miércoles, 25 de abril de 2018

Nocturno de Chile, de Roberto Bolaño

El padre Sebastián Urrutia Lacroix, del Opus Dei, está muriéndose y en medio de ese proceso inicia un monólogo que es un viaje por su vida, sus intereses en la literatura y la poesía y sus amistades. De la mano de él se devela también un viaje por la historia chilena del período anterior a la dictadura y lo que ocurre después del golpe, contado desde la visión de un cura de derecha.

Bolaño juega con el lenguaje. En un diálogo escribe que Neruda decía "no huevón, no sé", y con un humor ácido, negro, narra la historia de unos arqueólogos que le cuentan al Papa una buena y una mala noticia: la buena: encontraron el Santo Sepulcro. La mala: tenía el cadáver de Jesús.

Se trata de un monólogo continuo, ascesante, lleno de digresiones mezcladas con la narración de viajes por Chile y por Europa. Es una obra si se quiere "menor" o "sencilla" dentro de la narrativa de Bolaño, en la que presenta una radiografía de la derecha de su país y de cierta clase social que fue condescendiente con el golpe.


Algunas frases: 
Uno tiene la obligación moral de ser responsable de sus actos y también de sus palabras e incluso de sus silencios, sí, de sus silencios.

La vida es una sucesión de equívocos que nos conducen a la verdad final, la única verdad.

En este país de dueños de fundo, dijo, la literatura es una rareza y carece de mérito el saber leer.

Aquejado por lo que entonces algunos facultativos llamaban melancolía y hoy se llama anorexia.

O tal vez sólo carraspeó el hum hum de los diplomáticos que puede significar cualquier cosa o su contrario.

Y me dijo que probablemente las palabras de Salvador Reyes me habían impresionado. Mala cosa. Querer es bueno. Impresionarse es malo.

Entregado a su obra como solo un artista puede hacerlo, contra viento y marea.

De qué sirve la vida, para qué sirven los libros, son sólo sombras.

cuando yo ya no esté aquí, es decir cuando yo ya no exista o sólo exista mi reputación, mi reputación que semeja un crepúsculo.

Qué agradable resulta no oír nada.

De repente aparecen dos arqueólogos franceses, muy excitados y nerviosos, y le dien al Santo Padre que acaban de volver de Israel y que le traen dos noticias, una muy buena y otra más bien mala. El Papa les suplica que le hablen de una vez, que no lo tengan en ascuas. Los franceses, atropellándose, dicen que la buena noticia es que han encontrado el Santo Sepulcro. ¿El Santo Sepulcro? dice el Papa. El Santo Sepulcro. Sin la más mínima duda. El Papa llora de emoción. ¿Cuál es la mala noticia?, pregunta secándose las lágrimas. Que en el interior del Santo Sepulcro hemos encontrado el cadáver de Jseucristo. El Papa se desmaya. Los franceses se abalanzan a echarle aire. El teólogo alemán que es el único tranquilo, dice: ah, ¿pero entonces Jesucristo existió realmente?

Hoy gobierna un socialista y vivimos exactamente igual. Los comunistas (que viven como si el Muro no hubiera caído), los democristianos, los socialistas, la derecha y los militares. O al revés. ¡Lo puedo decir al revés! ¡El orden de los factores no altera el producto!

El padre Antonio murió, me dije, ahora está en el cielo o en el infierno. Con más probabilidad: en el cementerio de Burgos.

Porque la costumbre distiende toda precaución, porque la rutina matiza todo horror.


Nocturno de Chile
Roberto Bolaño
Editorial DeBolsillo
2017 (primera edición 1999)
Barcelona
110 páginas

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