viernes, 18 de mayo de 2018

Distancia de rescate, de Samanta Schweblin

La distancia de rescate es el espacio que hay entre la madre y el hijo. Ambos están unidos por un hilo invisible que sale del estómago de la madre. A veces el hilo se alarga, permisiva y tranquilamente, cuando no hay peligros aparentes en el entorno, y se acorta hasta que la madre va de la mano del hijo, cuando es necesario que no se separen para poder cuidarlo.

Esa distancia de rescate que conocen (conocemos) todas las mamás es el punto de partida para esta novela corta (¿es una novela corta? parece más bien un cuento largo) en la que cuatro personajes construyen una atmósfera tensa, por momentos aterradora, por momentos fantástica y siempre perturbadora.

Hay dos mamás, Carla y Amanda, con sus dos hijos, David y Nina. Carla le alquila una finca a Amanda. Amanda viaja al campo argentino a pasar unas vacaciones con su hija Nina. Usa bikini, hay piscina, toman limonada. Carla vive cerca, con David, su esposo Omar y los caballos que él cría. Carla advierte a Amanda que no consuma el agua pues parece estar contaminada. Luego le cuenta algo que pasó con su hijo David, sobre una intoxicación, pero Amanda no ata cabos, no se concentra en lo importante.


El relato se construye a partir del diálogo entre Amanda y David. Amanda es la adulta, David es el niño, pero él es el que entiende lo que está ocurriendo y el que obliga a Amanda a mirar los detalles y concentrarse en lo importante. El diálogo ocurre en un espacio físico y temporal ambiguo. Pero a medida que avanza la conversación se descubren nuevos elementos para entender por qué David, Nina y Amanda se intoxican. En la mitad del libro Amanda lo describe: hay unos bidones, son muchos bidones, están a la vista de todos: químicos con fungicidas o glifosato para la soya, que todos ven y manipulan pero nadie conecta con las enfermedades que azotan a los habitantes de la región.

Más allá de la denuncia ecológica cifrada, el valor del relato está en la forma en la que el diálogo entre Amanda y David logra crear una siniestra tensión que obliga a avanzar en la lectura. Se trata de una narración rural, visual, cinematográfica y perturbadora.


Algunas frases
El punto exacto está en un detalle, hay que ser observador.

-Es que a veces no alcanzan todos los ojos, Amanda. No sé cómo no lo vi.

Lo llamo "distancia de rescate", así llamo a esa distancia variable que me separa de mi hija y me paso la mitad del día calculándola, aunque siempre arriesgo más de lo que debería.

El hilo invisible que nos une se estiraba otra vez, presente pero permisivo, dándonos a ratos cierta independencia.

"Tarde o temprano algo malo va a suceder", decía mi madre, "y cuando pase quiero tenerte cerca".


Distancia de rescate
Samanta Schweblin
Editorial Random House
2015
Barcelona
124 páginas

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