Yi Sang (1910-1937) fue un poeta coreano que vivió en la época en la que su país fue ocupado por Japón. Murió a los 27 años (la mítica edad de la muerte de Janis Joplin, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain y Amy Winehouse, entre otros artistas) y es posible que su nombre hubiese sido olvidado si la premio nobel de literatura 2024, Han Kang (1970), no hubiese leído su verso "Creo que los humanos deberían ser plantas".
Con esa idea Han Kang escribió en el año 2000 el relato "Los frutos de mi mujer", la historia de una mujer que se convierte en planta, su marido la siembra en un matero y la mata se seca luego de dar unos frutos. "Los frutos de mi mujer" fue el primer fruto de Han Kang a partir de la semilla sembrada por Yi Sang, pero el verso siguió germinando hasta terminar en "La vegetariana" una novela de 2007 que sigue trabajando la idea de una mujer-planta, aunque sin la fantasía de su primer relato.
Yeonghye es una mujer ordinaria, corriente, ni fea ni bonita, cuya mayor rareza consiste en que a veces prefiere no usar brasier. Eso cuenta sobre ella su marido, quien con extrañeza observa cómo, de manera súbita, Yeonghye decide dejar de comer carne. La primera parte de la novela está narrada desde el punto de vista del marido, quien observa a una mujer que se convierte en una extraña para él. Su dictamen es que perdió la razón.
La segunda parte de la novela ocurre casi dos años después y la cuenta el cuñado, un artista visual casado con Inhye, la hermana mayor de Yeonghye. Él le propone a su cuñada posar para un video arte que imagina, en donde el cuerpo desnudo es un lienzo en el que él pinta flores de colores. Las imágenes y el potente erotismo de esta segunda parte constituyen uno de los momentos más sublimes de la novela, y uno de los pasajes eróticos más destacados de la literatura contemporánea, en donde, además, la autora cuestiona esa línea difusa entre arte erótico y pornografía.
La última parte la narra Inhye, con Yeonghye internada en un hospital mental. Yeonghye ya no quiere comer: no solo rechaza la carne sino cualquier tipo de alimento. Sólo necesita agua y sol, como las plantas.
Han Kang logra con maestría crear todo un simbolismo alrededor de la falta de autonomía de las mujeres, de su borrado cultural (la voz de Yeonghye apenas aparece brevemente en el relato) y del rechazo o la repulsión que provoca lo humano. Es también un útil retrato para conocer algunas marcas culturales coreanas: la familia de Yeonghye se disculpa con su marido por el cambio súbito de ella (como si el marido hubiese hecho una especie de "favor" al casarse, o la familia de la novia estuviera en deuda) y hay dos escenas de violación cometidas por esposos en contra sus esposas.
La vegetariana es un relato crudo, duro, impactante, en el que la reflexión sobre la autonomía humana y la posibilidad de romper normas sociales está en el centro.
Algunos subrayados
Cuando alguien cambia de un modo an tajante, no hay más remedio que seguirle la corriente (p. 21).
A veces pensaba que no era tan malo convivir con una mujer rara. Vivíamos como si fuéramos desconocidos o, mejor dicho, como si ella fuera mi hermana o la empleada doméstica que hacía la comida y limpiaba la casa (p. 34).
sentía que detestaba con todas mis fuerzas a mi mujer (p. 45).
si no comes carne, te devorará el resto del mundo (p. 49).
son gritos, alaridos apretujados, que se han atascado allí. Es por la carne. He comido demasiada carne. Todas esas vidas se han encallado en ese sitio. No me cabe la menor duda. La sangre y la carne fueron digeridas y diseminadas por todos los rincones del cuerpo y los residuos fueron excretados, pero las vidas se obstinan en obstruirme el plexo solar (p. 49).
se podía sentir en ella la fuerza de un árbol silvestre y sin podar (p. 62).
y en los momentos en que se encontraba en casa se le veía incómodo como un viajero alojado en un hotel de paso (p. 122)-
existía un abismo entre sus apasionados trabajos y su vida cotidiana, en la que se veía como un pez encerrado en una pecera, hasta tal punto que no parecía ser la misma persona en uno y otro ámbito (p. 123).
Tu propio cuerpo es lo único a lo único a lo que puedes hacer daño. Es lo único con lo que puedes hacer lo que quieras. Pero ni eso te dejan hacer (p. 162)
La vegetariana
Han Kang
Traducción de Sunme Yoon
Editorial Penguin Random House
Bogotá
2024 (primera edición en coreano: 2007)
168 páginas
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