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martes, 20 de abril de 2021

Verde, de Federico Ríos Escobar


Hace unos años le oí decir al periodista Sinar Alvarado que Federico Ríos Escobar era distinto a los demás fotógrafos de prensa que conocía porque no era fotógrafo sino fotorreportero: "Federico maneja fuentes, busca noticias, entrevista" me dijo Sinar para explicar cómo el trabajo de Federico va mucho más allá del registro de imágenes para "acompañar" notas de prensa. Federico es un reportero gráfico con agudo sentido de la reportería y no sólo de la parte visual. 

Hace algunos años Federico publicó otro libro. "Verde tierra calcinada" fue un volumen en el que Juan Miguel Álvarez incluyó varias crónicas sobre el conflicto armado en distintas zonas del país y Federico se encargó de las fotos. Este nuevo volumen, "Verde", lo leo con una línea de continuidad frente a ese trabajo previo. Acá hablan el color (las sombras, los claroscuros, los camuflados), los rostros, las sonrisas y los detalles en los cuerpos, en la ropa, en el paisaje. Sobran las palabras, los títulos, los pies de foto: es un libro de 310 páginas en el que deliberadamente el texto es escaso. El texto sobra cuando las fotos logran esa expresividad. 

"Para mí cada decisión, cada gesto y cada detalle del libro son muy importantes. La raíz es poderosa, por eso el libro es editado e impreso en Manizales", me dijo Federico cuando hablamos sobre "Verde", un fotolibro que reúne imágenes que tomó sobre miembros de las Farc en los últimos 10 años en distintas regiones, desde las selvas del Yarí hasta el Pacífico. El libro muestra la violencia de la guerra, por supuesto, pero genera incomodidad en la medida en que las fotos retratan hombres y mujeres de carne y hueso, con amores, vanidades, alegrías, hijos y pudores. Gente pobre, joven y campesina, armada con fusiles y distante de la imagen de "monstruos" o "máquinas de guerra" con las que la narrativa oficial ha intentado deshumanizar al enemigo. 

El papel y el formato distancian a este libro de los tradicionales volúmenes fotográficos para la mesa de la sala. Este es un libro para la biblioteca. Un libro para consultar, un álbum que funciona como un Atlas en la medida en que revela una geografía desconocida. El detalle de la cubierta, un mapa plegable de Colombia que en su reverso trae la ubicación y fecha de cada una de las fotografías, es uno de los detalles simbólicos más significativos de la propuesta editorial: Colombia arropa estas imágenes, las cubre, las contiene. Colombia envuelve todo lo que el libro trae. La parte del mapa de Colombia que queda en la portada es la de la orinoquía: la media Colombia que no conocemos y que permanece excluida, así como lo están los colombianos que Federico retrata.

Alejandro Gaviria, rector de los Andes, plantea en el prólogo una hipotética división en capítulos para mostrar una línea cronológica entre las imágenes iniciales de la guerra, las de la esperanza por la desmovilización y la frustración posterior ante la incertidumbre por las amenazas a los excombatientes. Uno de los pocos textos del libro, al final, indica que al momento de imprimirse el libro, 3 años y medio después de la firma del acuerdo de paz, habían sido asesinados 259 excombatientes, 1147 líderes sociales y 80 líderes ambientales, según Indepaz, y en el mismo período se deforestaron 800.000 hectáreas, de acuerdo con el Ideam. Es frustrante que la guerra no cese, pero es valioso que periodistas como Federico documenten esta tragedia.


Verde
Federico Ríos Escobar
Raya Editorial
Manizales, 2021
310 páginas

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