domingo, 13 de agosto de 2017

Los almuerzos, de Evelio Rosero

Los almuerzos es una novela corta publicada inicialmente por la Universidad de Antioquia en 2001 y reeditada en 2009 por Editorial Tusquets.

Es una novela corta y contenida. Corta por su brevedad (136 páginas) y contenida porque la trama se desarrolla con pocos personajes, en un único espacio y en el curso de una tarde, la noche y la mañana siguiente. Leyéndola se imagina uno su puesta en escena en una obra de teatro. 

La iglesia del Padre Juan Pablo Almida reparte almuerzos como obra de caridad: los lunes a la putas, los martes a los martes a los ciegos, los miércoles a los gamines, los jueves a los ancianos... una obra posible gracias al trabajo de las tres Lilias, que se encargan de cocinar grandes cantidades de comida, todos los días de la vida, y a Tancredo, el jorobado ayudante que sirve, limpia, recoge y reprime su miedo de convertirse en un animal.

El Padre Almida gana indulgencias con padrenuestros ajenos: el esfuerzo lo hacen sus ayudantes y gracias a ese trabajo el padre, con el apoyo del sacristán Celeste Machado recibe dinero de origen no muy claro que le da un benefactor. Un día el sacristán y el padre visitan a su benefactor y en reemplazo llega el padre Matamoros, quien con su mera presencia trastoca el orden establecido.

En la casa cural de la parroquia, contigua a la iglesia, viven el Padre Almida, el jorobado Tancredo, las tres Lilias, el sacristán Celeste y su sobrina Sabina. Entre esos pocos personajes y en el estrecho espacio de la iglesia y la casa cural transcurre la novela de Rosero, una obra en la que se cruzan odios, injusticias y tensiones, bajo el manto protector de la iglesia. 

La narrativa de Evelio Rosero tiene elementos carnavalescos, de acuerdo con la categoría utilizada por Mijail Bajtin. No se trata de la presencia manifiesta del carnaval, como ocurre en su obra La carroza de Bolívar, sino de la creación de una atmósfera bufa, ambivalente, en la que los personajes no son lo que aparentan ser y en donde se transgreden los moldes de la jerarquía social, empezando por el omnipresente poder de la Iglesia Católica, tan preocupada por los asuntos divinos y tan untada de las bajezas mundanas. 

Lolita Bosch escribió en Babelia, de El País, de España, que Los almuerzos es "un libro a puerta cerrada" que habla de "un mundo que podría no necesitar al lector. Quizás se deba al entorno religioso en el que todo sucede y a los extraños personajes que lo habitan, que convierten el entorno de la novela en un mundo voluntariosamente enrarecido. Un lugar que no podría ser el nuestro". Estoy de acuerdo: es una novela que se siente lejana, anacrónica y artificiosa. Pero quizás por eso mismo ha sido tan estudiada en los programas de literatura: porque tiene un mecanismo interno de perfecta relojería, al que no le sobra una sola línea o personaje. Es una obra construida de una manera deliberadamente racional para llegar hasta el desenlace que se empieza a plantear desde el comienzo. Una novela-artefacto en donde todas las piezas encajan.

Algunas frases:
Nada es peor que la vejez, nada más deplorable y digno de compasión.

La comida empieza por los ojos, los antojos están a los ojos, sólo hay que extender la mano y traerlos a la boca.

No hay pareja más feliz que un niño y un perro.

Toda la vida sirviendo sin otro horizonte que toda la vida sirviendo.


Los almuerzos
Evelio Rosero
Editorial Tusquets
2009 (primera edición: 2001)
México
136 páginas

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