miércoles, 26 de junio de 2024

Mis recuerdos de colegio, de Rita Andrión de Mejía

Lo poco que se encuentra en Internet sobre Rita Andrión es que fue la esposa de Alfonso Mejía Robledo, el autor de Rosas de Francia. En unos cuantos textos académicos aparecen breves referencias a su libro "Mis recuerdos de colegio", pero siempre como una glosa al margen del análisis sobre la obra de su marido.

Mis recuerdos de colegio es un libro publicado en 1938 en Pereira en la Editorial Panoramas que fundó Alfonso Mejía. La introducción escrita por él informa que el libro corresponde a la compilación de textos publicados por ella en la Revista Panoramas, en los que fue recordando historias alrededor del colegio. Este dato es importante porque el libro está construido a partir de 25 relatos de anécdotas o episodios que al irse sumando dan estructura a un relato en el que la autora rememora aventuras y travesuras de sus años como interna en un colegio de monjas en Bélgica.

El libro no trae fechas así que no es fácil ubicar la época en la que ocurre el relato, pero sí es posible intuirlo. Rita Andrión nació en Panamá en 1893. Al comienzo del libro ella dice que llegó a Bélgica luego de estudiar un año en Estados Unidos y tres años en Curazao, o sea que sumaba al menos 4 años de formación fuera de su hogar. Al final del libro la autora indica que poco después de regresar de Europa empezó la "Gran guerra europea", que inicia en julio de 1914, y también regresa poco antes de la muerte de su padre. El registro de defunción de Benigno Andrión Tejada daría un dato más preciso, aunque es claro que el libro ocurre en una época que se ubica a comienzos de la segunda década del siglo XX o finales de la primera. Es decir que Rita Andrión escribe su obra al menos 25 años después de ocurridos los hechos que rememora, y quizás pueden ser más.

Aunque el libro describe la vida en un internado de monjas, las historias de Rita Andrión no son religiosas o místicas. Su texto se regodea en describir travesuras juveniles, escapadas, risas y acciones realizadas a escondidas. Hay también el relato del amor filial que ella siente por una docente religiosa, con la que intercambia notas y furtivos espacios. No hay insinuación de un amor lésbico juvenil aunque en un ambiente tan prohibitivo como el de aquellos años quizás el libro admita una lectura con ese enfoque. 

Otro ángulo de análisis es la literatura de viajes: aunque el libro transcurre en buena parte en el colegio, la autora narra el viaje desde su Panamá natal hasta Francia, el viaje de regreso en un trasatlántico y los viajes en tren de Francia a Bélgica. Así mismo recrea un viaje largo en compañía de compañeras de colegio a Londres.

La edición del libro se parece a la de "Memorias de un viaje", de María Botero Robledo: es un libro pequeño, ilustrado con fotografías de los lugares que se van narrando. Así mismo comparte con Uva Jaramillo Gaitán la narración similar de un suceso impactante: la muerte de un viajero dentro del trasatlántico y la imagen del cadáver que se arroja al mar. Aunque la descripción que aparece en Diario fugaz es mucho más detallada, hay similitud frente a lo que describe Rita Andrión.


Algunos subrayados
Muchas veces pensé que en el suntuoso colegio de Wavre Notre Dame no iba a ser feliz (p. 17)

Su belleza era virginal y sus modales de una distinción exquisita. Correspondía él nucstro cariño y se propuso ser una madre,cita angelical para cada una de nosotras (p. 20)

Estábamos en diciembre, el mes más bello del invierno. Ya habían caído varias nevadas y los árboles estaban cubiertos de nieve; el cielo bajo y gris. Otras veces, al mirarlo, me parecía que el hielo se me iba corazón adentro (p. 26).

pedimos a Madre Matilde que nos prestara unos hábitos para vestirnos de monjas, a lo que ella accedió gozosa. Mucho gozamos poniéndonos esos, para nosotras, molestosos ropajes y recuerdo yo que al verme en el pequeño espejo de mi tocador me pareció que aquello de mi apariencia monjil era una realidad y exclamé angustiada: -Nó, nó, núnca seré monja!. ..(p. 30).

en los países civilizados, de vieja cultura donde las gentes están acostumbradas e ver y a comprender el arte desde su niñez, nadie se extraña ni se altera ante un desnudo que representa una obra de arte (p. 32).

Traducíamos del inglés al francés los poetas y escritores ingleses; entre los difícles recuerdo el canto guerrero de Walter Scott, -The Lay of the last Minstre,.; -Harnlet- ,- «Julius Ceaser-, « Othelo » ; «The Comedy of Errors- de Shakespeare, y muchos otros de Dickens, .Wordwooth, Longfellow, etc (p. 43).

Rita es de un caracter alegre y franco y magnifica arruga; es muy buena o muy mala alumna, depende de la maestra. Si usted logra interesarla realmente, tendrá en ella la mejor alumna y una armga adicta» (p. 46).

la Reverenda Madre, María Josefa quiso que yo recitara en español y me enseñó, una bellísirna composición de Zorrilla (p. 47).

En cuanto a paisajes, el. belga tiene muy poco atractivo, porque es siempre igual; su suelo es llano, cultivado integralmente; tierras bajas, donde no se. puede admirar ni una pequeña montaña, ni siquiera una colina que valga la pena (p. 48).

Sin ofender la modestia, creo que puedo decir que las latino-americanas éramos siempre las más desprendidas y que las monjas, a la vez que se extrañaban sentían gozo marcado con nuestras dádivas (p. 67)

Otra vez ya me había contestado en forma semejante al contarle que me había robado unas manzanas del jardín: 
-Cuántas? 
-Tres, padre. 
-Mañana róbate seis! (p. 76).

Siempre había recordado la costumbre de mi abuelita materna que recibía en su casa todos los sábados a los pobres de los campos y les ayudaba a Curar de sus dolencias; ella misma les vendaba las heridas, les lavaba las úlceras, cte. y yo me recreaba pensando en el gozo de mi abuela cuando una de sus nietas pudiera ayudarla en sus uootcs tareas humanitarias (p. 97).

envidiaba a los hombres que podían ser médicos para curar a tanto desgraciado, para aliviar las infinitas dolencias corporales de las gentes, porque, aun cuando yo sabía ya que había algunas doctoras en medicina, nunca me pareció propia de la mujer esta noble profesión por considerar que la que a ella se dedica no puede cumplir a cabalidad con sus deberes profesionales o descuida la más importante y hermosa tarea que Dios le ha encomendado: la maternidad (p. 102)

yo decía que las medallas eran una responsabilidad que le daba a la vida de colegio una monotonía desesperante-, yo no quería tenerlas sin merecimientos y los merecimientos eran muy cansones, pues querían decir silencio a todas horas; jamás una escapada; abdicar de las amigas normalistas, seriedad y compostura! (p. 104) 

Quién me iba a decir también que pocos días después la gran guerra europea iba a azotar el país que yo dejaba y que mi hermoso colegio, convertido en Hospital de Sangre, iba a contemplar días de terrible fiereza y de terror sin medida! (p. 110).

Si nos ponemos a mirar hacia atrás en nuestra vida, encontramos que muchas veces se repiten en ellas algunos hechos como viajes y encuentros; entonces sino fuera porque nos duele una herida mal cicatrizada o viva aún, que lastima aquello mismo que volvemos a ver. creeríamos que el tiempo no había pasado y que jamás nos habíamos alejado de aquel s~- tío, o dejado de ver aquella persona. Y al sentir nuevamente la emoción lejana, nos parece que una daga misteriosa apuñalara nuestro corazón hasta hacerlo sangrar (p. 119). 

Amo el mar! Siento un íntimo deleite cuando voy descalza sobre la arena en busca de sus aguas tibias y acariciadoras; aspiro entonces el aire salobre que brinda alegria y ofrece salud; beben mis ojos el supremo paisaje de la infinita lejania; me tiendo gozosa sobre el lomo de la ola y siento que bulle en mí el sano deleite de vivir la vida intensamente (123) 
 


Mis recuerdos de colegio
Rita Andrión de Mejía
Pereira
Editorial Panoramas
1938
126 páginas

martes, 11 de junio de 2024

Bitácora de vuelo, de Ana María Robledo Jaramillo

"Bitácora de vuelo" es un poemario que reune 22 poemas de Ana María Robledo Jaramillo, autora nacida en Manizales en 1953 y quien, según se lee en el mismo volumen, ha publicado otros libros de poemas, así como un cuento infantil.

Los poemas de este libro giran en torno al amor, al encuentro amoroso con el amado que está ausente, y al viaje. El poema "Camino a ti" trae referentes concretos de Manizales, como la Carrera 23 y el Banco de la República, pero es una excepción en la poética de la autora, que prefiere ubicar sus creaciones en espacios etéreos o lejanos. El viaje como motivo poético es uno de los ejes de este volumen.

Es una lástima que una colección editada por la Secretaría de CUltura de la Gobernación de Caldas tenga tanto descuido en la edición de los textos: gazapos, errores de mayúsculas y otro tipo de descuidos que podrían solucionarse con un trabajo riguroso de edición y corrección.


Bitácora de vuelo
Ana María Robledo Jaramillo
Gobernación de Caldas, Secretaría de Cultura. Colección Libros al aire.
Manizales
Noviembre de 2023
48 páginas

La verdad de los ríos, de Ignacio Piedrahita Arroyave

La verdad de los ríos es un ensayo breve de Ignacio Piedrahíta, escrito en el marco del Informe de la Comisión de la Verdad de Colombia. 

El volumen trae un prólogo de Ricardo Camilo Niño Izquierdo, miembro de la comunidad arhuaca, y a continuación viene el ensayo de Piedrahíta, en donde de una manera poética describe el curso paralelo pero distante del Cauca y el Magdalena por la geografía colombiana y cómo algunas de las zonas que recorren estos ríos han sido también zonas de violencia y explotación. 

El autor crea imágenes: ambos ríos son una V, porque corren entre cañones de montañas, hasta municipios en los que se liberan de ese corsé: "Más al norte se encañona de nuevo y pasa bravo y presuroso por Antioquia, hasta que se libera de las montañas por fin en la población de Caucasia. Caucasia es al río Cauca lo que El Banco al Magdalena" (p. 35).

Se trata de un ensayo muy breve, en donde la descripción y el efecto de las palabras prima sobre los datos concretos. No es un texto periodístico ni es un documento de investigación, como los que conforman el cuerpo del Informe de la Comisión de la Verdad, sino una reflexión sobre la violencia ejercida sobre los ríos y a lo largo de nuestros ríos.


La verdad de los ríos
Ignacio Piedrahíta Arroyave (prólogo de Ricardo Camilo Niño Izquierdo)
Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición y Revista Arcadia.
Enero de 2020
Bogotá
48 páginas



lunes, 10 de junio de 2024

Rosas de Francia, de Alfonso Mejía Robledo. Edición crítica de Rigoberto Gil Montoya y César Valencia Solanilla

"Rosas de Francia" fue la primera novela escrita por un escritor de Risaralda, aunque su autor, 
Alfonso Mejía Robledo, realmente nació en Villamaría, Caldas, el 10 de enero de 1897.

Mejía Robledo se radicó en Pereira desde muy joven, en donde alternó labores periodísticas y literarias con trabajos cívicos y comerciales. Se casó con la panameña Rita Andrión Jaén, autora de "Mis recuerdos de colegio" (1938), conformando una pareja intelectual que en algo recuerda a la que constituyeron en Manizales Blanca Isaza y Juan Bautista Jaramillo Meza. 

La novela "Rosas de Francia" fue editada inicialmente en París en 1926, poco después de que su autor dirigiera "Nido de cóndores" la primera película rodada en Pereira. La novela fue reeditada por el autor en 1937, en su imprenta "Panoramas", y en esta segunda versión el autor hizo significativos cambios a la obra, e incluso le cambió el final.

El volumen pubicado por Alma Mater consiste en un libro de 500 páginas: las primeras 300 corresponden al estudio crítico de la obra, realizado por los profesores Rigoberto Gil Montoya y César Valencia Solanilla, y las 200 páginas restantes presentan la última edición de la novela.

El estudio crítico de los profesores Gil y Montoya sirve como referente para este tipo de trabajos. Los autores explican quién fue Alfonso Mejía Robledo, cuál fue el contexto en el que se produjo la obra, los cambios que vivió Pereira a comienzos de siglo (en 1914 se instaló la primera planta eléctrica en Pereira, por ejemplo) y cómo estos "adelantos" de la energía, el teléfono y los automóviles llegan hasta la obra de Alfonso Mejía. Así mismo el estudio crítico se refiere a otras figuras intelectuales, contemporáneas al autor, como Euclides Jaramillo Arango, Emilio Correa Uribe y María Rojas Tejada, entre otros.

La novela cuenta la historia de Ricardo, un joven que llega a Manzanares un pueblo que parece ubicado en Panamá. Allí conoce a Lucila Pinar y queda perdidamente enamorado de ella. La pareja inicia una relación epistolar, de poco contacto, y finalmente viajan a la capital porque deciden contraer matrimonio. En la segunda parte los padres de Ricardo le dicen que no lo autorizan a casarse antes de que cumpla la mayoría de edad y así él decide irse a pasar esos meses en La Habana, Cuba, en donde tiene un trabajo. El desenlace de la historia guarda mucha similitud con María, de Jorge Isaacs: Lucila no soporta la ausencia de su amado y cae enferma.

Se trata de una novela "decimonónica" aunque haya sido escrita en 1926. La visión de la mujer es la que corresponde al cuerpo mariano y el protagonista es un dandy dedicado a la escritura y las artes. El amor es cándido y puro y las acciones previsibles. No obstante, se trata de una novela interesante en la medida en que revela aspectos de la cultura de hace un siglo en la región: la visión que el autor presenta sobre el país, sobre su clase social y los posibles conflictos entre los distintos personajes permiten comprender las preocupaciones de estas provincias de montaña hace un siglo.

Algunos subrayados
Del estudio crítico, a cargo de Rigoberto Gil Montoya y César Valencia Solanilla

(Luis Carlos González sobre los periodistas de Pereira) "Los comunes y corrientes fueron para él Benjamín Tejada Córdoba, Carlos Echeverri Uribe, Arcesio Mejía Arango, Jesús Antonio Cardona, Obdulio Gómez, Sixto Mejía, Eduardo y Emilio Correa Uribe" (p. 32)

"1905 marcó un momento especial para Pereira, porque es el momento en que un comerciante, Don Emiliano Botero, publicó en su imprenta el periódico El Esfuerzo de Pereira" (p. 63).

"La instalación del taller de la Imprenta Nariño, el primer centro de publicaciones con que contó la ciudad (Pereir), a partir de febrero de 1909" (p. 68).

"Estos primeros escritores, poetas y educadores asumían responsabilidades de liderazgo frente a la ciudad que deseaban transformar con fines políticos, económicos y sociales" (p. 83). 

"las lecturas eran orientadas por sus madres: "Nos tocaba remendar medias y calcetines cen bombillos, mientras mamá nos leía novelitas románticas saltando hábilmente sobre párrafos y frases que ella apreciaba "inconvenientes" para nuestra edad" (p. 117). 

"Emilio Correa Uribe estaba más cerca del humor irónico y festivo de Carrasquilla y de la economía en el uso de adjetivos que fue la impronta en las breves crónicas de Luis Tejada" (p. 159)

(dice Euclides Jaramillo Arango) "el autor era considerado tanto más bueno cuanto más hiciera llorar al lector" (p. 172).

"En Rosas de Francia nada hay de misterioso: Lucila siente un amor profundo por el poeta y ahora que se ha ido de su lado le parece difícil sobrevivir a su ausencia" (p. 176).

"describe a su amada como los poetas de su tiempo, los que, de acuerdo con María Mercedes Carranza en sus observaciones sobre el tipo de mujer que a los poetas colombianos les interesaban con un fin estético, insistían en construir la imagen de una musa esclerótica, pálida y casi enferma, es decir, "el tipo de mujer del romanticismo", realzada en su decorado de "alabastros", "mármoles" y "el rojo carmín y los nácares" (p. 180).

"En agosto de 1916 su directora, María Rojas Tejada, empezó a publicar "Femeninas", el órgano oficial de la institución, que ofrecía educación desde el kindergarten hasta quinto de primaria" (p. 195). "Es claro para la directora del "Centro" el propósito sustancial de la educación femenina: la mujer era educada para la vida real" (p. 199).

(dice Euclides Jaramillo Arango) "las gentes adquirían toda clase de libros, malos y buenos, menos libros pereiranos" (p. 233).

"Ya entrada la década del treinta, Mejía Robledo opta por fundar su propia editorial, una empresa nada fácil de sostener" (p. 234). 


De "Rosas de Francia", de Alfonso Mejía Robledo
"En estos tiempos del positivismo y de los rieles, de los rascacielos y de los automóviles, revela un grado cultural, un sentimiento tan elevado en nuestras mujeres que no habíamos llegado a soñar y que hace contrapeso al egoísmo y al cálculo burgués de nuestra época" (p. 334).

"este defecto es muy común el Colombia. Por lo que sé de su geografía, puedo asegurar que es uno de los países en los cuales se ha tratado de extirpar hasta el último resto de grandeza indiana, en lo que se refiere a la designación sustantiva de los lugares" (p. 338).

"Soy católico por dogma y por estética, y no oculto mis ideas; al contrario: las pregono" (p. 343).

"-Yo quisiera saber lo que pasa en su corazón. Es tan adorable y... tan esquiva....
-Y, por lo esquiva, tan adorable. Esto lo comprendemos las mujeres. Es la táctica del amor elevado (p. 359).

"El destino es así: imprevisto y misterioso. Trae a las almas la ventura o la desolación en un momento cualquiera, y un detalle pequeño, una interrupción inesperada, pueden variar el rumbo de una vida, cambiar la felicidad en desdicha perenne o trocar la desgracia en suprema ventura (p. 372).

"Lucila Pinar era una mujer superior, de talento excepcional y de un espíritu creado para las grandes concepciones de arte y de nobleza, que no tenía un átomo de la común vulgaridad femenina (p. 387).

"Las calles de  la ciudad, zigzagueantes y estrechas estaban profusamente iluminadas con grandes farolas eléctricas. Millares de automóviles y de livianas victorias se cruzaban por las principales arterias de la capital, donde la vida nocturna tenía más agitación y movimiento, más ajetreo que en las doce horas del día. Las bocas de los teatros, cubiertas con pinturas de mal gusto, eran un hervidero de muchedumbres" (p. 414). 

"Tú sabes, madrecita mía, que no es la cuantía de los años lo que forma el estado de vejez o de juventud de los hombres. Es el alcance de reflexión, de juicio y de talento que posea el individuo" (p. 417).

"Quiero estar solo con mi tristeza y hablar con mi desgracia frente a frente, para irme acostumbrando a su fatal compañía" (p. 436). 



Rosas de Francia, edición crítica
Alfonso Mejía Robledo. Edición crítica de Rigoberto Gil Montoya y César Valencia Solanilla
Sello editorial Red Alma Mater en coedición con la Universidad Tecnológica de Pereira
Junio de 2013 (primera edición de Rosas de Francia: 1926)
Pereira
504 páginas

lunes, 3 de junio de 2024

Trilogía, de Jon Fosse

Como tantos, yo tampoco había oído hablar del noruego Jon Fosse hasta que en octubre de 2004 lo anunciaron como ganador del Premio Nobel de Literatura. Leí varias entrevistas, varios comentarios y supe que era un dramaturgo muy representado, que su obra está fuertemente impregnada por la religión y que la estructura de sus textos puede ser pesada por la falta de puntos.

Con esas coordenadas entré en "Trilogía", el primer libro que leo de Fosse, y quedé deslumbrada. Cuánto amor, cuánta tragedia y cuánta maestría encerrada en apenas 160 páginas. Una prosa poética que logra saltar del presente, al pasado y al futuro sin que el lector se pierda, y que logra construir unos personajes duros y complejos, en donde el mal se reviste de ternura y la justicia aparece vengativa. 

Trilogía está compuesta por tres capítulos que funcionan como relatos con cierta independencia: Vigilia, Los sueños de Olav y Desaliento. El primero evoca la escena de José y María buscando posada antes de la nochebuena. Acá se trata de Asle y Alida, dos adolescentes muy pobres y solitarios. Asle es huérfano mientras que a Alida su padre la abandonó a los 3 años y la relación con su mamá está rota. Alida está a punto de dar a luz y la pareja busca algún lugar en Borgen, hasta donde han navegado desde su pueblo natal. Llueve mucho, hace frío, está oscuro y no tienen a quién acudir. Solo se tienen el uno al otro.

Al comienzo de Los sueños de Olav el narrador advierte: 
"ahora es Olav, no Asle, y ahora Alida no es Alida, sino Ásta, ahora son Ásta y Olav Vik" (p. 59). El cambio de nombres obedece a la necesidad de Asle (Olav) de ocultarse y huir porque ha cometido crímenes que en el relato apenas se insinúan. El narrador se detiene en la pareja, en sus figuras y sus dramas, mientras los crímenes quedan fuera de foco y por ello, aunque el lector sabe o presiente lo que Asle hace, no es posible sentir por él rechazo o aprehensión. Si en el capítulo uno la evocación es hacia las horas previas al nacimiento de Jesús, en el capítulo dos hay apartes que hacen pensar en la crucifixión: un lugar alto, con público y sin juicio. 

Desaliento muestra a Ales, la segunda hija de Alida, quien ve a su madre en su casa. Su madre lleva años muerta. Se suicidó en el mar. En este último capítulo el lector se entera de lo que ocurrió con Alida después de la muerte de Asle y el final se parece al de Alfonsina Storni.

Hay mucha maestría en la forma de narrar de Fosse. Trilogía parece un cuento de hadas (y en eso me hizo recordar a En las montañas de Holanda, de Cees Nooteboom). Hay saltos en el tiempo y saltos de narrador que, sin embargo, suenan naturales; hay un narrador poco confiable que dosifica la información y a veces suelta puntos de vista contradictorios; hay referentes geográficos concretos, pero, en cambio, no es posible ubicar la época en la que ocurre la historia. Al final del libro, como si se tratara de Las Meninas de Velásquez, Fosse escribe que uno de los personajes tuvo un nieto que se llama Jon y ha publicado poemas. Un artefacto literario perfecto que permite adentrarse en una geografía lejana, con una historia cercana.


Algunos subrayados
Así son las cosas, los hay que son propietarios de algo y los hay que no lo son, dice
Y los propietarios mandan sobre los que no tenemos nada, dice (p. 16).

Aunque lo de ser músico quizá hubiera que verlo más bien como una desgracia, dijo padre Sigvald, pero cuando se era músico, se era músico y, una vez que lo eras, ya nada se podía hacer, seguramente, al menos eso pensaba él, dijo padre Sigvald y si alguien le preguntara a qué se debía, respondería que debía de tener que ver con el dolor, con el dolor por algo o solo con el dolor, y padre Sigvald dijo que al tocar, el dolor podía aliviarse y transformarse en vuelo, y que el vuelo podía transformarse en alegría y felicidad, y por eso había que tocar, por eso tenía que tocar él y algo de ese dolor debían de compartir también los demás y por eso había tanta gente a la que le gustaba escuchar música, así creía él que era, porque la música elevaba la existencia y le proporcionaba altura (p. 35). 

El destino del músico es una desgracia, dijo entonces padre Sigvald
Siempre fuera de casa, siempre marchándote, dijo
Sí, dijo Asle
Despedirte de la amada y despedirte de ti mismo, dijo padre Sigvald
Siempre entregándote a los demás, dijo (p. 37).

No debe perderse con los hombres por poco y nada, y sí, eso fue lo que hizo ella, y ya se ve lo que ha recibido a cambio, nada, nada ha recibido a cambio, salvo la vergüenza, porque quizá no esté tan mal mientras dura, pero es que no dura, porque en cuanto te acercas a la edad en la que puedes hacer lo que quieras, se acaba, sí, se acaba, se acaba porque ya nadie te ofrece nada, así es (p. 98).

la hija tuvo un hijo que por lo visto se llama Jon y que dicen que también es músico y ha publicado un libro de poemas, pues sí, qué cosas más raras hace la gente (p. 158).


Trilogía
Jon Fosse
Traducción del noruego por Cristina Gómez Baggethun y Kirsti Baggethun
Editorial Seix Barral
México
2023 (publicación original 2007)
162 páginas