sábado, 8 de febrero de 2020

De una vez y para siempre, de María Cristina Restrepo

De una vez y para siempre se vale de una anécdota, la historia de Rosita Posada y su familia, para recrear la vida de las mujeres antioqueñas a finales del siglo XIX y particularmente la (falta de) educación a la que acceden y sus sesgos, marcados por una cultura fuertemente patriarcal y el entorno político de las guerras civiles entre liberales y conservadores.

La novela cuenta una historia de amor: Rosita Posada, nacida en Andes, Antioquia, y dueña de una belleza que se comenta en el pueblo, conoce en Medellín al militar liberal Antonio Acosta. Conoce es una forma de decir: para ser precisos simplemente se ven y con solo mirarse se enamoran "de una vez y para siempre".

Rosita es hija de Lázaro Posada y Zoraida Robledo y Lázaro a su vez es hijo de José Antonio y Rafaela. Rosita es una niña-mujer reblede y autónoma en una época en la que estas características se ven pecaminosas. Su temprana viudez, la maternidad y su posterior matrimonio son los elementos que hacen avanzar la trama de una hija-esposa-madre que cree en el amor y la felicidad que proporciona el amor romántico y filial, en un entorno que la invita a someterse, aguantar y resignarse.

La novela está construida a partir de capítulos cortos, con numerosos diálogos y un recurso que resulta llamativo: los chismes del pueblo se presentan a manera de diálogos corales, en los que no es posible identificar quién dice qué pero sí queda claro qué habladurías circulan en el pueblo. Se trata de una novela que atrapa, que engancha y que resulta a su vez un documento valioso y enriquecedor para los análisis con perspectiva de género.

Algunas frases
Era apenas lógico que mamá hubiera seguido amando al general, porque no tuvo tiempo de desengañarse (pag 1).

poder encontrar un marido rico que la restataría de las humillaciones de ser "pobre pero bien" (pag 10)

Poco a poco, la vida iría convirtiendo a Rosita en una como las demás, quebrantada por los partos, cansada de prodigar cuidados, de vivir en un duelo permanente y secreto por haber ido enterrando, uno tras uno, todos los sueños (pag 25).

ese hombre en el que había puesto la fe de una vez y para siempre (pag 46).

un piquete de soldados pertenecientes al ejército invasor. Eran cuatro o cinco hombres mal alimentados y peor vestidos, pero estaban armados y eso les daba autoridad (pag 47).

--¿Qué es eso?
--Un caracol. Si se lo pone en el oído sabrá cómo suena el mar.
--¿Y qué es el mar? (pag 58).

mi pobreza nada tiene que ver con la felicidad (pag 64).

--!Ni las muchachas decentes están a salvo en una guerra!
--Pues entonces será mejor que se vayan acostumbrando, porque aquí siempre vamos a estar en guerra (pag 67).

El amor no era más que una ilusión que pronto moría, asfixiada por la realidad: el egoísmo del marido, el temor reverencial que despertaba la autoridad masculina y esa rabia sorda que iba creciendo con los años, que echaba raíces en lo más hondo del alma y envenenaba la existencia, pero que también la rescataba de la ilusión y el autoengaño (pag 68).

--Hay algo que debe recordar siempre: las mujeres no fuimos hechas para sentir placer, pero sí para proporcionárselo a los hombres (...) complacer al marido no es pecado. !Al contrario, es una obligación!. (pag 84).

--Mamá, ¿usted ha sido feliz? --preguntó--, aunque ya conocía la respuesta.
--¿Feliz? !No espere la felicidad, Rostia! la felicidad no existe.
--Yo pienso que sí.
--Ya tendrá tiempo de cambiar de opinión. Mejor busque la paz. Esa sí se puede encontrar. (pag 85).

El amor es el arma que tenemos para vencer los golpes de la fatalidad (pag 93).

Aunque los curas repitan lo contrario, nosotros no vinimos aquí para sufrir. La miseria humana confirma nuestro deber de amar y ser felices. (pag 112).

Sabía que la lealtad de los amigos tenía precio, consideraba que los políticos eran un azote para el país, opinaba que los médicos estaban dotados con más capacidades para enfermar a la gente que para aliviarla, le irritaban los niños, a quienes no creía inocentes, y había marcado cada pieza de la vajilla del Hotel con una divisa en letras góticas que rezaba: Robado al Hotel Cosmos. (pag 125).

--La felicidad es una cosa que se va gastando, como el dolor, y cuando una menos cuenta se da, !se acabó! En la vida no hay sino ratos buenos. El resto son puros inventos (pag 135).

Notaba que aquellas personas se sentían aliviadas porque, al menos por esta vez, la desgracia había golpeado una vida ajena (pag 136).

Aunque parezca raro, descubrí que se puede sufrir una pena y ser feliz al mismo tiempo (pag 148).

Una pérdida así se acepta con el tiempo pero jamás tiene consuelo (pag 156).

!Los hijos crean lazos muy fuertes entre un hombre y una mujer (pag 158).

Cualquier decisión, aún la más insignificante, puede cambiar el rumbo de muchas vidas... (pag 159).

comprendieron que habían sido felices cuando dejaron de serlo (pag 169).

Con el tiempo comprenderás el error que cometiste al inventar un hombre que nada tenía que ver con el real (...) Olvidarás a Pablo. Pero el recuerdo de su traición te acompañará siempre (pag 176).

Un matrimonio fracasado era un deshonor. Algo debía faltarle a una mujer para permitir que eso pasara (pag 180).


De una vez y para siempre
María Cristina Restrepo
Editorial Universidad de Antioquia
2000
184 páginas

jueves, 6 de febrero de 2020

Tiempos recios, de Mario Vargas Llosa




Tiempos recios puede ser el mejor libro escrito por Vargas Llosa después de haber recibido el Premio Nobel de Literatura en 2010. Luego de novelas menores como El héroe discreto y Cinco esquinas, en Tiempos recios reaparece el escritor interesado en novelar la historia política de América Latina en los años 50 y 60. Ya lo había hecho con La fiesta del chivo, una obra memorable sobre Rafael Leonidas Trujillo, el dictador de República Dominicana, y acá vuelve a hacerlo para contar la historia de Guatemala, y particularmente el papel de Estados Unidos, la CIA y la United Fruit Company en el derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz, la llegada del dictador Carlos Castillo Armas y el posterior asesinato de éste. 

Se trata de una novela contada a dos tiempos, con capítulos intercalados que al principio no se conectan pero a medida que avanza el libro empiezan a entretejerse. Abundan los diálogos, que Vargas Llosa escribe tan bien, y despliega en este libro una característica de su estilo que es sostener dos diálogos simultáneos o introducir un tema dentro de otro, sin que se pierda el hilo del relato.

En su juventud Vargas Llosa simpatizó con la izquierda pero con los años se derechizó. Aunque él se define como un liberal, numerosas voces lo califican de neoliberal. En ese contexto este libro resulta llamativo (y valioso) porque es una lectura crítica sobre la política exterior intervencionista norteamericana y porque propone una hipótesis fascinante: lo que en el interior de Estados Unidos sus ciudadanos califican como democracia, por fuera de sus fronteras se lee como comunismo. El presidente Jacobo Árbenz quería que en su país hubiesen sindicatos, servicios básicos para los más pobres, propiedad privada de la tierra para los campesinos, tributación para las multinacionales, y todo esto, que en Estados Unidos existía y se entendían como derechos ciudadanos en un marco democrático, fue calificado como prueba evidente de que Árbenz quería convertir a Guatemala en un satélite de la URSS, en plena Guerra Fría.

La novela trae múltiples personajes que hacen parte de la historia de Guatemala, y que Vargas Llosa logra modelar con humanidad y suspenso. Se destacan las figuras de Johnny Abbes y de Miss Guatemala, Marta Borrero. En cuanto a los espacios, se trata de una novela de puertas para adentro: si bien ocurre en Guatemala, San Salvador y Santo Domingo, las ciudades no aparecen de manera nítida. En cambio si se crean imágenes potentes de escenas claves como los asesinatos de los protagonistas, o las huidas. 

Por último, el título invita a una pregunta: ¿cuáles son los tiempos recios? El tiempo recio de la novela son los convulsionados años 50 y 60 en Guatemala, con presidentes derrocados y asesinados. En todos los casos el libro evidencia la influencia de Estados Unidos y surge la inquietud sobre cuál habría sido el destino de Guatemala (y de la Cuba de Fidel) si Jacobo Árbenz hubiera podido hacer su Reforma Agraria. La CIA y la United Fruit no dejaron. 70 años después los métodos y formas de los gringos pueden haber cambiado (quizás no mucho) pero la política intervencionista sigue intacta. Los tiempos recios no han terminado aún.

Algunas frases:
Su amor desmedido por la democracia representa una seria amenaza para la United Fruit. Esto, caballeros, es bueno saberlo, no decirlo (pag 22).

Aunque sus esfuerzos para hacer de su país una democracia moderna me parecen inútiles, todo avance que haga en ese campo, no nos engañemos, sería muy perjudicial para nosotros (pág 23)..

una ley del trabajo que permite constituir sindicatos en las empresas y haciendas, y autoriza a los trabajadores y campesinos a afiliarse a ellos. Y ha dictado una ley antimonopólica, calcada de la que existe en los Estados Unidos (pag 23).

El peligro, señores, es el mal ejemplo (pag 24). 

Organizando las cosas de manera que la opinión pública, decisiva en una democracia, presione sobre el gobierno para que actúe, a fin de frenar una seria amenaza (pag 25). 

¿Cómo convencer a la opinión pública de que Guatemala está convirtiéndose en un país en el que el comunismo es ya una realidad viva? Mediante la prensa, la radio y la televisión, la prinicipal fuente que informa y orienta a los ciudadanos tanto en un país libre como en un país esclavo (pag 25).

Había que masajear con cariño el ego de los periodistas, pues solían tenerlo crecido (pag 25).

el siglo XX sería el del advenimiento de la publicidad como la herramienta primordial del poder y de la manipulación de la opinión pública en las sociedades tanto democráticas como autoritarias (pag 25).

la propaganda había impuesto una afable ficción sobre la realidad y era sobre ella que los impreparados periodistas norteamericanos escribían sus crónicas, la gran mayoría de ellos sin advertir que eran los muñecos de un titiritero genial (pag 28).

su "socialismo espiritual" (¿qué querría decir eso?) traería a Guatemala catástrofes, los indios levantarían la cabeza y comenzarían a matar a las personas decentes, los comunistas a apoderarse de las tierras de los hacendados y a mandar a los niños de las buenas familias a Rusia para ser vendidos como esclavos (pag 31).

Lo que sí había funcionado muy bien era la campaña en las radios y la prensa acusando al gobierno de Árbenz de haber convertido a Guatemala en una cabecera de playa de la Unión Soviética y de planear apoderarse del Canal de Panamá (pag 66). 

Los supuestos peritos y técnicos querían desnaturalizar la ley entibiándola con excepciones, exclusiones y compromisos que habrían dejado la propiedad de la tierra tal como existía en Guatemala hacía siglos (pag 92).

la Reforma Agraria cambiaría de raíz la situación económica y social de Guatemala (pag 92). 

sólo un puñado de sus compatriotas disfrutaba los privilegios de la civilización, y en entender que era preciso ir a la raíz del problema social para que aquella situación cambiara y los privilegios de la minoría se extendieran a todos los guatemaltecos. La llave era la Reforma Agraria (pag 93). 

Habría que cambiar la estructura feudal que reinaba en el campo, donde la inmensa mayoría de guatemaltecos, los campesinos, carecían de tierras y trabajaban sólo para los hacendados ladinos y blancos, por sueldos miserables (pag 95). 

El anticomunismo que se había apoderado del país se parecía a una de esas plagas que enloquecían de pavor a las ciudades europeas de la Edad Media (pag 124). 

la historia retrocedía a toda carrera hacia la tribu y el ridículo. "¿Se reestablecerá pronto la esclavitud?". (pag 125). 

ya ni siquiera sabía si creía o no creía en algo (pag 126). 

las damas católicas no mencionaron el asunto. Venían a transmitirle la preocupación de la "Guatemala católica", la inmensa mayoría del país, por la penetración sistemática de sectas protestantes, de supuestos "misioneros" que, cargados de dólares, venían a construir iglesias, a adoctrinar a los indígenas, a levantar templos, que más parecían circos de iglesias, donde montar esos espectáculos de cantos y bailes grotescos de negros africanos con que pretendían seducir al pueblo ignorante, para luego hacer propaganda a favor del divorcio y mil prácticas anticatólicas, incluso hasta el aborto. Si el gobierno no ponía fin a esta agresión contra la Iglesia católica, que era la religión del noventa y nueve por ciento de la población, Guatemala sería pronto un país protestante. (pag 201).

defendiendo la virginidad de su culo a mordiscos y patadas cuando los viciosos, aprovechando la promiscuidad y el hacinamiento en esas pocilgas llenas de bichos que era los calabozos colectivos, trataron de arrebatársela (pag 206). 

-Los Estados Unidos nos han mandado de embajador a un chimpancé.
-¿Por qué no? -repuso ella-. ¿No somos para los gringos una especie de zoológico? (pag 232).

era un hombre inmunizado contra razones y argumentos. Ni siquiera las oía. Se limitaba a repetir, como el muñeco de un ventrílocuo (pag 235).

Tendría que buscarse una mujer allá. Había estado demasiado solo todo este tiempo, dedicado a la difícil tarea de vivir. 

Pareciera que en el fondo de todos nosotros hubiese un monstruo. Que sólo espera el momento propicio para salir a la luz y causar estragos (pag 283).

Cuando nos dejan libres, lo hacemos todavía peor. Lo menos malo parecería ser que sigamos siendo esclavos (pag 284).

El acuerdo prometía tres cosas que se incumplirían a cabalidad (pag 314).