El que vive como extranjero es un permanente inquilino en el otro país. Nunca accede a la calidad de propietario. Tiene una condición precaria. Ese es el origen del título de este libro que ganó el premio de novela corta de la Universidad Javeriana. Cuenta la historia de Manuel, un escritor colombiano fracasado, que vive en Barcelona o mejor, que está muriendo en Barcelona, sin conocer ni la fama ni la gloria. Ni siquiera la dicha de ver publicada su obra.
El libro cuenta esta historia y como el protagonista es un escritor, aprovecha para presentar algunas reflexiones sobre la escritura, el lenguaje, el desarraigo y el proceso de publicar.
Fragmentos:
no va a poder conocer su olor de muerto, pero por lo menos sabe que va a entrar en el silencio.
Se levanta y prepara un café tan oscuro como su recuerdo de la noche anterior.
ser extranjero es aprender a reemplazar los asuntos vitales, en este caso, el entrañable sabor del Pielroja por el un tanto dulzón del Ducados.
El licor siempre propone ideas. Es la principal de sus virtudes.
No hay nadie tan fuerte como el que es consciente de sus penas.
Llorar es uno de los actos físicos más demoledores.
apenas un momento cruzó ese frágil umbral que divide una vida feliz de una desgraciada. Apenas se dio cuenta.
Cuando no escribe, lee; cuando no lee, intenta dormir. Y cuando esporádicamente lo consigue, el sueño suele ser una continuidad de la escritura. En sueños sigue construyendo la historia que está escribiendo.
se siente póstumo, sobreviviente a sí mismo, como lo desea hasta el más humilde de los escritores.
Es la mejor forma de medir las secuelas del paso del tiempo: ver a un viejo amigo convertido en un extraño.
el colombiano es una lengua muerta.
Guido Tamayo
El Inquilino
Editorial Mondadori
2011
111 páginas
Diario de lectura. Leemos libros, subrayamos libros, comentamos libros.
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jueves, 26 de septiembre de 2013
La presa, de Kensaburo Oé
La presa es una novela corta, muy corta, narrada por un niño japonés. El niño vive en una aldea pobre y aislada con su papá y su hermano. Un día se oye un estruendo y es un avión de guerra que se cayó relativamente cerca. Sobrevive un soldado negro, la presa, al que el niño, su padre y su hermano deben cuidar, alimentar, como a un animal doméstico. La presa transforma la vida del niño, se convierte en su más importante responsabilidad, e incluso empiezan a congeniar, a hacerse amigos, hasta que la realidad mete mano en el idílico mundo que empieza a crearse.
La anécdota del libro es la que acabo de contar, pero el valor extraordinario de esta obrita maestra está, por un lado, en la forma en la que se dosifica la información, de tal manera que el lector siempre está tenso, y por otro lado en las digresiones y análisis que se presentan desde una voz infantil, con el asombro de quien ve las cosas por primera vez.
Es una historia que ocurre en Japón, pero perfectamente podría ocurrir en cualquier lugar, narrada a partir de imágenes que se construyen con una admirable economía de palabras.
Los fragmentos:
Morro de Liebre, tumbado completamente desnudo en la losa mas ancha y más cómoda, dejaba que las chiquillas acariciaran su sexo rosado como si fuera una muñequita. Congestionado, con una risa tan estridente como un chillido de pájaro, de vez en cuando daba una sonora palmada en el trasero, también desnudo, de una niña.
La niebla, igual que un ser dotado de vida, se arrojó sobre mí y me rodeó; en un abrir y cerrar de ojos se me metió hasta el fondo de la nariz.
nos miró, con la cara relajada, descubriendo sus fuertes dientes que ahora amarilleaban a causa de la suciedad; entonces tuvimos la revelación brutal de que un soldado negro también podía sonreír, y tomamos conciencia de que entre él y nosotros, de golpe, acababan de establecerse unso vínculos solidos, profundos y casi "humanos".
Kensaburo Oé
La presa
Editorial Anagrama
1994
114 páginas.
La anécdota del libro es la que acabo de contar, pero el valor extraordinario de esta obrita maestra está, por un lado, en la forma en la que se dosifica la información, de tal manera que el lector siempre está tenso, y por otro lado en las digresiones y análisis que se presentan desde una voz infantil, con el asombro de quien ve las cosas por primera vez.
Es una historia que ocurre en Japón, pero perfectamente podría ocurrir en cualquier lugar, narrada a partir de imágenes que se construyen con una admirable economía de palabras.
Los fragmentos:
Morro de Liebre, tumbado completamente desnudo en la losa mas ancha y más cómoda, dejaba que las chiquillas acariciaran su sexo rosado como si fuera una muñequita. Congestionado, con una risa tan estridente como un chillido de pájaro, de vez en cuando daba una sonora palmada en el trasero, también desnudo, de una niña.
La niebla, igual que un ser dotado de vida, se arrojó sobre mí y me rodeó; en un abrir y cerrar de ojos se me metió hasta el fondo de la nariz.
nos miró, con la cara relajada, descubriendo sus fuertes dientes que ahora amarilleaban a causa de la suciedad; entonces tuvimos la revelación brutal de que un soldado negro también podía sonreír, y tomamos conciencia de que entre él y nosotros, de golpe, acababan de establecerse unso vínculos solidos, profundos y casi "humanos".
Kensaburo Oé
La presa
Editorial Anagrama
1994
114 páginas.
lunes, 23 de septiembre de 2013
Cielo parcialmente nublado, de Octavio Escobar Giraldo
Se ha vuelto hasta cliché asociar la escritura de Octavio Escobar Giraldo con "postmodernidad" y es usual que en las entrevistas le pregunten por su prosa postmoderna y sus juegos con las estructuras narrativas.
Quien busque ese tipo de propuesta en "Cielo parcialmente nublado", se equivocó de libro. Esta es una historia sencilla (¿demasiado sencilla?) contada de manera lineal. Andrés es manizaleño, lleva 13 años en España, vino hace 5 años a Cartagena pero no visita su ciudad desde que se fue. En las noticias se habla de los diálogos de paz de Andrés Pastrana, el despeje del Caguán, y al papá de Andrés le da tanta angustia que anuncia que va a vender la casa y empieza a empacar todo en un baúl. La mamá sospecha que el papá se enloqueció, llama a Andrés a pedirle ayuda y entonces Andrés arma viaje para estar la primera semana del año en Manizales (la semana de Ferias), con sus papás y su hermana Mafe, que vive en Pereira.
Todo eso es lo que se nos anuncia en el primer capítulo. Los otros seis son la llegada de Andrés a Bogotá, luego a Manizales, luego a su casa, los diálogos con su familia, visita al Teatro Fundadores, a San Carlos, a Chipre, y así hasta que se devuelve.
Grandes trozos de la novela son diálogos: de Andrés con su esposa en España, con sus papás, con su hermana, con una ex amante, con su amigo de toda la vida... Los diálogos soportan la historia. Leí que el objetivo de Octavio Escobar con esta novela era mostrar gente común y corriente, con sus angustias normales por los procesos de paz. Si ese era el propósito, el de contar una historia "hiper-realista" por lo cotidiana, entonces creo que lo logra.
Los fragmentos:
Mucha gente prefiere mirar a Bogotá desde Chapinero Alto, cemento y más cemento; y el alumbrado público les parece divino. A mí me gusta al troncario, contemplar los cerros, aunque los urbanizadores no paren de mutilar los bosques.
Lévi-Strauss se consagra si hace una investigación sobre el incesto en Manizales.
Todo con ella es muy difícil y la vida no tiene por qué ser una dificultad.
Con una sonrisa suficiente corroboró que La Patria seguía siendo una empresa familiar; todos sus directivos tenían el apellido Restrepo en primer o segundo lugar, excepto el jefe de redacción. A Orlando Sierra Hernández lo había oído leer poemas años atrás, en la Universidad de Caldas. Se alegraba de que hubiera encontrado como ejercer su vocación literaria de una manera rentable.
Una combinación específica de olores -frutas tropicales, panela, fríjoles, carne molida, los limpiadores preferidos de su madre, cera para pisos-, lo devolvió a un estado, una familiaridad.
Cuando llamas a una ex, abres la caja de Pandora.
En cualquier área del conocimiento hay disparidad de criterios.
Octavio Escobar Giraldo
Cielo parcialmente nublado
2013
Editorial Intermedio
203 páginas
Quien busque ese tipo de propuesta en "Cielo parcialmente nublado", se equivocó de libro. Esta es una historia sencilla (¿demasiado sencilla?) contada de manera lineal. Andrés es manizaleño, lleva 13 años en España, vino hace 5 años a Cartagena pero no visita su ciudad desde que se fue. En las noticias se habla de los diálogos de paz de Andrés Pastrana, el despeje del Caguán, y al papá de Andrés le da tanta angustia que anuncia que va a vender la casa y empieza a empacar todo en un baúl. La mamá sospecha que el papá se enloqueció, llama a Andrés a pedirle ayuda y entonces Andrés arma viaje para estar la primera semana del año en Manizales (la semana de Ferias), con sus papás y su hermana Mafe, que vive en Pereira.
Todo eso es lo que se nos anuncia en el primer capítulo. Los otros seis son la llegada de Andrés a Bogotá, luego a Manizales, luego a su casa, los diálogos con su familia, visita al Teatro Fundadores, a San Carlos, a Chipre, y así hasta que se devuelve.
Grandes trozos de la novela son diálogos: de Andrés con su esposa en España, con sus papás, con su hermana, con una ex amante, con su amigo de toda la vida... Los diálogos soportan la historia. Leí que el objetivo de Octavio Escobar con esta novela era mostrar gente común y corriente, con sus angustias normales por los procesos de paz. Si ese era el propósito, el de contar una historia "hiper-realista" por lo cotidiana, entonces creo que lo logra.
Los fragmentos:
Mucha gente prefiere mirar a Bogotá desde Chapinero Alto, cemento y más cemento; y el alumbrado público les parece divino. A mí me gusta al troncario, contemplar los cerros, aunque los urbanizadores no paren de mutilar los bosques.
Lévi-Strauss se consagra si hace una investigación sobre el incesto en Manizales.
Todo con ella es muy difícil y la vida no tiene por qué ser una dificultad.
Con una sonrisa suficiente corroboró que La Patria seguía siendo una empresa familiar; todos sus directivos tenían el apellido Restrepo en primer o segundo lugar, excepto el jefe de redacción. A Orlando Sierra Hernández lo había oído leer poemas años atrás, en la Universidad de Caldas. Se alegraba de que hubiera encontrado como ejercer su vocación literaria de una manera rentable.
Una combinación específica de olores -frutas tropicales, panela, fríjoles, carne molida, los limpiadores preferidos de su madre, cera para pisos-, lo devolvió a un estado, una familiaridad.
Cuando llamas a una ex, abres la caja de Pandora.
En cualquier área del conocimiento hay disparidad de criterios.
Octavio Escobar Giraldo
Cielo parcialmente nublado
2013
Editorial Intermedio
203 páginas
Ellas se están comiendo el gato, de Miguel Ángel Manrique
La carretera es una novela de Cormac McCarthy que fue llevada al cine y protagonizada por Viggo Mortensen. Es la historia de un padre y su hijo que avanzan por una carretera, huyendo de un cataclismo y se esconden porque hay caníbales que los amenazan.
Pensé en La carretera leyendo este libro de Miguel Angel Manrique, Ellas están comiendo el gato, porque también es una atmósfera apocalíptica, en la que Bogotá se ve desolada porque el virus Z se expandió rápidamente y la ciudad se llenó de Zombies, muertos vivientes que atacan a los humanos para comerse su cerebro. La ciudad está sin agua, sin alimentos, y la opción es esconderse y resistir o huir al sur, hacia la Patagonia.
El libro está dividido en 11 capítulos que pueden leerse como relatos semi-independientes. Cada uno tiene título y una historia acabada, pero el conjunto configura la novela.
Las frases:
Soportaba todo esto, menos que no hubiera música. Así que leía poesía.
Cuando sobrevienen las grandes catástrofes, nunca estamos preparados para afrontarlas. En el pasado, vimos personas saltando del último piso de un edificio en llamas, personas esperando pacientes a que una gran ola las arrastrara al fondo del mar, personas resignadas a morir sepultadas bajo un alud de tierra. Hay quienes sobreviven, aunque no se reponen de la pérdida de los demás.
Si resulta que soy el único ser humano sobre la Tierra y muero, el universo no me va a extrañar, nadie me va a extrañar.
-Eso lo hace cualquiera. Mejor aprenda a cosechar o a componer música. Es inútil todo lo demás. Todos queremos una buena comida y que nos alegren el oído. Nada más.
En este país fuimos tan autorreferenciales, no sé si ya dejamos de serlo, que me parecía aburrido escribir sobre lo mismo: los próceres, la guerra, los sicarios, la mafia, el secuestro.
Siempre quise explorar el lado oscuro de la imaginación humana, el lugar donde habitan nuestras pesadillas.
El hombre busca la inmortalidad y emular a Dios. Teme a la muerte, desea ser eternamente joven, rechaza la obsolescencia del cuerpo y cree en la resurrección de los muertos. De esos deseos y miedos surgen los monstruos.
Miguel Ángel Manrique
Ellas se están comiendo al gato
2013
Taller de Edición Rocca
116 páginas
Pensé en La carretera leyendo este libro de Miguel Angel Manrique, Ellas están comiendo el gato, porque también es una atmósfera apocalíptica, en la que Bogotá se ve desolada porque el virus Z se expandió rápidamente y la ciudad se llenó de Zombies, muertos vivientes que atacan a los humanos para comerse su cerebro. La ciudad está sin agua, sin alimentos, y la opción es esconderse y resistir o huir al sur, hacia la Patagonia.
El libro está dividido en 11 capítulos que pueden leerse como relatos semi-independientes. Cada uno tiene título y una historia acabada, pero el conjunto configura la novela.
Las frases:
Soportaba todo esto, menos que no hubiera música. Así que leía poesía.
Cuando sobrevienen las grandes catástrofes, nunca estamos preparados para afrontarlas. En el pasado, vimos personas saltando del último piso de un edificio en llamas, personas esperando pacientes a que una gran ola las arrastrara al fondo del mar, personas resignadas a morir sepultadas bajo un alud de tierra. Hay quienes sobreviven, aunque no se reponen de la pérdida de los demás.
Si resulta que soy el único ser humano sobre la Tierra y muero, el universo no me va a extrañar, nadie me va a extrañar.
-Eso lo hace cualquiera. Mejor aprenda a cosechar o a componer música. Es inútil todo lo demás. Todos queremos una buena comida y que nos alegren el oído. Nada más.
En este país fuimos tan autorreferenciales, no sé si ya dejamos de serlo, que me parecía aburrido escribir sobre lo mismo: los próceres, la guerra, los sicarios, la mafia, el secuestro.
Siempre quise explorar el lado oscuro de la imaginación humana, el lugar donde habitan nuestras pesadillas.
El hombre busca la inmortalidad y emular a Dios. Teme a la muerte, desea ser eternamente joven, rechaza la obsolescencia del cuerpo y cree en la resurrección de los muertos. De esos deseos y miedos surgen los monstruos.
Miguel Ángel Manrique
Ellas se están comiendo al gato
2013
Taller de Edición Rocca
116 páginas
Seda, de Alessandro Baricco
Cuando este Club Secreto de Lectura era aún más secreto, no teníamos blog y los comentarios de los libros nos los envíabamos por correo. Por eso no encuentro en este blog un comentario que estoy segura que alguno de ustedes escribió sobre Seda, elogiando el libro con tanta insistencia que desde hace años tenía curiosidad de leerlo.
A Seda se le llegó su hora (quedó chuliado, como dice otro de ustedes) y los que aún no lo han leído están en mora de hacerlo. Es una obrita maestra de la sutileza, el misterio, de la economía de palabras... y además es una hermosa historia de amor, de viajes y aventura.
Para todos los que escribimos cosas (crónicas, reportajes, entrevistas, cuentos, novelas), a veces es complicado describir en pocas palabras muchas acciones. Pues bien: Baricco es un maestro en eso. Seda tiene 125 páginas. En la página 20 ya sabemos el protagonista con quién vive, qué hace, a qué se dedica, qué hacen los de su pueblo, en qué época estamos, y además el señor ya atravesó Europa para luego embarcarse en el Pacífico y llegar hasta Japón.
Se puede decir que Seda recibe su nombre porque el protagonista comercia con gusanos de seda... pero más allá de eso, está la delicadeza del lenguaje, y así como quien se viste con seda parece desnudo, acá las palabras están puestas con tal sutileza que ni se notan. Todo el relato flota en un halo de misterio.
Las frases:
Los productores de seda de Lavilledieu eran, quien más quien menos, gente de bien, y nunca habrían pensado en infringir ninguna de las leyes de su país. La hipótesis de hacerlo en la otra punta del mundo, sin embargo, les pareció razonablemente sensata.
le trajo de regalo una túnica de seda que ella, por pudor, nunca se puso. Si se sostenía entre los dedos, era como coger la nada.
Llovía su vida, frente a sus ojos, espectáculo quieto.
Todo el pueblo vivía para aquel hombre y casi no había gesto, en aquellas colinas, que no fuera hecho en su defensa y para su placer. La vida discurría en voz baja, se movía con una lentitud astuta, como un animal acorralado en su madriguera. El mundo parecía estar a siglos de distancia.
Tenía los labios entrecerrados, parecían la prehistoria de una sonrisa.
Es siempre difícil resistir la tentación de volver.
-¿Tú sabes por qué Jean Berbeck dejó de hablar? -le preguntó.
-Es una de las muchas cosas que no dijo nunca.
Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca.
Alessandro Baricco
Seda
1996
Editorial Anagrama
125 páginas
A Seda se le llegó su hora (quedó chuliado, como dice otro de ustedes) y los que aún no lo han leído están en mora de hacerlo. Es una obrita maestra de la sutileza, el misterio, de la economía de palabras... y además es una hermosa historia de amor, de viajes y aventura.
Para todos los que escribimos cosas (crónicas, reportajes, entrevistas, cuentos, novelas), a veces es complicado describir en pocas palabras muchas acciones. Pues bien: Baricco es un maestro en eso. Seda tiene 125 páginas. En la página 20 ya sabemos el protagonista con quién vive, qué hace, a qué se dedica, qué hacen los de su pueblo, en qué época estamos, y además el señor ya atravesó Europa para luego embarcarse en el Pacífico y llegar hasta Japón.
Se puede decir que Seda recibe su nombre porque el protagonista comercia con gusanos de seda... pero más allá de eso, está la delicadeza del lenguaje, y así como quien se viste con seda parece desnudo, acá las palabras están puestas con tal sutileza que ni se notan. Todo el relato flota en un halo de misterio.
Las frases:
Los productores de seda de Lavilledieu eran, quien más quien menos, gente de bien, y nunca habrían pensado en infringir ninguna de las leyes de su país. La hipótesis de hacerlo en la otra punta del mundo, sin embargo, les pareció razonablemente sensata.
le trajo de regalo una túnica de seda que ella, por pudor, nunca se puso. Si se sostenía entre los dedos, era como coger la nada.
Llovía su vida, frente a sus ojos, espectáculo quieto.
Todo el pueblo vivía para aquel hombre y casi no había gesto, en aquellas colinas, que no fuera hecho en su defensa y para su placer. La vida discurría en voz baja, se movía con una lentitud astuta, como un animal acorralado en su madriguera. El mundo parecía estar a siglos de distancia.
Tenía los labios entrecerrados, parecían la prehistoria de una sonrisa.
Es siempre difícil resistir la tentación de volver.
-¿Tú sabes por qué Jean Berbeck dejó de hablar? -le preguntó.
-Es una de las muchas cosas que no dijo nunca.
Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca.
Alessandro Baricco
Seda
1996
Editorial Anagrama
125 páginas
sábado, 14 de septiembre de 2013
Adiós Muchachos, de Sergio Ramírez
Sergio Ramírez fue protagonista de la Revolución Sandinista que en 1979 derrocó la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua. Luego fue vicepresidente del gobierno liderado por Daniel Ortega y tras la derrota electoral sufrida por ambos en 1990, cuando ganó las elecciones Violeta Chamorro, Ortega y Ramírez comenzaron caminos distintos que terminaron en la ruptura definitiva y la renuncia de Sergio Ramírez del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Esa es, en resumen, la vida "política" que Sergio Ramírez cuenta en este libro-testimonio. Pero evidentemente, un testimonio político de un escritor es una historia más rica que la síntesis que presento en el párrafo anterior. Adiós Muchachos es la historia de una revolución exitosa y luego fallida. Es el relato de cómo se cocinó desde adentro la revolución, con sus intrigas, sus juegos de poder y sus apoyos y resistencias entre los demás países (Colombia brilla por su ausencia). Pero también es un libro cargado de anécdotas, de detalles que sirven para retratar el drama de la guerra y también el inmenso poder que en su momento alcanzó a tener el Frente Sandinista de Liberación Nacional y los errores políticos que cometió por exceso de adoctrinamiento, aún cuando la realidad nigaraguense fuera distante a la cubana y por supuesto a la soviética.
Es un libro muy interesante en la coyuntura actual de los diálogos de paz en Colombia pero, más allá de esta coyuntura, es un testimonio ameno, con suspenso, por el que desfilan una enorme lista de personajes mundiales que tuvieron más o menos que ver con la Revolución: Gabo conspirando y consiguiendo mediación con Carlos Andrés Pérez en Caracas; Boris Yeltsin, cuando era alcalde de Moscú, empeloto bañándose en un lago cerca de Managua; Margaret Thatcher peinada con laca y sirviendo el té como cualquier ama de casa; Alvaro Mutis cobrando deudas por la distribución de películas de cine; El Che alojado donde un amigo en Panamá y la mamá del amigo previniendo al Ché de su hijo porque "mi hijo es comunista"... Y claro: las torturas, los homicidios, las masacres y los abusos del poder que fueron tan frecuentes.
Leyendo este testimonio pensé que en Colombia aún no tenemos un testimonio así de nuestra violencia de los últimos tiempos. Novelas sí, y el perfil de Camilo Torres y algunos textos sociológicos. Pero un testimonio completo, con valor literario, sobre las guerras de guerrilla, paramilitares y ejército que abarque al menos 15 ó 20 años, creo que no, o no lo conozco (claro está que entre los combatientes de acá no ha habido, que se sepa, ni sergios ramirez ni ernestos cardenales ni nada parecido).
Las frases:
"En un fin de siglo poco heroico, vale la pena recordar que la revolución sandinista fue la culminación de una época de rebeldías y el triunfo de un cúmulo de creencias y sentimientos compartidos por una generación que abominó al imperialismo y tuvo la fe en el socialismo y en los movimientos de liberación nacioanl, Ben Bella, Lumumba, Ho Chi Minh, el Che Guevara, Fidel Castro; una generación que aún presenció el triunfo de la revolución cubana y el fin del colonialismo en África e Indochina, y protestó en las calles contra la guerra de Vietnam; la generación que leyó Los condenados de la tierra de Frantz Fanon y !Escucha, Yanki! de Stuart Mill, y al mismo tiempo a los escritores del boom, todos de izquierda entonces; la generación de pelo largo y alpargatas, de Woodstock y los Beatles; la de la rebelión de las calles de París en mayo del 68, y la matanza de Tlatelolco; la que vio a Allende resistir en el Palacio de la Moneda y lloró por las manos cortadas de Víctor Jara, y encontró, por fin, en Nicaragua, una revancha tras los sueños perdidos en Chile, y aún más allá, tras los sueños perdidos en la República española, recibidos de herencia. Era la izquierda. Una época que fue también una épica".
"Cuando una revolución era verdadera no tenía otro remedio que chocar contra el imperialismo".
"Un presidente de Estados Unidos que atiende las voces de la conciencia, desde el sentido religioso del bien aplicado al poder, termina derrotado por su propia paradoja".
"Tampoco se triunfa con las armas para conquistar un poder de corto plazo, cuando se trata de barrer con la historia. Y en esa circunstancia, los moderados comienzan a resultar sospechosos".
"Lo malo de las alianzas no es con quién se hacen, sino a espaldas de quién se hacen".
Sergio Ramírez
Adiós Muchachos
1999
Editorial Alfaguara
314 páginas
Esa es, en resumen, la vida "política" que Sergio Ramírez cuenta en este libro-testimonio. Pero evidentemente, un testimonio político de un escritor es una historia más rica que la síntesis que presento en el párrafo anterior. Adiós Muchachos es la historia de una revolución exitosa y luego fallida. Es el relato de cómo se cocinó desde adentro la revolución, con sus intrigas, sus juegos de poder y sus apoyos y resistencias entre los demás países (Colombia brilla por su ausencia). Pero también es un libro cargado de anécdotas, de detalles que sirven para retratar el drama de la guerra y también el inmenso poder que en su momento alcanzó a tener el Frente Sandinista de Liberación Nacional y los errores políticos que cometió por exceso de adoctrinamiento, aún cuando la realidad nigaraguense fuera distante a la cubana y por supuesto a la soviética.
Es un libro muy interesante en la coyuntura actual de los diálogos de paz en Colombia pero, más allá de esta coyuntura, es un testimonio ameno, con suspenso, por el que desfilan una enorme lista de personajes mundiales que tuvieron más o menos que ver con la Revolución: Gabo conspirando y consiguiendo mediación con Carlos Andrés Pérez en Caracas; Boris Yeltsin, cuando era alcalde de Moscú, empeloto bañándose en un lago cerca de Managua; Margaret Thatcher peinada con laca y sirviendo el té como cualquier ama de casa; Alvaro Mutis cobrando deudas por la distribución de películas de cine; El Che alojado donde un amigo en Panamá y la mamá del amigo previniendo al Ché de su hijo porque "mi hijo es comunista"... Y claro: las torturas, los homicidios, las masacres y los abusos del poder que fueron tan frecuentes.
Leyendo este testimonio pensé que en Colombia aún no tenemos un testimonio así de nuestra violencia de los últimos tiempos. Novelas sí, y el perfil de Camilo Torres y algunos textos sociológicos. Pero un testimonio completo, con valor literario, sobre las guerras de guerrilla, paramilitares y ejército que abarque al menos 15 ó 20 años, creo que no, o no lo conozco (claro está que entre los combatientes de acá no ha habido, que se sepa, ni sergios ramirez ni ernestos cardenales ni nada parecido).
Las frases:
"En un fin de siglo poco heroico, vale la pena recordar que la revolución sandinista fue la culminación de una época de rebeldías y el triunfo de un cúmulo de creencias y sentimientos compartidos por una generación que abominó al imperialismo y tuvo la fe en el socialismo y en los movimientos de liberación nacioanl, Ben Bella, Lumumba, Ho Chi Minh, el Che Guevara, Fidel Castro; una generación que aún presenció el triunfo de la revolución cubana y el fin del colonialismo en África e Indochina, y protestó en las calles contra la guerra de Vietnam; la generación que leyó Los condenados de la tierra de Frantz Fanon y !Escucha, Yanki! de Stuart Mill, y al mismo tiempo a los escritores del boom, todos de izquierda entonces; la generación de pelo largo y alpargatas, de Woodstock y los Beatles; la de la rebelión de las calles de París en mayo del 68, y la matanza de Tlatelolco; la que vio a Allende resistir en el Palacio de la Moneda y lloró por las manos cortadas de Víctor Jara, y encontró, por fin, en Nicaragua, una revancha tras los sueños perdidos en Chile, y aún más allá, tras los sueños perdidos en la República española, recibidos de herencia. Era la izquierda. Una época que fue también una épica".
"Cuando una revolución era verdadera no tenía otro remedio que chocar contra el imperialismo".
"Un presidente de Estados Unidos que atiende las voces de la conciencia, desde el sentido religioso del bien aplicado al poder, termina derrotado por su propia paradoja".
"Tampoco se triunfa con las armas para conquistar un poder de corto plazo, cuando se trata de barrer con la historia. Y en esa circunstancia, los moderados comienzan a resultar sospechosos".
"Lo malo de las alianzas no es con quién se hacen, sino a espaldas de quién se hacen".
Sergio Ramírez
Adiós Muchachos
1999
Editorial Alfaguara
314 páginas
domingo, 1 de septiembre de 2013
Nombre de perro, de Elmer Mendoza
Nombre de perro es la tercera novela de una trilogía policiaca que tiene como protagonista a Edgar "El Zurdo" Mendieta, un policía bueno pero no tanto, pilo pero no tanto, sagaz aunque a ratos.
Como en toda novela policiaca clásica, acá hay un crimen, un misterio por resolver, piezas que faltan y un investigador tratando de armar el rompecabezas.
El autor es de Sinaloa, México, y la novela tiene como trasfondo la "guerra contra el narcotráfico" y la guerra entre carteles. Mucho se ha hablado de la "colombianización" de México, con sus secuestros, masacres, sicarios, amenazas a periodistas, etc. y esta novela podría leerse como un capítulo más de esa "colombianización" ya que acá hace 20 años tuvimos nuestra sicaresca antioqueña, con Rosario Tijeras, La virgen de los sicarios, El pelaíto que no duró nada, No nacimos pa semilla, y otras.
Sin embargo, más allá de una radiografía de la violencia urbana del norte de México, esta novela también tiene valor por su propuesta narrativa: diálogos de ritmo vertiginoso, sin guiones, con distintas voces separadas apenas por comas, al "estilo Saramago". Un lenguaje lleno de jerga local en el que un lector colombiano puede entender palabras como "órale" o " chingada" pero debe esforzarse para comprender otras 50 ó 100 que aparecen en el libro.
También hay historia de amor, sexo, balas. Podría perfectamente hacerse una película de esta novela muy urbana, muy contemporánea. Hay quienes dicen que un libro tiene la obligación de entretener, de no aburrir. Éste logra ese cometido.
Las frases:
El alcohol es el único consejero que todo lo resuelve con dados.
Tengo que llamar a Ortega para que me explique qué onda, ¿de qué habla un padre con su hijo, adónde lo invita, en qué lo orienta?
Espero que traigas los de corazoncitos, Brigitte, son los que mejor te quedan. Me puse los que me regalaste en mi cumple, Alaincito, o sea: nada.
Un hijo es un infierno, cabrón, te hace pagar todos tus pecados, los del pasado y los que vas a cometer dentro de cien años, pero sólo lo sabe el que lo tiene; y si son tres son tres infiernos, si no es que más.
Cuando las novedades son las mismas, no hay novedad; eso le pareció: doce cadáveres en diversos puntos del estado, el Ejército patrullando, la policía atemorizada, los políticos declarando que no se preocuparan, que sólo jugaban a los vaqueros y el país ardiendo. Se hará costumbre, y las costumbres no inducen a reflexionar.
En este tiempo todo es previsible, lo mismo la lluvia que una balacera o una boda.
¿Los que prohibieron furmar pensarían en esta situación? Deben haber sido personas muy seguras de sí mismas, expulsó una nube de su boca, ¿cómo vivirían esta circunstancia? A lo mejor es gente sola, o que se casó joven, o que sólo piensa en el cáncer y le importa un carajo momentos como este en que no sabes si la muerte de Supermán te ha afectado o es la ausencia del Llanero Solitario.
Un día quiero ser chef, otro modelo y al siguiente aeromoza, ¿y tú? Carpintero para tener un hijo Dios.
El jefe lleva cargas que sólo él sabe y hay días en que le cuesta soportarlas, pero para eso es el jefe, para ser duro, experto en sufrir en silencio y firme en sus decisiones.
Todo homicidio posee una historia que implica un misterio
Si un asesino habla demasiado quiere humillar, tiene miedo o es un cínico.
Toda venganza es absurda, pero la venganza por amor es una estupidez.
Elmer Mendoza
Nombre de perro
Tusquets Editores
2012
209 páginas