Enero Rey, El Negro y Eusebio son amigos desde la infancia. Crecieron en el mismo barrio y ahora que están adultos salen a pescar en río que no sabemos cuál es pero es un río grande y profundo porque tiene islas y porque allí pescan rayas. Eusebio es el papá de Tilo, pero está separado de Diana Maciel, la mamá. Está separado al momento de su muerte, porque Eusebio murió y Tilo ya no es un niño sino un joven que va a pescar con Enero y El Negro, los amigos de su papá.
"No es un río" relata en tres tiempos entremezclados el pasado de Enero, El Negro y Eusebio, el viaje de los dos amigos con Tilo a la isla, en donde conocen a Lucy y Mariela y lo que ocurre con ellas después. Pero la estructura del libro no está dividida en capítulos ni está armada de manera cronológica, de manera que el lector tiene la tarea de ir armando los fragmentos que la escritora tiene claros desde el comienzo y que para quien entra en este río son visibles apenas por trozos.
Selva Almada construye una historia muy masculina, con frases cortas y diálogos escasos y breves. La descripción también es exigua. Los personajes se delinean a partir de sus acciones y sus silencios. La pesca exige paciencia, silencio y tiempo y así mismo la autora exige que el lector tenga paciencia, tiempo y concentración para que emerjan no solo la historia de violencia que narra (de varias violencias) sino también el perfil de cada personaje.
La acción ocurre en un río y una isla sin nombre. El único referente espacial es la ciudad de Santa Fe y también al comienzo menciona Paraná. No hay tampoco referentes temporales o históricos precisos. Sólo el uso de palabras como bikini y la presencia de carros o de botes con motor de gasolina permiten ubicar la historia en un contexto contemporáneo. Si no fuera por esos anclajes, la acción podría ubicarse en tiempos más remotos.
En el libro hace mucho calor. Hay un clima ardiente y hay además fuego en varias escenas. Este sopor que enrarece el aire se acentúa además con un enrarecimiento del lenguaje. Si la literatura es una afectación de la lengua en esta novela hay múltiples ejemplos de ello. Se trata de un libro en español, pero en un español de una zona específica ubicada al norte de Argentina, con la influencia guaraní paraguaya, y por eso el lector se encuentra con palabras como tanzas, gurises, yuyos, pilchas, chircas, chota, bambula, viyela, chúcara, porrón, picuí, aguaribay, sucucho, abichado, acaroína y muchas otras. En casi todas las páginas hay palabras que exigen ir al diccionario o deducir su sentido a partir del contexto. Esa afectación, sumada a las frases cortas, le da al texto una musicalidad singular, que hace de este libro una pieza única.
Algunos subrayados
Este hombre no es de este monte y el monte lo sabe. Pero lo deja. Que se meta, que se quede el tiempo que le lleve juntar la leña. Después, el propio monte va a escupirlo, los brazos llenos de ramas, otra vez hacia la orilla (p. 21).
Este hombre no es de este monte y el monte lo sabe. Pero lo deja. Que se meta, que se quede el tiempo que le lleve juntar la leña. Después, el propio monte va a escupirlo, los brazos llenos de ramas, otra vez hacia la orilla (p. 21).
Las hermanas eran evangélicas y para ellas todo lo que no era cosa de Dios era cosa del diablo (p. 30).
A veces los sueños son ecos del futuro (p. 34).
La casa está en silencio, de no ser por los pequeños quejidos que hacen las casas en verano. La chapa de cinc dilatándose por el calor. El ir y venir de los ararás que taladran las vigas de madera. El piso de cemento que cruje en alguna parte, el comienzo de una grieta nueva. La respiración pausada de su humanidad recién despierta (p. 86).
¿Será que piensa tanto en la madre porque hijos no tuvo? ¿Será que la gente con familia propia ya no piensa tanto para atrás sino para adelante? (p. 87).
Una cosa es divertirse un rato y otra armar familia (p. 89).
Algo le molestaba de su presente en ese lugar de mala muerte y algo de su pasado, como si fuera dos personas distintas que solamente se parecen en la incomodidad (p. 112).
Mejor no hablar para no embarullarse (p. 120).
Está contento como perro con dos colas (p. 122).
No es un río
Selva Almada
Penguin Random House
Buenos Aires
2020
138 páginas
Selva Almada
Penguin Random House
Buenos Aires
2020
138 páginas
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