Le he oído a algunos periodistas decir que no se debe titular con una pregunta: si se sabe la respuesta, la noticia entonces está en la respuesta, y si no se sabe la respuesta, entonces para qué atraer al lector con una pregunta que la información no va a contestar.
Esa enseñanza (en desuso en épocas en las que las preguntas atraen curiosidad y clics) resulta llamativa en este ensayo escrito por una periodista. No solo titula con una pregunta sino que en una parte del texto afirma que tiene más preguntas que respuestas, y que hay laberintos confusos en los que no desea enredarse.
Como si no fuera suficiente con la pregunta inicial (¿Será que soy feminista?), muy al final del libro la autora formula otras más: "¿Será que se puede ser feminista sin ser activista? ¿Y será que se puede ser activista, y feminista, sin ser activista del feminismo? Es decir, ¿El feminismo es una forma de ver el mundo, una práctica cotidiana o una militancia? ¿o puede ser cualquiera de las tres cosas?".
Este breve ensayo tiene la virtud de no ser un texto pretencioso en sus objetivos: no busca formular una teoría ni refutar a alguna o algunas de las corrientes del feminismo. Cita a autores como Simone de Beauvoir, Germaine Greer, Andrea Dworkin, Mariarosa Dalla Costa, Mary Wollstonecraft y John Stuart Mill, pero no atiborra el texto de citas ni de pies de página. Rescata los nombres de George Rosenkranz y Gregory Pincus como pilares del feminismo, al haber investigado sobre la píldora anticonceptiva, y reivindica la máxima feminista de "lo personal es político".
A Guillermoprieto no le interesan las discusiones teóricas entre corrientes feministas. Le interesan la política, el medio ambiente y el feminismo, vistos desde la vida cotidiana: las mujeres que pueden decidir si abortan o no, las que pueden salir a trabajar y reivindican un salario mejor, las que se convierten en líderes en sus comunidades, las que sufren violencia sexual o política, las mujeres asesinadas.
Alma Guillermoprieto dice que lleva 40 años ejerciendo el periodismo y en toda su vida solo escribió un texto feminista, muy al comienzo de su carrera. También dice que no milita en ninguna causa. Sin embargo, en el ejercicio del periodismo ha entrevistado a miles de mujeres y ha escrito sobre cientos de causas sociales y políticas. ¿Será que es feminista? La respuesta simple es que sí... pero nunca se sabe: hay tantas vertientes del feminismo que no en vano incluye una frase que le oyó al cura nicaragüense Miguel d´Escoto, en la Revolución Sandinista: "lo que la Iglesia Católica tenía que aportarle a la izquierda revolucionaria era su gran experiencia con el sectarismo". El feminismo le discute muchas cosas al clero. En su lista de críticas no se ve el sectarismo. Guillermoprieto es lúcida al advertir ahí un gran peligro.
Algunas frases:
"Toda autobiografía es una novela —no hay que fiarse nunca de la memoria—". (p.11).
"(...) se esconde la voz de los hombres que a estas alturas todavía dicen que las mujeres que no se maquilla ni se pintan el pelo son feas, o deseadas, y que seguramente no tienen quién se las coja. Lo dicen no porque una mujer con nalgas postizas se vea más apetitosa que una mujer sin plastiaumentos, sino porque tienen miedo a que nos libremos de su mirada". (p. 28).
"En el capitalismo, el mercado de la belleza es en realidad un mercado dedicado a explotar la inseguridad que sentimos frente a los hombres: me angustio, luego compro" (p.33).
Explicando El Segundo Sexo, de Simone de Beauvoir: "La mujer es un ser definido por la sociedad, y por una sociedad —el patriarcado— creada por los hombres, en la que ellos ocupan el lugar de jerarquía" (p. 37).
"Resumiendo, el mensaje central de Beauvoir fue más o menos el siguiente: los hombres nos ven como objetos —de uso, de placer, de trabajo, de reproducción—. Son ellos los que han construido las sociedades, y estas sociedades existen para amoldarnos en objetos útiles, de tal manera que nosotras también nos veamos como objetos a nosotras mismas" (p. 41).
"El machismo existe independientemente de la estructura de clases; se manifiesta de manera variada en cada clase social, pero ha sido universal". (p. 65).
"La liberación de la mujer necesariamente conlleva la liberación de los hombres de los mitos y terrores —y obligaciones estúpidas— que los oprimen". (p. 67).
"Hay que ser valiente hasta para las cosas que en teoría no requieren de ningún valor, como sentarse en un parque a meditar, porque el machismo es una cultura basada en la vergûenza de no ser suficientemente macho, de no ser digno de la opresión que hay que ejercer sobre las personas —reducidas ya a sus órganos genitales— que se desean más que ninguna cosa en el mundo". (p. 68).
"Una visión de la sexualidad transmitida a lo largo de milenios, en la que el hombre es el súbdito de su propio pene y la mujer su esclava y su tormento" (p. 70).
"El machismo es una enfermedad que se padece a nivel personal; un individuo deformado, contrahecho por el mal, ejerciendo el daño contra otros seres humanos con distinto aparato reproductivo. Otra cosa es el patriarcado, un sistema completo, omnipresente, inescapable en el mundo entero, paralelo a, y también base de, los sistemas económicos y de Gobierno del mundo y de toda estructura de poder". (P. 71).
Sobre el aborto: "Una mujer que es dueña de su decisión de gestar, o no llevar el embarazo a término, es peligrosamente libre" (p. 73).
"Si nos hacen tanto daño es porque nos tienen miedo, pobres" (p. 74).
"La mala broma que nos ha jugado el patriarcado es que nos ha enseñado a vestir con orgullo nuestras cadenas. me espanta constatar que el patriarcado, en cualquiera de las formas en que se manifieste, siempre les ha encargado a las mujeres el trabajo de amaestrar a las niñas en las tareas de la sumisión" (p. 89).
"La lucha de las mujeres por ascender al poder es vital, porque abre puertas y derriba murallas para todas". (p. 92).
Los hombres se ocupan en sus guerras —no sé si será porque como no llegan del trabajo a ocuparse de la comida y de las tareas de los hijos y de la ropa sucia, les sobra tiempo libre—. Mientras tanto las mujeres a las que les han matado hijos, padres, compañeros, hacen esfuerzos por inventar la paz" (p. 109).
"Al igual que el antisemitismo, el racismo es una enfermedad que nace de la envidia, la culpa, el deseo vergonzante, la furia. Es la forma en que el opresor se justifica ante sí mismo". (p. 111).
¿Han visto, o han leído, la serie de Harry Potter? ¿Se acuerdan que cuando el profesor Dumbledore se siente particularmente turbado o confuso se encierra en su estudio, extrae con su varita mágica el hilo plateado de sus pensamientos enredados y lo vierte en una especie de fuente encantada, el pensieve, donde se puede ver con distancia y claridad las cosas que le preocupan? Eso, para mí, es la escritura". (p. 125).
¿Será que soy feminista?
Alma Guillermoprieto
Random House
Febrero de 2020
145 páginas
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