domingo, 21 de agosto de 2011

El País de la Canela, de William Ospina

Como sigo en mi nueva afición por leer novela histórica colombiana, hoy les contaré sobre El País de la Canela, de William Ospina, un libro que parte de Cuzco, sube a Quito, baja al nacimmiento del Río Amazonas y navega hasta la desembocadura en Brasil para luego seguir por mar hasta Trinidad, de ahí a La Española y de ahí a Europa, para terminar en Panamá.

Este libro es la historia del viaje, la aventura y el horror del descubrimiento del Río Amazonas en la expedición de Francisco de Orellana. La inmensidad de la selva, del río, de los animales, los sonidos. El maltrato a los indios pero también el miedo a los indios. Una odisea total por descubrir y narrar un mundo nuevo.

La prosa de Ospina es cuidada, llena de frases largas, con enumeraciones que parecen retahílas, pero en todo momento es una narración clara, accequible y cargada de emoción y suspenso, como debe ser un libro de aventuras, aunque a mi modo de ver la aventura termina en el momento en que culmina la expedición por el Amazonas, y las páginas posteriores que llevan al narrador a Europa pierden fuerza frente al resto del libro.

En las últimas páginas se anuncia la aventura de Pedro de Ursúa, así que tocará leer "Ursúa", otro de los libros de esta trilogía.

Las frases:

"mi madre había muerto en el parto. Yo era el fruto de esa muerte, o, para decirlo mejor, yo era la única vida que quedaba de ella".

"Acostumbrado a ver sus cosas como hechos naturales, tarde comprendí que había conocido a un ser excepcional".

"Suele ocurrir que entendamos mejor la grandeza de un desconocido que la de alguien a quien vemos cada día tropezar y estornudar, resfriarse".

"uno sólo ve con nitidez lo que dura: un mundo que no cesa de cambiar apenas si nos produce en los ojos el efecto de un viento".

"El rey y el papa están muy lejos, y dedicados a sus propias rapiñas, para imponer aquí de verdad la ley de Dios o de la Corona; esta conquista sólo se abre paso con crímenes y muy tardíamente intenta redimirse con leyes y procesiones. Aquí sólo triunfan los peores".

"Y ya que lo preguntas, nadie supo después dónde quedaron las cenizas del Sol".

"Esa es la clave de la diferencia entre aquel mundo y el nuestro: que en nuestro mundo todo puede ser accesible, todo puede ser gobernado por el lenguaje, pero esa selva existe porque nuestro lenguaje no puede abarcarla".

"En la canoa ya está el barco, pero llegar a él requiere orgullo y ambición, la decisión de desafiar el abismo y de someter el viento a servidumbre. En el arco y la flecha ya está ballesta, pero llegar a ella exige una multiplicación del rencor o del miedo, la decisión, no de matar, sino de prodigar la muerte".

"Te diré lo que sabe todo náufrago: después de un largo extravío, aunque estemos salvados, hay algo en el fondo de nosotros, alguien, valdría mejor decir, que sigue perdido en la isla del naufragio, que sigue sin remedio en la selva, y al que no conseguimos consolar".

"Después dejé correr mis lágrimas sin tiempo y sin pensamientos".

"él tuvo la nobleza de escuchar mi silencio, como un relato largo y minucioso".

"El porvenir es hijo de los actos".

"Y lo que más me impresionó desde el primer día: la sensación de vejez de todas las cosas, las capas superpuestas de los siglos en las plazas, los palacios, las torres y las impresionantes iglesias que quieren hacer sentir a sus fieles como un gusto previo, de la inmóvil gloria celeste".

""Nada es veneno", me dijo un día, "pero todo es veneno: la diferencia está en la dosis"".

"El destino abunda en esas experiencias en que se entra por puertas magníficas a vacíos horrendos, en que empiezan con grandes palabras unos silencios indescifrables".

"Uno cree saber lo que busca, pero sólo al final, cuando lo encuentra, comprende realmente qué andaba buscando".

"Y si me preguntaran cuál es el más hermoso país que he conocido, yo diría que es ese que soñábamos"".

"Todo presente es el desenlace de millares de historias y es el comienzo también de millares".

William Ospina
El País de la Canela
La Otra Orilla, Editorial Norma
Bogotá
2008
368 páginas

2 comentarios:

Guillermobuga dijo...

Oiga, Adriana, que me gustó harto este blog....

Adriana Villegas Botero dijo...

Pues que bueno "guilleville"... Somos un grupo de amigos que comentamos los libros que leemos e incluimos algunas frases. Hacemos esto hace años y nos comunicábamos por mail, pero desde hace poco decidimos mudarnos a un blog y acá estamos. Bienvenido!