sábado, 14 de septiembre de 2013

Adiós Muchachos, de Sergio Ramírez

Sergio Ramírez fue protagonista de la Revolución Sandinista que en 1979 derrocó la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua. Luego fue vicepresidente del gobierno liderado por Daniel Ortega y tras la derrota electoral sufrida por ambos en 1990, cuando ganó las elecciones Violeta Chamorro, Ortega y Ramírez comenzaron caminos distintos que terminaron en la ruptura definitiva y la renuncia de Sergio Ramírez del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Esa es, en resumen, la vida "política" que Sergio Ramírez cuenta en este libro-testimonio. Pero evidentemente, un testimonio político de un escritor es una historia más rica que la síntesis que presento en el párrafo anterior. Adiós Muchachos es la historia de una revolución exitosa y luego fallida. Es el relato de cómo se cocinó desde adentro la revolución, con sus intrigas, sus juegos de poder y sus apoyos y resistencias entre los demás países (Colombia brilla por su ausencia). Pero también es un libro cargado de anécdotas, de detalles que sirven para retratar el drama de la guerra y también el inmenso poder que en su momento alcanzó a tener el Frente Sandinista de Liberación Nacional y los errores políticos que cometió por exceso de adoctrinamiento, aún cuando la realidad nigaraguense fuera distante a la cubana y por supuesto a la soviética.

Es un libro muy interesante en la coyuntura actual de los diálogos de paz en Colombia pero, más allá de esta coyuntura, es un testimonio ameno, con suspenso, por el que desfilan una enorme lista de personajes mundiales que tuvieron más o menos que ver con la Revolución: Gabo conspirando y consiguiendo mediación con Carlos Andrés Pérez en Caracas; Boris Yeltsin, cuando era alcalde de Moscú, empeloto bañándose en un lago cerca de Managua; Margaret Thatcher peinada con laca y sirviendo el té como cualquier ama de casa; Alvaro Mutis cobrando deudas por la distribución de películas de cine; El Che alojado donde un amigo en Panamá y la mamá del amigo previniendo al Ché de su hijo porque "mi hijo es comunista"... Y claro: las torturas, los homicidios, las masacres y los abusos del poder que fueron tan frecuentes.

Leyendo este testimonio pensé que en Colombia aún no tenemos un testimonio así de nuestra violencia de los últimos tiempos. Novelas sí, y el perfil de Camilo Torres y algunos textos sociológicos. Pero un testimonio completo, con valor literario, sobre las guerras de guerrilla, paramilitares y ejército que abarque al menos 15 ó 20 años, creo que no, o no lo conozco (claro está que entre los combatientes de acá no ha habido, que se sepa, ni sergios ramirez ni ernestos cardenales ni nada parecido).

Las frases:
"En un fin de siglo poco heroico, vale la pena recordar que la revolución sandinista fue la culminación de una época de rebeldías y el triunfo de un cúmulo de creencias y sentimientos compartidos por una generación que abominó al imperialismo y tuvo la fe en el socialismo y en los movimientos de liberación nacioanl, Ben Bella, Lumumba, Ho Chi Minh, el Che Guevara, Fidel Castro; una generación que aún presenció el triunfo de la revolución cubana y el fin del colonialismo en África e Indochina, y protestó en las calles contra la guerra de Vietnam; la generación que leyó Los condenados de la tierra de Frantz Fanon y !Escucha, Yanki! de Stuart Mill, y al mismo tiempo a los escritores del boom, todos de izquierda entonces; la generación de pelo largo y alpargatas, de Woodstock y los Beatles; la de la rebelión de las calles de París en mayo del 68, y la matanza de Tlatelolco; la que vio a Allende resistir en el Palacio de la Moneda y lloró por las manos cortadas de Víctor Jara, y encontró, por fin, en Nicaragua, una revancha tras los sueños perdidos en Chile, y aún más allá, tras los sueños perdidos en la República española, recibidos de herencia. Era la izquierda. Una época que fue también una épica".

"Cuando una revolución era verdadera no tenía otro remedio que chocar contra el imperialismo".

"Un presidente de Estados Unidos que atiende las voces de la conciencia, desde el sentido religioso del bien aplicado al poder, termina derrotado por su propia paradoja".

"Tampoco se triunfa con las armas para conquistar un poder de corto plazo, cuando se trata de barrer con la historia. Y en esa circunstancia, los moderados comienzan a resultar sospechosos".

"Lo malo de las alianzas no es con quién se hacen, sino a espaldas de quién se hacen".

Sergio Ramírez
Adiós Muchachos
1999
Editorial Alfaguara
314 páginas

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