lunes, 7 de agosto de 2017

Tácticas contra el tedio, de Mauricio Bernal

Santiago Buscáceres tiene 49 años, una esposa, dos hijos grandes, una hija recién nacida, un trabajo como profesor de colegio y una vida terriblemente tediosa: "la más sofisticada de sus expectativas tiene que ver con la elección de un lugar para pasar las siguientes vacaciones en familia".

Sin embargo, un golpe de suerte le da la oportunidad de cambiar esa monotonía. La forma en la que Santiago decide romper con su rutina es la nuez de esta segunda novela del periodista Mauricio Bernal Rodríguez, bogotano radicado desde hace más de una década en Barcelona.

La historia ocurre en un pequeño pueblo de más de 10.000 habitantes en un país que puede ser España o Colombia. No se precisa ni hace falta porque el tedio de la vida urbana contemporánea de una familia de clase media puede ser parecido en muchas ciudades. La maestría de Mauricio consiste, a mi modo de ver, en hacer una disección del tedio, del aburrimiento, sin aburrir al lector. Al contrario: la historia tiene giros inesperados y un humor negro, sarcástico, que hace de esta lectura una sorpresa agradable al tiempo que perturbadora. 

Levantarse, asearse, comer, trabajar, hablar, dormir. Actos repetidos día tras día durante todos los días. En eso consiste la vida de muchos. Vidas libres que parecen a una cárcel. Sobre eso reflexiona Mauricio Bernal en una novela que merecería más lectores y comentarios. 


Algunas frases:

recuerda que es domingo, el peor del día para descansar: nadie trabaja, nadie va al colegio, todos entran y salen y saludan y se despiden y consideran obligatorio entablar conversación, decirse lo que no tienen tiempo de decirse durante el resto de la semana.

una tregua que ha dado como resultado una convivencia en la que ambos hacen de morderse la lengua una práctica cotidiana. En su caso no ha supuesto un esfuerzo considerable; deja que el tiempo pase, que la rutina se agote, permite que los días se vayan acumulando y delega en el tiempo la responsabilidad de que algo venga a cambiarlo todo.

la más sofisticada de sus expectativas tiene que ver con la elección de un lugar para pasar las siguientes vacaciones en familia, y que sus pequeños destinos son un espejo en el que puede reflejarse el universo. Se da cuenta, por supuesto, de que su conciencia del mañana es ser conscientes de que el mañana no les depara nada distinto del presente. 

Un hijo, dos hijos, tres hijos: el tercero no cambia nada. Un padre de familia es un padre de familia, tenga los hijos que tenga.

por supuesto que estaba a favor del aborto, del derecho al aborto, del derecho a decidir, pero una cosa era formularlo y otra muy distinta ponerlo en práctica... con su hija. ¿Cuántos padres viven y mueren en la felicidad de la ignorancia, sin saber ni intuir que sus hijas pasaron alguna vez por una clínica de abortos?

En realidad no tuvo nunca ninguna idea, en realidad lo único que hizo fue obedecer el impulso simple de huir pensando que en la huida estaba la respuesta. Pero ahora tiene claro que se ha equivocado.

ahora no sólo sabe que escapar no es simplemente tomarse unas vacaciones sino que la más provechosa de las huidas es la transformación.

¿Anhelaba una vida distinta? La va a tener, su vida distinta, pero la va a tener aquí, en un mundo cerrado, sin posibilidades, sin ilusiones, en un mundo donde no hay que anhelar nada porque todo está escrito, pensado de antemano, donde lo único que se precisa es sumisión, incorporación a la rueda; dejarse llevar.

El ridículo sólo es posible cuando la mirada de censura del otro logra que nos sintamos incómodos.


Tácticas contra el tedio
Mauricio Bernal Rodríguez
Villegas Editores
Bogotá, 2008
287 páginas

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