sábado, 27 de abril de 2024

Contra la revolución, de Jorge Iván Cuervo y Diego Jaramillo Mutis (editores)

"Contra la revolución" es un libro académico que reúne 13 textos de distintos profesores colombianos que reflexionan alrededor del pensamiento reaccionario en Colombia, desde las guerras de independencia en el siglo XIX hasta el presente.

El libro tiene un ensayo introductorio, un ensayo intermedio, un posfacio y 10 capítulos que analizan en detalle igual número de momentos o personajes o enfoques para abordar la sensibilidad reaccionaria en Colombia. Así, hay dos capítulos dedicados a la Iglesia Católica, uno más centrado en el siglo XIX y otro en la República liberal; un capítulo sobre los hermanos Julio y Sergio Arboleda, otro sobre Miguel Antonio Caro; uno sobre los Leopardos, con Silvio Villegas y su heredero ideológico, Gilberto Alzate Avendaño; otro sobre las mujeres que, como Emilia Pardo Umaña, se oponían al sufragio femenino; uno sobre Laureano Gómez; otro sobre su hijo Álvaro y uno de cierre dedicado al escritor Nicolás Gómez Dávila.

Algunos ensayos tienen un tono más academicista que otros, pero en general son textos que se dejan leer por un público no iniciado en la historia de las ideas políticas. En cada ensayo los autores explican que no es posible confundir pensamiento reaccionario con ideas conservadoras, porque el reaccionario no desea conservar nada del presente: quiere girar hacia atrás la rueda de la historia, como diría Marx, y para hacerlo está dispuesto a usar o justificar la violencia y a actuar con vehemencia, una actitud distante de la prudencia conservadora. 

Así mismo, aunque el pensamiento reaccionario suele asimilarse con la derecha, el libro reitera que existen también reaccionarios de izquierda, que se asemejan a los reaccionarios de derecha en su intransigencia y en sus formas argumentativas. 

Resulta interesante el recuento histórico de las distintas olas del pensamiento reaccionario, que empezaron con el ánimo de volver a un estado de cosas anterior a la revolución francesa, y cómo hoy, en el Siglo XXI, ese pensamiento reaccionario se relaciona con personas antiderechos que desean desmontar lo conquistado por el feminismo y las minorías sexuales y étnicas. En Colombia ese pensamiento reaccionario se relaciona con quienes abogan por derogar la Constitución Política de 1991.

Este libro resulta valioso porque ofrece un viaje por la historia de Colombia y por la historia de las ideas políticas desde el ángulo de las ideas reaccionarias, que siguen muy vigentes en el debate político contemporáneo. En particular, considero valioso el análisis sobre el impacto de la Iglesia Católica en la persecusión a liberales en el siglo XIX y comunistas en el siglo XX, y quizás esa sea una veta para observar el giro a la derecha que en el siglo XXI se observa en comunidades con fuerte presencia de iglesias evangélicas.

Algunos subrayados

De "Estudio introductorio" de Jorge Iván Cuervo

No es lo mismo ser reaccionario que ser conservador, conservador radical, antimoderno o antiliberal (p. 14).

Ser reaccionario no necesariamente implica ubicarse en el espectro de la derecha política, porque es claro que también existe pensamiento reaccionario de izquierda, con unas características claras en cuanto al tipo de retórica y de valores que defiende (p. 14).

si no se es cuidadoso y no se especifican bien los rasgos del reaccionario, se puede incurrir en el error de incluir en esta categoría a todo autor que tenga una postura antiliberal o antidemocrática -dos rasgos esenciales de los reaccionarios- (p. 15).

En la historia y en la filosofía política hizo carrera que lo opuesto a la postura reaccionaria es la postura revolucionaria y lo opuesto a lo conservador es lo progresista (p. 17). 

El reaccionario auténtico, del que habla Gómez Dávila, se caracteriza por un modo de ser combativo, de una retórica incendiaria, de un discurso con matices, de una voluntad férrea para denostar la reforma y la revolución y volver al antiguo régimen (p. 19).

Para el marxismo la revolución proletaria es la única posibilidad de progreso para la humanidad y todo aquel que se opone a esto es un reaccionario (p. 23). 

muy pocas personas aceptan en el debate público ser reaccionarios, razón por la cual muy pocos salen a defender dichas ideas, lo que ha limitado su desarrollo y contradicción con otros discursos (p. 39).

una característica notable de los reaccionarios es que tienden a confundir liberalismo y socialismo (p. 43). 


De "El discurso reaccionario de la Iglesia católica frente a los "enemigos" del catolicismo" de José David Cortés y Helwar Figueroa 

(Hegemonía conservadora) En este período parece existir un consenso entre el clero colombiano para atacar por todos los medios al liberalismo, considerado como hereje y en estado de error (p. 79).

Las palabras dichas por los curas en sociedades de talante confesional pueden crear emociones traducidas en acciones de todo tipo, en este caso, violentas (p. 88).


De "¿Ecos de reacción en tiempos de revolución?" de Arnovy Fajardo Barragán
Se crearon tres argumentos: el primero consistió en la reconstrucción de la figura del rey como fuente de autoridad y de orden; el segundo fue el intento de deslegitimar la revolución misma y a sus líderes; el último fue la defensa de la religión católica y la condena a la Ilustración (p. 116). 

De "Ya están aquí los bárbaros" de Diego Jaramillo Mutis
La república era feliz en 1839 (Julio Arboleda, 1850). 

La nostalgia por el pasado es uno de los rasgos fundamentales de los reaccionarios (162).

El discurso conservador de estos años se enfocó en la defensa de la propiedad, en este sentido fue más antisocialista que antiliberal (p. 169).

De "A la derecha de la derecha" de Mauricio Uribe López
La retórica reaccionaria no se siente cómoda con el presente: mira hacia el pasado buscando restaruar un paraíso perdido (...) la retórica reaccionaria es incendiaria y no admite discrepancia (...) alienta la violencia y la justifica para precipitar el cambio (p. 205).

Lo que unía a los fascistas, a los reaccionarios tradicionales y a la Iglesia católica era su fervorosa animadversión hacia la Ilustración, la democracia, el liberalismo y el "comunismo ateo" (p. 209). 

La virulencia de los conservadores, desplegada en la pluma y la oratoria de Los Leopardos, Gilberto Alzate Avendaño y Laurean Gómez, atizó con vigor el fuego de una guerra que en algunos aspectos tenía ribetes religiosos (p. 226). 

(Monseñor Builes) "no es posible conservar la doble posición de católico y de liberal" (p. 231). 

Hay al menos dos principios conservadores que ellos (los Leopardos) ignoraron radicalmente: el de la prudencia y el freno a las pasiones (p. 237).

De "Reaccionarias bogotanas" de Natalia León Soler
Entre 1930 y 1943, con matices de manifestaciones a inicios del siglo XX, se registran los primeros grupos femeninos organizados con el fin de abrir espacios civiles a la mujer; para el período de 1944 a 1948 hay una ampliación del movimiento en el que el reconocimiento a sus derechos civiles fue más allá de la educación, la cultura, mejores condiciones laborales (en especial para las obreras) y la administración de sus bienes. Así, el derecho al voto se convierte en la bandera más importante de todo el movimiento: el derecho a elegir y a ser elegida. Ya para el período de 1949 a 1957 fue la puja por ese derecho y los avatares que pasaron para lograr su aprobación (p. 247). 

Las representaciones sobre la feminidad se basarán en fomentar los valores del matrimonio, la maternidad, los hijos, el hogar. Educar a la mujer para la vida útil de esposa y madre para convertirla o, mejor aún, representarla como el "ángel del hogar" en el que el espacio privado era su lugar legítimo (p. 251). 

la buena esposa es la reina del hogar, a diferencia del feminismo, que parte de su origen se asocia a la izquierda y a la subversión política, lo cual resulta peligroso para el orden establecido (p. 253). 

El hecho de que muchas niñas entre los 6 y 15 años estuvieran en clausura permitía que se acostumbraran a la mansedumbre. Entraban en este tipo de retiro educativo no solo para su formación en valores, en la fe católica y a la vez se preparaban para su trabajo en el manejo del hogar practicando las labores propias de ese ámbito. Una especie de iniciación al espacio doméstico, a ese bendecido espacio privado (p. 256).

Vale preguntarse si son las mujeres reaccionarias entre ellas. Al parecer sí y cada vez con más fuerza que los hombres hacia ellas. Para godos, algunos liberales, antifeministas y antisufragistas, algunas sí lo son (p. 296).

De "¿Progreso o retorno?" de José Daniel Parra
en contraste con el hombre reaccionario, el hombre progresista siente que se va liberando históricamente de sus cadenas. El hombre progresista no ve el pasado con nostalgia; por el contrario, siente orgullo ante la certeza positiva de sus conquistas históricas. No está, sin embargo, satisfecho con el presente, espera mayor progreso en el futuro (p. 307).

El "mecanismo emocional" clave en la Biblia no es el orgullo magnánimo y digno por el mérito propio, sino el reconocimiento interior de caída, arrepentimiento y necesidad de redención (p. 319). 

De "La cruzada por la destorcida" de Tania Luna Blanco
el discurso anticomunista se volvió vital para marcar el fin de los liberales en el máximo cargo del Estado y la Iglesia católica contribuyó con todo su andamiaje y poder, material y simbólico, a vehiculizarlo, siendo, además, el punto de encuentro de conservadurismos diversos (p. 350).

De "Cuatro posturas reaccionarias de Laureano Gómez" de Arnovy Fajardo Barragán
El capitalismo fue presentado como la culminación del proceso de destrucción de la libertad, la fraternidad y la igualdad por cuenta del liberalismo (411).

Hay absoluta incompatibilidad entre el concepto de la vida cristiana y la vida comunista (p. 413). 

Se trataba de crear una sociedad basada en la familia, no en el individuo, articulada en torno a la vida municipal, guiada bajo una moral católica y orientada por una idea de la política como realización del bien común (p. 418). 

De "Crítica de la proclividad revolucionaria" de Nicolás Figueroa García-Herreros
Como lo muestra Jorge Orlando Melo (1990), tras la independencia y durante todo el siglo XIX, las élites colombianas actuaron bajo un consenso amplio, inspirado en los ejemplos de Inglaterra y Estados Unidos, que apuntaba a adoptar en el país un sistema político liberal basado en el principio de la soberanía popular y un sistema económico capitalista (p. 450)

el conservatismo nos invita a concebir las tradiciones e instituciones existentes como repositorios de un conocimiento que se ha mostrado eficiente a lo largo del tiempo (p. 464) 

De "La figura del reaccionario y la noción de pensamiento reaccionario" de Juan Fernando Mejía Mosquera
el pensamiento reaccionario es el Texto Implícito que Gómez Dávila comentó durante toda su vida (p. 477).

Algún día será posible escribir con bastante exactitud la historia de los últimos ciento cincuenta años no porque se tengan estadísticas, periódicos, películas cinematográficas, múltiples documentos de índole diversa, sino, ante todo, quizás tan solo porque ha existido una abundante producción de novelas. La novela mediocre es un documento de gran valor histórico, porque en ella se reflejan las minucias de la vida cotidiana, tal como aparecen a los contemporáneos. Los diversos utensilios que estudia la arqueología requieren una interpretación, mientras que la novela nos transmite un significado (p. 498). 

(De Nicolás Gómez Dávila): "Derecho es la regla de conducta que nace del convenio. Justicia es la observancia de la regla del derecho. Estado es la regla del derecho que asegura la observancia" (p. 516).

(De Nicolás Gómez Dávila): "La prolijidad no es exceso de palabras, sino escasez de ideas" (p. 524). 

De "Camisas negras y de todos los grises" de Jorge Giraldo Ramírez
Las similitudes entre las formas argumentativas de los reaccionarios y las de los progresistas fueron las que sorprendieron a Hirschman" (543).


Contra la revolución
Jorge Iván Cuervo y Diego Jaramillo Mutis (editores)
Universidad Externado de Colombia - Editorial Planeta
Bogotá
Enero de 2024
564 páginas
 

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