En su construcción es una novela muy elaborada con tres personajes principales: Alfonso, basado en un tío del autor; Josefina, y León. El relato lineal podría ser el siguiente: en 1913 en Envigado Alfonso es un periodista-poeta que le da un único beso a Josefina. Luego se va para Bogotá y ya desde el viaje conoce a otra mujer, luego a otra y después otra más. Viaja a Europa pero la Primera Guerra Mundial lo hace devolver a Envigado donde reencuentra con Josefina y planea su matrimonio. Él viaja de nuevo a Bogotá y a los 15 días informa por carta que se casó con otra. Ella lo recuerda el resto de la vida y en 1977 cuando ya está vieja y postrada le cuenta su historia, entre lagunas de la memoria, a León, abogado que parece un álter ego de Tomás González.
Sin embargo, la historia no es lineal. La obra está construida en 43 capítulos cortos que tienen como título "Envigado 1977", "Envigado 1913", "Londres 1914" o "Bogotá 1915", entre otros, de tal manera que el relato va hacia atrás y adelante en el tiempo y cambia de escenarios frecuentemente.
La narración es escasa en diálogos y rica en humor fino, contenido, dosificado. El humor que caracteriza los relatos de Tomás González (con excepción quizás de Temporal) Un humor negro e inteligente, cercano a la sátira.
Esta novela es una obra sobre lo que no se dice... León trata de reconstruir la vida de Alfonso a partir de sus diarios pero no están completos, y la vida de Josefina a partir de sus recuerdos pero su memoria es intermitente. Nadie hereda los recuerdos de nadie. Al morir desaparece la memoria. León corre contra el tiempo para recuperar una historia antes de que la muerte la sepulte en el olvido. Y la historia se construye con grandes baches que quedan como enormes enigmas que abren paso a la imaginación.
Tomás González es un maestro en muchos aspectos. La construcción de personajes, las descripciones perfectas con tres pinceladas, el dominio del lenguaje, el ritmo, el humor. Es una lástima que su volumen de cuentos El Rey del Honka Monka, no se haya vuelto a editar y sea hoy por hoy el único libro de este autor que resulta imposible de conseguir.
Algunas citas:
Características suyas eran la manera maniática de hacer lavar la carne antes de freírla, el odio por los negros, el odio por todo lo que fuera o pareciera débil, y la habilidad para enemistarse con los miembros de su propia familia.
La española partió un pedazo de pan, le puso una inundación de mantequilla y lo integró a su cuerpo con un hermoso resplandor de dientes.
el ruido que las gallinas emitían le había traído ráfagas momentáneas del bienestar intestinal que los entendidos conocen como "ser feliz".
No es que estés adelantado a tu época; yo diría que estás fuera de época, sea la que sea.
Parecía como si las llamas hubieran quemado el aire mismo, aniquilando hasta las raíces del sonido y creando un profundo lago de silencio.
Años más tarde, siguiendo la tradición de una tierra donde la historia en gran parte se construía destruyendo, fue demolida y en su lugar se levantó una masa gris y tenuamente carcelaria.
Y cuando uno se le acercaba sentía cierto olor, demasiado ambiguo y persistente para ser imaginario, que subía al parecer desde sus medias.
Y aquella pluma se silenció, ciertamente, pero por culpa del coñac y no del nuncio. O tal vez del escepticismo general sobre las posibilidades de civilizar aunque fuera un poco aquel país de sacristanes.
Lo que pasa, Fina, es que seguís funcionando como por impulso. Hay cosas que ya se pararon, pero las demás empujan. Morirse es tan largo como vivir.
A pesar de su título de abogado, nunca había necesitado agredir o violentar a nadie.
Siempre le había llamado la atención el modo como la vagancia encontraba ejemplares casi puros (él mismo, para no ir muy lejos) en cada generación de pujantes antioqueños.
Si la libertad de prensa no era la primera de las libertades sí era la base y condición de las otras.
Al fin y al cabo la gente joven, potencia pura, contiene en su germen todos los oficios del mundo.
Comulgan por la mañana y empiezan a robar apenas salen de la iglesia.
Hay personas que inmediatamente después de muertas crean una resonancia mucho mayor que la que jamás lograron mientras estuvieron vivas.
Supo entonces que todas las palabras son inútiles, que la muerte es sólo eso y no admite metáforas, no tiene en su instante belleza alguna ni otro consuelo distinto de su fugacidad, calidad que comparte con el amor y la vida misma.
se ensimismaba en el recuerdo de la imagen de los inmensos cementerios simétricos donde las naciones civilizadas habían sepultado a sus millones de muertos, cubriendo su infamia con una racionalidad de geometría, una máscara de olmos perfectos, prados lindos y jardines florecidos.
Para antes del olvido
Tomás González
Punto de Lectura
Bogotá
1987
257 páginas
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