miércoles, 15 de enero de 2014

Mientras escribo, de Stephen King



Si no me lo hubiera recomendado la persona que lo hizo (y que merece toda mi credibilidad) no habría leído "Mientras escribo", básicamente porque está firmado por Stephen King y no he leído nada de King porque he leído lo que se dice de él: autor de best sellers, de libros de consumo rápido y fácil que no pueden ponerse en el mismo estante de la literatura de verdad-verdad.

Prejuicios aparte, leí "Mientras escribo" y me gustó. Me entretuvo y además me pareció honesto el ejercicio de poner por escrito cuáles son las motivaciones de un escritor, sus dificultades, sus "atascos de imaginación", su caja de herramientas (el vocabulario, la gramática, los personajes, los diálogos, la historia, las figuras literarias...), etc. 

El libro tiene una primera parte autobiográfica, narrada con bastante humor, en la que King narra su infancia, las penurias económicas de su familia y sus inicios como escritor (ganaba 6.000 dólares mensuales y cuando un agente logró vender su primera obra a una editorial, por 400.000 dólares, se le ocurrió que había que celebrar y decidió comprarle un regalo lujoso a su esposa. Le compró un secador de pelo). 

La segunda parte aborda los asuntos más técnicos: cómo escribir, qué errores evitar, de qué hablar, cómo corregir y editar, cómo buscar agente literario, etc...

En resumen, un libro útil para quienes quieren escribir, y un libro entretenido para quienes gustan de las (auto)biografías.
 
Algunas frases:
Me acuerdo de que en la misma época creía que una puta era una mujer altísima. Un hijo de puta tenía condiciones para jugar a baloncesto.



La aparición de la tele en el domicilio de los King fue relativamente tardía, de lo cual me alegro. Pensándolo bien, pertenezco a un grupo bastante selecto: el de la última promoción de novelistas norteamericanos que aprendieron a leer y escribir antes que a tragarse su ración diaria de basura visual.



Si no hay objeción, me gustaría aclarar algo lo antes posible. No hay ningún Depósito de Ideas, Central de Relatos o Isla de los Best-sellers Enterrados. Parece que las buenas ideas narrativas surjan de la nada, planeando hasta aterrizar en la cabeza del escritor: de repente se juntan dos ideas que no habían tenido ningún contacto y procrean algo nuevo. El trabajo del narrador no es encontrarlas, sino reconocerlas cuando aparecen



La verdad es que estaba bastante contento. A la edad en que todavía no hay que afeitarse, el optimismo es una respuesta perfectamente legítima al fracaso.



Casi todos los escritores de novelas, cuentos o poesía de quienes se ha publicado siquiera una línea han sufrido alguna u otra acusación de estar derrochando el talento que les ha regalado



Escribir una historia es contársela uno mismo —dijo él—. Cuando reescribes, lo principal es quitar todo lo que no sea la historia.



Había veces (sobre todo en verano, al tomarme la pastilla de sal de la tarde) en que tenía la impresión de repetir la vida de mi madre. Solía tomármelo a chunga, menos cuando estaba cansado o se me acumulaban las facturas. Entonces me deprimía y pensaba: ¿Para esto he nacido? No puede ser. Luego me decía: Media humanidad piensa lo mismo.



Los matrimonios jóvenes reciben pocas cartas. Parece que se haya olvidado todo el mundo de ellos, menos las compañías del gas y la electricidad



Escribir es una labor solitaria, y conviene tener a alguien que crea en ti. Tampoco es necesario que hagan discursos. Basta, normalmente, con que crean.



Ahora ya sé qué significa estar borracho: una vaga sensación de buena voluntad, otra más nítida de tener casi toda la conciencia fuera del cuerpo, flotando encima como una cámara en una película de ciencia ficción y filmándolo todo, y por último el mareo, el vómito y el dolor de cabeza.





Los libros son la magia más portátil que existe.



La primera regla del vocabulario es usar la primera palabra que se te haya ocurrido siempre y cuando sea adecuada y dé vida a la frase. Si tienes dudas y te pones a pensar, alguna otra palabra saldrá (eso seguro porque siempre hay otra), pero lo más probable es que sea peor que la primera, o menos ajustada a lo que querías decir.



Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo



Una descripción acertada suele componerse de una serie de detalles bien escogidos que lo resumen todo. En la mayoría de los casos serán los primeros que se le ocurran al escritor



Para aprender a escribir diálogos conviene hablar y escuchar mucho; sobre todo escuchar, v fijarse en los acentos, los ritmos, los dialectos y la jerga de varios grupos. A los solitarios como Lovecraft suele salirles mal el diálogo, o poco espontáneo, como sí no lo escribieran en su lengua materna.



Cuando se sufre un atasco imaginativo, el aburrimiento puede ser muy aconsejable.



Opino que estar casado, entre otras cosas, significa emitir el voto decisivo cuando el otro no sabe qué derrotero tomar


Mientras escribo
Stephen King
Editorial Plaza y Janés
2002
320 páginas

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