Hay un padre de familia que lleva 40 años construyendo una casa con "techos colosales de bambú". Una casa que, en realidad tiene varias casas: hay una cocina común, pero la hija mayor, Primera V, vive en una casa con su novio Enriqueto y con su amigo Inca, que al parecer tiene una relación con Enriqueto. En otra casa vive Rut, la segunda hermana, que ejerce como ama de casa desde que se murió Menana, quien era empleada, nana y la última pareja de Papa V. En otra casa vive Tercera V, la menor de las hermanas. Ellenín, le niñe que fue recogido por Menana, vive con Papa V aunque él lo desprecia porque no es niña.
Primera V tiene como tarea diaria y vital cuidar el jardín. Debe regar las plantas. Primera V cree que en el jardín reposan los restos de su mamá y de las mamás de Rut y de Tercera V. Cree que Papá V las mató para que él pudiera esclavizar a sus hijas.
Fátima Vélez cuenta esta historia que oscila entre el cuento de hadas y el terror con un lenguaje experimental en el que el narrador rompe a veces "la cuarta pared" teatral y le habla directamente al lector, en un guiño juguetón. El resultado es una novela corta dividida en 22 capítulos, cada uno con título, en los que el lector recorre las páginas con una sensación de extrañamiento.
La atmósfera de la novela recuerda el lenguaje de Galápagos, aunque Jardín en tierra fría ofrece una historia más lineal para el lector: la obra narra 24 horas de un lunes en la vida de Primera V. Esas 24 horas incluyen la certidumbre de que su novio tiene una relación con su amigo; visita al jardín; encuentro sexual con Ginlove, la empleada del servicio; diálogos con sus hermanas; caminata de 80 cuadras hasta una librería y desde allí con el librero hasta el Parque El Virrey, en donde dialogan con un muerto vestido de diablo (una alusión al caso del homicidio de Luis Andrés Colmenares, ocurrido el 31 de octubre de 2010 en Bogotá) y una visita fallida a una galería de arte en la que Inca expondrá su obra: una larga cadena de clips con la que piensa unir a Colombia con Indonesia.
En medio de esta sucesión de hechos aparentemente caóticos, o de vida alejada de la "normal cotidianidad", la autora cuestiona la estructura familiar, los silencios y los secretos en las relaciones de familia, el rol de las mujeres en las familias y el poder violento del padre como figura que ejerce el control. Hay además una reflexión explícita sobre el lenguaje incluyente, sobre las relaciones fluidas entre géneros y sobre la obligatoria maternidad que algunas culturas le imponen a las mujeres. Todo esto ocurre en una casa de Tierra Fría, que se ubica en un lugar que se parece bastante a La Candelaria, en Bogotá, aunque los referentes de espacio y tiempo son vagos, como corresponde a un cuento de hadas.
Por último, la autora salpimienta su construcción con un verso de la argentina Olga Orozco, que repite como leitmotiv a lo largo del texto, y lo complementa con intertextos de Lorca, entre otros.
Algunos subrayados
Tú eres de esos homosexuales que les encantan a todos porque creen que eres heterosexual y fantasean con ser tu primera experiencia (p. 14).
Empezar la semana sin madrugar quiere decir que tampoco esta semana encontrará trabajo (p. 18).
Me gusta mirar a la gente, escuchar, oler, me gusta comer, me gusta leer, me gusta soñar, ¿a quién le pagan por eso?
un sueño en la literatura no es más que un error de principiante (p. 19).
Los sueños, dijo Enriqueto solemne, Se inventaron para no dejarnos descansar; dormir debería ser como morirse (p. 19).
eso en el caso de que aún esté viva, de que Papá V no la haya matado,
como Primera V sospecha que hizo con todas las mamás (p. 25).
una discusión que ella gana porque él se cansa antes (p. 28).
el jardín de atrás, el lugar donde ella cree que están enterradas las mamás (p. 32).
Nos tiene de esclavas, mató a nuestras mamás para que fuéramos siempre sus esclavas, para que ellas no pudieran protegernos (p. 39).
su papá podía ser lo que ella quisiera, incluso un asesino de mamás, pero era su papá y la mantenía (p. 40).
pero es que cuida tus palabras, que son poderosas, crean realidades (p. 40).
cuando se tiene un jardín y no se le cuida, cobra venganza (p. 43).
Ninguno de los clientes de Papá V sospecharía que esas casas, de las que se sienten tan orgullosos, en las que tejen sus vidas privadas, sus secretos, sus relaciones familiares, vienen de la pulsión de lanzar electrodomésticos por la ventana. Los impulsos de la violencia y de la creación unidos en un hombre (p. 46).
Convivir con la violencia para encontrar la creación ¿vale la pena? (p. 47).
Lo que a ella le gustaría es ser Primera V, no dejar de serlo pero sentir, al menos por un microsegundo, un pene incorporado y orinar como Papá V y tocar a Enriqueto mientras se bañan y penetrarlo y que él la penetre mientras ella penetra a Inca, qué horror esa imagen (p. 49).
mientras nadie escriba, alguien tendrá que tomar al menos una foto (p. 51).
Está convencida de que cuando Papá V dejó de quererla, ella paró de crecer (p. 53).
Le gusta pensar que ella no es una mujer, que en realidad es un hombre en cuerpo de mujer, un hombre al que no le atraen las mujeres sino los hombres (p. 58).
en qué momento dizque, el correcto lavado de los dientes sin desgastar el cepillo y la forma de escribir puntuando aquí tildando el hiato en la vocal cerrada con las palabras en blanquísimo orden (p. 60).
pensar bobadas en voz alta con otra persona sintiendo la escucha de un oído, esa forma de penetración en la otra persona que es escuchar y que nos escuchen (p. 91).
Pero un obstáculo. Las palabras si acaso rozan lo que en realidad queremos decir. Las palabras no sirven (p. 111).
¿por qué usted siempre habla en masculino? Puedo usar la "e" si prefiere.
Dani alza los hombros.
¿Cuándo has leído un libro escrito con la "e" ¿Te imaginas? ¿Cómo haces con palabras como "otro" o "lector"?
Puedes decir "le otre" o "le lectore".
Suena horrible.
Suena horrible porque no estás acostumbrade.
Acostumbrado. Sobre mi cadáver entra a esta librería un libro escrito así.
Qué facho (p. 118).
tener una hija no es una cosa que se pueda pensar demasiado, si una lo piensa mucho no lo hace (p. 126).
ha descubierto al fin lo que quiere hacer con su vida: se la primera humana en poner un huevo (p. 136).
Jardín en tierra fría
Fátima Vélez
Laguna Libros
Bogotá
Abril de 2024
140 páginas
Fátima Vélez
Laguna Libros
Bogotá
Abril de 2024
140 páginas
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