El "Encuentro de poetas colombianas" que se realiza desde 1984 en el Museo Rayo de Roldanillo, Valle, bajo la dirección de la poeta Águeda Pizarro, homenajeó en 202 a la poeta manizaleña Beatriz Zuluaga y como fruto de este reconocimiento Ediciones Embalaje publicó en una edición artesanal el libro "La carne hecha verbo", una antología de su obra poética.
El libro abre con un prólogo escrito por Águeda Pizarro en el que esta autora destaca características de la obra de Beatriz Zuluaga, y entre ellas resalta la integridad: "no sólo la integridad ética, aunque la hay -Beatriz Zuluaga siempre es consecuente con su ser de poeta y de mujer" (p. V). Más adelante Pizarro complementa: "El léxico de Beatriz Zuluaga es único. Usa un lenguaje cotidiano como el de los nadaístas, y otro siempre claro y llano, que produce imágenes insólitas yuxtaponiendo elementos teatrales. Entre estas partes no hay fisuras, todo fluye, se complementa y se reencuentra. Como otros miembros de su generación, el humor es necesario para la poesía y para la vida" (p. VIII). Pizarro llama la atención sobre el rol que Beatriz Zuluaga ejerció como periodista y que le dejó "el ojo, el oído y el tacto afinados".
Vale la pena resaltar que ese doble oficio en el periodismo y la poesía es común también a otras escritoras destacadas de Caldas como Blanca Isaza y Maruja Vieira.
Luego del prólogo el volumen incluye un conjunto generoso de poemas, sin índice y sin indicación sobre el libro en el que fueron originalmente publicados. La lectura de esta selección permite identificar a una poeta muy segura de su deseo y su corporalidad. Una mujer fuerte que toma la iniciativa y que no se niega a segundas oportunidades. Al mismo tiempo algunos poemas traen un dejo de amargura, de desazón ante el dolor, la injusticia o la muerte, aunque no se trata de duelos etéreos sino de experiencias cotidianas.
El volumen cierra con el poema "Si preguntan por mí", que según Beatriz Zuluaga es el que mejor la define, pero trae también otros títulos claves como el que le da nombre al libro, así como Habitación propia y Eres eros, entre otros.
Beatriz Zuluaga nació el 11 de noviembre de 1931 en Manizales y murió el 19 de marzo de 2024 en Bogotá, luego de una larga vida dedicada a la literatura y el periodismo.
Si preguntan por mí...
diles que salí a cobrar la vieja deuda
que no pude esperar que a la vida
se le diera la gana de llegar
a mi puerta.
Diles que salí definitivamente
a dar la cara sin pinturas
y sin trajes el cuerpo.
Si preguntan por mí...
diles que apagué el fuego,
dejé la olla limpia y desnuda la cama,
me cansé de esperar la esperanza
y fui a buscarla.
Diles que no me llamen...
Quité el disco que entretenía en boleros
el beso y el abrazo
la copa estrellé contra el espejo
porque necesitaba convertir
el vino en sangre
ya que jamás se dio el milagro
de convertirse el agua en vino.
Si preguntan por mí...
diles que salí a cobrar la deuda
que tenían conmigo el amor,
el fuego, el pan, la sábana y el vino,
que eché llave a la puerta
y no regreso.
¡Definitivamente diles
que me mudé de casa!
diles que salí a cobrar la vieja deuda
que no pude esperar que a la vida
se le diera la gana de llegar
a mi puerta.
Diles que salí definitivamente
a dar la cara sin pinturas
y sin trajes el cuerpo.
Si preguntan por mí...
diles que apagué el fuego,
dejé la olla limpia y desnuda la cama,
me cansé de esperar la esperanza
y fui a buscarla.
Diles que no me llamen...
Quité el disco que entretenía en boleros
el beso y el abrazo
la copa estrellé contra el espejo
porque necesitaba convertir
el vino en sangre
ya que jamás se dio el milagro
de convertirse el agua en vino.
Si preguntan por mí...
diles que salí a cobrar la deuda
que tenían conmigo el amor,
el fuego, el pan, la sábana y el vino,
que eché llave a la puerta
y no regreso.
¡Definitivamente diles
que me mudé de casa!
La carne hecha verbo
Beatriz Zuluaga. Prólogo de Águeda Pizarro
Ediciones Embalaje
Roldanillo, Valle
Julio de 2020
100 páginas
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