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martes, 3 de septiembre de 2024

Aricaturas, primeros plumazos, de Fabio Arias Gómez "Ari"

En la última página de "Aricaturas" se indica que Fabio Arias Gómez, conocido como Ari, nació en Pácora, Caldas, el 20 de junio de 1946 y que sus inicios como caricaturista tuvieron soporte revolucionario: empezó publicando en panfletos durante el Movimiento Universitario contra el Plan Básico de Rudolf Atcon a comienzos de los años 70. Aunque estudió agronomía y esos inicios como dibujante fueron informales, su identidad como caricaturista se consolidó a partir de 1974, cuando se vinculó al diario La Patria, en el cual trabajó hasta 2002. Su retiro se produjo poco después del asesinato del subdirector de ese periódico, Orlando Sierra Hernández. Posteriormente fue el caricaturista de El Tiempo-Café, entre 2002 y 2006 y en abril de 2008 fundó el periódico El Andino, que aún circula. En abril de 2022 regresó a la edición dominical de La Patria, en donde suele publicar tres caricaturas semanales.

"Aricaturas" permite conocer parte de la maestría, quien según cuenta Albeiro Valencia Llano en el prólogo del libro, publicó más de 44.000 caricaturas en La Patria entre 1973 y 2002. El libro recoge un mostrario de 740 caricaturas, con imágenes que se presentan en orden cronológico desde 1980 hasta 2002, año de su retiro del periódico.

En Ari se combinan dos talentos: es un gran fisonomista, que logra que el lector identifique fácilmente los personajes que caricaturiza, y, al mismo tiempo, tiene una aguda formación política que le permite ser crítico de los poderes locales, nacionales e incluso internacionales. El libro recoge varias caricaturas sobre el conflicto entre palestinos e israelíes y sobre el intervencionismo Yankee, que alternan con preocupaciones por la violencia en Colombia (Las Farc, el ELN, los paramilitares y otros grupos armados. Todo esto se mezcla con referencias recurrentes a políticos locales, como Omar Yepes, Victor Renán Barco, Rodrigo Marín Bernal, Fortunato Gaviria, Germán Cardona Gutiérrez y otros, que protagonizaron la escena política caldense de las últimas dos décadas del siglo XX.

Leer y ver Aricaturas es hacer un recorrido rápido y profundo por la historia regional de finales del siglo en Caldas, una época en la que la crisis cafetera coincidió con el deterioro del orden público y en la que las denuncias de corrupción fueron frecuentes. 

El libro, como todos los que edita la Secretaría de Cultura, tiene fallas de edición tanto en los textos como en algunas imágenes que se repiten. Un descuido indigno de un artista local de talla nacional, que por fortuna sigue publicando y fustigando en una región en la que el contrapoder escasea.
 
Aricaturas, primeros plumazos
Fabio Arias Gómez "Ari"
Secretaría de Cultura-Gobernación de Caldas
Manizales
Octubre de 2021
196 páginas

viernes, 10 de mayo de 2013

Las reputaciones, de Juan Gabriel Vásquez

Decía Laura Restrepo en una ocasión que su novela "Demasiados Héroes" era entrañaable para ella pero había pasado inadvertida para el público, luego del éxito que logró con Delirio, novela con la que ganó el Premio Alfaguara. Que su publicación le había generado una sensación parecida a la soledad, luego de la abrumadora acogida de la anterior.

Algo similar puede pasar con Las reputaciones, novela que publica Juan Gabriel Vásquez dos años después de El ruido de las cosas al caer, con la que ganó (también) el Premio Alfaguara.

Las reputaciones es una novela corta, sencilla, con una trama mucho menos compleja que la anterior. Parte de una anécdota y quizás habría podido ser un cuento. Creo que no tiene el universo o la complejidad de una novela. Pero es una novela y entonces hay que leerla como tal. 

Cuenta la historia de Javier Mallarino, un caricaturista con más de 40 años en el oficio. El caricaturista más influyente del país, premiado, reconocido y famoso, que de pronto duda sobre la veracidad (o la justicia) de la información contenida en una caricatura publicada 28 años atrás, que condujo a un desenlace fatal.

A mi modo de ver la novela busca reflexionar sobre dos asuntos: la memoria y el olvido, por un lado, y por otro el poder de los medios, el poder de la "opinión" en la opinión pública, de la prensa... pero creo que en ese trasfondo se queda corto, o que el escritor parte de una premisa que podría ser cuestionable: que el poder de los opinadores es inmenso, ilimitado, y que las páginas de opinión de los periódicos son como el diván de los colombianos. De hecho creo que las páginas de opinión están hechas para la inmensa minoría y que mientras el país "intelectual", debate unos temas o construye unas imágenes en las páginas de opinión, el país "común", va por otro lado. A manera de ejemplo estarían los debates que se dieron y se dan sobre el ex presidente Uribe o sobre el matrimonio igualitario en las páginas de opinión vs lo que dicen las encuestas sobre esos temas, o lo que sobre esos temas opinan amplios sectores de la sociedad.

Pero ese es otro debate. Volviendo a la novela, ésta tiene unos guiños literarios que evocan a Sin Remedio  (en alguna parte se menciona a Ignacio Escobar) y Mallarino puede ser un híbrido de varios caricaturistas que en todo caso se parece al menos en parte a Antonio Caballero. Es, en resumen, una novela entretenida, con imágenes bonitas del centro de Bogotá, la Séptima y otras zonas, con construcciones literarias que cualquier lector agradece y una estructura que viaja del pasado al presente y se devuelve sin demasiados artificios, pero considero que menor dentro de la obra de este excelente escritor.

Las frases:
"se había acostumbrado a mirar el mundo a través de las pantallas y las páginas, a dejar que la vida le llegara en lugar de perseguirla hasta sus escondites".


"había sido devorado, como tantas otras figuras, por el hambre sin fondo del olvido".

"centro justo de la primera página de opinión, ese lugar mítico adonde van los colombianos para odiar a sus hombres públicos o para saber por qué los aman, ese gran diván colectivo de un país largamente enfermo".

"Qué rara es la memoria: nos permite recordar lo que no hemos vivido".

"andaba por la vida como un capataz anda por su finca".

"este curioso país cainita donde se premiaba la mediocridad y se asesinaba la excelencia".

"hay por lo menos dos cosas que no han cambiado: primero, lo que nos preocupa; segundo, lo que nos hace reír".

"Lo importante en nuestra sociedad no es lo que pasa, sino quién cuenta lo que pasa".

"los desayunos tensos donde se oía demasiado el ruido de los cubiertos en los platos".

"¿no decía alguien que un hombre exitoso es simplemente alguien que ha encontrado la manera de disimular un complejo?.

"... del periódico -ese grosero adulador del momento presente-"

"En nuestra época no se puede tener dudas, Javier, el que duda se muere. Hay que verse fuerte, porque si no, lo matan a uno".

"El olvido era lo único democrático en Colombia: los cubría a todos, a los buenos y a los malos, a los asesinos y a los héroes, como la nieve en el cuento de Joyce, cayendo sobre todos por igual".

"el vino es luz aglutinada por la humedad".

"Sería un  buen regalo, enseñarle a mi hija a estar sola, a que le guste su soledad".

"La memoria tiene la capacidad maravillosa de acordarse del olvido, de su existencia y su acecho, y así nos permite mantenernos alerta cuando no queremos olvidar y olvidar cuando lo preferimos".


"desgastados también ellos por las diversas estrategias de que disponía la vida para desgastar a los amantes, por los demasiados viajes o la demasiada presencia, por el peso acumulado de las mentiras o las torpezas o las indelicadezas o los errores, las cosas dichas a destiempo y con palabras inmoderadas o inconvenientes o las que, quizás por no encontrar las palabras convenientes o moderadas, nunca se dijeron, o desgastados también por la mala memoria, sí, por la incapacidad para recordar lo esencial y vivir en ello (para recordar lo que una vez hizo feliz al otro: cuántos amantes ha sucumbido a ese olvido negligente), y por la incapacidad, también de adelantarse a todo aquello que tanto desgasta y deteriora, adelantarse a las mentiras, a las torpezas, a las indelicadezas, a los errores, a las cosas que no debían decirse y a los silencios que debían evitarse: ver todo aquello, verlo venir en la distancia, verlo venir y hacerse a un lado y sentir el soplo de su paso como un meteorito rozando el planeta".



Las reputaciones
Juan Gabriel Vásquez
139 páginas

Alfaguara

2013