miércoles, 23 de marzo de 2016

El enigma de la luz, un viaje en el arte, de Cees Nooteboom

15 textos escritos entre 1984 y 2007 componen El enigma de la luz, un breve libro en el que el holandés Cees Nootebom, autor de esa deliciosa fábula que es En las montañas de Holanda, reflexiona sobre las impresiones que le dejan las obras pictóricas de artistas clásicos y contemporáneos. 

Salvo el primer texto, que plantea un diálogo entre dos personajes de un cuadro de Max Neumann, los demás ensayos son reflexiones en las que el autor entrega sin erudición ni interés academicista, datos del pintor, el contexto geográfico e histórico en el que se realizó la obra, así como la impresión que a él como espectador le causa. Por eso los textos, más que reseñas pictóricas, son crónicas de viaje hacia museos, palacios y otros sitios en los que reposan grandes obras de la pintura de artistas tan variados como Tiépolo, Rembrand, DaVinci, Piero della Francesca, Giorgio de Chirico, Verrmeer y Hopper, entre otros. 

Nooteboom pone a dialogar a los personajes de los cuadros, pero así mismo establece vínculos entre la obra y quien la observa. Por ejemplo, al contemplar "La lección de música interrumpida" de Vermeer, Nooteboom advierte: "esas dos personas del cuadro son compatriotas". En otro aparte uno de los protagonistas de un cuadro señala "estamos aquí para quedarnos", y esa pregunta sobre la permanencia inmutable de la obra en contraste con la variedad de ojos que pueden reinterpretarla con el paso del tiempo es constante. En otro capítulo, mirando a los ojos un autorretrato de Rembrandt, deduce que el autor entrega su mirada a "esos extraños que tardarán aún siglos en nacer".

Nooteboom llama la atención sobre el contraste entre el placer que implica contemplar una obra maestra con la desazón que le produce acudir a museos atestados de colegiales ruidosos o de turistas que se desplazan en masa, robándose el silencio y la quietud que exige el acto contemplativo: "El ciudadano que hoy en día desee ver algo en un museo no tiene más remedio que acorazarse contra sus prójimos armado de un odio brutal e intentar aislarse valiéndose de sus últimas reservas de concentración. De lo contrario, también él sufrirá las consecuencias de esa difusión del conocimiento: es decir, un menor conocimiento".

La edición de DeBolsillo acompaña los 15 textos con imágenes a blanco y negro de algunos de los cuadros que comenta Nooteboom. Ese ejercicio de cotejar la palabra con la imagen me recordó durante todas las páginas al escritor Antonio Caballero, por una doble razón: en primer lugar, porque su libro Paisaje con figuras, crónicas de arte y literatura, es un ejercicio periodístico que guarda relación con lo que Nooteboom realiza en este volumen. Y en segundo lugar porque su sección "Mil palabras por una imagen" en Revista Arcadia, consiste básicamente en lo mismo que hace el holandés: tomar una imagen, y observarla con un detenimiento que, sumado a la curiosidad y el conocimiento ilustrado, arroja como resultado un texto que permite develar detalles que están a la vista pero que nos son esquivos.

Algunas frases

"Sumido en el incómodo vacío que me embarga al regreso de un viaje, deambulo por Ámsterdam con mi alma a unos pasos de mí mismo". 

"No soy sino un amante de la observación. Y eso es estupendo, pues la escasez de conocimientos desata la imaginación y permite ver las cosas más peregrinas".

"la bella cadencia de los textos escritos en italiano. Éstos me recuerdan un menú, no puedo remediarlo". 

"Alimentar ciertos sentimientos de angustia puede resultar placentero".

"No puedo evitarlo, empiezo a ver a los cuadros como personas".

"Observar, escuchar leer. Eso siempre funciona".

"cumpliendo así la misteriosa ley que ordena que a su muerte el artista se transforme en su obra".



Cees Nooteboom
El enigma de la luz, Un viaje en el arte
Editorial De Bolsillo 
Barcelona
2007
142 páginas

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