viernes, 6 de octubre de 2023

Álbum de familia, de Rosario Castellanos

Luego de haber comentado el cuento "Los convidados de agosto", de Rosario Castellanos, la autora mexicana regresa a este espacio con "Álbum de familia", un libro que reune tres relatos de extensión media y otro de 90 páginas, protagonizados por mujeres que plantean reflexiones en torno al patriarcado, la familia, el matrimonio y la sociedad que habitan.

Aunque no en todos los textos es explícito, se entiende que esa sociedad es México de los años 60 (el libro se publicó en 1971) y por ello, teniendo en cuenta la fecha de escritura y publicación de la obra, es que Rosario Castellanos resulta una escritora  adelantada a su tiempo. Sus relatos se leen hoy como si hubiesen sido escritos ayer, con estructuras creativas, con voces potentes y con preguntas en torno al feminismo en una época en la que esa conversación en América Latina aún no era tan fuerte. 


El primer cuento, "Lección de cocina", presenta a una recién casada que no sabe cocinar y mientras prepara el almuerzo reflexiona en torno al matrimonio. La estructura mezcla párrafos sobre culinaria con otros sobre la vida conyugal, que a veces también se quema y sabe mal. 

El segundo cuento, "Domingo", narra una reunión social en la que convergen distintos personajes y se presentan todo tipo de relaciones y entrecruzamientos, con crítica mordaz a la sociedad, ironía y, al mismo tiempo, cierta frivolidad.

"Cabecita blanca" adopta el punto de vista de una madre tremendamente ingenua, que no ve, o se niega a ver, el mundo en el que habitan sus hijos adultos.

El último y más extenso es "Álbum de familia", una obra literaria sobre el mundo de las mujeres escritoras. Una autora premiada invita a exalumnas escritoras a un encuentro. Las críticas, los celos entre ellas, las envidias, la hipocresía, los chismes y el malestar que crece al estar juntas son las herramientas que tejen este relato en el que la autora se burla de la superficialidad que rodea al ambiente literario. 

Rosario Castellanos (1925-1974) es una autora que en los últimos años viene siendo leída con creciente interés, y lo merece. Sus libros envejecen bien porque no envejecen. Se sienten frescos, vigentes y actuales, con debates que sobre el rol esperado para las mujeres en la sociedad, la sexualidad, la maternidad, el feminismo y la brechas de género. Su lenguaje directo, atrevido y lleno de diálogos contribuye a una lectura ágil y a la vez profunda, en la que vale la pena sumergirse.

Algunos subrayados

De "lección de cocina"
Así que permanezco inmóvil, respirando rítmicamente para imitar el sociego, puliendo mi insomnio, la única joya de soltera que he conservado y que estoy dispuesta a conservar hasta la muerte (p. 11). 

Yo carezco de la soltura del que rema, del que juega al tenis, del que se desliza bailando. No practico ningún deporte. Cumplo un rito y el ademán de entrega se me petrifica en un gesto estatuario (p. 13).

Cuando dejas caer tu cuerpo sobre el mío siento que me cubre una lápida (p. 14). 

Yo rumiaré, en silencio, mi rencor. Se me atribuyen las responsabilidades y las tareas de una criada para todo. He de mantener la casa impecable, la ropa lista, el ritmo de la alimentación infalible. pero no se me paga ningún sueldo, no se me concede un día libre a la semana, no puedo cambiar de amo (p. 15). 

Y un día tú y yo seremos una pareja de amantes perfectos y entonces, en la mitad de un abrazo, nos desvaneceremos y aparecerá en la pantalla la palabra "fin" (p. 17).


De "Domingo"
Los domingos, como hoy, tenía que renunciar a sí misma en aras de la vida familiar (p. 25). 

Nada nuevo es acogedor. Presenta resistencias, exige esfuerzos de acomodamiento (p. 30). 

¡Qué falta de imaginación tienen las mujeres, Dios santo! No saben hacer otra cosa que preñarse (p. 37).

¿Sabes por qué los hijos de los ricos poseen un vocabulario tan variado? porque nuestros padres pudieron darse el lujo de abandonar nuestra educación a los criados (p. 38).

Realmente tratas a tu marido como si fuera indispensable.
Lo es. En un matrimonio un marido siempre lo es (p. 45).


De "Cabecita blanca"
Un marido en la casa es como un colchón en el suelo. No lo puedes pisar porque no es propio; ni saltar porque es ancho. No te queda más que ponerlo en su sitio. Y el sitio de un hombre es su trabajo, la cantina o la casa chica (p. 50). 

De "Álbum de familia"
Sí, Hispanoamérica ha sido muy favorecida por la naturaleza y muy poco por la cultura (p. 69). 

Dosifique usted los adjetivos de manera que las señoras no se alarmen ni los señores protesten. Pero de manera también que las jóvenes sientan que es lícito admirar este ejemplo y que es posible imitarlo (p. 77). 

―...un periodista, se me olvidaba, no es un escritor en potencia sino alguien que ha renunciado a ser escritor, que ha perdido el respeto al lenguaje, que no lo trata como objeto sagrado...
Porque no lo es.
...sino como un instrumento (p.. 79).

Un premio siempre es, en cierta manera, póstumo. Se otorga cuando ya no sirve ni para matar el hambre ni para afirmar la vocación ni para alcanzar la gloria. Es la primera corona fúnebre que se coloca sobre la tumba (p. 90).

¡Nadie muerte de no escribir versos, Matilde!
No he dicho versos; he dicho poesía.
¿Y cómo se manifiesta ese destino?
Se abre, dentro de nosotros, una especie de vacío, una ausencia que no se colma con nada, un abismo que nos obliga a asomarnos constantemente a él, a interrogarlo, aun a sabiendas de que, desde sus profundidades, no ascenderá jamás ninguna respuesta sino sólo el eco, amplificado, deformado, irreconocible ya, de nuestra pregunta (p. 107). 

El único que ha creído que el matrimonio es una asociación de ideas o una larga conversación (y esa creencia habrá que achacársela a sus peculiaridades psicofisiológicas) fue Oscar Wilde. Y no. El matrimonio es el ayundamiento de dos bestias carnívoras de especie diferente que de pronto se hallan encerradas en la misma jaula. Se rasguñan, se mordisquean, se devoran, por conquistar un milímetro más de la mitad de la cama que les corresponde (p. 134). 

―¡Pero las reconciliaciones son tan sabrosas!
No tanto cuando tienes buena memoria (p. 135). 

¿Tú crees que vale la pena escribir un libro?
Susana interrumpió la concienzuda operación de exprimirse una espinilla ante el espejo para contestar categóricamente.
Creo que no. Ya hay muchos (p. 157).



Álbum de familia
Rosario Castellanos
Editorial Planeta Mexicana
México 
2020 (primera edición 1971)
160 páginas