"Los sexualizadores", la primera novela del manizaleño Carlos Mario Vallejo, es una obra que desde las primeras páginas plantea lo que va a ocurrir: un narrador en segunda persona (te) cuenta que todos los seres humanos nacen bisexuales y que la homosexualidad y la heterosexualidad son conductas aprendidas que se pueden desaprender. El héroe fracasado de esta novela se propone entonces una campaña cívica sexualizadora de desaprendizaje drástico: raptar a una rectora, un sacerdote y un profesor para obligarlos a aprenderse un decálago antietiquetas y a tener sexo con alguien opuesto al de su conducta aprendida para que aprendan que las homofobias y heterofobias hacen daño.
Esa es, en resumen, la historia que se anuncia desde el comienzo. La novedad está en cómo se desarrolla esta historia inverosímil y para ello el autor acude a varios recursos: narrar en segunda persona, que es una forma escasa dentro de la literatura no epistolar (el referente manido siempre es "Aura" de Carlos Fuentes); ubicar la trama en Manizales en distintas épocas, que abarcan desde los 90 hasta la segunda década del siglo XXI; incluir numerosas referencias de marcas, programas de televisión, videojuegos, canciones y otros sellos icónicos de la cultura popular, y estructurar la novela en 33 capítulos cortos, escritos cada uno con un título y una extensión como de crónica periodística. En estos capítulos-crónicas se notan las huellas del oficio periodístico del autor, quien trabajó en Q´Hubo y La Patria, y de hecho algunos estos textos podrían leerse de manera autónoma, con sentido completo.
El escritor pereirano Rigoberto Gil Montoya dice que Manizales es una ciudad muy narrada en la literatura y "Los sexualizadores" viene a sumarse a esa tradición: la historia se ubica en Villa Carmenza, un barrio de estrato tres, como lo remarca el narrador, pero aparecen también referentes inconfundibles de la ciudad: El Cable, la bolera del Multicentro Estrella, el Estadio Palogrande y el Once Caldas, La Galería, el Banco de la República, Palermo, ek Bosque Popular el Prado y el Parque de La Estrella, entre otros.
Esta obra, ganadora del Primer Concurso Nacional de Novela "Jaime Echeverri", también rinde entre líneas un homenaje a Orlando Sierra Hernández y a Bernardo Arias Trujillo, dos escritores que fallecieron muy tempranamente en Manizales, pero estos homenajes literarios están lejos del tono de la erudición. Al contrario: la novela está narrada en un lenguaje juvenil y popular, de jóvenes que consumen drogas de manera cotidiana y así, además de la campaña de sexualización, el texto parece proponer también una campaña de normalización del consumo recreativo.
Aunque le pregunté al autor si es lector de cómic o si el cómic influyó en su obra y me dijo que no, la novela sí me dejó una sensación de haber recorrido un cómic: es una historia oscura, aunque contada con liviandad, con personajes bidimensionales y planos y con escenas fragmentadas y breves en las que prima la acción. Ya que Carlos Mario no lee cómic sería interesante que algún ilustrador leyera "Los sexualizadores": acá puede haber una novela gráfica.
Algunos subrayados
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