lunes, 5 de marzo de 2012

Tokio blues, Norwegian Wood, de Haruki Murakami

Voy a empezar por el final, es decir por la conclusión que quisiera que quedara de esta reseña: Este libro hay que leerlo. Si sólo van a leer un libro este año, que sea éste.

Esta es una novela con banda sonora y trasfondo culinario, literario y cinematográfico. Watanabe, el narrador de la historia, nos cuenta qué está leyendo, que está oyendo, qué película vio o qué comió en distintos episodios del libro, y esas elecciones no son gratuitas. Para un lector occidental se pueden escapar muchos guiños de la cocina japonesa, pero las claves literarias y musicales, al menos esas dos, son clarísimas: Norwegian wood, el subtítulo del libro, es una canción de los Beattles que habla de una ocasión en la que al "cantante" lo invitan a pasar una noche en una cabaña rústica y él espera todo el tiempo "el momento adecuado", pero tarde en la noche la anfitriona le anuncia que es la hora de dormir. Por su parte, el narrador lee varias obras (menciona a Truman Capote, John Updike, Scott Fitzgerald, Raymond Chandler, Eurípides, Balzac, Dante, Joseph Conrad, Dickens) pero buena parte del tiempo lo dedica a La Montaña Mágica de Thomas Mann, ese lugar maravilloso, frío, rodeado de aire saludable, al que acuden enfermos terminales en busca de mejoría. En otra parte habla de El Guardián entre el Centeno, el clásico de Salinger sobre un joven incomprendido y errante. Junten esas historias, la de la canción y las de los libros de Thomas Mann y Salinger, y ya tienen al menos parte de la historia.

Pero no se necesita haber oído a los Beattles o haber leído La Montaña Mágica, para leer el libro. Al contrario, Murakami tiene una prosa clara, vertiginosa, que le impide al lector soltar el libro. Mezcla muy hábilmente drama con suspenso y humor. La historia ocurre en Tokio entre 1968 y 1970, en un Tokio bastante occidentalizado y parecido a cualquier otra ciudad grande. Los personajes principales son estudiantes universitarios que rondan los 20 años y entre las clases, la poca plata, los romances y el sexo van describiendo de forma magistral la fragilidad de la vida, el valor de los instantes, lo grabados que se quedan en la memoria pequeños detalles de situaciones que no se repetirán.

Así como a veces uno queda tarareando varios días una canción que le gustó, o queda con escenas grabadas de películas que le gustaron y que regresan a la mente de un momento a otro, así mismo pasa con los personajes de esta obra: Naoko, Kizuki, Midori, Reiko, Watanabe... de pronto uno se sorprende pensando todavía en ellos, muchos días después de haber cerrado la última página del libro.

En alguna parte de "Era lunes cuando cayó del cielo", la novela que ya les comenté de Juan Diego Mejía, dice que cualquier escritor que vaya a hablar del suicidio debe leer "Tokio Blues", de Murakami. Tiene razón.

Las frases (ojo a la última):

"pensé en la infinidad  de cosas que había perdido en el curso de mi vida. Pensé en el tiempo perdido, en las personas que habían muerto, en las que me habían abandonado, en los sentimientos que jamás volverían".

"Pensaba en mí, pensaba en la hermosa mujer que caminaba a mi lado, pensaba en ella y en mí, y luego volvía a pensar en mí. Estaba en una edad en que, mirara lo que mirase, sintiera lo que sintiese, pensara lo que pensase, al final, como un bumerán, todo volvía al mismo punto de partida: yo".

"La muerte no existe en contraposición a la vida sino como parte de ella".

"Leía muchísimo más que yo, pero tenía por principio no adentrarse en una obra hasta que hubieran transcurrido treinta años de la muerte del autor. "Sólo me fío de estos libros", decía.
- No es que no crea en la literatura contemporánea, pero no quiero perder un tiempo precioso leyendo libros que no hayan sido bautizados por el paso del tiempo ¿Sabes?, la vida es corta".

"Llegué a la conclusión de que la educación universitaria no tenía ningún sentido. Y decidí tomármelo como un período de aprendizaje del tedio".

"Me explicó que no estamos aquí para corregir nuestras deformaciones, sino para acostumbrarnos a ellas. Afirmó que uno de nuestros problemas es la incapacidad de reconocerlas y aceptarlas".

"Bañado por la suave luz de la luna, su cuerpo tenía el lustre de la carne recién nacida, y casi despertaba compasión".

"En este mundo hay gente que, a pesar de estar dotadas de un talento excepcional, son incapaces de realizar el esfuerzo necesario para sistematizarlo, y su talento se acaba malogrando".

"Las personas, al morirnos, dejamos atrás unos pequeños y extraños recuerdos".

"Cuando uno está rodeado de tinieblas, la única alternativa es permanecer inmóvil hasta que sus ojos se acostumbren a la oscuridad".

"Entre las sábanas, oyendo cómo caía la lluvia, unimos nuestros labios y hablamos de todo lo imaginable, desde la formación del universo hasta cómo nos gustaban los huevos duros".

"Tranquilo, Watanabe. No es más que la muerte. No te preocupes".

"El conocimiento de la verdad no alivia la tristeza que sentimos al perder a un ser querido. Ni la verdad, ni la sinceridad, ni la fuerza, ni el cariño son capaces de curar esta tristeza. Lo único que puede hacerse es atravesar este dolor esperando aprender algo de él, aunque todo lo que uno haya aprendido no le sirva para nada la próxima vez que la tristeza lo visite de improviso".


Haruki Murakami
Tokio blues, Norwegian wood
Editorial Tusquets
Barcelona
1987
381 páginas

4 comentarios:

FRANK RUFFINO dijo...

Gracias Adriana por recomendarnos esta obra.

Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

Frank Ruffino

aintervalos dijo...

“Tokio Blues” es una novela intensamente sincera, con controladas dosis de sexualidad explícita y un claro simbolismo que hace a sus personajes fluir en el clásico dilema entre la “vida” y la “muerte”. Uno de sus mayores aciertos es el hecho de que refleje magistralmente esa idea general dentro de una historia muy particular.
RESEÑA COMPLETA
http://www.aintervalos.com/2012/11/tokio-blues-norwegian-wood-haruki.html

Ester dijo...

Me recomendaron leerlo, pero cada vez que iba a la biblioteca me encontraba con que todas las copias habían sido prestadas. Me daba coraje.
Fui unas... seis veces a buscarlo sin éxito y jamás pensé leerlo online.
Ahora por fin lo tengo y lo estoy leyendo a mis anchas.

Saludos!

Xiomi dijo...

Gracias!, ya me había leído el libro, con tu post, le agarré más gusto todavía. Abrazos.