miércoles, 1 de enero de 2014

Memoria por correspondencia, de Emma Reyes

Como usualmente sospecho de los libros que reciben demasiado despliegue mediático, no leí Memoria por correspondencia hace 2 años, cuando se puso de moda. Sin embargo, cada libro tiene su momento y llegó la hora de leerlo. Y empecé a leer y ya no pude parar, hasta terminarlo. En síntesis: la difusión que en su momento recibió fue más que merecida.
Emma nació en Bogotá en 1919. Las 23 cartas que componen el libro fueron escritas a Germán Arciniegas entre 1969 y 1997 y cuentan la vida de Emma desde su más antiguo recuerdo, cuando tenía 2 ó 3 años, hasta cuando tiene 19 años y huye del convento en el que estuvo encerrada casi quince años.

Se trata de un ejercicio de hacer memoria de una infancia dura, sin afecto, sin familia y en la más absoluta pobreza, al estilo de Oliver Twist. Es la tristeza narrada sin adjetivos. Un libro que revela al lector un país muy poco narrado en la literatura colombiana (los años 20), así como una temática siempre atractiva: la infancia, en este caso a partir de una voz de femenina, algo que también resulta novedoso.

Emma estuvo casi 15 años en un convento en el que aprendió a bordar, a cocinar, a hacer oficio, limpiar, planchar, lavar ropa. No aprendió a leer ni a escribir, ni los números, ni historia ni geografía. Sólo historia sagrada. Salió a los 19 años, tan analfabeta como entró, algo que revela la condición de las mujeres y de la educación hace menos de un siglo en Colombia.

El libro termina cuando Emma huye del convento y uno como lector queda en punta: qué pasó después? con ella, con su hermana, cómo es que Emma se convirtió en la artista que fue?. Todas esas respuestas están en la crónica que escribió Diego Garzón para la revista Soho "Qué pasó con Emma Reyes?" y que encuentran en el siguiente enlace: http://www.soho.com.co/zona-cronica/articulo/que-paso-con-emma-reyes-por-diego-garzon/29333

Algunas frases:
"otro día me preguntó si yo tenía papá y mamá, y le pregunté que qué era eso y me dijo que él tampoco sabía".

"Cuando llegamos al convento, la Srta. Carmelita ya estaba muy vieja y cuando en el convento la veían adelgazar, todas las niñas y monjas pasaban el día rezando por ella para que volviera a engordar. Según contaban, desde hacía algunos años había tenido una enfermedad muy grabe que se llamaba cinturón, que se manifestaba por una mancha negra alrededor de la cintura y cuando esa mancha se unía, es decir, cuando las dos puntas se encontraban, uno se moría. Por esa razón, la Srta. Carmelita pasaba el día comiendo".

"Nuestro único enemigo era el Diablo. Del Diablo sabíamos todo, sabíamos más del Diablo que de Dios".

"si tú crees que basta tener las ideas, yo te digo que si uno no sabe cómo escribirlas para que sean comprensibles es igual que si uno no tuviera ideas".

"Si tú me preguntas cuál fue el primer amor de mi vida, tengo que confesarte que fue Sor María. Era un amor rarísimo, era como si fuera mi mamá, mi papá, mi hermano, mis hermanos y mi novio. Ella reunía para mí todos los tipos de amor y todos los matices de la ternura".

"Lo más difícil de enseñar era que durante el trabajo no debían ni meterse los dedos a la nariz ni a los oídos, ni rascarse la cabeza ni tocarse los pies ni meter las manos en los bolsillos sucios, esa era la disciplina más difícil para las principiantes".


Emma Reyes
Memoria por correspondencia
Editorial Laguna 
2012
227 Páginas

No hay comentarios: