio y una vida terriblemente tediosa: "la más sofisticada de sus expectativas tiene que ver con la elección de un lugar para pasar las siguientes vacaciones en familia".

Sin embargo, un golpe de suerte le da la oportunidad de cambiar esa monotonía. La forma en la que Santiago decide romper con su rutina es la nuez de esta segunda novela del periodista Mauricio Bernal Rodríguez, bogotano radicado desde hace más de una década en Barcelona.

La historia ocurre en un pequeño pueblo de más de 10.000 habitantes en un país que puede ser España o Colombia. No se precisa ni hace falta porque el tedio de la vida urbana contemporánea de una familia de clase media puede ser parecido en muchas ciudades. La maestría de Mauricio consiste, a mi modo de ver, en hacer una disección del tedio, del aburrimiento, sin aburrir al lector. Al contrario: la historia tiene giros inesperados y un humor negro, sarcástico, que hace de esta lectura una sorpresa agradable al tiempo que perturbadora. 

Levantarse, asearse, comer, trabajar, hablar, dormir. Actos repetidos día tras día durante todos los días. En eso consiste la vida de muchos. Vidas libres que parecen a una cárcel. Sobre eso reflexiona Mauricio Bernal en una novela que merecería más lectores y comentarios. 


Algunas frases:

recuerda que es domingo, el peor del día para descansar: nadie trabaja, nadie va al colegio, todos entran y salen y saludan y se despiden y consideran obligatorio entablar conversación, decirse lo que no tienen tiempo de decirse durante el resto de la semana.

una tregua que ha dado como resultado una convivencia en la que ambos hacen de morderse la lengua una práctica cotidiana. En su caso no ha supuesto un esfuerzo considerable; deja que el tiempo pase, que la rutina se agote, permite que los días se vayan acumulando y delega en el tiempo la responsabilidad de que algo venga a cambiarlo todo.

la más sofisticada de sus expectativas tiene que ver con la elección de un lugar para pasar las siguientes vacaciones en familia, y que sus pequeños destinos son un espejo en el que puede reflejarse el universo. Se da cuenta, por supuesto, de que su conciencia del mañana es ser conscientes de que el mañana no les depara nada distinto del presente. 

Un hijo, dos hijos, tres hijos: el tercero no cambia nada. Un padre de familia es un padre de familia, tenga los hijos que tenga.

por supuesto que estaba a favor del aborto, del derecho al aborto, del derecho a decidir, pero una cosa era formularlo y otra muy distinta ponerlo en práctica... con su hija. ¿Cuántos padres viven y mueren en la felicidad de la ignorancia, sin saber ni intuir que sus hijas pasaron alguna vez por una clínica de abortos?

En realidad no tuvo nunca ninguna idea, en realidad lo único que hizo fue obedecer el impulso simple de huir pensando que en la huida estaba la respuesta. Pero ahora tiene claro que se ha equivocado.

ahora no sólo sabe que escapar no es simplemente tomarse unas vacaciones sino que la más provechosa de las huidas es la transformación.

¿Anhelaba una vida distinta? La va a tener, su vida distinta, pero la va a tener aquí, en un mundo cerrado, sin posibilidades, sin ilusiones, en un mundo donde no hay que anhelar nada porque todo está escrito, pensado de antemano, donde lo único que se precisa es sumisión, incorporación a la rueda; dejarse llevar.

El ridículo sólo es posible cuando la mirada de censura del otro logra que nos sintamos incómodos.


Tácticas contra el tedio
Mauricio Bernal Rodríguez
Villegas Editores
Bogotá, 2008
287 páginas