domingo, 29 de enero de 2012

La historia de Horacio, de Tomás González

Esta novela es la historia de una familia, de los miembros de una familia, como lo es Cien años de soledad, pero La historia de Horacio puede ser la antítesis de Cien años de soledad: acá no hay realismo mágico, no hay personajes que se vayan volando al cielo ni mariposas amarillas. No pasa nada extraordinario, excepto la vida misma, cotidiana y natural, que pasa a través de las páginas en donde aparentemente no ocurre nada: Horacio tiene una vaca que queda preñada, luego otra; a la primera se le muere el ternero en el parto, la otra sí logra tenerlo. Horacio compra un Volkswagen, se lo decomisan; su cuñada Martica vende cremas a las amigas en su casa y todas se hacen mascarillas; Horacio va de visita a las casas de Elías y Álvaro sus hermanos, o a la de Eladio su cuñado, y éstos a su vez lo visitan a él; Horacio patea al perro Cupido, Jerónimo su hijo dice palabrotas y se va a jugar con caucheras con su primo David. Carlina la empleada de la casa amanece con un trapo rojo en la frente porque tiene dolor de cabeza; Horacio compra antiguedades que acumula en el garaje; Jerónimo otra vez pierde el año. Horacio fuma mucho y se preocupa demasiado por todo lo que ocurre.


Y así, entre hermanos, vacas, perros, árboles, primos y cuñadas, fluye la vida de Horacio directo a la muerte. Porque La historia de Horacio es la historia de la muerte de Horacio, el menor de los hermanos, papá de 1 hijo y un reguero de hijas, lleno de vida, fumador empedernido, que no sobrevive al cuarto infarto y muere con menos de 50 años. 


El autor desde el comienzo va anunciando la muerte que se avecina, pero no como la gran tragedia que es, sino como algo natural, tan normal como el ternero que se muere o el carro que decomisan. Cosas que pasan en las familias y mientras ocurren hay un tránsito permanente de gente en la casa y una cantidad enorme de conversaciones y de pequeñas diligencias cotidianas que no dan tiempo ni ocasión para grandes muestras de afecto o concienzudas cavilaciones sobre la vida, la muerte o la felicidad. No: la vida y la felicidad es lo que pasa en cada una de las páginas y la muerte es algo natural que puede ocurrir antes o después del almuerzo, en medio del barullo.


Es una novela entrañable, con un lenguaje simple, lleno de groserías y dichos paisas que sirven para contar una historia sencilla ubicada en los años 60 en una casa rural de Antioquia. Es un libro biográfico en el que Tomás González se representa a sí mismo en David, el primo de Jerónimo el "boquisucio", e incluye a su vez a su tío, el escritor Fernando González, en el personaje de Elías. Una novela que se lee con afecto por cada uno de los personajes.


Acá van las frases:


"Y explicame, ¿para qué da tanta vueltas, si todo está tan claro? Dios es Dios; Satanás es jodido, cojea y tiene rabio prensil. Y uno hace lo que puede".


"A Horacio la muerte siempre lo había obsesionado. A veces solo, a veces con Elías, acostumbraba asistir a entierros, muchas veces de gente desconocida. La imagen de la viuda arrojándose al cajón para impedir que atornillaran la tapa, la de la negrura ilimitada del hueco que precedía al último ladrillo o la de los huérfanos gritando "!mamia, mamita, no nos abandonés, mamita" tenían un poder para electrizarlo que no parecía menguar".


"Cuando entraba a la casa, por ejemplo, podía ir a la cocina y tocarle las nalgas a Carlina para que lo persiguiera con una escoba por todos los cuartos; o iba al cuarto de las niñas y se tiraba un pedo enorme, aunque ficticio; o les ponía en las almohadas vómitos de caucho o excrementos de caucho en las sillas del comedor...
Elías y Horacio sonreían.
- Traen su fríjol y todo las tales mierdas, hombre Elías. Y su par de moscas".


"Perder otra vez el año le importó muy poco, sin embargo.
- Años hay muchos -dijo".


" - Maestro, ¿Colombia, en su desarrollo total, se encuentra en la niñez, en la madurez o en la decadencia?  -preguntaron.
(...)
- Se encuentra en la sima del hoyo -les dijo Elías. 
(...)
- Los gobernantes la han prostituido con empréstitos y regalos de sus amantes ricos, y cada vez la prostituyen más. Ha progresado mucho, cierto, hacia la sima -dijo Elías".


"Llovía a cántaros y el mundo estaba mohoso y desapacible, como si ya fueran a empezar a bajar los ángeles del Juicio".


"A esa no se le arrima ni el paludismo".


"Con Martica cualquier cosa podía pasar en cualquier momento. Una vez contó, por ejemplo, que una amiga pensaba hacer un viaje primero a París y de allí por tierra a Londres. Si uno sabía esperar y la dejaba hablar resultaba casi inevitable que saliera con algo grande".


"-La vida le llega demasiado intensa -dijo Elías-. Y lo está matando".


"La muerte del hombre que se ha gastado bien, como leño a fuego, es apacible", escribió en su libreta. "Del cuerpo viejo y consumido, el alma se eleva como el sol por la mañana. Pero la de aquel que todavía está demasiado vivo es lo más horroroso que pueda presenciarse sobre la tierra".


"Las mujeres condenadas a padecer a cierto tipo de hombres estrafalarios cumplen tanto su destino maternal que nunca envejecen".


"Los tres hermanos, todos con propensión al infarto, uno convaleciente de infarto, esperaban, fumando, al hijo de Belcebú".


"le había aconsejado que viviera bien cada segundo, que cuando leyera el periódico sólo leyera el periódico y no pensara en nada más, que cuando le picara plátano a las vacas no pensara en otras cosas, que se mantuviera enteramente presente en cada instante y no moriría jamás".


"las mujeres lo miraban como mira el ganado pasar a la gente que camina por los pastos".


"oíste Margarita, ¿a vos no te parece que los muertos de corbata se ven como muy güevones? ¿Qué creen los parientes? ¿Que los están mandando a gerenciar un banco? Más vale que le pongan a uno la piyama y la levantadora".




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Tomás González
La historia de Horacio
Punto de Lectura
Bogotá
1997
203 páginas

2 comentarios:

Milton Mendoza dijo...

Una novela muy bonita. La estoy leyendo, y las descripciones y los diálogo están tan bien construidos que siento que estoy viviendo a los personajes y los escenarios en frente mío.

JORGE SANMARTIN dijo...


Tomás Gonzalez es un escritor superior; el ritmo y fraseo de esta novela es perfecto, como un cuarteto de Mozart. Es una excepcional mirada a una familia colombiana educada , antioqueña, con todas sus cotidianas miserias y contrastes, me encanta que no haya grandes heroes ni villanos, ni galanes o mujeres fatales, es la vida, tal cual es....