lunes, 11 de mayo de 2015

Disturbio, de Miguel Angel Manrique

Los amantes de la lectura, de los libros y del placer por la literatura, que han padecido conferencias o ensayos sobre el postestructuralismo, la deconstrucción del texto o los análisis de obras con ínfulas de ciencia, se sentirán reivindicados cuando conozcan a Manuel Martínez, el protagonista de Disturbio.

Manuel es un estudiante de literatura de la Universidad Nacional (la Nacho es la verdadera protagonista de esta historia), que sufre el rechazo de sus compañeros por ser pobre, feo y por no ser intelectual: lee Stephen King en vez de los formalistas rusos, le gusta el comic y se viste de sudadera gris y no con el disfraz de bufanda, boina o sombrero que usan los intelectuales para verse como tales.

A Manuel le ocurren cosas: se rapa, descubre que su papá no murió sino que lo abandonó, se enamora de la niña rica del curso, consigue amigos, presencia un homicidio. Y en medio de toda esta cotidianidad de estudiante universitario, se entretejen las historias de sus profesores, sus compañeros de clases y su mamá, que lentamente se van enredando unas con otras hasta explotar como coctel molotov en un disturbio de esos tan característicos de la Nacional, como el Jardín de Freud, la biblioteca o las cafeterías.

Esta obra ganó el Premio Nacional de Novela 2008 por su humor, su sarcasmo, su crítica a la pose de ciertos literatos, que tienen más contacto con el análisis del análisis del análisis, que con las obras literarias. 

Podría decirse que algunos personajes se transforman demasiado rápido, o sin una causa aparente, aunque también puede pensarse que la juventud es así, de cambio vertiginoso y sin motivo. Sin embargo, más allá de Manuel, Omar, Iris, Sara, Victoria y los demás personajes, el gran retrato que construye Disturbio es el del campus de la U. Nacional en la Avenida el Dorado: Aparecen sus entradas por la 26, la 45 y la 50; sus salones, sus baños, la biblioteca, el pasto, las oficinas. Así como Orlando Mejía Rivera logra una construcción literaria de la Universidad de Caldas en Recordando a Bosé, Miguel Angel Manrique hace lo propio con la Nacional en Disturbio y este sólo hecho es suficiente motivo para animarse a leerla.

Algunas frases:
Consideraba las historietas, el arte por excelencia de las clases medias.

tienes la mentalidad del funcionario. Cobarde y sumisa. El funcionario siempre tiene miedo de que lo echen a la calle como a un trasto viejo. Sabe que está ahí, porque sus superiores lo han decidido. 

Ya sabes, la vida es una excepción de la muerte.

Nadie quiere morir con las uñas sucias y las medias rotas.

De rutinas neuróticas, de círculos viciosos está hecha la vida.

concluyó que hablar de sexo en cualquier expresión de la cultura era un problema menor.

Sara intentó imaginar el futuro al lado de Manuel. Trató de construir un mundo más allá del presente que vivía, pero no pudo. Entonces se consoló con el pasado.


Disturbio
Miguel Angel Manrique
Editorial Seix Barral
Primera edición: mayo de 2009
Bogotá
195 páginas

martes, 5 de mayo de 2015

El quinto hijo, de Doris Lessing

Una casa gigante de tres pisos, con tantas habitaciones que parece un hotel, ubicada en un pueblo en las afueras de Londres, es el lugar en el que ocurre esta novela corta e inquietante, en la que se cuentan al menos 20 años de la vida de Harriet y David, una pareja ideal, idílica, perfecta, que tiene un hogar feliz con cuatro hijos hermosos, y que son el centro de atracción de la gran familia de ambos, hasta que lo inexplicable ocurre.

Lo inexplicable es Ben, el quinto hijo, un bebé que no estaba planeado y que desde el embarazo su madre Harriet presiente como extraño, aunque los médicos insistan en que es un bebé, un recién nacido, un niño, un joven saludable y vigoroso.

Ben es diferente en muchos aspectos y llega para quebrar la armonía del hogar. La forma en la que cada miembro se relaciona con él o reacciona a su presencia revela mucho sobre lo difícil que es aceptar que uno de los nuestros no es como nosotros. Tan distinto que su prima Amy, con Síndrome de Down, es amada y rodeada de mimos, mientras que Ben, con su enigmática naturaleza, genera rechazo o temor.

El quinto hijo plantea un tema que recientemente también fue abordado en el cine con la película “Tenemos que hablar de Kevin”. Si bien los desenlaces de la trama son diferentes (¿o no tanto?) el dilema es cómo hace una madre para amar a un hijo que al parecer la odia, o al menos no quiere que ella lo quiera. O que pone en riesgo a lo que la madre más quiere, que son sus otros hijos. El misterio, el suspenso, la inquietud que recorren estas páginas revelan la maestría de la Premio Nobel 2007, que sin recurrir a escenas truculentas, sin digresiones, con pura narración y apenas insinuando la violencia, hace presentir lo peor.


Algunas frases:
No es nada anormal coger aversión a un hijo

Todos los niños suelen portarse mal durante un año o así después de empezar a caminar. No tienen instinto de conservación, ni sensación de peligro; se tiran de la cama y de las sillas, se lanzan al vacío, irrumpen en la calle, hay que vigilarles siempre… Y también son, añadió, absolutamente encantadores y deliciosos y tiernos y graciosos. Y luego, poco a poco, se vuelven sensatos y la vida es más agradable.

Sus esfuerzos lo habían hecho triunfar en su empresa y posteriormente le proporcionaron un trabajo mejor en otra empresa. Y en eso se centraba ahora su vida; los acontecimientos tienen su propia lógica. David era ahora el tipo de individuo que en otros tiempos había decidido que nunca sería.

Como es bien sabido, todos estos centros tienen una capa, como un sedimento, de alumnos ineducables, inasimilables, los casos perdidos, que van pasando de curso en curso, a la espera del día feliz en que puedan dejar el colegio. Y es muy frecuente que no vayan a clase, para alivio de sus profesores.


El quinto hijo
Doris Lessing
Random House Mondadori – De bolsillo
2008 (primera edición 1988)
Barcelona 

154 páginas