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jueves, 26 de abril de 2018

El mundo de afuera, de Jorge Franco

Don Diego, su esposa Dita y su hija Isolda son una familia más que feliz: son una familia rica, de Medellín, que habita un castillo construido al gusto del padre de familia, con jardines y lujos. Dita es alemana y llegó a Medellín de la mano de su esposo, quien pertenece a la familia dueña de Coltejer. La niña no asiste al colegio, porque recibe instrucción personalizada en su castillo, la cual incluye clases de piano, bordado e idiomas. Todo parece un cuento de hadas.

Pero afuera, el mundo de afuera, es distinto: tiene pobres, tiene caos. Hay vecinos que se trepan a los árboles a observar a Isolda; hay un delincuente en ciernes que se enamora de ella. Hay tragedias que se cocinan lento y de pronto se desencadenan como una tempestad.

El mundo de afuera es una novela basada en hechos reales: el secuestro de Diego Echavarria ocurrido en 1971. A partir de ese hecho el autor empieza a tejer un relato con capítulos cortos, construidos con una estructura muy cuidada que le permite dar saltos en el tiempo, hasta los años de la posguerra en alemania, o la infancia de Isolda, o el tiempo presente de los días largos del secuestro.


El logro principal de la novela es la estructura y quizás por ello recibió el Premio de Novela Alfaguara en 2014. Tiene múltiples personajes que a veces lucen etéreos, así como algunas situaciones que resultan inverosímiles o forzadas, pero en general se trata de un libro cuidado, bien escrito, que se lee con el frenetismo de una novela policiaca: desde la primera página se crea la necesidad de saber qué va a pasar con Don Diego y su familia, y cada capítulo revela detalles que enredan aún más la historia, hasta la última página.

Algunas frases: 
Los sueños se van desechando y los que quedan se dejan para después.

Yo les pregunto por qué tenemos que preocuparnos por una guerra que no es nuestra, y mi papá me dice que todas las guerras del mundo son nuestras.

La gente dice que su rareza no es más que soledad.

Pero hasta París cansa.

Un avión no te da tiempo de saborear la nostalgia, te lleva muy rápido y cuando llegas tienes que ocuparte de tu nueva vida. En cambio el barco... Tienes todo el tiempo del día para los recuerdos, para extrañar.

Ninguna ropa de verano es adecuada -renegó don Diego-. Es deslucida, no viste bien.

Estoy harta del tiempo, dijo, lo que trae se lo lleva sin misericordia. Trae el amor, lo gasta y se lo lleva. Se lleva la memoria, los recuerdos, se va con tus fuerzas. También trae el dolor y, si se aguanta, queda una herida con la que toca vivir hasta que el maldito tiempo decida llevárselo a uno. y no por las buenas, sino que nos deja alguna enfermedad para que conozcamos la eternidad antes de irnos.

El tiempo es el infierno.

El mundo de afuera
Jorge Franco Ramos
2015
Bogotá
303 páginas

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